domingo, 16 de abril de 2023

Trump, líder moral


 

Hughes

 

La lucha política de Trump es la lucha política del siglo. En 1961, Eisenhower alertó sobre el «complejo militar industrial», JFK fue asesinado y Nixon espiado por el Estado Mayor. Trump lo ha tenido todo en contra y ahora se enfrenta a una persecución judicial. Sus enemigos están más allá y más acá de la izquierda, los medios, el globalismo, la burocracia de Washington o el Estado Profundo. Es todo eso y algo más, mucho mayor: el establecimiento globalista y los núcleos de poder imperial e intervencionista de Estados Unidos. Trump ha calificado a esas élites de corruptas, además de fieramente imbéciles, por eso no dudó con Tucker Carlson en elogiar a Xi Jinping, Putin o Kim Jong-Un. «Top of the line people at the top of their game».

Trump ya no es un líder político sino un líder moral y por eso cada vez sonará más loco, será considerado más incómodo. Le tomará por loco también la derecha RINO y post-RINO, los nevertrumpers de siempre y los nuevos que vayan firmando la paz (arreglos intra élites) con el complejo militar y globalista.

Pero el discurso de Trump, que hasta Tucker escucha con una sonrisilla condescendiente, adquiere otra importancia. A medida que la Humanidad se establece como sujeto, se difumina lo humano y se olvida uno de sus grandes riesgos: el poder destructor de la tecnología armamentística.

Al advertirnos, Trump habla como un visionario seinfeldiano, como un profeta salido del pressing catch: el mundo podría ser destruido en cuestión de minutos, «ya me lo decía uncle John». Habla como un líder pacifista de los que ya no hay...

 

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