martes, 31 de diciembre de 2024

Nochebuena 2024

 



Ignacio Ruiz Quintano

Abc


Los Niños de la Lotería cantaron dos “gordos” en el sorteo de Navidad, lo único que queda en España de la gran cultura del pesebre, ésa que en el 45 explicaba Madariaga en la BBC de Londres: la dignificación de los humildes y la supeditación de los grandes al conjunto social.


Este sentido humano que no conoce colores ni fronteras es el valor más preciado de la Nochebuena: el pesebre produjo y mantuvo una corriente educadora de vigor incalculable.


Mientras tanto, a Dios gracias, nos reconfortará Muray medio siglo más tarde, tenemos al Niño. ¡El Niño, comodín intocable! ¡Mártir de los Telemaratones Benéficos! ¡Confuso sucesor del Pueblo, de la Moral, de las costumbres y de la Religión! De Dios mismo, quizás, en el fondo. Heredero universal. Gran Fetiche. Flagelo único para todos los azotes. En cuyo nombre se prohíbe “la publicidad” cada vez que se quiere matar… ¡Ah! ¡El Niño! “¡Los niños salvarán el mundo!” Dícese que aquí alude Muray al ruso (con perdón) Dostoyevski: “La belleza salvará el mundo”. Mas no cualquier belleza, sino “la belleza redentora de Cristo”.


En la Escritura, como se sabe, se abomina de los tesoros sin trabajo, y Pemán creía que Isaías, de haber vivido hoy, excomulgaría la Lotería, como hizo el diario “El Sol” de los Ortega, que no daba ni toros ni sorteos. Pero en Catarroja, un municipio con mala suerte mediática (en los noventa, Anglés, y ahora la riada), la Fortuna se ha presentado en forma de tercer premio de la lotería de Navidad, más, según los medios, la visita por sorpresa, con almuerzo familiar incluido, del Rey, que podría haber grabado allí el Mensaje de Navidad, aprovechando la ola de populismo catódico, que diría Juan Cueto, que no se veía en las televisiones desde la época de Nieves Herrero.


Grano a grano no hace granero, pero ayuda al compañero. “Bilbao dona veinticinco bicicletas a los afectados por la Dana”, es un titular de “Deia” (esta donación, dice la concejala Abete, es “una oportunidad para reconstruir su día a día tras la catástrofe”).


No se engañe, Ridruejo: los obreros no necesitan sindicatos, sino bicicletas para no mojarse las alpargatas al ir a la obra –contestó Franco a Dionisio Ridruejo, que había ido a El Pardo a hablar de sindicalismo.


¿Obreros? Circula por ahí un “calbo”, exsecretario de Estado, que maneja las decilas como los carteristas los cascabeles y que ha dado con la fórmula para ensanchar la clase media española. Clase media: ingresos entre 1.000 y 2.000 euros-mes. Clase alta: ingresos de más de 2.000 euros-mes. Con esos salarios no podemos tener niños que salven el mundo. Si acaso, algún perrete, y de poco comer. “Lo maravilloso de traer una chulapa al mundo”, anuncia la publicidad municipal para el fomento de la natalidad de Almeida, ahora que ha cogido carrerilla su Atleti. Enfrente, los kremlinólogos del ayusismo cuchichean que en la Puerta del Sol la presidenta espera poner niño en el pesebre. Feliz Navidad a todos.


[Martes, 24 de Diciembre]

Feliz Año Nuevo

 


Feliz 2025

 






Francisco Javier Gómez Izquierdo

     Buscando entre mis recortes alguna foto de Ambrosio Alkorta en el Burgos a requerimiento de un "choquero" veterano y porfiador que niega que Alkorta hubiera estado en el Burgos ya que estaba seguro de que al Recre llegó desde el Rácing de Santander... apareció el Feliz 1975 * de hace justo medio siglo de As Color, y en el recorte siguiente, uno con categoría de mini póster de Gárate en la portada que al fijarme data del 31 de diciembre de 1974,  que supongo caería en martes, pues era el día que servidor acudía al kiosco, hoy pretencioso monumento gamonalino, con las 15 pesetas que costaba la revista que a mis 15 años administraba de la asignación que mis padres me adjudicaban para gastos tras mis labores de zapatero. Los gastos eran monotemáticos: carnet de socio del Burgos, revistas, balones, botas y demás. Tuve la gran suerte de poder sufragarme el vicio cosiendo zapatos, mocasines sobre todo, para la fábrica Comanche en edad infantil y adolescente. Recuerdo con más claridad el pase de Netzer, la natural elegancia del "ingeniero" Gárate, el lento trotar de los dos Alkorta, el I y el II, ambos burgalesistas, que jugadores que la temporada pasada jugaron en El Arcángel y cambiaron de club. Signo de vejez, supongo.

   FELIZ 2025. Y sobre todo salud. Es deseo que servidor tiene para todos ustedes.

  * La liga 74/75 la ganó el Madrid, segundo quedó el Zaragoza y Pichichi fue Carlos, del Athletic de Bilbao.

San Silvestre




Trajeron, en efecto, un toro bravísimo y tan robusto que fue menester que cien hombres fortísimos tirasen de él para conseguir con enormes dificultades arrastrarlo hasta el lugar donde se celebraba la polémica. Zambri se acercó a la bestia, susurró junto a una de sus orejas una sola palabra, y acto seguido el imponente animal dio un mugido, revolvió los ojos y cayó muerto. El éxito de Zambri fue acogido por los judíos con grandes manifestaciones de triunfo y entusiasmo y con insultos y abucheos dirigidos a Silvestre, el cual, cuando logró hacerse oír de la multitud, dijo:


-Zambri no ha pronunciado junto a la oreja del toro el nombre de Dios, sino el de algún demonio pésimo. Jesucristo mi Señor no mata a los vivientes; al contrario, vivifica a los muertos. Matar, lo hacen facilísimamente los leones, las serpientes y las fieras; es lo suyo; pero ¿han conseguido acaso alguna vez estos terribles animales devolver la vida a un muerto?

LA LEYENDA DORADA / SANTIAGO DE LA VORÁGINE

Nochevieja


Españoles abriendo el melón constitucional


Ignacio Ruiz Quintano
Abc


No soy supersticioso, pero creo que lo que uno hace en Nochevieja es lo que hará los demás días del año.


En 2016, los españoles vamos a hacer Constituciones.


El constitucionalismo español es un estado de ánimo que prende en Nochebuena y se materializa en Nochevieja. Sólo hay que ver los arranques de nuestras Constituciones (¡todas ideológicas, que es lo único que no debe ser una Constitución!) más famosas.


El amor de la Patria es una de las principales obligaciones de todos los españoles y, asimismo, el ser justos y benéficos –decía la de Cádiz, alrededor de la cual se reúnen liberales en excursión para ponerse púos de cazón.


España es una República democrática de trabajadores –fue el órdago que el socialista Araquistáin, gordito, pero rencoroso, coló en la del 31, demostrando que no sabía distinguir entre Estado y Gobierno (en eso seguimos como entonces) y dejando a medio país al margen de la Constitución.


España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho –arranca la del 78, redactada, como bien se nota, por un ingeniero agrónomo y un director teatral, que pasan por alto que no hay Estados individuales (aunque ya sabemos que “social” quiere decir aquí “benéfico”) y que la democracia tiene que ver con el Gobierno, no con el Estado.


La prueba del malentendido de esa declaración es que un frailón de misa y olla como Santos Juliá, para arrimar el ascua a la sardina de su Snchz, dice que España es una federación sin instituciones federales.


Son, eso sí, ciento sesenta y nueve artículos frente a los siete (¿para qué más?) de la de los Estados Unidos.


Nosotros, el pueblo de los Estados Unidos, con el objeto de asegurar los beneficios de la libertad a nosotros mismos y a nuestros descendientes, estatuimos y sancionamos esta Constitución

La libertad. Ésa es la madre del cordero. La democracia no es más que el reglamento de esa libertad. Y todo lo demás, literatura de Nochebuena para el fraude de Nochevieja.


Diciembre, 2015 

Martes, 31 de Diciembre

 


La cola de las tartas

lunes, 30 de diciembre de 2024

Beauty and the Best

 


@realmadrid


Ignacio Ruiz Quintano

Abc


El pranato mediático insiste en que Vinicius debe ceñirse al papel que desde el principio los pranes le tenían asignado, que era el de “Prissy” (Thelma “Butterfly” McQueen), la doncella de Scarlett O’Hara en “Lo que el viento se llevó”, pero Vinicius no se deja.


–Han intentado e intentado invalidarme, disminuirme. Pero no están preparados. Nadie va a decirme por quién debo luchar, cómo debo comportarme. Cuando estaba en São Gonçalo, el sistema no se preocupaba por mí. Casi me tragan. Gané por mí, por mi familia. Con mucho apoyo en el camino: el Flamengo, el Real Madrid, la selección brasileña, mis cientos de compañeros…” –explicó en su agradecimiento por el The Best de la Fifa merced al voto popular: 1.147.276 votos a Vinicius, representante del juego callejero, por 264.835 a Rodri, representante del “fair-play”, del que Joselu, por cierto, nos ha dejado un retrato goyesco en la mesa de Pablo Motos, el tipo que se alimenta de palitos de merluza: “Soy un chico de pueblo, de Galicia, y he jugado mucho a los dardos. Cuando le gané a Rodri, se enfadó. Me decía que yo había jugado mucho y que él no lo sabía”. Los dardos le deben a Rodri una revancha contra Joselu como el fútbol, al decir de Valdano, le debía un Balón de Oro, deuda finalmente saldada por un “roncero” de Namibia y otro de El Salvador.


La importancia de que el voto popular se decante masivamente por Vinicius está en que la caterva de “los profesionales”, esos mismos que han triunfado en la tauromaquia, cargándosela, pierde influencia en favor del espectáculo. “Los profesionales” (los que cobran del invento) todo lo hacen contra el espectáculo, es decir, contra el público (los que pagan el invento). El fútbol limpiaparabrisas de Rodri gusta a “los profesionales”, pero lo que gusta al público es el fútbol fulminante de Vinicius, y esta batalla, según los números del The Best, está ganada. Lo que pasa es que vivimos en un país moral y culturalmente bárbaro.


–Los ricos y los pobres, la barbarie ibérica es unánime –resume Max Estrella en “Luces de bohemia”.


El problema de Vinicius es España, con sus elites de institución libre de enseñanza, que no le toleran que “el moreno” no se avenga a hacer de “Prissy” (“¡Señorito Manolo!” “¡Señorito Monolo!”), y en Vallecas hizo el gesto de “¡a Segunda!” a un grupo de españolejos libres y benéficos que lo insultaban. Protestó por una falta táctica de expulsión (segunda amarilla) que no le concedieron y por un penalti como un castillo que no le pitaron, pero la Liga, sacando tiempo libre de donde no lo tiene, ocupada como está en investigar el Negreirato, corrió a denunciar los dos dedos vinicianos de “¡a Segunda!”, con el apoyo mediático de todas las fuerzas vivas de la cultura española, de Mateu, el árbitro que se arrodillaba por el Black Lives Matter, a Alcorta, el central que se quedó como el vizcaíno del Quijote con la cola de vaca de Romario en Barcelona, pasando, y esto es glorioso… ¡por García!


La República sacó una madrugada a don José Ortega y Gasset de la cama para llevarlo en angarillas al Congreso a explicar a los energúmenos que debatían el Estatuto de Cataluña que no era lo mismo ensamblar las piezas de un puzzle, a fin de formar un cuadro, que coger un cuadro y hacerlo añicos, al objeto de crear un puzzle. Bueno, pues el “Marca” ha sacado a García de su sillón de orejas para tirarle de las orejas a Vinicius en una apoteosis de Arniches:


–Vinicius es maleducado, protestón y gruñón... ¿Quién lo ha educado? El comportamiento hace mucho, y un colaborador de ese mal comportamiento es el presidente.


¡Acabáramos! Puntapiés a Florentino en el antifonario de Vinicius. Doctores tiene la Liga que impondrán a Vinicius la lectura del “Emilio, o De la educación”, que no tiene que ver con Butragueño, sino con Rousseau, más un curso en cursilería en el Pilar. La consigna de la cafrería patria: ¡Educar a Vinicius! Pero lo que el viento se llevó, llevado está, y lo que no se llevó, se lo llevará la Superliga, que debería llamarse The Beauty, para hacer collera de leyenda con The Best y dejar atrás el cutrerío de esta invivible vida española.


[Sábado, 21 de Diciembre]

La revancha de los novatos



Hughes


En Navidad, que no es cualquier momento, se ha producido una guerra civil en el movimiento de Trump. Se está librando ahora, ante nuestros ojos, lejanos ojos, que siguen esos debates como antes se seguía la NBA (imitábamos fantasiosamente un baloncesto y ahora una política). Hay una división de lo que nunca se unió, porque hablábamos estas últimas semanas de la fusión aparente en el Trump 2024 entre el nacionalismo populista clásico (clásico de 2016) y el libertarismo tecno-futurista de Elon Musk y Vivek Ramaswamy, y el futurismo aquí viene por todo lo que Musk, con su sola presencia, evoca. Era todo junto algo demasiado poderoso. Por un lado, el revival, la energía vivificadora del pasado de Trump; por otro, el futuro de cohetes, coches extraordinarios, satélites y chips cerebrales que sugiere el halo marketiniano de Musk, ahora mismo insuperable. Por un lado, los nacionalistas que piensan en proteger la manufactura y al trabajador americano; por otro, los tecnócratas (pero qué tecnócratas) que invocan un crecimiento supersónico, una nueva libertad tras haber asegurado la nación y abatido el dragón woke.


La alianza trumpiana estaba basada en acuerdos y enemigos comunes (las uniones alrededor de un enemigo son como fugaces romances apasionados: tienen fecha de caducidad, pero se disfrutan muchísimo). Los enemigos comunes eran la izquierda woke, la inmigración ilegal, y el consenso neocon, la derecha americana de los últimos cuarenta años.


La alianza era necesaria porque los viejos roqueros MAGA no lo hubieran conseguido solos, pero esas coincidencias ocultaron las diferencias, que no son ocasionales sino profundas: unos miran por el americano medio, por el obrero entre la burger y el fentanilo, por el trabajador estadounidense, y otros por Crecimiento Económico en mayúsculas, aunque no solo. Si solo fuera por el crecimiento económico sonaría como la vieja derecha republicana reaganiana. Es un crecimiento preocupado por la rivalidad con China y, con una suerte de purismo constitucional, por los valores que definen a los EEUU. Una especie de esencialismo, pero basado en la conservación constitucional. Por ejemplo, todo inmigrante sería bienvenido si es legal, si ayuda a crecer y si se compromete de un modo real y verificable con la constitución y los sacrosantos american values. Desde este punto de vista, puede haber muchos «americanos» fuera de los EEUU. Porque serlo depende de principios. Sería una decisión. 


Así, el nacionalismo trumpiano se divide de pronto en dos: el MAGA, proteccionista y populista; y el libertario (un libertarismo que se pone ropajes nacionalistas). Cambia el fundamento de los dos, el sujeto y objeto de la política. A veces rechazarán lo mismo, pero por motivos distintos.


Lo del nacionalismo libertario puede ser simple palabrería. Una forma nueva, apresurada, de vestir lo antiguo. Globalismo con piel nacionalista. O la síntesis que supera el MAGA con algo del MAGA. Y eso es lo que ha quedado expuesto con la polémica de estos días, de estas horas, a cuenta de la H1B, una visa temporal para trabajadores extranjeros especializados.


Es largo analizarla, porque además está rodeada de mitos, y no importa tanto esto como la batalla que ha originado.


Vivek y Musk están a favor de contratar masivamente informáticos de la India con la H1B, mientras el entero movimiento MAGA lo rechaza abiertamente como otra vía más de inmigración: legal y con justificación económica, pero enfocada a sectores punteros y, por tanto, especialmente grave para la clase media del país.


Quienes la defienden argumentan que sería una forma de reclutar a los genios del mundo. Pero para eso ya hay otro tipo de visado. Son argumentos cándidos, ideales, que suenan falaces porque pretenden ignorar que en realidad se usa fraudulentamente para contratar trabajo barato. ¿Cómo puede el genio Musk argumentar de modo tan naíf? Habría, sí, un uso armónico posible de las HB1, meritocrático y puntual, pero se interpreta como un intento de las empresas tecnológicas por abaratar el trabajo. Esto ya lo permitía Biden y ahora lo concedería Trump, sin los problemas asociados al insostenible mundo woke. Sin el peso de sus criterios DEI y libres para contratar técnicos de todo el planeta, las empresas tendrían nuevas alas para volar…


Pero ¿transmite confianza al trabajador-votante de, pongamos, Illinois un mundo corporativo que se apoye en Inteligencia Artificial y contingentes de informáticos del inacabable fondo demográfico de la India?


El trabajo nacional, raíz de toda la estructuración, ¿en qué quedaría?


La división nacionalistas-libertarios es, finalmente, la división entre trabajadores y «tecno-oligarcas» o simplemente empresarios, que se revela con la inmigración porque no es y nunca fue un fenómeno unívoco o de una sola dimensión: puede ser buena o mala según la posición de cada cual.


Esta discusión será una de las que definan la derecha de EEUU y el Trump 2024. También, por sus resonancias, la que ayude a desarrollar y modular la visión de la inmigración en Europa, si es que aun somos capaces de algo propio que no sea, también entre los críticos, la mera trasposición de puntos de vista.


Trump ya ha dicho que (ahora) le gustan las H1B y aunque esto suena a traición a sí mismo y al movimiento, a sus bases primeras y más fieles, la literalidad de Trump funciona al contrario del resto del mundo: cuando con él se añade «literal» no significa más sino menos.


El debate seguirá pero ya es, en sí mismo, algo fascinante por cómo se produce y lo que revela. En Elon Musk se ha dejado ver un estilo de tuit arrogante y soberbio. Se le ha visto el ególatra cartón. Incluso hay quien ha hablado de represalias a algunas cuentas, lo que sería como mínimo paradójico para el campeón del free speech. Vivek Ramaswamy, su lugarteniente en el DOGE, la oficina spenceriana de eliminación burocrática, hizo un tuit tan controvertido como fascinante en el que justificó culturalmente la necesidad de la visa H1B. En su opinión, para competir con China ha de haber un cambio de cultura. «Estados Unidos ha venerado la mediocridad sobre la excelencia» y esto se refleja en los ingenieros. Se idolatra a la reina del baile del instituto y no a la campeona de matemáticas. En Salvados Por la Campana, serie canónica para la Generación X, los guais eran Zach y Slater, y el tonto era Screech. Esto dijo. Así, tal cual. Ensalzar lo nerd sobre el conformismo. Al empollón sobre el normal. Y de manera inmediata surgió una reacción visceral. De fondo, en quienes le contestaban, afloraba la raza, la raza y también un tipo humano. En Vivek, de repente, o hablaba el indio o hablaba el friqui, como alguien que se estuviera atreviendo a alterar los fundamentos de un país al que acaba de llegar o los no menos ancestrales criterios de popularidad de un high school .


Lo primero nos lleva a Ann Coulter, la fascinante Casandra. Ella anticipó antes que nadie el triunfo de Trump ante Bill Maher y su sonrisa de superioridad y ella le dijo a Vivek, a la cara, que por ser indio no le votaría.


Lo segundo, a la reacción de Steve Bannon, el gran pope del MAGA que lleva la antorcha viva de la revolución norteamericana: «Vas a acabar (nerd) metido otra vez en la taquilla del instituto». La Revancha de los nerds se tradujo en España como de los novatos… pero esto es. Una contrarrevancha en la revancha trumpiana, una contrarrevolución elitista en la revolución populista.


Las reacciones maga a las palabras de Vivek han sido airadas, hirientes, quizás injustas, pero sobre todo han dado la impresión de perder de vista una parte del tuit; la posibilidad, al menos la posibilidad, de que Estados Unidos esté perdiendo pie en algún punto clave. Esto es lo que opina, por ejemplo, Emmanuel Todd en su reciente La derrota de Occidente. Allí, al profundizar en la guerra de Ucrania, descubre que Rusia produce más ingenieros que Estados Unidos. Aporta una estimación: EEU, con más del doble de población, formaría un 33% menos de ingenieros. ¿Se equivoca tanto Vivek? El asunto de los ingenieros toca un nervio que enlaza el estilo de vida con la geopolítica, el erotismo de instituto con la guerra.


El debate es fascinante. Se dilucida quizás la supremacía narrativa en la coalición ganadora y en el tardotrumpismo (por eso calla JD Vance…). Pero todo, todo este terremoto se produce, no lo olvidemos, entre «correligionarios» y por una inmigración legal, asociada a un contrato de trabajo, temporalizada, y fundamentalmente acotado al sector STEM (tecnología e ingeniería). Una simple fracción del problema general. Aquí ha sido un logro muy reciente (proeza voxiana) poder incluir la palabra «inmigración» en el orden del día, rodeada, eso sí, de las máximas vaguedades y generalidades.


Leer en La Gaceta de la Iberosfera 

Lunes, 30 de Diciembre

 


Resaca navideña

domingo, 29 de diciembre de 2024

Gallardón



Ignacio Ruiz Quintano

Abc Cultural


A ver, ¿por qué los españoles son mazo envidiosos del éxito ajeno? Según Gallardón, la culpa es del catolicismo, que nos tiene metidos en un valle de lágrimas, lo cual demuestra que Gallardón, que ya había leído poco a Maeztu, no ha leído nada a Camba, por no citar el nombre de Bertrand Russell.


Ya se pueden poner los cursis como se pongan, la envidia, desgraciadamente, no es un invento español, a sabiendas de que decir español es decir católico. Russell, que no fue precisamente lo que se entiende por un padre de la Iglesia, sostuvo delante de quien hiciera falta que la envidia es la base de la democracia, y trajo a colación la cita de Heráclito, que dijo que se debiera haber ahorcado a todos los ciudadanos de Éfeso por haber dicho: “No puede haber entre nosotros ninguno que sea el primero.” ¿Acaso era Éfeso, como supone Gallardón, un hatajo de beatas con rosario de cuentas de lapislázuli?


Esto, en cuanto a la democracia griega. En cuanto a la democracia moderna, Russell puso el ejemplo de madame Roland, una especie de Nuria Espert, pero bella, a quien, de dar crédito a la versión oficial, la lectura de Plutarco había arrastrado hacia el republicanismo “fou”. Leamos, sin embargo, las memorias de esta noble mujer inspirada por su amor al pueblo y descubriremos –con regocijo no disimulado en el caso de Russell, que era lord– que lo que hizo de ella una demócrata tan ferviente fue el hecho de que cuando visitaba a algún aristócrata la recibían en la sala de los criados.


Con su teoría del catolicismo como fundamento de la envidia que se opone al éxito y al placer, Gallardón puede impresionar a Calixto Bieito, que debe de ser lo bastante simple como para, al oír una cosa así, contestar: “¡Ahora lo entiendo todo!” Pero es una teoría averiada, como todas las que colocan los políticos a quienes se detienen para escucharlos.


Camba, que vivió tanto tiempo con los protestantes que admira un Gallardón como con los católicos que asustan a un Calixto, compartía tan cucamente la advertencia de Heine según la cual el catolicismo es una religión muy voluptuosa y sumamente adecuada para las personas de temperamento artístico, pero que no sirve para un hamburgués, y mucho menos para un vendedor de lotería. De explicar algo, el catolicismo –ya saben: indolencia, indisciplina, desorden, individualismo..., al decir de los tenderos luteranos– explicaría el éxito farandulero de Calixto y el endeudamiento municipal de Gallardón.

Domingo, 29 de Diciembre

 


Uccellacci e uccellini V

Su madre conservaba todo esto en su corazón. Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres

 DOMINGO, 29 DE DICIEMBRE


Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por la fiesta de la Pascua. Cuando cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres. Estos, creyendo que estaba en la caravana, anduvieron el camino de un día y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén buscándolo. Y sucedió que, a los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba. Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre: «Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Tu padre y yo te buscábamos angustiados». Él les contestó:


-¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en las cosas de mi Padre?


Pero ellos no comprendieron lo que les dijo. Él bajó con ellos y fue a Nazaret y estaba sujeto a ellos. Su madre conservaba todo esto en su corazón. Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres.

Lucas 2, 41-52

sábado, 28 de diciembre de 2024

Galdós



Ignacio Ruiz Quintano

Abc Cultural


Peligran los huesos de Galdós, según una alerta que circula por Internet, pues el Ayuntamiento de Madrid exige sesenta mil euros para conservarlos. ¿Quién sabe? Lo mismo la concejala de las Artes de Madrid, que es catalana, tiene informes que vinculan a Galdós con el franquismo, como ha ocurrido con Mihura, con lo que la huesa de don Benito el Garbancero, como lo llamaba el otro, pese al título “a perpetuidad” de su sepultura, podría acabar resbalando por el escotillón que lleva a cualquier pudridero municipal.


En España, la perpetuidad –la inmortalidad, pero por lo civil– sigue siendo un tente mientras cobro. ¿Qué fue de los amigos de Galdós que se reunían alrededor de la estatua de Galdós en el Retiro para echarle flores y gerundios? Ruano, que ya era el hombre al que mejor le quedaban los muertos, publicó una extensa entrevista con la estatua de Galdós. “Creo que fueron aquellas páginas de las menos desafortunadas que de mi pluma salieron –anotó el grande elegante en su necrológica galdosiana de 1932–. Hoy [doce años después de la muerte de Galdós] sólo una pregunta me quedaría por hacerle: ¿Qué se va a hacer con la bandera roja y amarilla de las portadas de los ‘Episodios’, con la portada de aquellos volúmenes ya clásicos en los catálogos de bibliografía española, editados por Hernando? ¿Se va a cambiar esa bandera obligando al anacronismo a las figuras de la España fernandina, isabelina, republicana, de aquella efímera República, y alfonsina por fin?”


“Mon cher cadavre” –le decía la Dudevant al esqueleto de Chopin, cuya tuberculosis volvía locas a las mujeres de una época-esquina de la Historia, antes de que a la Dudevant, tataranieta del rey de Polonia Augusto el Fuerte y nieta del conde de Horn, hijo bastardo de Luis XV, le diera, ay, por el proletariado.


Al hilo de Galdós, Ruano advirtió del error de toda esa bibliografía de ocasión en que se escribe la historia cuando todavía no es historia: “Pensar que bromas humanas, como son determinados ministros de la República, van a quedar siquiera en los diccionarios enciclopédicos, es asunto como para tumbarse de risa y no poder continuar este breve artículo.” 


El breve artículo ruanesco era la necrológica –a toro pasado, como debe torearse la Historia– de Galdós.


En manos de una concejala catalana de las Artes, la vida, querido Galdós, no es una novela. Como dijo Ruano, el hombre al que mejor le quedaron los muertos, es mucho más dura que una novela y termina siempre igual, por muchas ediciones que se hagan.

El quite de Felipe VI



Hughes


No sé dónde pone, y lo pregunto con toda humildad, que el Rey deba meternos, cada Nochebuena, la santa turra que nos mete, con decorado variable, entrando en nuestras casas en el apogeo del langostino para decir unas cosas que suenan cada vez menos inocentes.


Si uno escucha los discursos de Franco como Jefe de Estado, no encuentra tanto paternalismo. Eran más cortos, con un mensaje más directo; como una «santiaguina» de fútbol acabada en Arriba España.


El Rey, y sobre todo este Rey, alarga unos minutos de discurso imposible, pues ¿qué dice, qué nos está diciendo el que se supone que nada puede decir? ¿Dónde viene que quien no puede hablar, quien no puede entrar a decir ni pío ante atrocidades como la Amnistía, deba dar discursos que fijen marcos políticos e ideológicos?


Los caballeros del zodiaco que luchan por hacerle la corte a Felipe VI deberían darle un consejo: no diga nada. Para decir esto, mejor no diga nada.


El discurso de esta Navidad ha sido la segunda parte de su visita a Paiporta y ha tenido el efecto de completar el quite al gobierno, al PP, al PSOE y al Estado Autonómico. Su visita del brazo de Mazón y Sánchez buscó apaciguar una rabia justificada y en Nochebuena, en consonancia con lo anterior, pretendió fijar una interpretación inaceptable de lo sucedido.


Lo que pasó en Valencia fue mucho más que un desastre natural y un problema de mejorable coordinación. También se sintió algo más que «frustración e impaciencia». La emotividad y solidaridad despertadas no tuvieron que ver exactamente con la «conciencia del bien común», concepto tangencial, filosófico, con el que desfigurar y  difuminar las cosas… Es completamente inaceptable esta interpretación. Es mentira, para empezar, pues oculta a los españoles la gravedad real de lo sucedido, y es una manipulación intelectual porque aquello que despertó la ira no fue la conciencia del abstracto bien común sino otra cosa: la concreta conciencia del abandono y la negligencia, y el dolor operante, actuante que surge del vínculo nacional no como una conciencia proyectiva de mínimos, sino como una urgencia en lo entrañable. El bien común es fin, pero… aquí era un principio: origen de todo.


En los discursos del Rey, la nación se suele mencionar una vez, para que no se diga, pero como sinónimo de país, no de comunidad.


El Rey cumple una función de distorsionar, confundir, pastorear, distraer lo nacional, de torear con una mano lo nacional mientras con la otra sostiene el estoque del Estado, que personifica. ¡Y ese Estado no se toca!


Con este discurso, el Rey volvió a socorrer a los grandes partidos y al actual Estado (estado de cosas) cuya falla fue estructural en Paiporta. Prescribió, con una autoridad que no tiene, más consenso, una palabra biensonante sobre la que debemos albergar mucha desconfianza: consenso no es una palabra bonita, es una forma de decidir no democrática y es el reparto o repartija de partidos que ha desembocado en, precisamente, Paiporta.


«Consenso en lo esencial», «noción del bien común»… minimización de la política con fórmulas, por cierto, de resonancias religiosas: Rey-cura, pastor de almas consensuadas y atemorizadas en el miedo eternizado de la Sacrosanta Transición… ¡no rompamos el jarrón!


No somos seres preocupados por un bien común que deban dilucidar los partidos según la forma y aritmética del Consenso, sino otra cosa. O deberíamos. El Rey no sólo echa un capote al PP y al PSOE, y corre un velo sobre el desastre valenciano; y no solo tergiversa la realidad de lo allí sentido y sucedido, sino que nos anima a perpetuar todo aquello que lo ha originado.


El mensaje del Rey es chirriante en la forma, porque no procede ya tanto paternalismo y tanta retórica y es, desde luego, inaceptable en el fondo y en el contenido.


El toro de Paiporta tenía en apuros serios al PP-PSOE  y el Rey, torero en burladero, pero torero no tonto, torero listísimo, salió con su capote a llevarse al toro, a distraerlo y a evitar el peligro de la corná.


Leer en La Gaceta de la Iberosfera 

Sábado, 28 de Diciembre

 


Uccellacci e uccellini IV


viernes, 27 de diciembre de 2024

El trampantojo occidental

Jackson Pollock


Ignacio Ruiz Quintano

Abc


Durante su presidencia, Harry Truman madrugaba para ir a la National Gallery antes de que la ciudad se hubiera despertado. Su paseo matinal consistía en disfrutar, solo, ante las pinturas. En el 48, inspirado por los Holbeins y los Rembrandts, anota en su diario: “Es un placer contemplar la perfección y luego pensar en los vagos y chiflados modernos. Es como comparar a Cristo con Lenin”. Lo cuenta Frances Stonor Saunders en su documentadísima investigación sobre “La CIA y la Guerra Fría cultural”. Porque eso que los liberalios llaman pomposamente “Occidente”, no es, desde el 45, otra cosa que un trampantojo de la CIA, que, en pos de un mundo “de izquierda no comunista”, inventó la socialdemocracia europea, esa aguachirle para patos que nuestra Constitución bárbaramente define como “Estado social y democrático de Derecho”.


Y ahora, conectamos en directo con la guerra fría de la cultura –era un gag recurrente de la BBC.


La CIA nació en el 47, bajo el mandato de Truman, que había lanzado un par de bombas atómicas en Japón, aunque el enemigo, para él, estaba en otra parte, donde “el comunismo niega la existencia de Dios”. La luz, pues, contra las tinieblas, fuera de la lógica.


A la imaginación que tiene base se le llama conocimiento; a la ilusión que es coherente, se le llama verdad; y a la voluntad que es sistemática, se le llama virtud –es la cita de Santayana con que la autora del ensayo describe el proceso mental por el que este tipo de distorsiones llegan a dominar un proceso histórico.


¿Cómo pasamos de Cristo a Lenin? Al contrario que Truman, que tenía formación plástica, Eisenhower, un militar, situó en el arte moderno el “pilar de la libertad”. Y lo razonaba a su estilo (en contra del republicano Dondero, para quien el arte moderno formaba parte de una conspiración mundial para debilitar la moral americana): “Qué diferente es en la tiranía –decía Ike–. Cuando los artistas se convierten en herramientas del Estado, en propagandistas de una causa, la creación y el genio se destruyen”. Etcétera. Y su West Point fue el Moma, convertido en “una moderna Academia Abstracta”, sobre tres principios definidos por Lincoln Kirstein: “Improvisación como método, deformación como fórmula y pintura… como diversión manipulada por decoradores y vendedores impacientes”. “Voilà” el Impresionismo Abstracto. El único impresionista abstracto que no tragó fue Ad Reimhardt, rojo recalcitrante, que condenó a sus compañeros, caídos en la codicia y la ambición.


A Rothko lo llamaba “fauvista de agua dulce de la revista Vogue”, y a Pollock, “trasero de Harpers Bazaar”.


Pollock fue designado por el mando como el gran pintor americano: nacido en un rancho de ovejas y entregado al gran vicio de Hemingway: “ser un borracho”. De Kooning soñó que Pollock entraba al bar abriendo de un golpe la puerta, como un vaquero, y gritando: “¡Pinto mejor que nadie!” Murió en un accidente. Como Occidente.


[Viernes, 20 de Diciembre ] 

Viernes, 27 de Diciembre

 


Uccellacci e uccellini III

jueves, 26 de diciembre de 2024

Por San Esteban

Mikel Chillida, de abrigo azul, en la salida de San Esteban


Iglesia de San Esteban. Castrillo de la Reina


Francisco Javier Gómez Izquierdo


   Ya no se lleva ser de pueblo-pueblo. De pueblo pequeño de Castilla. De pueblo en el que había escuela de chicos y escuela de chicas. Escuela a la que en invierno, además de pizarra y pizarrín, los escolares teníamos que llevar un leñito para la estufa. Veinticinco o treinta leños a los que el maestro pasaba escrupulosa lista porque el frío de la Demanda en los sesenta era soviético y no cabía opción al escaqueo.


   No. Ya no se nace ni se vive en pueblo chico. Las escuelas son centros para los cuatro mayores que quedan y los otros cuatro que vienen de vez en cuando. En verano y navidades se ve algo más de gente y en la escuela de chicos de mi pueblo que desde hace muchos años se llama "teleclub" las quintadas ya veteranas se juntan delante de un cordero a recordar peripecias.


    En mi pueblo, Castrillo de la Reina, los quintos era y es institución sagrada y por San Esteban, el patrón, eran y creo que siguen siendo los Jefes del Pueblo.


   26, San Esteban, 27, San Estebita y 28, los Inocentes. El último día pagaban los quintos la orquesta de baile con lo que recaudaban recorriendo las calles con un burro al que se echaba en sus alforjas las cosas de comer: chorizo, cecina, huevos, alubias.. y las pesetas y los duros en la talega del quinto que echaba el orujo y el moscatel al vecino. El día de los Inocentes las chicas sacaban a bailar a los chicos y de aquellos atrevimientos, madres había que murmuraban. Hoy sigue la costumbre pero los pareceres no son ni mucho menos los mismos.


    La institución de los quintos sigue funcionando con los nietos y nietas de los que lo fuimos en los 60, 70 y 80.  Los quintos de hogaño no saben nada de Mili, y mejor que no lo sepan. Son quintos tres o cuatro años si es menester y a mí me alegra tan excelente disposición porque se sigue sacando a San Esteban de procesión, bailándole de espaldas al ritmo jotero que marcan dulzainas, tambores y castañuelas.


    No estoy, porque servidor tiene obligaciones, pero me mandan fotos y me emociona ver al nieto de Eduardo Chillida, ilustre vecino nuestro que cumpliría el siglo en este 24, hablar del cariño que "sus aitonas" tenían por Castrillo en el pregón de nuestro patrón San Esteban. Después de mirar las fotos y los vídeos me he puesto a poner estas letras recordando a mis quintos con los que hace 15 días dimos cuenta en el Teleclub de dos corderos, como requiere el protocolo. Se acuerdan de uno y mandan lo que ven porque saben que me alegro.


  ¡¡Brindemos por San Esteban Protomártir!!  

¡Que viva San Esteban!

 



F..J.G.I.

Fumaroli



Ignacio Ruiz Quintano

Abc Cultural


Chunda, chunda, felación, felación... Era el sonido oficial de la Noche Blanca en la madrileña plaza de Cibeles. Con eso, más el guiño transgresor y cómplice del mirandés Calixto Bieito, el alcalde Gallardón cree que Madrid ya puede competir culturalmente con la Roma de Augusto o con la Viena del Imperio.


Los borrachos guardaban colas para entrar a los museos que permanecen vacíos el resto del año. Me acordé de Marc Fumaroli, escribiendo del programa de difusión “cultural” Joven Francia:


Uno de los equívocos de los que se ha cargado la palabra cultura desde 1930 consiste en que sirve de uniforme de viejo corte a un monstruo naciente, la propaganda ideológica, la matracada política. “Cultura animi” era el crecimiento del alma mediante el estudio desinteresado. Es inseparable de la conversación íntima y letrada. Cultura, ahora, es la habituación impuesta a las mentes, con la ayuda de las artes utilizadas como medio de seducción y de impregnación, de fórmulas repetitivas, de eslóganes, de tópicos ideológicos. Uno poco más de tiempo, y la cultura se convertirá en la coartada de la publicidad comercial.


¿Cómo escandalizarnos de que Gallardón haga pregonero a Bosé o de que Zapatero quiera hacerlo ministro (de Cultura)? Con Celia Villalobos en un gobierno, supimos que todos los españoles, si quieren, pueden ser ministros. Con Zapatero en La Moncloa, sabemos que todos los españoles, si quieren, pueden ser jefes de gobierno. Y si Calígula, otro posmoderno, hizo senador a su caballo, ¿por qué Zapatero no iba poder hacer a Bosé ministro de Cultura?


¡Haber matado miles de toros para acabar siendo el padre de Miguel Bosé! –suspiraba, tardíamente, el gran Luis Miguel.


En el zapaterismo, la misión del ministro de Cultura no consiste sino en entretener a los parados que crea el ministro de Trabajo. Bosé aprendió a amar a los humildes en Somosaguas, como Ted Kennedy, ese campeón de los humildes al decir de Obama, había aprendido a amarlos en París. (Ted Kennedy era el vivo retrato de Elizabeth McGovern caracterizada de vieja en “Érase una vez en América”, de Leone). En la Expo 92, Bosé fue designado cazatalentos musical con un presupuesto fabuloso, y durante la dictadura de Aznar tomó el camino del exilio en TVE con el programa “Séptimo de Caballería”, que también tenía su presupuesto. Culturalmente, comparte los gustos de Gallardón y Zapatero, razón por la cual hubiera sido tan buen ministro como pregonero. 

Jueves, 26 de Diciembre

 


Uccellacci e uccellini II

Festividad de San Esteban

 



miércoles, 25 de diciembre de 2024

El pesebre




Ignacio Ruiz Quintano
Abc


    En protesta por la política antibelenista de la alcaldesa Carmena, que eleva a comunista la persecución socialdemócrata impuesta por la Alicia de Gallardón, unos jóvenes han colocado un Niño, una Virgen y un San José en la Puerta de Alcalá.


    El comunismo y, en su día, el nazismo no han querido pesebres, sólo por una cosa que, desde la BBC de Londres, explicó a los alemanes muy bien Salvador de Madariaga cuando acababa la segunda guerra mundial: la dignificación de los humildes y la supeditación de los grandes al conjunto social.


    –Este sentido humano que no conoce colores ni fronteras es el valor más preciado de la Nochebuena: el pesebre produjo y mantuvo una corriente educadora de vigor incalculable.

    
Claro que el pesebre es de pobres, y la aria (¡el superhombre!) era una raza de ricos.


    Y al comunismo tampoco el pesebre le hace gracia, dada su idea patrimonial de los pobres: nosotros los creamos, nosotros los explotamos, y el pobreterío para el que se lo trabaja. Además, con los comunistas, por su cultura de la delación, todo es señalar, y un pesebre en el Ayuntamiento donde han entrado a trabajar en familia y por la puerta de atrás siempre les parecerá una denuncia en marcha.


    Ideológicamente, la igualdad que promete el pesebre (invento de San Francisco, a quien la falsa modestia de Bergoglio ha reducido a Paco) significa, si todos somos hijos de Dios, libertad, la bicha del comunista, que es más de solsticio, como el hombre de Atapuerca, y saco, como el papá Noel y la propia abuela Carmena, que prefiere hacer sus “transferencias normales y corrientes” (el concepto es de Rita Maestre, su portavoz municipal) como todo el mundo, es decir, con una talega en que quepan cien mil euros, por si hubiera que comprar cualquier ganga inmobiliaria que se pusiera a tiro.


    –La maravillosa enseñanza de la Nochebuena –decía Madariaga– es que el hombre no puede negar su humanidad sin caer en lo animal.
    

Pero los comunistas le llamaban “tonto en cinco idiomas”.


Diciembre, 2015

La Segunda División. 22.- Real Oviedo

Aarón, Alemao, Dani Calvo, Luengo y Jaime Vázquez

Hassán, Sibo, Rahim, Cazorla, Chaira y Colombatto


Alemao e Ilyas Chaira, los decisivos

                                  

    Francisco Javier Gómez Izquierdo

 

      Acaba el repaso a los veintidós de Segunda con el Real Oviedo, del que servidor llegó a creer se plantaba en Primera la temporada pasada. Quedó sexto; eliminó al Éibar tercero y sólo un gol ante el Español privó al equipo dirigido por Luis Carrión, gran persona y técnico cargado de seriedad, alcanzar un sueño mantenido por dineros mejicanos. Curioso el trasvase de jugadores ovetenses hacía clubes de allá y los venidos de León, Pachuca.. acá. El hijo de Miguel Bastón, Borja Bastón, último goleador del Oviedo, intenta "quebrantar redes" con el finalista de la última Copa Intercontinental.


    Así como el Sevilla tiene a Navas, al que se le homenajea en todos los campos por su trayectoria y sobre todo por su edad, el Oviedo tiene a Cazorla con idénticos menesteres, al que se le ensalza un pase y se le perdona la imposibilidad física de "volver al modo defensa" como dicen ahora los doctos en la materia. Cazorla y Portillo, otro veterano que después de quedar libre en el Getafe fichó por el Almería y ascendió, y en las mismas circunstancias pasó a Leganés con idéntico resultado. Talismán parecido al bueno de Abel Gómez, al que acaba de despedir un Recreativo al que ascendió a Primera RFEF. Se turnan Cazorla y Portillo con una manija quizá experta en demasía para Segunda, frenando la calidad de Alberto del Moral, varios años en el filial cordobés hasta que lo captó el Villarreal, y de Sebas Moyano, diez años también en el Córdoba desde juvenil y al que un fondo de inversión muy raro lo iba colocando en unas condiciones misteriosas en Valencia, Lugo..., hasta asentarse en las Asturias. Extrañísimas las peripecias de Sebas  Moyano en su salida del Córdoba. La temporada pasada estuvo importante y decisivo.


    Se ha fichado músculo africano, Sibo, del Amorebieta, necesidad que se precisa cuando en el medio hay prejubilados. A Colombatto, canchero argentino con años en el León de México no hay quien le quite el puesto; Alex Suárez, canterano, también tiene minutos. El poder del Oviedo está en el medio, pero a Javi Calleja le salva la inspiración de dos norteafricanos curtidos en Miranda, Ilyas y Hassan, con físico de carreristas rápidos y "solidarios" como se les dice ahora a los extremos que tienen obligación contractual de bajar a ayudar a lo que servidor ve más vulnerable en el equipo: los laterales. Tanto a Lemos como Luengo en la derecha, los veo... no sé... aceptar fácilmente el engaño, y Pomares o Rahim en la izquierda ídem de ídem. De los centrales, Dani Calvo es el más fiable; tres años de titular en el Tartiere, otros tres en Altabix y no sé cuantos en Los Pajaritos; el de fama es David Costas, pero veo que la va perdiendo en favor del joven Jaime Vázquez, que viene empujando.


    De México ha llegado un uruguayo, Fede Viñas -¡cuánto Federico en el Uruguay!- a presionar a Alemao, nueve brasileño que se mueve y choca como si fuera escocés, pero me da que no hay color. Los dos son puntas bregadores, de contacto, de los que cuerpean y amargan a los centrales. A Viñas lo veo un tanto pesadote y algo torpe de pies. A mí me gusta Paulino, aquel goleador de Logroñés que se fue a México, al Pachuca, y que el año pasado ya de vuelta al Oviedo coló nueve goles. Otro delantero centro fichado esta temporada es Paraschiv, rumano que se turna con el portugués Masca para intentar arreglar los partidos que no van conforme piensa Calleja.


    El portero es Aarón, canterano de Málaga y reserva en Granada y Las Palmas. Su alternativa, Quentin Braat, francés de Fontainebleu, cuna ésta que tan aristocrática suena.


   Es el Oviedo equipo hecho para disputar el ascenso, pero la Segunda es tobogán traicionero en el que reina la confusión. No son tan buenos los que lo parecen ni tan malos los que nos creemos. La igualdad se disimula hasta que revienta y está claro que nadie es más que nadie.

25 de Diciembre

 


Natividad

Tintoretto