viernes, 30 de junio de 2023

Mezquitas de Córdoba




1. Interior del alminar de Santiago 2. Desde el campanario de la Mezquita 3. Mezquita Attawhid 4. Puerta de las Mujeres de la nueva Mezquita 5. Santiago

 

Francisco Javier Gómez Izquierdo

        Unos días antes de que apareciera esa "caló" que "no se pué "d'iscribí con palabras humanas", al pasar por la Mezquita reparé en un detalle que pongo aquí por parecerme curioso. Es el siguiente: está escrito que el primer alminar andalusí fechado, quizás con el segundo Abderramán hacia mediados del siglo IX, sería el campanario de la hoy iglesia de Santiago. "Fue la primera mezquita" repiten los hermanos de la cofradía de las Penas en una ciudad que tuvo más de veinte. Desde lo alto de la torre de la mezquita que usted conoce, proyectada por el tercero de los Hernán Ruiz, familia que uno cree que nunca descansó, y que cubre el alminar de Abderramán III, se distingue, mirando hacia el este, la espadaña de Santiago, la mezquita que se cree más antigua. Si se cambia de balcón y mira hacia el oeste, donde acaba el puente de San Rafael conforme pasa hacia el Campo de la Verdad y a la misma o muy parecida distancia que Santiago, encuentra usted la mezquita más moderna; la mezquita Attawhid. Como todas las mezquitas, ésta de Córdoba, desconocida para el público en general, tiene particularidades en las que el personal no suele meterse ni da cuartos al pregonero pero lo que a servidor le llama la atención es que después de trece siglos haya coincidido una equidistancia que casi seguro es simple casualidad.

Toreros e hijos

 


Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    Tucker Carlson ha puesto los puntos sobre las íes de la doctrina Biden en lo que los cursis llaman “democracia liberal”, al hilo de los enjuagues judiciales de Hunter, el chiquillo de Sleepy Joe, con el aplauso del Periodismo, la rama del Poder encargada de hacer que todo parezca un accidente.


    –Como en la mayor parte del mundo en desarrollo –ha dicho Carlson–, es más seguro ser el hijo del presidente que su oponente.

 
    Lo que pasa es que no todos podemos ser hijos del presidente, y de aquí la preocupación liberal del jefe vascón Otegui por la educación de los hijos: “¿Estamos dispuestos a dejar la educación de nuestros hijos en manos de toreros?”


    La nota de Otegui coincide con la trifulca de Lili, peón de Morante, en la comisaría de Alcalá de Guadaira, acusado de atentar “contra el principio de autoridad” por romperle “la patilla de las gafas” a un agente de la misma, con grandes titulares de prensa, pues en la nueva España todo folletín es “El Sol” de Ortega, que no transigía con la lista de la Lotería ni con las noticias de la fiesta nacional, salvo cuando sobrevenían accidentes laborales a los toreros. El filósofo, sin embargo, escribió para su amigo Domingo Ortega unas famosas notas taurinas, entre las que destacamos, para lo nuestro, la siguiente:


    –El nombre más antiguo de torero que se conoce no ostenta fonética andaluza, sino que es, ¡nada menos!, Zaracondegui


    Que de aquí sacó Juan Cruz Idígoras, un predecesor de Otegui que primero quiso ser torero, su defensa del origen vasco de la fiesta nacional en el diario gubernamental del 89: “La fiesta de los toros es vasca. Los toros son vascos. Los mejores toreros son de origen vasco. Es lo mejor que le pudo pasar a España”.


    Claro que el torero que excita el impostado celo liberalio de Otegui se llama Vicente Barrera y es valenciano. “También es abogado”, dicen sus partidarios, como si ser abogado fuera mejor que ser torero. En la plaza fue tancredista o quietista, ismos maravillosamente ensayados por el José Bergamín del 34 en “La estatua de Don Tancredo”, al recuerdo de Ignacio Sánchez Mejías.


    –Don Tancredo –anota Bergamín– encontró el valor por el camino más corto: por el del miedo.


    El 78 retancredizó a España, cuyos tancredos, que somos todos, tenemos la particularidad, tan española, de querer ganarnos la vida ociosamente; de querer ganarnos la vida sin hacer nada. ¡El senequismo español elevado al cubo! Este senequismo se le hace bola a Otegui, que lo confunde con el maketismo de “la decadente España” de Arana, “la irrisión del mundo entero”. Su manía a los toreros quizás venga de que el chico, fuertote él, tenga más aire de piquero que de torero. Mas el picador es, dice Gecé, un invento de Napoleón y las revoluciones democráticas de América y Francia, que derribaron al Caballero de su Caballo y se lo entregaron, hecho un penco, al antiguo lacayo, para que lo inmolase como un trasunto del Caballero mismo.


    ¿El picador de Zuloaga?

 

[Viernes, 23 de Junio] 

Feijoo en el espacio Atresmedia


 

Hughes

 

Al comenzar El Hormiguero de Feijoo, cuando hacen el bailecito, se pudo ver de perfil a Jorge Salvador, director, y a José Creuheras, presidente de Atresmedia. Yo juraría que estaban allí (¿o veo ya visiones?) recibiendo al invitado: el dueño del programa, el dueño de la tele.

(...)

Atresmedia define sola gran parte de ese espacio, el de la moderación y lo decible. Prácticamente lo domina. Por la izquierda tiene a Ferreras y La Sexta; en el centro la voz queda de Alsina en Onda Cero y por la derecha, Antena3 y El Hormiguero, que junto a Ana Rosa conforma los Montes Urales del Régimen centrista. En realidad, todos ellos dicen lo mismo, algo muy parecido, con variaciones mínimas de tono y formas.

(...)

Desde el punto de vista de Atresmedia, la cosa tiene sentido: definamos un espacio en el que quepamos (nosotros catalanes) y nuestro mercado (resto de España), que esté homologado con Europa, adule la soberanía del consumidor, y sirva, a la vez, a anunciantes y regulador.

(...)

El punto en el que Motos tomó la palabra para inquirir sobre la eutanasia enlazó directamente con aquellos derribos culturales. ¿Qué se edificó sobre aquel solar? Esto. La simplificación absoluta pero muy seria, identidades zombi irguiéndose en la nada haciendo jiji. Trancas y Barrancas (Monchito y Macario, os lloro), el ninonino musical, el gracioso-juicioso de Motos haciendo de piedra de toque en campaña y comisario cultural de Atresmedia… ¿qué iba hacer Feijoo allí? Como mucho, recurrir a algún informe bioético. No hay más. No pueden llegar a más. El experto bioético es el último recurso esgrimible. Pero la simpleza insultante de Motos (confieso que grité a la tele) merecía contestación.

(...)

En esa entrevista, Feijoo dijo que los derechos LGTBI son sagrados. No recuerdo que dijera lo mismo de la vida. «Ustedes se preocupan de cómo venimos al mundo y de cómo nos vamos, pero menos de lo que pasa entre medias», le espetó Motos a Abascal en aquella entrevista ya irrepetible por imperativo liberalio. De repente sí importó cómo venimos y cómo nos vamos.

El consenso político, al servicio del dinero, se escenifica en un espacio sociocultural que dibuja la televisión, en comandita de duopolios político-mediáticos. Fuera de ese espacio hace frío y apenas hay vida. Es una Siberia ultra de soledades carraspeantes. Dentro está todo lo que mana del presupuesto y hace posible lo rutilante y significativo. Lo cool, las gangs. Vimos el lastimoso esfuerzo de Feijoo por meterse allí, por entrar, como quien se mete trabajosamente en un traje de apicultor. Le vimos sonreír, confiada su mirada acristalada: ¿Vale así? ¿Ya soy como vosotros?

 

Leer en La Gaceta de la Iberosfera

Viernes, 30 de Junio

 

Buen rollo

jueves, 29 de junio de 2023

Rocanrol. Get The Water. Jam Londres


The Marilyn Diaries
@MarilynDiary


Get The Water

 

 
Lewes, Sussex
 
 

Londres


 

 

Classic Rock In Pics
@crockpics


 

Liverpool

Elecciones




 
Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Mas, esa especie de Roncero del separatismo catalán, hizo una ouija y le salieron “elecciones plebiscitarias” (?) para septiembre.

¿Y “Madrit”?

Demasiadas elecciones –ha dicho Rajoy en el Olimpo, con sospechas que levantan el vuelo como palomas despavoridas.

Todo es confusión, que viene de nuestra manía de confundir votaciones (menú) con elecciones (carta).

Con las “elecciones plebiscitarias” de Mas, Cataluña habrá votado tres veces en cinco años, que es, curiosamente, el mismo número de elecciones que, con arreglo al Código, deja a los españoles (que todavía no han elegido nada) el separatismo catalán.

Una: elección de los artículos 544 (“Son reos de sedición los que, sin estar comprendidos en el delito de rebelión, se alcen pública y tumultuariamente para impedir, por la fuerza o fuera de las vías legales, la aplicación de las Leyes o a cualquier autoridad, corporación oficial o funcionario público, el legítimo ejercicio de sus funciones o el cumplimiento de sus acuerdos, o de las resoluciones administrativas o judiciales.”) y 545 (“Los que hubieren inducido, sostenido o dirigido la sedición o aparecieren en ella como sus principales autores, serán castigados con la pena de prisión de ocho a diez años, y con la de diez a quince años, si fueran personas constituidas en autoridad. En ambos casos se impondrá, además, la inhabilitación absoluta por el mismo tiempo”).

Dos: elección del artículo 408 (“La autoridad o funcionario que, faltando a la obligación de su cargo, dejare intencionadamente de promover la persecución de los delitos de que tenga noticia o de sus responsables, incurrirá en la pena de inhabilitación especial para empleo o cargo público por tiempo de seis meses a dos años”).

Y tres: derogación del Código, y no se hable más.

La ley es una secreción natural del alma española. Tenemos más leyes que botellines de mahou, y como no se cumple ninguna, mejor sería tirarlas y dejar el hueco para los botellines.
 
[Publicado en Enero de 2015]

Murallas y civilización (I): De Jericó a Adriano


La muralla de Jericó en Sucedió una noche, 1934,

 de Frank Capra, con Clark Gable y Claudette Colbert

 

Javier Bilbao

 

Mending Wall es un conocido poema en lengua inglesa de Robert Frost que, a pesar de su modernidad (comienzos del siglo XX), ha logrado que uno de sus verbos se convierta en un proverbio del habla común: «buenas vallas hacen buenos vecinos». Quizá el mérito se encuentre en que esa formulación tan concisa y aparentemente contradictoria expresa una verdad profunda, intuitiva, que ha acompañado a la humanidad desde los mismos comienzos de la civilización. Las murallas son toda una declaración de principios de aquellos que las construyen, objeto de leyenda y una de las maravillas del mundo, delimitan poderes en fricción y en su distinción primordial entre los propios y los bárbaros observamos un fenómeno fascinante a lo largo de la historia, pues allá donde no había un muro que protegiera a los países, reinos o civilizaciones, eran cada una de sus ciudades las que pasaban a estar amuralladas… y si estas no lo estaban entonces ya solo quedaba un mundo hobbesiano a la manera en que Samuel Johnson describió a los antiguos escoceses: «despreciando las murallas y trincheras, cada hombre duerme seguro con su espada al lado». Sin aquella protección sólo cabía esperar el Armagedón, tal como se profetizó en Ezequiel 38: «subiré contra una tierra indefensa, iré contra gentes tranquilas que habitan confiadamente; todas ellas habitan sin muros, y no tienen cerrojos ni puertas». Y qué decir del mito de Rómulo y Remo, cuando el primero deslindó apenas con un arado los límites de Roma jurando matar a quien los cruzase. Si hubiera construido una muralla su hermano habría seguido vivo.

Estas edificaciones defensivas han sido por tanto desde la noche de los tiempos sinónimo de vida en común, ciudad, civilización. El símbolo en la Edad de Bronce para las comunidades urbanas era una cruz dentro de un círculo, representando la primera una intersección de calles y la segunda el muro que las rodeaba. Mientras que al desarrollar la escritura los chinos, por su parte, utilizaron el mismo símbolo para ciudad y para muro e incluso llegaron a elaborar la creencia de que una deidad protegía cada urbe, llamada Chénghuáng o «dios del foso y los muros». Aunque otras veces, como en Jericó, la divinidad tenía otros planes y se pondría en favor de quienes estaban al otro lado del muro prometiéndoles que este se desmoronaría apenas sonasen siete cuernos de carnero. No podemos sorprendernos, en vista de todo lo anterior, de que las primeras murallas de las que se tiene constancia fueran edificadas allá donde se produjeron los primeros asentamientos humanos, en Oriente Próximo.

En la ciudad mesopotámica de Uruk fue el mismo Gilgamesh quien mandó construir sus murallas, al menos si damos por ciertos los hechos narrados en la epopeya. Lo cierto es que para cada uno de sus reyes construirlas era un deber sagrado e incluso contaban con un ritual por el que bendecían el primer ladrillo de cada una bañándola en miel, mantequilla y crema para, a continuación, bautizar ese año como el del inicio de las obras. Dado que el material de construcción era la arcilla el proceso se repetía con frecuencia y por eso hoy día apenas han quedado vestigios. En Babilonia, con Nabucodonosor II, se produjo un notable salto civilizatorio: ya no se fortificó solo una ciudad sino las fronteras del reino. Sólo puede prescindirse de una muralla cuando otra más amplia la supera… aunque la historia nos ofrece una curiosa excepción en el caso de los espartanos. Estos se jactaban de vivir sin ellas, a las que consideraban «cuarteles de mujeres» pues, de acuerdo con Licurgo, «una ciudad estará bien fortificada si está rodeada de hombres valientes y no de ladrillos». El historiador David Frye en su obra Walls describe su contraste con la vecina Atenas: «aquí se presenta una aparente ironía: los espartanos, que vivían en abierto, sin muros, no contaban con una mínima libertad. Sus mayores les enseñaban qué hacer y cómo hacerlo. Eran instruidos en cómo hablar; cómo, qué y dónde comer; cómo interactuar con sus hijos, mujeres, maridos e hijas. Los atenienses, por contraste, construyeron muros y tras ellos se convirtieron en el pueblo más libre del mundo. Seguros en su ciudad fortificada, discutieron de política y de filosofía, acudieron al teatro, y desarrollaron las matemáticas, la ciencia y el arte (…) las fronteras abiertas de los espartanos requerían que los hombres permanecieran en constante preparación militar, relegando toda labor productiva en los esclavos».

 

Leer en La Gaceta de la Iberosfera 

Jueves, 29 de Junio

 

Salsa

miércoles, 28 de junio de 2023

Camba y el periodismo español / La libertad de expresión. Lo que se puede decir y no se puede decir (ayer como hoy en España)


Rafael el Gallo, Jacinto Benavente, Joselito Gallo,
 María Guerrero y Margarita Xirgú



LO QUE SE PUEDE DECIR Y NO SE PUEDE DECIR

 
Por Julio Camba


¡Dichoso el señor Benavente, que en pleno régimen de excepción puede decir todo lo que quiere! Claro que, en último término, una libertad análoga está al alcance de cualquiera. Si todo lo que yo quisiera decir, en efecto, fuese lo mismo que dice el señor Benavente, esto es, si yo quisiera decir que puedo decir todo lo que quiero decir, ¿qué duda cabe de que podría decirlo?

Y lo curioso es que, según el señor Benavente, yo no quiero decir mucho más que eso. Don Jacinto sostiene que sería absurdo el concedernos una mayor libertad de expresión, no porque suponga que tengamos muchas y muy terribles cosas que expresar, sino, al contrario, porque opina que no tenemos que expresar ninguna. Es como si propusiera el desarme de todos los hombres pacíficos, diciendo:

¡Si fueran a asesinar a alguien! Pero incapaces como son de matar a una mosca, ¿para qué se les va a dejar que usen cuchillos ni revólveres?

Por mi parte, si en vista de que Fulano es un charlatán, veo que se le niega mañana el derecho a la palabra, consideraré quizá esta medida como desprovista de espíritu liberal, pero no como exenta de lógica. En cambio, si se le impide hablar a Zutano so pretexto de que es mudo, ya no serán mis principios ideológicos los que se sientan heridos, sino más bien mi dignidad de ser pensante; mi orgullo de ciudadano antropomórfico dotado de raciocinio.

¡Dichoso el señor Benavente! ¡Dichoso este ilustre don Jacinto, que no sólo puede decir que tiene libertad para decir todo lo que quiere decir, sino que, de un modo práctico, demuestra tenerla haciendo esas comedias tan finas y tan espirituales que parece talmente como si las hubiesen fabricado en el propio bulevar de la Madeleine!
 
Porque ya no se trata de la previa censura ni de nada parecido. Se trata del drama íntimo de todo escritor, que cuanto más se eleva en su arte y cuanta más conciencia artística adquiere, tanta mayor dificultad encuentra para volcar su alma en el molde grosero de la palabra. Uno es bien poca cosa, después de todo, ilustre don Jacinto. No ha escrito uno La Malquerida, cosa lamentable –el no haberla escrito, se entiende–, ni la ha cobrado, lo que también es bastante de lamentar. No pertenece uno a la Academia, ni hay probabilidad de que llegue a pertenecer nunca. No le han dado a uno el premio Nobel, y si es uno hijo de un pueblo, porque en alguna parte ha tenido que nacer uno, lo es al igual de todos los otros hijos del mismo pueblo y no de esa manera extraordinaria como usted es hijo de Madrid. En resumen, don Jacinto, que no tiene uno categoría, y no teniendo categoría tampoco tiene responsabilidad. Nuestra misión de escritores es bien pequeña, y, sin embargo, nunca consideramos haberla cumplido debidamente. No tenemos apenas nada que decir, como usted afirma con gran acierto; pero, aun sin previa censura, jamás logramos decir todo lo que queremos.
 
 
Y he aquí que usted –académico, premio Nobel, hijo predilecto de Madrid, Intereses creados y Malquerida–, usted, cuyos grandes pensamientos tienen forzosamente que superar en mucho a los nuestros, no halla el menor obstáculo para expresarlos. La previa censura no merma en nada su libertad de escritor. La censura propia o autocensura, tampoco. Está usted satisfecho de los censores oficiales y, sobre todo, está usted satisfecho de sí mismo. ¡Dichoso usted! En cuanto a su libertad para decir lo que quiere, mientras lo que usted quiera decir sea que tiene usted esa libertad, ¿a asunto de qué va usted a decírnoslo?

No se moleste usted, señor Benavente. No vale la pena...

(Del libro Maneras de ser español, de Luca de Tena Ediciones)

El vicio



Don Juan y Calvo Serer

 

Ignacio Ruiz Quintano

Abc

La libertad es un vicio anglosajón que fuera de Anglosajonia no ha tenido el menor éxito, seguramente por falta, entre nosotros, de eso que el tertuliano llama “pedagogía”. Sólo hay que ver los análisis de las elecciones americanas, y es que en España casi te ponen mejores ojos si pides una caipiriña que si pides libertad.

Un ejemplo de pedagogía periodística con eso de que el Pisuerga pasa por Valladolid es Rafael Calvo Serer, propietario del diario “Madrid”,·que pasa a la posteridad, no por fundador de la Junta Democrática que le atribuye la Wiki, sino por autor de un artículo, en el 68, “Retirarse a tiempo: no al general De Gaulle”, que se lee como una invitación a marcharse a De Gaulle… y a Franco.

España mantiene una semejanza de situaciones sociales y políticas con Francia. Si allí se presenta el problema de la sucesión de De Gaulle, también está planteado en España.

Para los arbitristas de la época la sucesión era una “república monárquica”, como la de De Gaulle, o una “monarquía republicana”, como la escogida, en la cual el rey reina, pero no gobierna. ¿Y qué era reinar?

Asistir al juego, sin jugar.

Una tercera vía, la “monarquía presidencialista”, fue explorada por Don Juan en París con Maurice Duverger, que vio en ello “el sueño de Benjamin Constant”. Después de todo, “una monarquía presidencialista es democrática y una república parlamentaria es oligárquica”.

¿Qué “pedagogía” puede salir de las elecciones americanas? Para empezar, la del principio electivo, una de las tres patas de la democracia representativa, por el cual el pueblo designa la persona para la función ejecutiva de gobierno en el Estado.

En elecciones legislativas, el diputante es señor del diputado. En elecciones ejecutivas, el mandatario es señor del mandante.

Otra cosa sería aprovechar las elecciones yanquis para publicitar aquí la literatura subversiva de “El Federalista” o los debates sobre la Constitución federal de Jonathan Elliot, que a esos lujos ya renunció uno hace tiempo.

 

[Publicado en Noviembre de 2020]

La próxima pandemia


 

Carlos Moliner

 

Sólo el mercado de los antidepresivos suponía un volumen de negocio de más de 16.000 millones de dólares en 2022, y se espera que crezca



Hace unos días, Alejandro Sanz sorprendió a sus seguidores publicando un tuit en el que reconocía que no pasaba por un buen momento anímico.

El cantante ya había hablado en el pasado sobre su salud mental, sobre todo a raíz de un episodio durante un concierto en México en 2007 en el que estuvo a punto de desmayarse.

No es un caso excepcional. Poco después de publicar su tuit, James Rhodes, pianista célebre en España por la publicación del libro en el que denunció los abusos que sufrió de niño y los problemas mentales que padeció a causa de ello, le respondió con un emotivo mensaje.

En los últimos años, varios artistas y figuras públicas, como Dani Martín de El Canto del Loco o Pedro Pascal de The Mandalorian han hecho públicos sus problemas de salud mental para contribuir a visibilizarlos y romper así el tabú que acompaña a esta clase de padecimientos.

¿Qué le ha dado a todo el mundo con la salud mental?

A estas alturas de siglo, observar todo el ruido en medios sobre la salud mental como siguiente pandemia, y también el desfile de famosos haciendo públicos sus problemas en este ámbito, como fenómenos espontáneos, implica haberse pasado los últimos años sin prestar demasiada atención.

Y no es porque no haya ha habido motivos recientes para manifestar preocupación más que justificada por la salud mental de los millones de personas sometidos a medidas de excepción que han afectado gravemente a sus vidas personales, sus derechos y sus economías, con las lógicas consecuencias sobre su estado anímico.

Sin embargo, durante todo ese tiempo, no hemos leído anécdotas sobre un hermano al que el cierre de su restaurante hubiese mandado a la ruina o sobre la mujer soltera que tuvo que confinarse junto a sus dos hijos y perder así su empleo sumergido. Los famosos que asomaban era para aplaudir en el balcón o cantar el Imagine a coro:
Si la vergüenza ajena sanara, el ser humano a estas alturas ya sería inmortal.

Después de haber observado cómo se introducían en la agenda pública asuntos como la así llamada cultura de la violación o el calentamiento global (ahora cambio climático), merece la pena intentar aclarar de dónde viene y hacia dónde va esta nueva corriente.

Para ello me propongo analizar los presupuestos teóricos de los que parte, por un lado, y por otro especular sobre los objetivos que previsiblemente persigue.

La base teórica


En paralelo a la desaparición de los manicomios —en EE. UU.  en 1963 con una ley de Kennedy, en Italia en 1978, en España en 1986— y el desarrollo de nuevos fármacos para tratar las enfermedades mentales que permitieran hacer vida relativamente normal fuera de una institución psiquiátrica, se publicaron una serie de estudios que especulaban con la posibilidad de que detrás de algunos problemas psicológicos estuvieran ciertos desequilibrios químicos en el cerebro.

Así, por ejemplo, niveles bajos de serotonina serían la causa de la depresión común. La novedad de este enfoque es que permitía objetivar las pruebas diagnósticas de la enfermedad mental. Otra de sus ventajas consistía en acabar con la discrecionalidad de la psicoterapia y la divergencia de diagnósticos a que ésta daba lugar, que había sido objeto de multitud de críticas como las surgidas a raíz del experimento de Rosenhan.

El objetivo era que la comprensión de la química del cerebro acabase habilitando a los psiquiatras a tratar la enfermedad mental como cualquier otra enfermedad crónica o deficiencia fisiológica; como la falta de insulina para un diabético, o de vitamina C para un aquejado de escorbuto.

Esta nueva aproximación a la enfermedad mental resultaba lógicamente más rentable para la industria farmacéutica que la predominante desde el final de la Segunda Guerra Mundial, centrada en la psicoterapia.

La Década del Cerebro

 
El florecimiento de las llamadas neurociencias (en cuyo origen, por cierto, encontramos a un español, Santiago Ramón y Cajal), dedicadas al estudio del sistema nervioso, y muy en concreto al funcionamiento del cerebro, se vio asimismo impulsado por la necesidad de comprender mejor la función de los neurotransmisores en la fisiología y las patología del cerebro.

Cuando en 1988 se presentó el Proyecto Genoma Humano, que muy pronto empezó a dar resultados en la forma de mapas físicos y genéticos del genoma humano, se abrió todo un nuevo campo de aplicaciones médicas y biológicas.

Otro de los campos del conocimiento que se vio favorecido por esta revolución fue una rama especialmente prometedora de la psicología, la psicología evolucionista, inspirada por la revolución cognitiva de los años 50 y 60, que consistió en el descubrimiento de que la mente es un sistema computacional, lo que permitía caracterizar la mente no como una entidad única, sino como una serie de funciones (o módulos) especializadas para resolver determinados problemas adaptativos. Para la psicología evolucionista, el objeto de la psicología es el funcionamiento del cerebro (un órgano), y no ya la mente (una entidad).

Si el consenso era que la enfermedad mental era una enfermedad del cerebro, algo que siguiendo los postulados de todas estas escuelas es una pura tautología, centrarse en el tratamiento del cerebro para curarla resultaba lo más natural.

El desarrollo conjunto de estas áreas de conocimiento a partir sobre todo de los años 90 permitió una verdadera explosión en el campo del tratamiento farmacológico de los trastornos mentales.

Tanto es así que, entusiasmado por las posibilidades que todos estos avances abrían para la ciencia, el entonces presidente de EE.UU. George H. W. Bush se refirió a los años 90 como la Década del Cerebro.

Las consecuencias prácticas

 
La lucha por los derechos de los internados en los psiquiátricos condujo en algunos casos a una mejor socialización, pero en su gran mayoría provocó su paso a la mendicidad o la indigencia, cuando no a su internamiento pero en instituciones penitenciarias. Para el caso de la depresión, los novedosos enfoques para su tratamiento han logrado que se convierta en la primera causa de discapacidad en el mundo según la OMS, con 350 millones de personas aquejadas por alguna forma de depresión, y que represente el 7% de la mortalidad prematura en Europa.

En 1987, la Asociación Médica Estadounidense (AMA) incluyó a la adicción como una enfermedad, pero no fue hasta 2011 cuando la Sociedad Estadounidense de Medicina de la Adicción (ASAM, por sus siglas en inglés) definió la adicción como un trastorno cerebral crónico, no como un problema de comportamiento o el resultado de haber tomado malas decisiones.

Las aproximadamente dos décadas que van de un momento a otro reflejan el recorrido de la psiquiatría durante esos años, en los que muchos trastornos del comportamiento pasaron a ser considerados enfermedades del cerebro.

La búsqueda de la objetividad y la estandarización en los diagnósticos mentales fue también el motivo que llevó al psiquiatra Robert Spitzer a reorganizar el DSM-III (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales) hasta convertirlo en el exitoso vademécum de la enfermedad mental que es hoy. La idea era que en el futuro pudieran incluirse una serie de biomarcadores como criterios diagnósticos, pero ya vamos por el DSM-5, y por el momento no hay rastro de ellos.

Como ironiza el médico e historiador de la psiquiatría Marco Ramos, «la psiquiatría sigue esperando a su Godot biológico».

En palabras de Allen Frances, psiquiatra responsable de la redacción del DSM-IV:

A la vez que estamos sobretratando a personas que no lo necesitan, estamos ignorando terriblemente a los que están gravemente enfermos, que desesperadamente necesitan mayor acceso al cuidado y una vivienda digna.

El psiquiatra Anthony Daniels (más conocido por su pseudónimo Theodor Dalrymple) señala un detalle importante:

Para que el médico reciba el reembolso de la compañía de seguros, debe encajar al paciente en una categoría, y el DSM sigue añadiendo más. La nueva edición (DSM-5) incluye el trastorno por acaparamiento, el trastorno por penetración, el trastorno por control de impulsos y el trastorno por ludopatía.

Se podría decir que yo tengo un «trastorno de compra de libros» porque no puedo pasar por una librería sin comprar uno.

Que el 69% de los encargados de la redacción de este manual reconozca vínculos con la industria farmacéutica no ayuda a despejar las sospechas sobre esta hiperinflación diagnóstica.

 



Por su parte, Thomas Insel, el antiguo director del Instituto Nacional de Salud Mental (NIMH) norteamericano y enfático defensor de las aproximaciones genética y biológica a la salud mental, explicaba, con la distancia necesaria para evaluar los logros de esa peculiar década prodigiosa:

Pasé 13 años en el NIMH impulsando la neurociencia y la genética de los trastornos mentales, y cuando miro hacia atrás me doy cuenta de que, aunque creo que conseguí que científicos geniales publicaran un montón de artículos muy interesantes a un coste bastante elevado —creo que 20.000 millones de dólares—, no creo que hayamos avanzado en la reducción del suicidio, la reducción de las hospitalizaciones o la mejora de la recuperación de las decenas de millones de personas que padecen enfermedades mentales.

Resumiendo, podríamos decir que con un presupuesto anual de 1.300 millones de dólares, el NIMH ha tenido capacidad de maniobra para ayudar a muchas personas, pero lamentablemente ninguna de ellas era un paciente aquejado de una enfermedad mental.

Así lo confirma Allen Frances:

El resultado final de estos últimos 30 años es una aventura intelectual apasionante, una de las piezas científicas más fascinantes de nuestra vida, pero no ha ayudado ni a un solo paciente.

Cui prodest?

Cabe preguntarse a quién han estado ayudando entonces durante todos estos años.

Tras dejar el NIMH, a Thomas Insel, por ejemplo, lo fichó Alphabet (empresa matriz de Google) para Verily, su división dedicada a las ciencias biológicas, que se dedica, entre otras cosas, al fenotipado digital, una nueva forma de clasificación que ya no usa marcadores biológicos, sino digitales, a través del uso que los usuarios hacen de sus teléfonos móviles y los llamados wearables, para el diagnóstico psiquiátrico, entre otros. Al salir de Verily montó su propia start-up, Mindstrong, con sede en Palo Alto y dedicada a lo mismo.

La trayectoria de Insel ilustra la estrecha relación entre científicos de la academia, medios de comunicación que los convierten en superestrellas, empresas tecnológicas que les dotan de fondos y medios casi ilimitados para llevar a cabo investigaciones que derivan en innovaciones tecnológicas, y por último los poderes públicos, que aplican algunas de esas enseñanzas y funcionan también como proveedores de fondos.

En 2019 el gobernador de California lo nombró «zar de salud mental y del comportamiento» para ayudarle a reorganizar el sistema de salud mental y del comportamiento del estado, con resultados discretos.

A la industria farmacéutica, por su parte, no le ha ido mal. Sólo el mercado de los antidepresivos suponía un volumen de negocio de más de 16.000 millones de dólares en 2022, y se espera que crezca hasta superar los 21.000 millones de dólares en 2026. El volumen del mercado de los psicofármacos ha aumentado cada año, incluso a pesar de que la investigación de base está prácticamente estancada desde los años noventa y apenas recibe nuevos fondos. La mayoría de los nuevos medicamentos son compuestos que buscan replicar el efecto de otros ya conocidos, muchas veces debido a que se trata de medicamentos genéricos o con patentes de próximo vencimiento. Aunque el consumo de psicofármacos no para de crecer, las farmacéuticas llevan años desplazando recursos hacia la investigación genética, con mayor potencial a futuro.

Pero como en muchos otros casos, para cuando los promotores de una tendencia han tomado ya otros derroteros, la inercia de su empuje inicial sigue produciendo efectos durante algunos años en quienes siguen sus antiguas indicaciones.

España, en concreto, es el primer consumidor del mundo de benzodiacepinas, psicotrópicos de efecto sedante. El derivado al que más se recurre es el diazepam (marca comercial Valium), y solamente de 2020 a 2021 su consumo creció un 110%. El consumo de antidepresivos, por su parte, creció un 10% en el mismo período hasta los 4.2 millones de tratamiento mensuales, un 7% para los antipsicóticos (1.37 millones de tratamiento mensuales) y un 6% para los tranquilizantes (5.1 millones de tratamiento mensuales).

El 12,74% de los españoles mayores de 15 años presentan sintomatología depresiva de distinta gravedad, y la frecuencia es prácticamente el doble en mujeres (16,32%) que en hombres (8,94%) en todos sus grados de severidad.

España es, además, el cuarto consumidor de fentanilo del mundo, por detrás de EEUU, Alemania y Reino Unido. Este es el opioide responsable de la reciente epidemia de muertes por sobredosis en Estados Unidos. Su consumo en España se ha multiplicado por 4 en el período 2020-2022.

Después de la ola de entusiasmo inicial con los desequilibrios químicos en el cerebro y los marcadores genéticos y biológicos para resolver la etiología de las enfermedades mentales, esta explicación teórica apenas ha presentado resultados dignos de tal nombre, como reconocen hasta sus más convencidos defensores.

Un estudio reciente, que ha revisado estudios en que participaron más de 100,000 personas para evaluar el rol de la serotonina en la depresión desde muchos ángulos distintos, concluye que no hay diferencias en los niveles de serotonina en la sangre ni en los fluidos cerebrales entre las personas sanas y las deprimidas; ni siquiera cuando hay diferencias genéticas en la forma en que las personas procesan la serotonina.

Hay algo todavía más sorprendente en relación con este estudio, y es que la literatura científica al respecto del tema sigue dando por hecha la relación entre depresión y niveles bajos de serotonina, y los protocolos médicos actúan en consecuencia. Un estudio en 2005 ya alertaba sobre la desconexión entre la información contenida en la publicidad de ciertos psicofármacos con la literatura científica disponible sobre el particular.

Lo que sigue es un anuncio en televisión de Zoloft, un antidepresivo comercializado por Pfizer que ha generado unos 30.000 millones de dólares desde su lanzamiento en 1991:

Leer en La Gaceta de la Iberosfera

 


River Ouse, Lewes

¿Quién empujó a Virginia Woolf? 

Miércoles, 28 de Junio

 

 

El que avisa...

martes, 27 de junio de 2023

No inglés


 

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    Ahora que Feijoo iba a ponerse a estudiar inglés, va Sánchez y le deja sin agenda para las clases al convocar elecciones. Mas como en el Estado de Partidos todo es mentira menos lo malo, me da que a Feijoo le pasa con el inglés lo que a los monos de Borges con el lenguaje en general.


    Borges creía que los monos pueden hablar, pero que han resuelto no hacerlo para que no los pongan a trabajar. Y uno está tentado de creer que Feijoo chanela el inglés, pero que lo niega para que no lo nombren secretario de la Otan, cuyo lema es una frase que Salustio pone en boca de Catón cuando éste acomete en el Senado a los conjurados de Catilina: “Animus in consulendo liber”. Algo así como “espíritu libre en sus decisiones” o “espíritu libre para deliberar”, que es lo primero que a uno le sugiere la hojalatería en la pechera del generalón Milley (el que dijo a los chinos que los avisaría, en el caso de que Trump ordenara atacarlos), a cuyo lado el medallero de Eisenhower recuerda al de un pobre cabo primero en la Usba de Castrillo del Val, Burgos.


    Hace bien Feijoo, pues, en no hablar inglés. Ni inglés ni, ya puestos, español, que él llama castellano (“yo en Galicia nunca me he ‘expresao’ en público en castellano”), y eso que es paisano de Darío Villanueva, el que siendo director de la Academia organizó, ¡en Burgos!, una “rave” de culteros para poner “en negro sobre blanco” la “problematicidad” del español… ¡con Trump!, cuando lo del muro:


    –¡Pero lo grave para el español es que Trump anuncia un muro con México!

 
    México, la cuna de Juan Soriano, que cuando presentó en casa a una amiga española (“se llama Paloma y es catalana”), hija de exiliados, la mamá del pintor contestó:


    –¡Qué lástima! Tan joven, y ya catalana...


    Por otro lado, Cabrera Infante tiene contado que en Cuba, donde se habla un español muy superior al de Villanueva, los hijos o nietos de esclavos padecían raras aspiraciones peninsulares y solían exclamar a la hora de la siesta: “¡Ah, quién fuera blanco aunque fuera catalán!” Lo cuenta en un soberano artículo titulado, precisamente, “El español no es una lengua muerta”, como en España pretende toda la clase política porque les va en el sueldo, que queda la mar de volteriano (el sueldo y el odio al español). En el artículo se despacha Cabrera contra los “borborigmos de Borges”, cuya lengua natural, mal que le pesara, era el español y no el inglés, su idioma ideal.


    –Borges habla, no sin razón, de que un sinónimo es la intención de cambiar de idea con sólo cambiar el sonido. Lo achaca al español y a los españoles, pero esa pretensión ocurre en otros idiomas.


    Ahí está Feijoo, que no habla español en público y cambia de idea como un chorlito. Lo hace en la lengua que, según Camba, sirve para hacer algunas poesías, comprar algunos pescados y hablarles a las gallinas, a los pájaros y a las muchachas de aldea.

 

[Martes, 20 de Junio] 

Cualquier otra opción posible

 

Caballería cosaca que combatió en el bando blanco

 durante la Guerra Civil

 

Hughes


Desde la invasión de Ucrania, la dificultad de informarse sobre Rusia ha aumentado. También el coste de emitir opiniones al respecto. Son pocos los incentivos para meterse en ese jardín, así que la cosa se va dejando a lo que digan medios y expertos.

Expertos en realidad hay pocos. Los que saben de cuestiones militares y geopolíticas son como los especialistas en deportes raros. Cuando llegan las olimpiadas se les pregunta por el hockey o por el tiro con arco, y se acepta el sobrentendido de que saben lo que están diciendo. Tácitamente decidimos creernos lo que nos dicen porque no tenemos mucha alternativa: a nadie le importa el tiro con arco y es tarde para aprender de ello.

Pero expertos geopolíticos hay muy pocos y cuando el conflicto se alarga y posamos nuestra atención (trastornada y deficitaria como es) sobre el asunto, nos damos cuenta de que estamos solos, en manos narrativas de ellos, los de siempre: los medios. Incapaces de contar una verdad sobre el PP extremeño, ¿qué iban a decir sobre Prigozhin?

Cuando sus homólogos wagnerianos se encaminaban el sábado hacia Moscú, los garantes de nuestro pluralismo informativo comenzaron a respirar por las branquias de Twitter. A medida que los mercenarios se acercaban a Moscú crecía su euforia. Prigozhin, con esa pinta de asustar al miedo, se convertía de repente en un paladín de la justicia y la libertad. RTVE llegó a llamarle «héroe». Cuando había tomado Rostov (tres tortazos sin vodka de oposición), Prigozhin ya era un príncipe demoliberal.

¿Qué estaba pasando? Cuánta incertidumbre, bendito tipo fijo… Las opciones eran pocas. Una es que el golpe triunfaba y Putin ya huía como el tirano cobarde que siempre fue. Otra posibilidad era la guerra civil. La tercera: cualquier otra opción posible, fuera la que fuera, por rara que sonara. En estos casos suele ser lo mejor.

La opción del golpe triunfante tenía un problema narrativo: ¿qué pasaría en el mundo sin Putin? Sin él, ¿qué sería del Brexit y del populismo, de Bolsonaro y Orbán, de Zemmour, de los trolls de Internet y las opiniones heterodoxas, del nacionalismo catalán y de Trump? Todo se desvanecería. Sin Putin, de repente habría un enorme vacío narrativo en el mundo.

La posibilidad de la guerra civil era temible. Una devastadora contienda fratricida en el país más grande de la tierra. Pero es entendible que a quienes ven con ligereza la posibilidad de una Tercera Guerra Mundial o una conflagración nuclear, una guerra civil les pareciera un aperitivito geopolítico.

El sábado avanzaba. Napoleón necesitó 600.000 hombres para llegar a Moscú, pero a Prigozhin, su heredero en los valores universales, le bastaría con menos de una décima parte…

 

Leer en La Gaceta de la Iberosfera

Martes, 27 de Junio

 

 
 
Marshmallow

lunes, 26 de junio de 2023

Bernal y Ortuño, héroes del ascenso eldense

      

 

Álex Bernal, Enrique Martín y Juanjo Ortuño


Francisco Javier Gómez Izquierdo


       No es descabellado que la tercera categoría del fútbol la formen dos grupos. El despropósito viene cuando se la llena de ínfulas porque ahí están el Depor, el Hércules, el Córdoba, el Murcia... Están ahí porque les corresponde purgar la torpeza de gestores desastrosos y no como invitados a un fiestorro con pretensiones despampanantes y para el que don Rubiales daba por seguro iban a venir las teles en plan subasteras. Esos supuestos grandes del fútbol van a seguir una temporada más enredados en sus penurias y la desconocida plataforma que compró los derechos los va a soltar con pérdidas.


          Del grupo 1 ascendió a 2ª División el Rácing de Ferrol "del tirón". Hasta Navidad, el fútbol en general consideraba al Córdoba "hors categorie", pero en enero una nube ensombreció el vestuario, el juego y el club en general sumiéndonos en una extraña tiniebla que no para de enceguecernos. Servidor cree que el mejor equipo lo tenía el Alcorcón, donde uno de los que debía de ser de los nuestros y al que se pita mucho en El Arcángel, Javi Lara, ha puesto la inteligencia, y Babín y Mosquera la experiencia bien entendida que es preciso acarrear por los barrancos de la categoría. Los merecimientos alcorconeros se convalidaron ante el Castellón y vuelve con los mismos honores que aquel Alcorcón de Anquela del 2010.


          Em el grupo 2, el Eldense se dejó coger por un Amorebieta que ascendió directamente y ayer disputó tal honor con el Castilla. Vi el partido. Jugó mejor el Castilla y tuvo la 2ª en la mano, pero hacia la hora del partido Fernando Estévez, entrenador y médico (entrenando al Badajoz salvó la vida del nigeriano Adhigie, jugador del Talavera, que quedó inconsciente tras un golpe y en la 18/19 salvó al Burgos de bajar a 3ª) metió en el campo a Álex Bernal, uno de esos jugadores a los que servidor coge cariño porque le gusta cómo manda, se coloca y pasa y a los que tiene que defender sin acabar de convencer al que escucha. Bernal se fue en Navidad de Córdoba a Elda. No jugaba aquí. Trajeron otros que bueno le hicieron. No es titular tampoco en el Eldense pero ayer volvió a demostrar que en esta División hay pocos como él en su puesto. Estévez diagnosticó con conocimiento y aplicó la cura pertinente con Álex Bernal y éste se convirtió en medicina santa fabricando dos goles. En el tercero y definitivo robó la pelota al joven y quizás demasiado bullicioso Aranda y se la colocó con la intención de remate final de fiesta a Juanto Ortuño, un 9 murciano (su hermano Alfredo, más goleador, anda en el Cartagena) que también tuvimos en Córdoba sin que dejara huella.


       Lejos queda aquella pesadilla de los calabreses que tras esquilmar al Yeclano, el pueblo de los Ortuño, se colaron en Elda con las típicas y tópicas promesas falsas y mercaron un entrenador sin papeles, italiano por supuesto, y futbolistas que pagaban por jugar y cobraban por dejarse ganar. La llantina de un larguirucho que luego lo llevaron a declarar tras el deshonroso 12-0 ante el Barça B es como digo un mal sueño en el pueblo alicantino por mucho que lo sacaran en televisión. Entonces, sólo hace seis o siete años, se habló del mayor escándalo de apuestas en el fútbol español. En Yecla se tomó como vergonzoso deshonor.


     Felicidades de corazón a Bernal  y  enhorabuena a Rácing de Ferrol, Amorebieta, Alcorcón y Eldense por su ascenso. Cuatro pueblos que han podido con unas cuantas capitales.

Rocanrol. Tren de medianoche. Get The Water

 

The Marilyn Diaries
@MarilynDiary



Get The Water


 

 





Tren de Medianoche

El loco de Rochester

 Odiamos el fútbol moderno

Brighton, UK

 

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    Él, como hombre de acción, tenía tres normas: que la verdadera acción reside en la reacción del enemigo; que el enemigo incitado y guiado en su reacción es nuestra mayor fortaleza; y que las tácticas, como la vida, requieren moverse al ritmo de la acción.


    –Una táctica significa hacer lo que puedas con lo que tengas.


    Él mismo refiere su mítica campaña de 1964 contra un gigante de la fotografía, con sede en Rochester, Nueva York, literalmente dominada por la corporación. Acude a Rochester invitado por un grupo negro que le pide ayuda para organizar el gueto para conseguir igualdad, después de un violento motín racial que ocasionó la intervención de la Guardia Nacional. Es recibido en pie de guerra. La prensa del lugar, muy hostil hacia su figura, le pide su opinión de Rochester como ciudad: “Es una enorme plantación sureña trasplantada al norte”, contestó él. Entonces le preguntaron por qué se entrometía en el gueto negro después de “todo” lo que el gigante fotográfico había hecho por los negros. Él los miró perplejo y respondió: “Puede que sea un ingenuo desinformado, pero a mi entender lo único que ha hecho ese gigante fotográfico respecto de las cuestiones raciales en América es crear la película a color”. El chascarrillo provocó la furia del gigante, que podía soportar los ataques e incluso los insultos, mas no las risas.


    La risa provocó tal furia irracional que sus reacciones llevaron al gigante a su caída. De aquí su corolario: el humor, anotó en su “Tratado para radicales”, es esencial para el éxito de una táctica, ya que las armas más poderosas conocidas por el hombre son la sátira y el ridículo. Su resumen es que, esencialmente, la vida es una tragedia, y la comedia es exactamente lo opuesto: “Si uno modifica unas cuantas líneas de cualquier tragedia griega, la convierte en una comedia, y viceversa”. Cuando llega a la ciudad, tiene claros sus objetivos:
    –Rochester se enorgullece de ser una de las joyas de la corona de la cultura americana. Tiene grandes bibliotecas, universidad, museos… y su famosa orquesta sinfónica.

 
    ¡La orquesta sinfónica!


    Él sostenía que el poder siempre gravita hacia los que tienen dinero, y que aquellos que no lo tienen, les siguen. Los recursos de los poseídos son, según sus cuentas, nada de dinero y muchísimas personas. “Las personas tienen sus cuerpos. ¿Cómo pueden usarlos? Utilizando el poder de la ley y forzando al ‘establishmen’ a obedecer sus propias reglas. Centrándose en tácticas con las que la gente disfrute”.


    Conque la orquesta sinfónica de Rochester, ¿eh? “Propuse comprar cien entradas  para uno de sus conciertos, uno en el que la música fuera suave. Los cien negros del gueto a los que se les había regalado una entrada cenarían antes del concierto en la comunidad, en un banquete de tres horas de duración, en el que no se serviría nada más que alubias cocidas. Las consecuencias en el concierto serían las lógicas…” Examen de la táctica: primero, el disturbio se situaría fuera de la experiencia de los ricos, que se esperan siempre lo típico y ni en sus peores pesadillas hubieran imaginado un ataque a su joya cultural, la afamada orquesta sinfónica de Rochester; segundo, la acción ridiculizaría la ley, ya que las leyes no prohíben funciones naturales del cuero humano. “¿Qué podrían hacer? ¿Exigir que la gente no comiese alubias antes de acudir a un concierto? ¿Anunciar al mundo que los conciertos no se verían interrumpidos por flatulencias? Meterse a tratar el tema arruinaría el futuro de la temporada sinfónica. ¡Imaginad la tensión al inicio de cualquier concierto! ¡Imaginad el agobio del director de orquesta al alzar su batuta!”


    –La táctica satisfacía además otra regla: que nuestra gente tiene que divertirse con ella. Los negros del gueto se morían de risa cuando se les propuso la táctica: conectaba con su odio a los blancos que los oprimían.


    Por cierto, que Pitágoras fundó una religión el primero de cuyos dogmas era abstenerse de comer alubias, pues era pecado, circunstancia que nuestro hombre, Saul Alinsky era su nombre, no mencionó al consejo municipal de iglesias que lo contrató para luchar contra el racismo en el Rochester de 1965, y de cuya figura me he acordado por el activismo, a base de inteligencia y humor, hoy, aquí, de Coto Matamoros contra la TV cultural que en España promueve, con dirección o sin ella, campañas de descrédito como la sufrida por el futbolista Vinicius Jr. sólo por el mero hecho de haberse erigido en la figura del Real Madrid, club que absorbe todo el rencor autonomista de una nación, la más vieja del mundo, agotada y echada a perder.

 

Saul Alinsky


UN CAJERO AUTOMÁTICO


    ¿Premier o Champions? ¿Truco o trato? La respuesta depende de lo que en su momento gane Guardiola, padre del pepismo, el ismo del Relato, que este año ha donado su prima de Champions a los pobres del City, que también los tiene, y que han hecho suya, con motivo, la jaculatoria de Fabio Capello: “Felicidades por la Champions, ha estado sosteniendo el cajero automático durante siete años. Puede permitirse dejar en el banquillo a jugadores como Foden, Julián Álvarez, Mahrez...” La imagen es tan potente que ahora, cuando uno mira a Guardiola con la Champions del City, ve a López Vázquez en “La cabina” de Mercero.

[Lunes, 19 de Junio]

Lunes, 26 de Junio

 

 

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