lunes, 19 de junio de 2023

Los que se van

 

El Barcelona blanco:

Artola, Ramos, De la Cruz, Olmo, Costas Migueli,

Zuviría, Rexach, Cruyff, Asensi y Fortes


Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    Muerto el fútbol (vale, no está muerto, que está tomando cañas, hasta julio), la peña mata el rato echando la cuenta de la lechera, y sale que, sin el Video Assistant Referee (VAR), el campeón de Palanca 2023 sería el Real Madrid, cosa que a nadie importa, pues todo el mundo sabe que el ser y tiempo de ese club es la Champions, una “unidad de destino en lo universal”, que no es un pensamiento joseantoniano, como creerán los más petoneros, sino de un filósofo ruso, Nikolái Berdiaev, nacido en Kiev, que así de loca, o de divertida (“la historia es divertida”, Ortega), es la historia.


    Lo de la “unidad de destino en lo universal” lo metió Giscard d’Estaing en la Constitución Europea que, por fortuna, se perdió en referéndum, con lo que la verdadera Europa sigue siendo, no la UE, copia fatal de la URSS (“Yo ya viví en tu futuro”, nos dejó advertido Vladimir Bukovski al hacer su paralelismo Urss / Ue), sino la de los mojones del Camino de Santiago y las orejonas del Real Madrid, del que tanto cuesta irse: Hazard remoloneó hasta el final, y de Mariano se supo que tanteó la renovación.


    Menos Benzemá (648 partidos, 354 goles, 165 asistencias, 5 Champions, 5 Mundiales de Clubes, 4 Ligas, 4 Supercopas de Europa, 4 Supercopas de España y 3 Copas del Rey), los que se van son los que no pueden quedarse, y aun así ya volverán, que eso ya lo cantaba Juan Erasmo Mochi en los 70: “Los que se van / ya volverán. / Cuando se fueron / no querían marchar. / Los que se van / ya volverán”.


    Vienen Jude Bellingham y no se sabe cuántos más. Bellingham impresiona porque se trata de una perla del imperio británico que ha preferido Madrid a la Premier (no por la Liga, que no es tal, sino por la Champions), y a los piperos los tiene ojipláticos porque en el Mundial “The Sun” relacionó su nombre con Shakespeare, en cuyo “Julio César” hace decir, por boca de Antonio, al espíritu de César: “Cry ‘Havoc!’, and let slip the dogs of war”, que en la versión española de don Luis Astrana Marín se traduce: “‘¡Matanza!’, y desencadenará los perros de la muerte”. Mas no es matanza, sino caos, devastación, y no es muerte, sino guerra. “The Sun” veía en Bellinghan, metafóricamente, a un “perro de la guerra”, figura que en la cultura anglosajona goza de buen predicamento. Mattis, el secretario de Defensa con Trump (“lo más parecido a Patton que he encontrado”), se hacía llamar “perro loco” en el campo de batalla, por lo que el periódico global en español montó el número de pedir el frasco de las sales para no desmayarse de la impresión, y luego resulto que el “perro loco” era un simpático “Pluto” que olisqueaba para los chinos. Si Benzema se hubiera quedado, ahora repetiríamos en los días de tedio el debate mourinhista gato-perro cazagoles en el Bernabéu.


    Con la llegada de Bellingham, los más castizotes miran de reojo a Ancelotti, que ha conseguido quedarse con su Modric y con su Kroos, que desplazarán a la estrella inglesa al lateral derecho, trazando una línea digna de Cruyff: Bellingham, Militao, Alaba y Camavinga por delante de Courtois.


    La parte seria es que la prensa, gracias a Mourinho, que la mandó a la grada, ya no mangonea la política de fichajes (otra cosa es que los enrarezca, como hace con Vinicius), con lo cual los Casemiro y los Modric tendrán preferencia ante los Cazorlitas y los De las Cuevas. Recordemos otra vez el oráculo sobre la profesión de Curro Fetén:


    –Para ser figura del toreo hay que mandar. Fulano no manda nada. Y si manda, aquí no llega.


    En una cultura futbolística seria, como la inglesa, todos los refuerzos para el Real Madrid serían pocos, pues el número de partidos es tan disparatado que se necesitan dos equipos titulares para poder competir con opciones de éxito (por ejemplo, el City, aunque el Real Madrid le “regalara” las semifinales). Mas la cultura futbolística española no es seria: el pago acreditado a un árbitro-jefe se quiere hacer pasar por pirula de algún directivo trincón (si la cosa iba de lavar dinero, ¿por qué pagar a un árbitro 
no es por volver a Shakespeare, pero, hombre, ¡la mujer del César! y no a un cura, que también van de negro? Los dirigentes afectados no negocian sanciones en tribunales (¡ni siquiera en despachos!), sino en domicilios particulares. ¿Negociaba Lance Armstrong con el jefe de la UCI en su casa? No pasará nada, porque la sordidez de este fútbol tiene su reflejo en la sordidez de la política.


 

¿HAALAND O MESSI?


    La verdad en números redondos es que en la Liga francesa Messi no ha sido mejor que Mariano, que hizo dieciocho goles en treinta y siete partidos, mientras que Messi ha hecho veintidós goles en cincuenta y siete partidos. Sin embargo, todo indica que la piñata del Balón de Oro caerá otra vez del lado del Potele argentino en atención a los cinco penaltis que lanzó en el Mundial de Catar, organizado, en explicación deslizada por el fifo Infantino, para reparar la injusticia que al parecer constituía el hecho de que Messi no tuviera un Mundial. ¿Y Haaland, que este año lo ha ganado todo? Haaland es joven y puede esperar. Como ocurría con Cristiano.

[Lunes, 12 de Junio]