La garza de Tablada en el Arlanzón
Francisco Javier Gómez Izquierdo
Anda mi presidente, el de mi peña, haciendo el camino de Santiago y ha mandado esta mañana foto del albergue de Pamplona en el que ha dormido. A mi presidente, quizás la única autoridad a la que respeto, le suelen asaltar ciertos arrebatos místicos con los que alimenta el espíritu y fortalece el ánimo sin molestar a nadie, por lo que le deseo "buen camino" y cómodo "tran-tran". Es nombrar el camino de Santiago y desde hace unos cuantos meses me vienen de inmediato unas palabras de Don Arsuaga el de Atapuerca que vi puestas en una entrevista de la contraportada del Diario Córdoba y que me sobresaltaron cuando desayunaba en lo de Antonio. Hace unos días, al leer un sabroso anecdotario escrito en español extraordinario por un desconocido fraile dominico del siglo XVI que me presentó un gran amigo, también recordé al afamado científico por la rama paleontóloga. No será servidor quien ponga en duda los conocimientos de personaje tan eminente, pero ¡hombre! eso de que los legionarios romanos partían de Sevilla y en cinco días se plantaban en Barcelona...¡¡¡cargados con la impedimenta!!! tendría que haberle parecido al periodista un imposible o una fábula de la que Dios ni lo quiera ni lo permita don Arsuaga tomaría por veraz y daría por buena con todas las consecuencias. No sé dónde está escrito ese caminar de héroes o semidioses o como se quiera catalogar a las legiones del César. El periodista no pidió mayores explicaciones pero puestos a exagerar de lo lindo me quedo con "los hechos de mi dominico":
"...El Rey Cathólico don Fernando averiguó que caçando un día en Sevilla en el campo de Tablada, sería a las ocho del día, echaron un halcón a una garça y subieron tan alto que vinieron a caer en las Huelgas de Burgos, saliendo las monjas de missa como a las once del mismo días y la tomaron."