Hughes
Al comenzar El Hormiguero de Feijoo, cuando hacen el bailecito, se pudo ver de perfil a Jorge Salvador, director, y a José Creuheras, presidente de Atresmedia. Yo juraría que estaban allí (¿o veo ya visiones?) recibiendo al invitado: el dueño del programa, el dueño de la tele.
(...)
Atresmedia define sola gran parte de ese espacio, el de la moderación y lo decible. Prácticamente lo domina. Por la izquierda tiene a Ferreras y La Sexta; en el centro la voz queda de Alsina en Onda Cero y por la derecha, Antena3 y El Hormiguero, que junto a Ana Rosa conforma los Montes Urales del Régimen centrista. En realidad, todos ellos dicen lo mismo, algo muy parecido, con variaciones mínimas de tono y formas.
(...)
Desde el punto de vista de Atresmedia, la cosa tiene sentido: definamos un espacio en el que quepamos (nosotros catalanes) y nuestro mercado (resto de España), que esté homologado con Europa, adule la soberanía del consumidor, y sirva, a la vez, a anunciantes y regulador.
(...)
El punto en el que Motos tomó la palabra para inquirir sobre la eutanasia enlazó directamente con aquellos derribos culturales. ¿Qué se edificó sobre aquel solar? Esto. La simplificación absoluta pero muy seria, identidades zombi irguiéndose en la nada haciendo jiji. Trancas y Barrancas (Monchito y Macario, os lloro), el ninonino musical, el gracioso-juicioso de Motos haciendo de piedra de toque en campaña y comisario cultural de Atresmedia… ¿qué iba hacer Feijoo allí? Como mucho, recurrir a algún informe bioético. No hay más. No pueden llegar a más. El experto bioético es el último recurso esgrimible. Pero la simpleza insultante de Motos (confieso que grité a la tele) merecía contestación.
(...)
En esa entrevista, Feijoo dijo que los derechos LGTBI son sagrados. No recuerdo que dijera lo mismo de la vida. «Ustedes se preocupan de cómo venimos al mundo y de cómo nos vamos, pero menos de lo que pasa entre medias», le espetó Motos a Abascal en aquella entrevista ya irrepetible por imperativo liberalio. De repente sí importó cómo venimos y cómo nos vamos.
El consenso político, al servicio del dinero, se escenifica en un espacio sociocultural que dibuja la televisión, en comandita de duopolios político-mediáticos. Fuera de ese espacio hace frío y apenas hay vida. Es una Siberia ultra de soledades carraspeantes. Dentro está todo lo que mana del presupuesto y hace posible lo rutilante y significativo. Lo cool, las gangs. Vimos el lastimoso esfuerzo de Feijoo por meterse allí, por entrar, como quien se mete trabajosamente en un traje de apicultor. Le vimos sonreír, confiada su mirada acristalada: ¿Vale así? ¿Ya soy como vosotros?
Leer en La Gaceta de la Iberosfera