Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Con esta costumbre española de llamar democracia a la partidocracia vive uno como Pepe Isbert
en “Bienvenido, Mr. Marshall”, que se pasaba, el hombre, el día
corrigiendo al gobernador el nombre de su pueblo, que no era Villar del
Campo, sino Villar del Río.
Un nuevo episodio chusco de “Bienvenido…” ha sido el de Perico Sánchez con Sleepy Joe en la cumbre de la Otan (de entrada, ni hola).
–Como líder progresista nos ha inspirado a muchos cuando ganó las elecciones
–dijo Sánchez de Biden, cuyo modo de ganar las elecciones nos puso a
muchos los pelos de punta: después de todo, Sleepy Joe, un demente
senil, y Perico Sánchez, un “idiota” en su sentido etimológico (un
particular incapaz de elevarse a lo universal) tienen los mismos jefes.
Inspiración progresista, en fin, para la política… ¡y para la ciencia!... del sanchismo, que sustituye a Ramón y Cajal por Ábalos y Koldo.
Para Santayana, de todas las palabras del léxico moderno, la palabra “progreso” es la más detestable, y John Lukacs,
autor de la prosopografía “El Hitler de la Historia. Juicio a los
biógrafos de Hitler”, considera al líder nazi, ¡ay, Perico!, el mayor
progresista del siglo XX, durante el cual “una mezcla de nacionalismo y
socialismo se ha convertido en la práctica casi universal de todos los
Estados”.
–El nacionalsocialismo es una concepción fría y razonada de la realidad que se basa en el máximo conocimiento científico… –dice el Führer en una cita que Michael Burleigh transcribe en “El Tercer Reich: una nueva historia”.
De la fascinación que la ciencia ejerce en los locos, esta teoría que Hitler “le dijo” a Rauschning: “La creación no ha terminado. Se está esbozando una nueva variedad del hombre en el sentido científico. La antigua desaparecerá y la nueva la superará. De buena gana yo daría a estas dos variedades los nombres de Hombre-Dios y de Animal-Masa”. ¡Cielo Santo! ¿Será eso la Masa Autoritaria que según los liberalios intimida ambientalmente a los Gobiernos Progresistas?
[Publicado en Junio de 2021]