domingo, 30 de junio de 2019

Toros y legitimidad. (Homenaje y agradecimiento al maestro Márquez)

Toros, filosofía y modernidad

Jean Juan Palette-Cazajus

La noción de legitimidad es cuestión que me obsesiona yo diría que de toda la vida. Legitimidad de las cosas, legitimidad de las instituciones, legitimidad de las personas. Legitimidad intelectual, social, cultural, nacional.  Acompañada de otro sentimiento que probablemente no sea más que el corolario de la primera cuestión, el de una exterioridad fundamental al mundo circunstante. Decir que mi sentimiento de la vida ha sido siempre un sentimiento periférico será tal vez la manera más suave de resumir la situación. Algo como la conciencia de una imposibilidad intrínseca para acceder al corazón de las cosas y de los seres. La sensación de estar siempre expuesto a la intemperie. Lo achaco en parte a las consecuencias de mi constitutiva esquizofrenia cultural.  No niego que esta situación pueda, ocasionalmente, brindarle a uno la ilusión fugaz de una lucidez privilegiada. Pero aquellas satisfacciones, muy esporádicas, poco pesan frente a la presencia compacta, invasiva, inexorable, del sentimiento de ilegitimidad.

Óscar Domínguez
Cabeza de toro. 1941

Este sentimiento de ilegitimidad lastra también mi condición de aficionado a los toros. No tanto porque uno “sepa menos de toros que una monja belga” como venenosamente suele sentenciar una figura emblemática de la afición madrileña. Mis fondillos y yo llevamos matrimoniados con las alturas alpinas de Las Ventas y su inhóspito cemento años suficientes como para que se me hayan pegado algunas nociones de lo que suele ocurrir allí abajo. Las suficientes para aprender a discriminar, a lo largo de incontables e interminables concilios taurinos, entre la charlatanería y los “chaneladores” dignos de crédito. Pero confieso un terrrible hándicap, una verdadara tara: carezco de memoria taurina. No me pidan a mí, a diferencia de lo que suelen praticar con suma naturalidad algunos amigos privilegiados, que yo compare minuciosamente, como si acabara de presenciarlas, las tres tandas de naturales rematadas atrás que instrumentara Fulanito de tal a un cinqueño de la ganadería de Zutano, hace cosa de 15 años, con aquella otra lección de toreo con la zurda que diera Mengano con aquel calcetero y gargantillo de Perengano, cuatro años antes. Sin duda yo también estaba en aquellas corridas y cabe incluso que  me acuerde de que Fulanito de tal y Mengano habían estado superiores aquel día,  pero mi memoria fotográfica sólo conserva de aquellos eventos reminiscencias borrosas y deshilachadas.

Sorolla, 1915

Me he preguntado muchas veces por las razones de esta lamentable derrota de la memoria. Hace años, en alguna ocasión, traté de discurrir sobre el modo en que los conceptos de microcosmo y macrocosmo, tan del gusto del pensamiento medieval o analógico, pudiesen servir para entender el particular universo de la tauromaquia. Sus enemigos mortales nunca llegarán siquiera a intuir la densidad de contenidos de la cultura taurina y el espesor de las vividuras que la acompañan. Hasta el punto de que para algunos aficionados existe la tentación de que el microcosmo de la afición termine imponiéndose al macrocosmo de la existencia. Mi afición nunca se ha regido por la articulación de estos dos conceptos. Tal vez porque si los toros cuentan mucho en mi vida, tampoco la determinan. Para algunos, la desfachatez de semejante confesión me hará merecedor de una excomunión a matacandelas. Me defenderé empezando por negar la mayor: nada más iluso que la creencia o el refugio en la hipótesis de un microcosmo taurino tan protector como totalizador.

Porque no hay nada menos evidente y “natural” que la tauromaquia. Es ésta, históricamente, un fenómeno improbable, extremo y controvertido. Dijo alguien que no recuerdo algo como que la felicidad de Dios consistía en recrearse en la absoluta completitud de su unicidad. Haría mal el aficionado a los toros en inspirarse en semejante ejemplo. Más que de la absoluta –y finalmente comodona– unicidad de Dios, la tauromaquia es un ejemplo cardinal de la absoluta “incompletitud” de las ocurrencias humanas cuando pretenden acceder a los estratos donde confluyen la sangre y la sublimidad. De fenómeno emergente y nunca del todo emergido, la tauromaquia ha pasado a ser un fenómeno evanescente y nunca del todo desvanecido. Jamás he podido considerar la tauromaquia como una institución  inalterable y tutelar. Para mí su modo de ser siempre habrá  sido transgresivo, problemático y desestabilizador. De modo que mi afición nunca logró acceder a la confortable tranquilidad anímica que le permitiera atesorar una personal memoria taurina como otros acumulan un holgado patrimonio en fincas urbanas y rústicas. Mi afición es inseparable del carácter controvertible y agonístico de la tauromaquia.
 
Picasso
Dora y el Minotauro, 1936

Desde el interior del microcosmo taurino se pretende seguir creyendo, contra toda evidencia, que el animalismo representa sólo un sector minoritario, fanático y estrafalario de la sociedad. Persiste la negativa a conocer la capacidad reflexiva y ofensiva de aquellas teorías, la exponencial producción internacional de literatura sobre el tema. Nadie quiere enfrentar la asombrosa rapidez con que  la mancha de aceite de la panestesia zoófila ha invadido las sociedades y las instituciones, hasta el punto de amenazar la propia definición ontológica del ser humano. Ya no puedo acudir a la Plaza con la frecuencia que lo hiciera. Fuera de ella no se ven los toros pero se pueden seguir pensando. No es el día de meterse en camisa filosófica de once varas. Sólo recordaremos que el animalismo le propone un horizonte infantil a la historia humana, basado en la generalización inofensiva de la necedad zoológica. De resultas de lo cual la corrida de toros se ha convertido en un referente fundamental desde donde recordar que la condición humana es azarosa por definición e inseparable del horizonte de la tragedia.

En el mundo taurino persiste la tendencia a creer que cualquier tiempo pasado fue mejor para el toreo y de paso para el nivel de exigencia y conocimientos de la afición. Dejaremos para otro momento la relatividad del primer punto para detenernos unos instantes en la evidente falsedad del segundo. No había Feria de san Isidro en los tiempos míticos de Joselito y Belmonte. Don Livinio Stuyck organizó la primera en 1947 y contaba con cinco festejos. En la presente ocasión, las mezquindades de la vida me impidieron acudir al Olimpo de la andanada del 9 donde el maestro Márquez imparte doctrina rodeado de exigente sínodo. Este año, particularmente fausto a lo que parece para la afición, los festejos sumaron 34. El aficionado actual puede acumular experiencia hasta el punto excesivo de “atorarse” como bien dice el dialecto venteño. Hace tiempo que el aficionado viene siendo sumergido por una ingente cantidad de información táurica, libros, revistas, fotos, vídeos, espacios televisivos, conferencias y tertulias varias. En ningún momento de la pasada historia taurina ha tenido, como hoy, tantas posibilidades de fabricarse un juicio sólido. Pero, como ocurre en cualquier otro sector de la cultura y del saber, la lucidez, la racionalidad del juicio contrastado y la clarividencia siguen siendo minoritarias.

J. García Ramos, 1852-1912
Banderillero citando

Aquella minoría se tutea dignamente con el “conocimiento”. Muy otra cosa es  la pesadez de un presunto “saber” taurino cumulativo que ha conferido a cierto sector de la afición la ampulosidad estéril y malévola de los sacerdotes egipcios en tiempos faraónicos. Luego queda la inmensa mayoría, el público. Nadie entre los acólitos del maestro Márquez se arriesgará a la cursilería de emperifollar la corrida, con palabrejos engolados. No se suele mentar el rito, el sacrificio, la misa mayor. Lo evidente no necesita retóricas. Pero la corrida es también una diversión de masas. El aficionado no es el espectador: el primero va a abstraerse, el segundo a distraerse. Este último objetivo es hoy determinante. En estas circunstancias nada hay tan difícil como dar cuenta a los ausentes de la verdadera sustancia de una corrida.  Me han “obligado” a intentarlo alguna vez. He vivido el resultado como una estafa, una impostura. El 90% del contenido de las mejores reseñas taurinas puede aplicarse sin cambiar una tilde a cualquier otro festejo. Por riquísmo que sea el acervo léxico taurino, bien pocos son capaces de transmitir las particularidades de un toro, las especificidades de un lance, de un trance, de un percance, de una faena. Conozco uno que acepta el envite. Hemos sido muchos en esta isidrada, los presentes y los ausentes, bajo diversas latitudes, desde las periferias del Celeste Imperio a los ruinosos caserones pirenaicos, en absorber las creo que treinta y una crónicas con que nos alimentó José Ramón Márquez. Ninguna parecida a la anterior, ninguna a la siguiente. Generosas, minuciosas, exhaustivas, didácticas, castizas, con aquellas andanadas de sorna en la sarna de la superchería. Perspicaces en referir cualquier incidencia significativa, capaces de sugerir  la colocación, la curvatura del pase y el remate, empeñadas en invidualizar cada singularidad, el torero y el “subalterno”, el toro y el ganadero. Todas ellas tácita, implicitamente regidas por una reivindicación ética de la tauromaquia y una conciencia de su actual precariedad que me atrevería a considerar no tan alejadas de mis propias preocupaciones. Lo que decíamos al principio, legitimidad.

Mariano Fortuny*

Los que nos picamos de escribidores, sabemos lo que cuesta sumar un renglón tras otro y más aún que tengan algo de sentido. Para muchos aficionados la feria de San Isidro constituye el verdadero período vacacional, el único asueto digno. Suele ser época de indulgencia o resignación conyugal que, tras la corrida, permite a las cañas acumularse, al tono de las tertulias elevarse, a las estupendeces proferirse y al disfrute de la convivencia intensificarse. Pero para entonces, durante un largo mes, contrariamente a lo que algunos pudieran pensar, los numerosos amigos del maestro Márquez no disfrutarán de su talento conversador ni del privilegio de sus comentarios. Es la hora de Fray José Ramón cuya labor adquiere durante aquel tiempo litúrgico una dimensión cartujana, una austeridad zurbaranesca. Retirado en  su celda, sólo el lento menguar de una vela en el corazón de la noche atestigua las largas horas dedicadas al deber de informar su expectante lectorado, desde el rigor del análisis,  la pureza de los conceptos y la soltura del cálamo. Gracias maestro.

Pd. Nadie piense que olvidamos el lujo añadido, este año, de las fotos del gran Andrew Moore.

Labor cartujana
__________
* Pero Fortuny, Fortuny es el genio. Picasso estaba acorralado por los políticos. Todo el arte moderno empieza en Fortuny. Goya, al lado de Velázquez, no pasa de ser un caricaturista. La cadera de Gala es el principio y el fin de todas las cosas.
Salvador Dalí

Los efectos de una bandera

Banderita

Hughes
Abc

Que colocaran ayer la bandera de España en la fachada del Ayuntamiento de Madrid tuvo un efecto curioso. Durante todo el día pudimos ver las manifestaciones de inquietud sobre lo que sucedía con la bandera gay. Si se colgaba o no, si su tamaño era el “tradicional” o no, si se colgaba a la hora debida o unas horas tarde, incluso su posición y tamaño relativo respecto a la bandera española. Asomaba una gran preocupación por la bandera. Una preocupación nueva, con un nivel de exigencia y detalle casi protocolario o diplomático. Casi militar, como de militares ante un cambio de guardia.

Esto es nuevo. Toda la vida, desde que tengo uso de razón, he escuchado que la bandera “sólo es un trozo de tela”. Durante años se ha ultrajado la bandera española ante el más olímpico pasotismo de casi todo el mundo, muchos de los cuales ayer observaban la necesidad oficial de colocar la bandera del arco iris con una fidelidad absoluta a lo que se considera pertinente en cuanto a longitud, posición, y condiciones de izado, como si fuera una cuidadosa ceremonia castrense en el Alcázar.

¿Ya importan las banderas? ¿Entendemos desde hoy que deben figurar en sus sitios oficiales? ¿Comprendemos de repente la solemne importancias de las mismas o de los himnos?

La colocación de esta bandera española adicional parecía un acto redundante y movido por el ánimo “rosendiano” de incordiar, pero ha provocado un segundo efecto casi malicioso: ha despertado a parte del llamado centrismo, su conciencia vigilante de lechuzos institucionales. En este centrismo nuevo son, precisamente, como Cármenes Lomana de lo democrático. Son medidores de estilo, del largo de la falda, del número de cuchillitos en la mesa pública, y han llegado a la conclusión de que un Ayuntamiento no puede ir colgando banderas fuera del mástil oficial, aunque para ello hayan tenido que comparar la española con una independentista o un lazo reivindicativo. Pero entonces, si es así, ¿por qué no han dicho nada o han dicho tan poco mientras el Ayuntamiento de Madrid y casi todos los edificios oficiales se convertían en un panel de anuncios de las mejores intenciones? Asomaba aquí, como un meñique enhiesto y familiar llegando a lo lejos, la habitual contradicción de nuestro centrismo, su escrúpulo cuestionable y siempre finalmente caprichoso, esa a veces irritante figura del medidor de la pulsión ajena, del virólogo un poco pedante y gratuito que trata de evitar a toda costa que los demás contraigan unas fiebres tifoideas de las que él está a salvo.

Domingo, 30 de Junio

Valle de Esteban

El sol abre su Oriente

"Deja que los muertos entierren a sus muertos"

DOMINGO, 30 DE JUNIO

Cuando se completaron los días en que iba a ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén. Y envió mensajeros delante de él. Puestos en camino, entraron en una aldea de samaritanos para hacer los preparativos. Pero no lo recibieron, porque su aspecto era el de uno que caminaba hacia Jerusalén. Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le dijeron: «Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo que acabe con ellos?». Él se volvió y los regañó. Y se encaminaron hacia otra aldea. Mientras iban de camino, le dijo uno: «Te seguiré adondequiera que vayas». Jesús le respondió:

-Las zorras tienen madrigueras, y los pájaros del cielo nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.

A otro le dijo:

-Sígueme.

Él respondió: «Señor, déjame primero ir a enterrar a mi padre». Le contestó:

-Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios.

Otro le dijo: «Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de los de mi casa».
Jesús le contestó:

-Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás vale para el reino de Dios.

Lucas 9, 51-62

sábado, 29 de junio de 2019

Circunstancias

Max Stirner

Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Para el historiador Edgar Quinet, amigo de Tocqueville, sólo hay dos medios de hacer una revolución irrevocable: cambiar el orden moral, la religión, y el orden material, la propiedad.

–Las revoluciones que hacen las dos cosas sobreviven. La primera es más segura que la segunda. Las que no hacen ninguna, escriben sobre arena.
Y en ese juego, a ver qué sale, están los piruleros que hoy mandan en España. Todos los daños y perjuicios se justifican con la Teoría de las Circunstancias, rescatada por otro historiador, François Furet, para disculpar los crímenes, ¡el Terror!, de la Revolución. Como dicen ahora nuestros sociatas, los etarras mataron, pero no fueron ellos, fueron las circunstancias.
Yo y mi circunstancia –resumió Stirner, santo patrono de los nietzscheanos, copiado (sin citar) por Ortega.
La mejor explicación de la circunstancia la dio el cabo de la guardia civil del pueblo de Camba cuando, jugando al tute con el cura y otros parroquianos, como saliera en la conversa la discusión sobre el puñal de Guzmán el Bueno, dijo: “¿Y qué iba a hacer, el hombre? A lo mejor no le dejaba otra salida el reglamento”.
Ante las Actas de la Eta y Zapatero todos los jefes de la partidocracia se tapan en el burladero de la Teoría de las Circunstancias, o Razón de Estado, como llamaron los florentinos a la dominación de la Ley por el Dinero.
El genio de Stirner veía en el liberalismo la aplicación del buen sentido a las circunstancias. Los liberales serían apóstoles de la razón: no quieren oír hablar de la Inquisición, pero nadie debe rebelarse contra su “ley razonable”, so pena de estacazo. Y postuló que “lo que uno puede ser, lo es”, al margen de la circunstancia. Porque quien no es más que lo que hacen de él las circunstancias o la voluntad de un tercero, no tiene más que lo que ese tercero le concede.

Es el circunstancialismo de España, cuya única esperanza pasa por la UE de Juncker y frau Merkel... y sus circunstancias: la ciática, ay, y el tembleque.

Sábado, 29 de Junio

Valle de Esteban

una curva se alarga de silenciosos cuervos...

viernes, 28 de junio de 2019

El zorcico

Arana Goiri


Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Cuando despertó, el 78 todavía estaba allí.

Es la democracia –repiten, campanudos, sus flabelíferos.

Una democracia algo rara: no puedes elegir a tu representante ni a tu presidente, pero, a cambio, puedes escuchar a Otegui.
Roosevelt. Presidente de los Estados Unidos. Nombre partido nacionalista vasco felicito por independencia de Cuba. Federación nobilísima que presidís que supo libertarla esclavitud. Si Europa imitara, también nación vasca, su pueblo más antiguo que más siglos gozó libertad rigiéndose constitución que mereció elogios Estados Unidos, sería libre –fue el telegrama de Sabino de Arana Goiri desde Bilbao a Washington en el 98.
No estuve a lo de Otegui en Televisión Española, pero la prensa setentayochista le da tratamiento de “Founder Father”, y así lo estudiarán nuestros nietos en la escuela. Faltó, al parecer, una claque pidiendo a Rosa María Mateo (Mateo la de la guitarra) el “Guernicaco”, zorcico estrenado el año 1851, siendo Rosa María casi una niña, en un café madrileño de la Red de San Luis:
Pidamos al Señor que nos conceda una paz para hoy y para siempre
En eso anda Zapatero, alcahuete del hamponato cubano en Venezuela y consejero de Estado en España, donde Sánchez le ha otorgado poder para conceder indultos, como hizo Francisco I con su madre, sólo que a Francisco I la Corte le recordó que se trataba de uno de los más preciados atributos de la soberanía, el cual no se podía comunicar al súbdito sin disminución de la majestad, con lo que la madre renunció al privilegio.
Muchos príncipes soberanos abusan de su poder presumiendo que la gracia que conceden será tanto más agradable a Dios cuanto el crimen es detestable –anota Jean Bodin–. Las gracias otorgadas para tales crímenes traen como consecuencia las pestes, las hambres, las guerras y la ruina de las repúblicas.
Pero un Ortega del 78 propone (¡pedagogía democrática!) sacar a los criminales en TV para que se vea… “lo tontos que son”. Han ganado.

Otegi les niega el sirope

1983


Hughes
Abc

No se entiende la insistencia en el “perdón” de Otegi. Su perdón personal importa poco. Él remite a su libro y habla como un líder político que “vende” una determinada cosa: algo llamado proceso de paz. Una visión del “conflicto”, una visión del País Vasco y de su historia. Dos partes, dos grupos de víctimas (la imagen de Franco casualmente mientras lo contaba)… Esto es ya un discurso mayoritario e institucional. ¿Acaso desaparece si pide perdón? Es desesperante.

Otegi ha formado parte de un grupo terrorista y no cambia de chaqueta. No engaña a estas alturas. La lealtad a su radicalismo es una de las pocas cosas firmes y parece que están deseando que la sepulte en palabras de ternura. “Otegui, pide perdón. Recubre esto en un poco de sentimentalidad, un poquito de sirope. ¡No nos lo pongas tan difícil!”. ¡Pero Otegi es más serio! Y lo que llama la atención en él es otra cosa, es lo normalizado que está. Su vocabulario, su fraseología, su campo de palabras, sus intenciones, su visión histórica de España… Sus eufemismos han de tapar más, eso sí. Usa “sufrimiento” o “dolor” en lugar de muertos. Y sus frases-engendro son como mega-estructuras: “dialogar para lograr un espacio para la construcción de la convivencia”. Pero, en esencia, es lo mismo. Es lo que ya suena: “derechos sociales” envolviendo “libertades nacionales” contra la derecha y “la herencia de Franco”.

Los que se tiran de los pelos más cortos porque habla en el 24Horas, ¿han reparado en que gobierna en medio País Vasco?

“¡Un monstruo, un monstruo!”, dicen, pero suena como mi vecino o un actor de cine. La única diferencia es su pasado y por eso… “¡Pide perdón!¡Pide perdón!”.

Otegi recordó un acuerdo con Maroto, las actas del PP, y resumió los muchos Pedro Sánchez en dos: 155 o “diálogo” (“El Sánchez de Évole”). Y diálogo es todo lo que conduce a una superación de la nación española. Por eso, el diálogo de Otegi es el de todos desde Zapatero (¿recuerdan las pompas de Estado cantando la derrota rubalcabiana de ETA?) y su mensaje ha sido normalizado por los medios de comunicación. Dice “caverna mediática” y dice “un tiempo nuevo”.

Otegi ha pisado cárcel, lleva décadas con un corte de pelo de fanático, y se juega los cuartos con los pimpollos de la Nueva Transición. ¿Qué pensará Otegi del progreliberalismo de Toni Roldán? Con su pasado, no tiene que mentir demasiado: “Acabó la violencia porque no la necesitábamos para obtener nuestros objetivos”.

Otegi votó las proezas sociales del PSOE y tiene grupo en el Congreso con ERC, la gran esperanza blanca desde Soraya hasta ahora, ¿a qué tanto mohín a estas alturas?

Lo escandaloso no es tanto que hable como que suene tan parecido a lo demás.

1998

Viernes, 28 de Junio

Valle de Esteban

El cielo perdido en el pájaro

jueves, 27 de junio de 2019

El cáliz del Inca

 El Cáliz. Oro con 32 esmaltes
Obra de Juan Batista de Herrera. 1620

 Mezquita en plata
Alumnos de la Escuela de Joyería


Francisco Javier Gómez Izquierdo

        Desayuna uno soliviantado con el monotema de una ola de calor que amenaza más al Norte donde uno quiere acercarse ahora que llega S. Pedro y S. Fermín que a las resignadas Andalucías que desde mayo acostumbran a convivir con un azote tan familiar que su falta yo creo incomodaría.

        De vuelta del paseo de hoy me he acordado de los posibles viajeros y su más que segura incredulidad y flojera corporal ante un calor como de cien mil hornos abiertos en cada calle cordobesa a partir de las 12. Esta sensación aún no ha llegado pero la señora de los mapas dice que ya está aquí, por lo que haría usted muy bien, si tiene previsto venir a Córdoba, madrugar y pasear la judería hasta las 10 que abre la mezquita. Entrar en el monumento más fresco de la capital y aprovechar estos días para hacerse una idea de lo que representa la platería en Córdoba con la exposición del “Cáliz del Inca” que se muestra en el templo.
      
Al poco de instalarme en los 80 me sorprendió tanto parroquiano en el bar de al lado de casa que trabajaba en la platería. A los dos o tres meses ya conocí plateros “fuertes” bien vestidos que llevaban “mariconera” e invitaban al medio a una clientela que no disimulaba la admiración y el respeto por -siempre- uno que arriesgó y “ahí está el tío, montao”. En S. Lorenzo, el Realejo, Mª Auxiliadora hay  férreas puertas que dan a talleres de donde salen muchos de los collares, pulseras, pendientes... que ustedes ven en las mejores joyerías de su ciudad y en todas las partes del cuerpo del artisteo. Esto es así desde que la plata y el oro llegaba en barco. Por una extraña selección natural, Córdoba se convirtió en la patria de los plateros... y S. Álvaro en su patrón.
     
La mezquita presenta estos días la exposición “El cáliz del Inca”. Del inca Garcilaso -ya saben, hijo de un sobrino de Garcilaso de la Vega y una sobrina de Atahualpa-, mestizo al que se tiene como cordobés de Cuzco y que marchó joven del Perú para vivir entre Montilla y Córdoba haciendo carrera en las armas y retirándose, desmoralizado, al parecer por el poco reconocimiento que tuvo su obra histórica, al refugio de la religión. El personaje heredó de la familia del Perú y de una tía rica de Montilla, pueblo que llama hoy la atención por sus señoriales edificios de piedra, por lo que suponemos vivió holgadamente y se permitió por ejemplo comprar en propiedad una capilla en la Mezquita, la de las Ánimas, donde hoy se pueden ver las banderas del Perú y de España flanqueando al Crucificado.
     
Más interesante que la pieza de la exposición mandada hacer por el Inca Garcilaso para su capilla, desaparecida en 1.808 -la habitual codicia de la soldadesca napoleónica- y recuperada de manos particulares no hace mucho, creo que lo llamativo de la muestra está en la influencia e importancia de la platería en la ciudad desde el siglo XVI y el poderío económico de una industria sin la que no se entendería la idiosincrasia cordobesa. Véase al respecto la indignación con la que el Gremio contestó al requerimiento de “.. hasta cien ducados de fianza para seguridad de las obras que les dieron hacer”.  “Si V. S. fuera bien informado no es de creer lo que mandara, así porque nuestro oficio es el mas honrado y de mas confianza de todos los oficios del Reino.... porque siendo como somos ricos y abonados y que antes determinaremos de labrar cada uno de su caudal y propia hacienda o irnos a poblar otras partes que no consentir de estar afianzados como encarcelados. A V. S. suplicamos que lo que no se hace en todo el Reino no se haga en esta ciudad.”
    
A todos ustedes les va a llamar mucho más la atención la mezquita en plata labrada por la promoción 94/97 de la Escuela de Joyería de Córdoba que la evolución de los estilos artísticos en cálices del XVI al XVIII, pero es seguro que no se olvidarán de la tradición platera cordobesa.

El Madrid de Andrea Malraux*

Por la calle de Alcalá
con la falda almidoná
y los nardos apoyaos en la cadera
___________
*Andrea Levy

Proporción

Weimar
Dos pestes del siglo XX: la Bauhaus y el Estado de Partidos


Ignacio Ruiz Quintano
Abc

De tener algún sentido la tautología “Estado de Derecho”, absurda como un zapato impar (el otro zapato impar es el “liberalismo progresista” de C’s), sería la de designar retóricamente un Estado cuyo gobernantes respetan sus propias leyes, que, desde luego, no es el caso de España, ni en el menudo.

El Psoe vetará en todas las comisiones del Congreso a Vox, que quiere ocupar puestos proporcionalmente a sus escaños –titula su ración de menudo el diario gubernamental.
¡Ah, la proporción! Sólo con la proporción se consigue la belleza (“la proporcionalità solamente fa pulchritudine”), dijeron los italianos del Quattrocento. Sólo con la proporción se sostienen los oligarcas, pensaron los alemanes de Weimar, y adoptaron la representación que, según ellos mismos, acababa con cualquier atisbo de representación ciudadana: la representación proporcional de listas de partido; en su lenguaje, “la integración de las masas en el Estado”. Técnicamente, la subordinación del legislativo al ejecutivo, como Russell resumió en una aduana americana el fascismo, cosa que ya sabían los americanos, pero habían ganado la guerra, Europa era una ruina y querían garantizarse no tener que volver en una generación a Normandía, por lo que, mediante juristas y propaganda, nos montaron “este Estado de Partidos que con tanto trabajo nos hemos dado”.

Aquí, Fraga, que venía de Londres, exigía sistema mayoritario, pero González, caballo de la socialdemocracia alemana, a cambio de renunciar a la broma de la República, impuso este sistema proporcional que Vox invoca para lo suyo.
El sistema asegura a cada partido político o grupo de opinión una representación, si no matemática, cuando menos sensiblemente ajustada a su importancia –decía en el 81 el TC que presidía Manuel García Pelayo, propagandista en España del sistema inventado por un telegrafista inglés para resolver el problema electoral de un continente despoblado como Australia.

Y los tertulianos hablando de “bipartidismo”.

Jueves, 27 de Junio


El gato de Cheshire

miércoles, 26 de junio de 2019

Una escapada liberalia

Londres
Ola de Calor 2019

Estepicursores

La personificación de la moral sencilla


Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Granada predispuso a Lorca a la comprensión del perseguido (“el gitano, el judío, el negro”) y Granada (ese Festival José Tomás de marketing y glamour) predispone al moderno Ortega a la comprensión de Toni Roldán.
Pensar es una erección y yo todavía pienso –dijo a Octavio Paz el antiguo Ortega en el Hôtel du Rhône en Ginebra.

La tauromaquia de José Tomás es coreada mediáticamente como la justicia del Tribunal Supremo. Somos plantas rodadoras (“¡estepicursores!”) en una mala película del Oeste. “¡La vida no es más que una sombra que pasa, un pobre cómico que se pavonea y grita durante su hora sobre la escena, y después no se le oye más. Un cuento narrado por un idiota con gran aparato, y que nada significa!” Hemos comprendido al Dombrovski de la facultad de las cosas inútiles, y tendríamos que repetirlo a diario:

¡La facultad de las cosas inútiles! El derecho es la facultad de las cosas inútiles. En el mundo sólo existe la conveniencia socialista. Esto me lo enseñó una mujer, mi jueza instructora.
Jueza instructora… o jefa de Innovación Responsable, como Jen Gennai, la irlandesa que “entrena a los algoritmos de Google” para la defensa de “la justicia y la equidad”. ¿Y qué es la justicia para Google?

La justicia es un silbato para perros. No significa lo que crees que significa.
Se trata, en fin, de evitar en 2020 lo ocurrido en 2016: la victoria de Trump. Siempre por nuestro bien, pobres idiotas carentes de poso intelectual. “Nos arruinaron a todos en 2016. ‘The news media got screwed over’. ¿Cómo podemos evitar que vuelva a suceder?” Controlando. Es decir, censurando.
El censor –dice Ihering al presentarnos el espíritu del derecho romano– era la personificación de la moral sencilla.
Gennai prefiere en la Presidencia a la socialista “Pocahontas”, pero sólo si no pide la división de Google, pues sólo una empresa grande puede enfrentarse a Trump. “¿No tienes conciencia?”, preguntó la carpa al lucio, que abrió sus fauces y se comió a la carpa.

Miércoles, 26 de Junio

Valle de Esteban


Si alguno no permanece en mí, es arrojado fuera,
 como el sarmiento, y se seca; luego los recogen,
 los echan al fuego y arden.

martes, 25 de junio de 2019

"Las caras de Córdoba". Obra efímera

El cartel admonitorio 

Ayer, la obra atacada y la discreta vigilancia municipal

Francisco Javier Gómez Izquierdo

     Hoy 25, ya no hay caras. Ayer, día de S. Juan, por la mañana aún permanecían. Alguna había sido robada por fetichistas o derribada por ese cordobita ortodoxo, no el serio ni el senequista, que se rasga las vestiduras para que todos veamos su pasión por Córdoba, pero hoy la muralla está como hace una semana. Vieja sí, pero limpia.
       
Ayer, sobre las 10 y en el sitio, tres importantes con chaqueta creo que hablaban del mejor modo de desprender “la obra de arte “ de la puerta de Almodóvar perpetrada por un vándalo. Si acusado de vandalismo, conforme a la información del Diario de hoy, por vándalo hemos de tener al  autor al que no han faltado seguidores amigos o familiares que de forma “alómina”, como diría un “chota” taleguero de los 80, que en comunión con la sensibilidad del desconocido fugitivo ha dejado constancia en escritura políticamente correctísima -noten el todos y todas y el imperativo “respeta todas las caras de Córdoba”- la preeminencia de su inspiración sobre la cultura milenaria. Respetuoso el escritor o escritores del cartel con lo ajeno y lo de muchos, urgen a los inclinados a la destrucción de lo propio consulten antes con “profesionales”.
     
De aquí a nada, tenemos comisario o comisaria, claro está, de Arte Moderno.

Guion


ABC

"Manoulo"



Ignacio Ruiz Quintano
Abc

De la “panier a crabes” de Valls salió una perla propia del cardenal Segura (“Vox ensucia el alma”), y nos pusimos con la animástica, como llama fray Gerundio al estudio del alma.
Eché el trasnoche del sábado con un personaje que trató a Manolo, el chófer de Ava Gardner, para él “Miss Eiva”, porque había sido taxista “en Menfis, Ténesi”. Manolo (“Manoulo”, para Ava) era gallego de cuna y de acento (también en inglés) y contaba su reacción al infarto:

Primero recé a Santiago, luego a la Virgen del Carmen, pero cuando la cosa se puso fea… ¡me c… en Dios!
Esta… “exaltación religiosa”… es la que descubre Albornoz en la cantiga del Rey Sabio sobre el castillo cercado, en cuyas almenas colocan los sitiados una imagen de la Virgen apostrofada (“Se tu es madre de Deus / Deffendend’aqueste Castelo / Et a nos que somos teus”). Déjanla diciendo: “Ueremol’o-que faras”.

El caso es que el socialismo carpetovetónico no debatía sobre el alma desde que Guerra puso a una niña Alma, “como la esposa de Mahler” (¡o como la hija de Schmitt!), tal que Zidane llamó a un hijo Enzo por Francéscoli. Si vuelve el asunto, es por el “moonwalk” censorio de Valls, que hace suya la teología de la Información de Gabriel Arias Salgado.
–Ministro –le preguntó un día un guasón–, ¿es verdad que lleva usted una contabilidad exacta de las almas que se salvan ahora en España gracias a sus métodos coercitivos, y que nuestras exportaciones al Paraíso superan cada mes las cifras del mes anterior?
El ministro contestó con su teología de la Información, compuesta con sus discursos en la Asamblea de la Prensa:
Parto de Santo Tomás, que dejó sentado que la libertad es la opción entre los bienes posibles, pero excluido siempre el mal (Vox, en el caso de Valls).

Pero Santo Tomás usó esa libertad mental para meter en la síntesis de su doctrina a Aristóteles –repuso el guasón.
Aranguren no es Aristóteles –dijo el ministro.

Ni usted tampoco es Santo Tomás.
Toni Roldán espera en el limbo..

Martes, 25 de Junio

Valle de Esteban

¿Qué misterioso pensamiento
conmueve a las espigas?

lunes, 24 de junio de 2019

Debacle capilar en Ciudadanos



Hughes
Abc

Tiembla el centro. Se van Toni Roldán y Javier Nart. No sólo dos políticos liberales y cosmopolitas como los que más, también dos buenas cabezas por dentro y por fuera. Es una catástrofe capilar para el liberalismo español. ¡Ciudadanos pierde el volumen!

Como no es plan de ponerse ahora una peluca de ilustrado, nuestros centristas más cultos (es decir, nuestros centristas más a la izquierda) se caracterizan por una melenita a la francesa, un poco a lo Bernard-Henri LevyJavier Nart tiene un pelazo envidiable, que ahí queda. Pero Nart era un clásico. Eso era una melena progre de toda la vida. Es con Roldán con quien se va algo novedoso, distinto. Roldán y su peinado casi casco estaba creando escuela. Un peinado ordenado, pero no mucho, patricio pero con un ligero desflecamiento por detrás. Un ligero “espeluchamiento” que no llegaba nunca a lo de Marlaska, por ejemplo. Era de niño bien un poco enfant terrible. De guitarrista de El Canto del Loco con muchos PhD.

En la escala de los pelos, en la gráfica de los peinados, Roldán no podía decirse de derechas. Era casi Semper, casi Oyarzábal. Pero no. Ni eso que ahora se llama un Cayetano. Tampoco de izquierdas. Había una compostura pija, bien, una suavidad pantene, quizás hasta un narcisismo masculino demasiado evidente en su pelazo. Ni de derechas ni de izquierdas. Pero él se dejaba unos pelillos sueltos, revoltosos, incontrolados, que empezaban a ser imitados. Ibas por Madrid y te veías a gentes con los pelos del cogote desorganizados, como quien se afloja un poco la corbata. Esos pelillos traviesos de Roldán, ese sex appeal de after work ¿qué eran? ¿Qué decían? ¿Para dónde tiraban?
¿Querían desmelenarse y ser ya definitiva melena bohemia o pedían tijera? Tercera vía capilar, tercerismo de flequillo apelmazadito. ¡Había una zozobra ahí! ¡Una intranquilidad! Y se veía lo que de coquetería tiene el liberalio.

Esa melena que estaba pidiendo siempre una mano para recogerle el mechoncillo díscolo constituía un mensaje. El de un centro inquieto. El tupé de Roldán, formalito molón, empezaba liberal y acababa socialdemócrata. Lograba algo muy difícil: la arquitectura viva y el volumen. Se ve ahora que no era Rivera ni era Páramo. Ni mucho menos Villegas. ¿Se imaginan a Villegas con ese pelo? ¡Ojala! Alguien tendrá que recuperar esa sensibilidad, esa posibilidad, ese vuelo en Ciudadanos.

Ciudadanos & Viridiana

Ciudadanos

Viridiana

San Juan miró hacia Mallorca

 San Juan cartujo en Burgos

San Juan de puerta en Sevilla


Francisco Javier Gómez Izquierdo

      Impredecibles, emocionantes y disputados sin miserias. Así deben ser los partidos de fútbol y así son cada año las eliminatorias para ascender a Primera. Son seis partidos, seis, como una corrida de miuras, y doy fe de que son partidos que hacen llorar, reír y maldecir a muchos miles tras una torrentera sentimental incontenible. Creí en el Málaga primero, luego en el Deportivo y así lo transmití aquí, fiándome de mis sensaciones y sobre todo de la calidad y el presupuesto de dos clubes, Mallorca y Albacete, bastante más modestos que los dos blanquiazules, pero ¡ay, amigo! en Segunda nada es lo que parece, gracias a Dios, y ya se sabe que uno está condenado a fallar cien pronósticos al año.
       
La prolongación de Martí y el hombre que tranquiliza en el campo es Bergantiños, quizás la pieza principal de un once que hace tres meses se sobresaltó de modo inexplicable en su propia casa cuando iba lanzado al liderato. Se despidió al antipático ¿? Natxo González y se contrató a Martí para devolver la alegría y la sensatez al equipo. El Dépor eliminó al Málaga porque marcó más goles y porque los  que lo parecían del Málaga se estrellaban en los postes. Martí con el 4-2 de Riazor defendió y le salió bien, con mucha fortuna eso sí y con la agradecida colaboración del portero Munir, el resultado en La Rosaleda. Ante el  Mallorca que parecía enemigo menor, con la ventaja del 2-0  repitió la experiencia y puso de inicio, en teoría músculo. No me podía creer que en noche  tan mágica, importante y decisiva el hacedor de diabluras Cartabia no saliera de titular y mucho más me defraudó el míster cuando ante la lesión de Nahuel ni hiciera mención de recurrir al mayor talento que había ayer en Son Moix. 
       
¿Por qué tanto miedo, míster? Somos muchos los que creíamos en usted y en su aparente equilibrio y sensatez, pero debo confesar que hacía mucho tiempo que no veía tanto miedo en un entrenador. ¿Será porque es usted tan mallorquinista que le comieron los nervios y la angustia de usted sabrá que? ¿Le embrujarían a usted, por ser noche de San Juan las meigas mallorquinas, que haberlas, haylas? El Mallorca de Vicente Moreno, un  míster acostumbrado a penurias, estrecheces y bocadillos encerrado en vestuarios, pisó los terrenos abandonados por los coruñeses para que Salva Sevilla desde la autoridad de sus 35 años, esta vez sin su guardaespaldas Pedraza expulsado en la ida, se pusiera a mandar y amedrentar a un rival descabezado, pues entre Vicente y Edu no salía ni medio Bergantiños, el añorado ausente. ¿Por qué sin Álex, prescindió también de Cartabia con el miedo que mete el número 11? Supongo que usted pensó que lo más probable es que el argentino no iba a parar a su lateral. Extraño argumento en un día en el que Estupiñán y Sastre no veían las supuestas vallas de Nahuel ¿por qué jugó? y Pedro hasta encarar las esquinas del área grande. El caso es que Salva Sevilla -si refresco la memoria con alguno que tuvo que ver, un día cuento el esperpéntico no fichaje por el Córdoba-, se sintió a gusto, se hizo el amo del partido y prácticamente jubilado en 2ªB completó una portentosa actuación con uno de esos goles inalcanzables para muchos futbolistas de Primera, el segundo que empataba la eliminatoria, y que hacen historia no sólo por su belleza sino por su trascendencia. Casi hace otro de absoluta perfección pero Dani Giménez estuvo sensacional. Con los humos propicios de las hogueras de San Juan apareció el sustituto de Budimir, autor del primer gol, Abdón Prats, delantero de los considerados arietes toscos que se perfeccionó tras cesiones en el Burgos, Mirandés y por último Rácing de Santander, pero del que no se sospecha capacidad para teledirigir misiles mortales. Lo hizo. Desde muy lejos. Con una conducción a la que faltaba coordinación pero al mocetón le salió un disparo tan perfecto que hizo feliz al mundo que llaman “bermellón”. 
     
A falta de 10 minutos Martí quiso que Fede Cartabia arreglara el desaguisado perpetrado por su timorata condición -no hay duda de su amarrateguismo- pero para entonces con los buenos vientos empujando el culo mallorquín lo que no puede ser no puede ser y además es imposible, que diría el filósofo.
      
Enhorabuena al Mallorca. A Vicente Moreno sobre todo, por ser capaz de llevar al equipo desde 2ªB a Primera en dos años. A su segundo Dani Pendín, otro que ha padecido el fútbol menesteroso y al que tanto he admirado. Y por último a Abdón Prats, al que se le aclara el futuro en una noche, dicen que de brujas. En Galicia, meigas.

Diez divisiones y una brigada

El verano llega al fútbol
David Vidal
Foto Martínez Bueso

Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    Leo en un libro viejo que entre los militares expertos suele haber una fórmula llana y clara para definir la aptitud de los generales:

    –Le caben en la cabeza diez divisiones.
    
O:

    –Es bravo, pero no puede mover más que una brigada.
    
Es lo mismo que puede verse en el fútbol, donde hay entrenadores con diez divisiones en la cabeza (Napoleón las organizaba mentalmente en el palco de la ópera, donde los demás se aburrían hasta las lágrimas) y entrenadores que no pueden mover más que una brigada, y parece ser el caso de Zidane, que ganó tres Copas de Europa con un equipo hecho y ahora tiene que hacer un equipo para ganar tres Copas de Europa, en lo cual ya lleva invertidos cerca de cincuenta mil millones de pesetas, que no está nada mal para un general de brigada. Mourinho, que venía de general de división, aspiraba a Bale y Ribéry y le trajeron a Pedro León (“¡que no es Zidane!”) y a Callejón, y cuando fichó a Modric en vez de a Cazorlita el “Arriba” del Régimen se arrancó al compás (marcado con el bastón de Relaño, que hacía de Antonio Chacón) con editoriales que ponían “negro sobre blanco” (esos editorialistas son tertulianos pasados por Malevich) el sabotaje de un portugués a la patria española del fútbol.

    –Estoy muy emocionado con los nuevos fichajes –ha dicho Zidane por ahí fuera.

    Su “limpieza de corrales” es histórica. Con el precedente de privarnos de Arribazalaga, portero titular de España, que venía gratis, para dejarnos con Navas y su chiquillo, Zidane aligera de españoles su brigada, desprendiéndose de Marcos Llorente, Ceballos, Reguilón… para hacer hueco al francés Pogba, al belga Hazard y al francés Mendy, que es torpe con los pies, como acreditó con los toques en su presentación, y con las manos, dando un “me gusta” a un tuitero que pedía “la deportación” de Lucas Vázquez, el Colibrí de Curtis, que es el verdadero tótem de este Real Madrid aspirante a Globetrotters, donde el “Globe” sería la chequera, y el “trotter”, Lucas Vázquez, con ese trote suyo de “cabra mecánica”, que dice Coto Matamoros.
    
Lo Mendy con Lucas no es grave porque ya ha dado sus explicaciones. Lo de los toques con el balón, sí. Maradona se ganó a los futbolistas del Barça cuando, nada más entrar al vestuario, agarró un limón y estuvo media hora haciendo virguerías: su virtuosismo en el toque conquistó de tal manera a Perico Alonso (padre de Xabi) que decidió correr por él durante todos los partidos, y así lo hizo. Mendy, en cambio, ha entrado al equipo como un patoso, patoso del toque (los psicólogos de la prensa lo achacan a los nervios) y patoso de la adulación (los psicólogos del Twitter lo achacan al desconociminto del idioma), y la duda que invade a los piperos es si este tío es mejor que Reguilón, en quien creían haber descubierto otro Camacho. Si viene Mourinho y cambia a Reguilón por Mendy, la movida estaría ya en el Tribunal Supremo, previo paso por La Moncloa, sobre todo después de dejarnos en la gatera muchos pelos: Marcos Llorente en el Atlético, que si trae a Joao Félix la cosa se pone muy seria, y Ceballos dicen que al Milán. Ambos serán titulares en el Combinado Autonómico, que es un detalle que antes se valoraba mucho en el Madrid (¡jugadores por España!). De Ceballos nos acordaremos en la próxima “espantá” de Zidane, pues la gente de “espantás” no se conforma con pegar una sola. El Gallo las pegaba todos los días, Camacho las pegó dos veces y Zidane la pegará en cuanto su Visitante Misterioso se lo indique.
    
No se preocupe, míster, yo tampoco quería trabajar con usted –dicen que contestó Ceballos (ser es ser diferente) cuando Zidane le dijo que no contaba con él.
    
En un equipo con Lucas Vázquez no cuenta Ceballos, y para tapar tamaña absurdidad se hace correr la especie de “la samba”. ¡Que viene la samba! ¡La samba de Casemiro y Militao!

    –Sin embargo, creo en Dios a pesar de todo, porque creo en el mal. Si hay mal, hay también Dios.
    
Ésta fue la conclusión de Ionesco, fundador del teatro del absurdo.


 Piperos antiguos

EL NÚMERO 4

    Si yo naciera futbolista lo bastante bueno para exigir número, pediría el “4”, en homenaje a los cuatro minutos más cinematográficos de la historia del fútbol que tuve el privilegio de vivir: el sábado, 22, se cumplieron treinta y tres años de los cuatro minutos de Maradona contra la Inglaterra de Shilton en el Estadio Azteca de México. Primero el gol con la mano, La Mano de Dios, y cuatro minutos después, aquel Gol de Dios con el que la Argentina de Bilardo eliminaba a la Inglaterra de Robson. Hooligans y Barras Bravas. El destrozo de Maradona al sistema de defensa zonal en una secuencia mítica que luego “copiaría” Scorsese en “Uno de los nuestros” con Ray Liotta entrando al club nocturno por las cocinas. Y luego que si Messi.

Márquez & Moore. Toros de Dolores Aguirre no aptos para liberalios y flâneurs de melena distraída

Malos toros para la lírica


José Ramón Márquez

Aquí, al ponernos a escribir, caben dos posibilidades: una es comenzar hablando del Festival tomista de ayer en Granada y la otra es no echar cuentas del showcooking del Pasmo de Galapagar, y creo que por respeto a los toreros que hoy se han enfrentado a una seria y correosa corrida de Dolores Aguirre y por respeto a la ganadera, doña  Isabel Lipperheide, que ha mandado a Las Ventas una corrida de impecable presencia, una corrida de toros de lidia en el sentido más serio de la palabra, no es elegante mezclar las churras de la corrida apañada, vendimiada y preparada a mayor gloria de una otoñal deidad y de sus acríticos followers, con las merinas de la verdadera cara de la dureza de la Fiesta, representada hoy por Alberto Lamelas, Cristian Escribano y Gómez del Pilar.

Una de las cosas que diferencian al toro, el que es simplemente toro, del toro artista es el albedrío. Con el toro hay que trabajar, hay que esforzarse, hay que hacer las cosas bien porque el animal, en uso de su albedrío, a la primera de cambio le da por sacar los pies del tiesto y vuelve grupas dejándote con el capote mientras le haces un cite, o te suelta un derrote donde menos te lo esperabas, o se para y te mira que te deja petrificado, mientras que el artista está solícito a lo que se le diga y a no llamar la atención ni a robar protagonismo, que él está allí a echar una mano.

Sale el primero Pitillito II, número 22, y se emplaza por la parte de chiqueros a ver si se entera de qué es aquello de la Plaza de Toros, mirando a los que le llaman desde aquí o desde allá, sin demostrar grandes ganas de acudir a esas llamadas y luego Alberto Lamelas se va a él a darle una sensacional brega, haciéndole quebrarse y sacándole hacia afuera de una manera limpísima y poderosa hasta que el toro se desentiende y sale de naja sin que el buen oficio de Lamelas haya sido capaz de sujetarle, que el albedrío manda. Este primero dio ciertas notas de mansedumbre a lo largo del rato que nos tocó conocer su pasión y muerte, lo cual no representó un obstáculo para que se abalanzase hacia el caballo, en la primera vara, de manera vigorosa, elevando la cola como si estuviese electrificada, y empujando con violencia y lo mismo en la segunda, aunque de manera algo menos franca, lo cual es comprensible después del cenote que le había practicado Antonio Prieto en la espalda, que de allí manaba hemoglobina como si aquello fuese el manantial de Lanjarón. Y luego, el quinario para Lamelas, que ahí estaba lo primero la leña que portaba el doloresaguirre y después su desinterés por la cosa de la muleta, que el animal lo que buscaba era la zona de toriles donde se sienta la crítica seria, pero ésta había huido a Granada y no hubo forma de darse a conocer ante ella, así que Lamelas en el último tercio puso todo de su parte, pero el lucimiento no llegó. Lo tumbó de un espadazo atravesado.

Si en el primero preponderó la mansedumbre en el tercio de muerte, el segundo, Clavijero, número 44, presentó una nota más encastada, empleándose en el caballo, aunque perdiera las manos varias veces, acaso a costa del castigo en varas. El toro se había desplazado en banderillas mejor por el pitón derecho, pero Cristian Escribano decidió iniciar su trasteo con la izquierda. Antes se presentó al toro doblándose con él por bajo, para tratar de dejar claras las cosas desde el principio, en seguida entendió cuál era la distancia y le planteó el toreo al natural al cual el toro acudió con franqueza y prontitud, dejando los mejores momentos de la tarde, puntuados a menos por las caídas del toro en momentos cruciales. El toro por el derecho no era lo que había prometido y el trasteo baja de intensidad cuando se cambia la muleta a esa mano, luego vuelve al natural y remata una buena actuación con un pinchazo y media desprendida, que es suficiente.

Gómez del Pilar hizo, como suele, lo de irse a “tercio gayola”, porque está a tal distancia de la puerta que lo de “porta” aquí no sirve, y de la negrura de la fresca mazmorra asomó un castaño chorreado en morcillo con nombre de artista plástico, Botero, número 3, y acaso lo del nombre le influyó para lo de su actitud mansa y moderna, que Gómez del Pilar hasta acabó dándole manoletinas, con lo que nos fastidia que a estos toros se les den esos pases ridículos. Antes de ese demagógico final, el toro no dio facilidades a los peones, que era un lío saber cuál era cuál, dado que los tres venían vestidos de grana y azabache, como si no hubiese más colores, y en esa confusión se llevó capotazos por un tubo, pasadas en falso y sacó un par de veces de la Plaza a uno de aquellos de grana y negro. Luego Gómez del Pilar se puso a torear por lo moderno y hubo quienes le jalearon el despropósito. Allá ellos y sus conciencias. Terminó con las deprimentes manolas, aunque rectificando, que el doloresaguirre no se las tragaba a ciegas y después de un pinchazo con el toro sin igualar y un bajonazo dio por terminada su labor.

Alberto Lamelas en su segundo parecía otro torero distinto del que habíamos visto en el primer toro. El toro acudió como un rayo al picador que hacía puerta y empujó con ganas en aquella querencia y luego entró al de tanda también con alegría. Este segundo suyo se llamaba Langosto, número 37, y el sorteo le había deparado a Lamelas un top model, otro tío de los que quitan el hipo, ese tipo de toro con el que siempre nos gustaría ver el poderío de Julián de San Blas, porque lo que el tal Langosto demandaba era mucho, mucho poderío. Y como Alberto Lamelas no vio clara su opción dominadora, el toro tardó nada y menos en enterarse de que él era el que más mandaba en ese negociado. No rehuyó Lamelas la pelea, que es torero peleador y valiente, pero las armas del torero eran bastante menos persuasivas que las del toro y la victoria a los puntos fue de él.

En quinto lugar el buenazo del barquillero que se ocupa del portón de Las Ventas franqueó la salida a Clavetuerto, número 46, al que Adrián Navarrete horadó de manera trasera y artera, como un minero poseído por la fiebre del oro. A resultas del mal hacer del picador el animal soltó sangre con generosidad y de nuevo se puede apostar a que si el toro fue apagándose durante el último tercio fue a causa de la poco medida actuación del varilarguero. En este segundo de su lote, Cristian Escribano no quiso dar continuidad a los buenos modos que había presentado en su primero y optó por un trasteo soso de  baja intensidad, de esos que provocan el desinterés de la afición y permiten charlar de otras cosas. Tampoco el toro anduvo pletórico de fuerzas, como en su primero, pero la disposición del torero era diametralmente distinta. Lo mató a la última.

En sexto lugar ahí teníamos a otro Pitillito, Pitillito I, número 19, todo cuajo, presencia y señorío del toro de lidia cinqueño. De nuevo ahí tenemos a Gómez del Pilar camino de la “tercio gayola” en la que tras el ¡ay! se incorpora y lancea con gran emoción la fuerte embestida del toro. Quiso poner al toro de largo para lucirle y acaso como obsequio a la ganadera, a la que había brindado su primero, si bien el toro tardeó y acudió al cite sin gran viveza, aunque una vez en posición metiese los riñones y elevase al cielo su electrificada cola. De nuevo Gómez del Pilar volvió a plantear un  trasteo de baja intensidad, tal y como hizo en su primero, buscando las claves de su actuación en la deprimente senda del neo-toreo, muy despegado incluso en los adornos y con una faena que nunca llega a despegar y que además va a menos. Lo mató como pudo.

En su conjunto y como valoración general podemos decir que la corrida de Dolores Aguirre de hoy puntúa por debajo de la del año pasado, lidiada en plena Feria de San Isidro.


Andrew Moore

Los toros, doce tigres matadores

Gatillazo de Guernica

Guernica con gafes (amarillos)

Guernica con plumón

Seria y correosa corrida de Dolores Aguirre

Gómez del Pilar, de verde musgo y oro
Pinchazo y estocada baja (aviso, saludos)
Cuatro pinchazos y descabello (aviso, palmas de despedida)

brindis a la ganadera, doña  Isabel Lipperheide,
 que ha mandado a Las Ventas una corrida de impecable presencia,
 una corrida de toros de lidia en el sentido más serio de la palabra,
 no es elegante mezclar las churras de la corrida apañada,
 vendimiada y preparada a mayor gloria de una otoñal deidad
 y de sus acríticos followers, con las merinas
 de la verdadera cara de la dureza de la Fiesta

hizo, como suele, lo de irse a “tercio gayola”,
 porque está a tal distancia de la puerta que
 lo de “porta” aquí no sirve

luego Gómez del Pilar se puso a torear por lo moderno
 y hubo quienes le jalearon el despropósito

 terminó con las deprimentes manolas, aunque rectificando,
que el doloresaguirre no se las tragaba a ciegas

volvió a plantear un  trasteo de baja intensidad,
 tal y como hizo en su primero, buscando las claves de su
 actuación en la deprimente senda del neo-toreo

Alberto Lamelas, de purísima y oro
Estocada perpendicular (saludos)
Estocada perpendicular (palmas)

en su segundo parecía otro torero distinto
 del que habíamos visto en el primer toro

Cristian Escribano, de blanco y oro
Pinchazo y media (saludos)
Cinco pinchazos (aviso, silencio)