miércoles, 31 de agosto de 2022

Jam Session

 


 
 
 
 
 
 
 
 





Brighton, anoche

 


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Get The Water. Verano, ya me voy

 


Get The Water

 

Verano, ya me voy.  Allá, en setiembre
tengo una rosa que te encargo mucho;
la regarás de agua bendita todos
los días de pecado y de sepulcro


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Vida del pintor Bonifacio. Candelada gitana II

  


BONIFACIO

Turner, 1992

Ignacio Ruiz Quintano

 

TRES
Candelada gitana II


Los pintores vascos siempre habían sucumbido al hechizo que producen los violentos claroscuros de las cuevas de los gitanos. Gómez de la Serna vio a Echevarría pintar gitanas “en que retenía el garabato de la extraña raza, otras gitanas que las gitanas de nadie, gitanas verdaderamente agitanadas”. Regoyos retrató en Pamplona a un gitano que compraba los caballos muertos en las corridas de toros para traficar con la piel y la manteca, y lamentó que no lo hubiera conocido Delacroix. Cañabate ha contado cómo Zuloaga, que había querido ser torero con el mote de El Pintor –“daría todos sus cuadros por una buena faena de muleta”–, hablaba con los gitanos en caló. Y Bonifacio, en noches febriles de alcohol y tablao, se ha preguntado si no habría sido él un gitano feliz.

En la carretera de Dos Hermanas, Bonifacio es guarda de noche y maletilla de día, alternando el desecho de tienta con el carretón. Trajina medio a oscuras en el patio del Matadero, entre el Cerro del Águila y la Ciudad Jardín. Una noche, en ese patio empedrado de adoquines y atestado de boñigas, se somete Bonifacio a la prueba del valor. “Ahora te soltamos un becerro”, le dijeron, pero Bonifacio, engañado por el miedo y por las sombras, vio salir un toro cornalón que se quedó plantado en los medios y que, por más que lo citaba, sólo daba cabezadas. Era un manso cargado de cazcarrias, aunque ahora, para la pandilla, Bonifacio se había ganado el privilegio de ser tratado como “uno de los nuestros”.

Los personajes de este patio de Monipodio eran Urbano, un cincuentón que todavía soñaba con ser matador de toros; Benítez, un banderillero con fantasías; Curro Chaves, hijo de Chavito, que sería picador de Litri; Manolo Navarro, Navarrito, hijo de un banderillero de Belmonte, novillero efímero en los últimos veranos del cuarenta, que tendría tiempo de armar un taco en Madrid antes de desvanecerse; El Vaquero, lleno de cicatrices, que hacía herejías con los toros en el campo, y que luego, en las plazas, se descomponía por un misterioso terror que le producía la vista del público; Paco Ruiz, que sería banderillero de El Cordobés, “y que me quitó la novia, y encima, me dio una paliza en una pensión de la calle de Hernán Ruiz que costaba cinco pesetas, que era lo que yo ganaba recogiendo algodón”; y El Legañas, un chiquilín con cara de lezna del que Bonifacio no había vuelto a oír hasta hace unos días, cuarenta años después, cuando Salvador Távora, y en una chamba de la conversación, le contó que el chiquilín con cara de lezna al que Bonifacio y su cuadrilla habían adiestrado en el arte de coger el capote se llamaba Diego Puerta, nacido para la historia del toreo con un toro de Miura de nombre Escobero en la Feria de Sevilla. Era del barrio de San Bernardo, y vistió su primer traje de luces en 1955, en Aracena.

Bonifacio hace su primer paseíllo en Villarreal, en 1947, como banderillero de José María Recondo. Tiene catorce años. En Sevilla ha conocido a Salvador Távora, que se convierte en su padrino. Con él despacharía algunas corridas, pero Távora desaparece de los ruedos, y Bonifacio no lo vuelve a ver hasta que un día, en el Price madrileño, lo reconoce haciendo cante, renovándose una relación que siempre había sido familiar.

Entre tanto, Bonifacio se ha hecho novillero, y en 1950 se presenta con picadores en San Sebastián. Lo apodera el que lleva los caballos de los Chopera, cuyas influencias en el mundillo son imprescindibles para firmar corridas, y así logra firmar una docena de novilladas, por las que al final no cobrará ni un duro. A medias entre el preciosismo y el tremendismo, su estilo no está bien definido, aunque en ningún caso recibe Bonifacio la peor censura que le pueden hacer a un torero, que es decirle que su faena ha sido vulgar. La canalla da culto al valor, y se ha dicho que en el ruedo Bonifacio es valiente como un tejón.

Tenía Bonifacio por costumbre rematar de espaldas las series de muleta, y una tarde, en la plaza de Bilbao, lo enganchó en pleno remate un novillo de Alipio Pérez Tabernero, lanzándolo dos veces al aire y corneándolo finalmente contra el suelo.

“¡Lo ha matao!”, un grito que venía de las gradas de sol, es lo único que ahora recuerda Bonifacio de aquel instante, cuando vio toda la vida en el último minuto, igual que los suicidas. La cogida, gravísima, lo mantuvo en cama durante tres meses en la Clínica de San Antonio, en San Sebastián, y al salir del hospital Bonifacio pudo convencerse de que aquella mala tarde de Bilbao había acabado con su carrera de matador de toros.

No era por miedo –dice–, ahora que lo pienso. En los toros, lo que da miedo es vestirse de torero, no las cornadas. Claro que, en mi caso, como reflejo de la cornada, por ser donde fue, parecía que andaba escondiendo el culo, y así no se puede salir a una plaza.

 

Miércoles, 31 de Agosto

 


Serranillos playa

martes, 30 de agosto de 2022

Come play!

 

Brighton, esta noche

Get The Water. Grata la voz del agua

 

 

Get The Water

Grata la voz del agua
a quien abrumaron negras arenas


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El futuro no funciona


Lincoln Steffens

 

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    He visto el futuro y os aseguro que funciona, declaró famosamente el periodista (de investigación, por supuesto) Lincoln Steffens al volver de Rusia cuando lo del 17.


    Las dos patas del futuro son la deuda y la natalidad, y con las dos acaba de alcanzar España sendos records históricos, con nuestros políticos entretenidos en apoyar los cancaneos de una colega nórdica en fiestas con perico.


    A mayor deuda, menor natalidad. Para no arruinar a nuestros hijos, hemos decidido no tenerlos. ¿Cómo? Masculinizando a la mujer y feminizando al hombre hasta dar en ese unicornio unisex (no confundir con el sexo unicornio) que es el españolejo. La policía del control de natalidad se encarga de chafar el “animus procreandi”, de modo que cada niño recién nacido llega como un agresor y se lo incluye en el sistema de criminalización moderno, como anticipó un sabio alemán que también tenía una idea del concepto de propiedad en la Agenda 2030:


    –Propiedad es sólo aquello que puede uno llevarse a la tumba. Es decir, sólo el cuerpo muerto que sería mejor incinerar. Por tanto triunfan los vende-abortos y los incineradores de cadáveres.
    

El aborto como mercadería, fruto de otro aborto, en este caso ideológico: el nihilismo. Y no es Spengler, con su pelotón de seguidores decadentistas tomando negronis a meñique levantado, para quien la mera reflexión sobre el número de hijos deseado delata la extinción del instinto de perduración. Hombre, el instinto existe, pero no podemos pagarlo, y por eso deuda y natalidad van de la mano, que es el Estado, que nos tecnifica la vida, como cuenta Dalmacio Negro, liquidando la espontaneidad de la que extrae su potencia, la natalidad, “que es, para Hannah Arendt, la causa material de lo político y la política”. De ahí que Feijoo, y la Santa Compaña de Feijoo, repita como suyo el lema del general para la derecha hispánica:


    –Hagan como yo: no se metan en política.
    

En América, el imperio a la deriva, los grupos provida promueven buzones para abandonar bebés no deseados (¡cuántos viajes a la inclusa se hubieran ahorrado Marx y Rousseau!). Muray, hace veinte años: el desmantelamiento programado del antiguo patriarcado y la reconducción definitiva del mundo hacia el jardín de infancia son dos de nuestras metas esenciales, y casi las hemos alcanzado: el verdadero papel del mundo real consiste en mantenerse detrás del decorado. No podemos creer a la vez en el antiguo mundo real y en el nuevo mundo onírico. La realidad exige renuncias. Por eso nos hemos vuelto alérgicos a la Historia, refractarios a la cronología y hostiles a la topografía.


    –El mismo estado civil empieza a sobrarnos en el sistema, por lo que tiene de contrario a nuestras tendencias al idilio.
    

¿El futuro? “Moriré en París / una tarde de aguacero que ya tengo en la memoria”, contesta Vallejo. (“Vallejo, tú vives rodeado de pájaros agachados / en un mundo que está muerto, requetemuerto y podrido”, le dirá Gerardo Diego). 

[Martes, 23 de Agosto]

Martes, 30 de Agosto

 


Serrano, 61

lunes, 29 de agosto de 2022

De tucaneo por el barrio

 

 

 La guasa

 

El Pilates

 

El tótem y el tabú

 


 El bodegón con sombrilla

 

El bodegón con maleta

 


El Embalsamao

 

[Mañana del 29 de Agosto]

Laudato si', mi' Signore, per sor' acqua...

 


Get The Water

 

Laudato si', mi' Signore, per sor' acqua...
San Francisco de Asís


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Mother / Brother


 
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Casemiro, el palancazo

 


 

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    Lo prometido para este año era el Madrid de Casemiro (el viejo roble de la cinta amarilla de Los Mismos, es decir, Modric, Casemiro, Kroos) más Halaand y Mbappé, y en la segunda jornada liguera nos encontramos sin Halaand, sin Mbappé… y sin Casemiro, vendido al United, una vieja águila del fútbol mundial, pero que jamás hubiera sobrevolado el Bernabéu sin permiso del Madrid, es decir, que el Madrid ha pegado un  palancazo con Casemiro que para sí hubiera querido Laporta.
    

Costó cinco millones, nos da cinco Champions y lo vendemos por setenta y cinco millones, razonan los rapsodas del club. Negocio redondo, como se dijo del makelelazo. Hombre, negocio redondo sería haberle colocado al United a Hazard, ese ex futbolista, como volvió a demostrar en Vigo, y no por los millones de Casemiro, sino gratis.
    

Casemiro se convirtió en el mejor mediocentro del mundo porque, dicho por él, Mourinho lo convenció de que lo era, para escándalo de los doctrinarios del piperío rampante, que acusaron a Mourinho de antiespañol (la verdad es que motivos le dieron) por traer a Modric en detrimento de Cazorlita y por traer a Casemiro en detrimento de la cantera, y todo, decían, como negocio a pachas con Mendes el intermediario. Casemiro debutó ante el Betis la tarde que medio Bernabéu silbó a Casillas, y los curas guardianes de la moral futbolera tocaron a rebato contra el entrenador portugués, un Maguregui de medio pelo, según ellos, que a día de hoy mantiene los mejores números de la Liga española, obtenidos ante el Mejor Equipo de la Historia dirigido por el Mejor Entrenador del Mundo: más victorias en una temporada (32), más puntos en una temporada (100), mayor diferencia de goles (+89) y más goles marcados (121). 

 

A este clero del balón lo hemos visto pedir más Toril y menos Mourinho, más Morata y menos Cristiano y más Ceballos y menos Aureliano (Tchouaméni), que hace un fútbol digno de un emperador.
    

Con Casemiro el Madrid se deshace del Recaredo (el unificador) de los Reyes Godos de Hughes, mejor jugador blanco (con Courtois) en París y en Helsinki.
    

A los reyes godos –recordaba Pemánlos mataban sus sucesores; a Carlos I de Inglaterra o a Luis XVI, la asamblea popular; a Cánovas, Canalejas o Dato, los anarquistas.
    

Quisiera creer que a Casemiro lo ha vendido el club para no tener que verlo muerto a manos de sus sucesores, Aureliano y Camavinga, que venían, según los expertos, a aprender… de Casemiro. “El dinero en el campo, no en el banco”, le gritaba el piperío a Lorenzo Sanz, que no lo tenía en ninguno de los dos sitios. “El dinero en el banco, no en el campo”, te dicen los piperos atónitos con los palancazos de Laporta, como si el dinero fuera suyo. ¿Pero qué dice Ancelotti?
    

En clubes como el Real Madrid, mis decisiones deben ser por fuerza a corto plazo y tácticas. En última instancia, es el propietario quien posee la marca y quien establece la política y la estrategia. Me pagan por tomar estas decisiones, y me despiden si las tomo mal.
    

La media Valverde-Aureliano-Camavinga es un río de leones en el moderno centrocampismo, y sufrirá el acoso mediático porque el marketing del Relato en año de Mundial impone la línea Gavi-Busquets-Pedri. Es el mismo Relato que vende ovaciones “para Lukita” y silbatinas “para Vini”, que hizo un gol en Vigo que te trae a la memoria el dictum “teigneux” de Eric García, el Manolo Escobar del Barça, en el Bernabéu: “¡Tú, chaval, Balón de Oro!”.
    

Pero sin Casemiro, el Madrid es más débil para partidos fuertes, debilidad adquirida por setenta y cinco millones. En el ataque, la debilidad es congénita, pues queda supeditada a la salud de Vinicius y de Benzemá, un atleta de 35 años sin más recambios que la broma de Hazard, el “falso 9”, y el pintoresquismo de Mariano, que luce en el banquillo una especie de peluca de juez inglés que alterará la precisión en los remates de cabeza. Mas Ancelotti, que no lo ignora, insiste:
    

Con Berlusconi aprendí que ningún sistema es más importante que el presidente del club. Es el jefe, así que, si le parece, puede incluso escuchar las charlas de los jugadores.
    

Ancelotti es italiano, y los italianos, nos decía Burckhardt, que los estudió mucho, observaron y trataron los asuntos de este mundo de manera objetiva desde bastante antes de conocer a los clásicos, porque ya eran de por sí un pueblo semiclásico y porque así lo determinaron sus circunstancias políticas. Si Valdano espera de Ancelotti que se haga progre sólo porque el arrendador de la granja familiar en la infancia se reservaba la mejor gallina, ignora que cuando él, Valdano, va a Laclau, Ancelotti vuelve… de Maquiavelo. Y, bien mirado, eso mismo ocurre con el Real Madrid.
 

 


CARISMA CANELITA


    Sergio Ramos, mítico Canelita madridista, ha sido nominado por su entrenador, Galtier, líder del vestuario del PSG por su carisma weberiano, que el propio Weber tradujo por “gracia”. Una vez, de visita en Biarritz, un amigo sevillano que iba conmigo se perdió de mañana en las Lafayette, y no volví a saber de él hasta la noche, que lo encontré de casualidad en un bar, el Bar Jean: no hablaba francés, pero dirigía una fiesta donde todos los parroquianos bebían y brindaban con coñac, comían/sorbían erizos de mar, canturreaban francés y bailoteaban flamenco. Así me figuro yo el liderazgo de Canelita en París.

[Lunes, 22 de Agosto]

Lunes, 29 de Agosto

 

 

El huevo de Colón

domingo, 28 de agosto de 2022

Por culpa de los ríos que llevan poca agua

 


Get The Water

 
 Contempla al huérfano que se paró en su edad
Por culpa de los ríos que llevan poca agua
Por culpa de las montañas que no bajan



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Remembranzas trevijanistas XVIII

 

Martín-Miguel Rubio Esteban

Doctor en Filología Clásica
    

El jardín de la casa de Somosaguas de Antonio estaba dividido en dos partes; en una, la más extensa, cuidada por un jardinero marroquí, estaba situado un jardín versallesco, en donde la naturaleza era domesticada de modo impecable, a fin de crear lo más perfectamente posible el artificio de una belleza ilustrada, humanista, palaciega, y en la otra parte, en los márgenes de la finca, Antonio dejaba que la naturaleza hiciese a su antojo su propio jardín, una belleza salvaje, pero auténtica. Todos los días Antonio paseaba quince minutos por esta selva inspiradora y hermosa. Con ello conseguía mantener un perfecto equilibrio entre la cultura y la naturaleza, entre la natura y la nurtura, entre los libros y la experiencia, entre la erudición y la sabiduría natural, entre su ser adquirido y su ser esencial.

Desde el Gorgias, de Platón, todo pensamiento fuerte de raíces políticas es un pensamiento moral, y la salud del alma pública su objetivo primordial. Por ello, cuando decimos que Pasiones de servidumbre es un producto de las Ciencias Morales, lo estamos a la vez definiendo como un tratado político. Pero no sólo el pensamiento político de García-Trevijano es platónico en ese sentido teleológico (el triunfo de la Idea del Bien), sino que su propia naturaleza arranca del viejo Platón de Las Leyes. Pues si el Platón de la República creía que tras un meticuloso y complicado proceso de educación y selección se podía conseguir gobernantes que asegurasen la felicidad de los ciudadanos de la pólis, el viejo Platón, tras largas y dolorosas experiencias personales, ya no confía en esa bondad adquirida de los políticos, y pone ahora como única garantía del bienestar y la salud moral de la ciudad a las leyes y a sus creaciones institucionales. De la bondad singular de la persona del político se pasa a la bondad innominada de las leyes y las instituciones impersonales. Y ello no es otra cosa que la aceptación de Platón, al final de su vida, de las reglas del juego democrático. Son las reglas y las formas políticas quienes garantizan la libertad de los ciudadanos, y no el comportamiento “profesional” del político, por bien educado que esté. El mismo Aristocles nos señala en el Libro IV: “A los que ahora se dicen gobernantes los llamaré servidores de las leyes, no por introducir nombres nuevos, sino porque creo que ello más que ninguna otra cosa determina la salvación o perdición de la ciudad; pues en aquélla donde la ley tenga condición de súbdito sin fuerza, veo ya la destrucción (“phthorán”) venir sobre ella; y en aquella otra, en cambio, donde la ley sea señora (“despótês”) de los gobernantes y los gobernantes esclavos (“doûloi”) de esa ley, veo realizada su salvación y todos los bienes que otorgan los dioses a las ciudades” (715c-d).

Más aún, que yo sepa, Platón es el primero que propone curar la “enfermedad de los reyes” (“basiléôn nósêma”); es decir, la propensión de todo poder político a abusar y a extralimitarse, dividiendo el ente del poder político en tres partes (“mían ek triôn”), de suerte que el propio morbo connatural de cada poder, al entablar combate por el espacio político con los otros dos “trozos” (ramas, branches, etc.) hermanos en su ansia extralimitadora, sea la mejor garantía de la libertad de los ciudadanos (692c) –desde luego, todo pensamiento universal puede ser reducido a una edición comentada de las obras platónicas
.

Pues bien, de esta misma idea platónica participa la República Constitucional, y, entre nosotros, su máximo corifeo, Trevijano, quien en esta mencionada obra nos expresa su infinito optimismo institucional, el optimismo de uno de los hombres más optimistas que he conocido: “Pero la democracia institucional es posible. Basta con cambiar el sistema electoral y separar los poderes del Estado. Basta con dar a los ciudadanos el derecho de elegir a sus representantes de distrito y de nombrar o deponer directamente a sus gobiernos. Basta con prohibir legalmente el escandaloso cinismo de que hombres o mujeres de un mismo partido, y de una misma elección, sean a la vez legisladores, gobernantes, jueces, administradores, consejeros jurídicos y auditores del Estado” (pp. 192-193).

El viejo Platón ya no ve en el filósofo o en el pensador al gobernante ideal que viera en su madurez, sino que se contenta con que el filósofo sea, siguiendo a su maestro Sileno como nunca, el ciudadano con una afilada conciencia crítica que vigila estrechamente al gobernante para denunciarlo en el momento en que su poder actúe sin imperativo legal. Y ese Platón pudo haber escrito lo que nuestro Trevijano señala en sus Pasiones de servidumbre: “El filósofo no piensa en el poder político, sino en la forma de no hacerlo socialmente temible o peligroso. Habla del poder pensando siempre en la libertad de los que no quieren o no pueden tenerlo. Está dominado enteramente por la pasión de la libertad política colectiva” ( pág. 234 ). Los filósofos en el anciano Platón constituyen un cuerpo llamado “Consejo Nocturno” (¡cómo fragua la noche el sueño del amanecer libre!) que vigilarán la observancia de las leyes más por parte de los gobernantes que por parte de los gobernados. La virtud que radica en el hombre es el fin del Estado, y el Consejo Nocturno actual es la Prensa.

Para Trevijano un verdadero revolucionario –y él se autocalificaba como un revolucionario de la libertad– debe levantar el pasado, resucitar a los muertos de la patria y convocarlos, activar la Historia, para que todo lo que fuimos trabaje también con nosotros, codo con codo, en la gran empresa revolucionaria. Y para ejemplificar esto contaba muchas veces la misma anécdota.

“Tras la Revolución de Octubre, Trotski fue un día a visitar a Lenin que estaba en esos momentos instalando su despacho en el Instituto Smolny, un antiguo colegio para mujeres de la alta sociedad a las afueras de San Petersburgo, creado por Catalina II, el caudillo más ilustrado que ha tenido Rusia, con el fin de enseñar a las altas damas todas aquellas cosas que debían saber en sociedad. Cuando Trotski, el primer Ministro de Asuntos Exteriores del Régimen Soviético, entró sin llamar en el despacho de Lenin, vio a éste subido en una silla clavando una punta en la pared.


¿Pero qué andas haciendo, camarada, subido en esa silla?

 

He clavado esta punta en la pared detrás de mi silla para colgar ese cuadro. Tráemelo, Lev.
 

Anda, pero si es el zar Pedro I.
 

Así es, camarada. Acabamos de formar el primer gobierno revolucionario, y debemos convocar a todos los grandes Manes de nuestra historia. No se puede hacer ninguna empresa grande sin el apoyo activo de la tradición.”



La anécdota, ya digo, la contó Trevijano cientos de veces para subrayar la importancia que debe tener la Tradición como faro en cualquier acción revolucionaria. Coincidía en esto el maestro con Eugenio D´Ors. Aunque demócrata, Antonio siempre admiró, lo mismo que Bertrand Russell, la egregia inteligencia y capacidad de análisis de Lenin.

[El Imparcial

Domingo, 28 de Agosto

 

Sacacorchos

"Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; y serás bienaventurado"

DOMINGO, 28 DE AGOSTO

En sábado, Jesús entró en casa de uno de los principales fariseos para comer y ellos lo estaban espiando. Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les decía una parábola:

-Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y venga el que os convidó a ti y al otro, y te diga:
“Cédele el puesto a este”. Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto. Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga: “Amigo, sube más arriba”. Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales. Porque todo el que se enaltece será humillado; y el que se humilla será enaltecido». Y dijo al que lo había invitado: «Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado. Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; y serás bienaventurado, porque no pueden pagarte; te pagarán en la resurrección de los justos»
.


Lucas (14, 1.7-14)

sábado, 27 de agosto de 2022

You'll be older too




 

 

 


Brighton, anoche

Mother/Brother

 


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