martes, 28 de febrero de 2023

La apatía nacional


Mercedes (Nini) Castellanos y Mendiville

 y Miguel Primo de Rivera

 

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    La muñeira arbitral de Negreira en la Tierra del Tres por Ciento (¡aquel maragalliano “Vostès tenen un problema, i aquest problema es diu tres per cent”!) es indicio de que el árbol moral del 78 tiene podrida hasta la última rama: por bastante menos, en Titulcia (antes, Bayona de Tajuña), su alcaldesa, socialista y lectora de Deleuze y Guattari, teóricos de la arborofobia (sobre la idea de que el árbol posee una “complejidad aristocrática”), ha resuelto talar todos los venerables árboles de la calle Grande y acabar con el fascismo de lo Uno, lo Privilegiado y lo Monótono, sin queja del vecindario. Debe de ser cosa de ese fatalismo europeo (franco-alemán: Valéry, Spengler, Hegel) que a Steiner le parecía la seña de identidad más inquietante de un continente con la oreja pegada siempre a su ruina y su final.


    España oye hablar ahora de la corrupción del fútbol (su timbre de “Kultur”) con fatalismo franco-alemán y apatía ibérica. Esa pasión de beatitud vital y arrogante desprecio de las cosas inquietantes proviene, según el único español que lo estudió en profundidad, del hábito de obediencia política, y lo refuerza. Observó que son factores culturales los que producen la maldad de los gobernantes y la sumisión de los gobernados. Parte de que casi todas las naciones proceden de esclavos, “y la española es ya un gran sedimento de genes apocados, desleales y acomodaticios, seleccionado por una eliminación constante de los genes más intrépidos, leales y emprendedores: expulsión de judíos y moriscos, conquista americana, guerras de religión, guerras civiles, emigraciones de fortuna, exiliados políticos, emigraciones laborales, fuga de cerebros”…


    –Tú, romano, acuérdate de tratar con cuidado a tus obedientes sujetos y de abatir a los rebeldes orgullosos.


    Cánovas llamaba a la tranquilidad moral de la conciencia gobernada “filosófica indiferencia”, puesta de manifiesto por el adulado pueblo español durante las pérdidas americanas. Y es que, al taponazo de botella de champán del mayo madrileño contra el francés, siguió lo que Dalmacio Negro ve como “una especie de atonía popular que constituirá siempre el talón de Aquiles del liberalismo”.


    –Lo más grave es que la indiferencia popular contribuirá a que la clase política se corrompa y se deje separar fácilmente de la sociedad civil.


    De aquí el odio de las elites al populismo, que no es sino la democracia como la describiera Lincoln en Gettysburg: “El gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”. Y hay que ver qué cosas decía Ortega de la indiferencia nacional a nada para la llegada al poder de Primo de Rivera, el dictador que daría la nota rompiendo su noviazgo con una señorita de Madrid porque ésta había jugado a la Bolsa y podía pensarse mal.


    En el Estado de Partidos la frivolidad (“en el vestuario gastamos bromitas con esto”, dice Xavi, el ex cerebro de España) sustituye al miedo como factor de quietismo.

 

[Martes, 21 de Febrero]

Martes, 28 de Febrero

 


un té lleno de tarde

lunes, 27 de febrero de 2023

Tebas Prescriptor


Inspector Clouseau

 

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    La cafrería pamplonica aprovechó el minuto de silencio (padrenuestro de la nada) en El Sadar (el campo de mi infancia) por los terremotos de Siria y Turquía para gritar, y que se oyera: “¡Vinicius, hijo de p…!” Tras la vacación del Mundialito en Marruecos, estábamos de regreso en la Liga de Tebas, ese personaje que parece una parodia del inspector Clouseau en “La Pantera Rosa”, pues se pasa la vida investigando con un loro al hombro… sin resultado, y que el otro día, ante el mayor escándalo de la historia del fútbol español, hizo un video como de tik tok doméstico en el que salía, mal iluminado y peor vestido para la ocasión (parecía un secuestrado de la Baader-Meinhof que llevara un mes durmiendo en el maletero de un coche), farfullando incoherencias para dejar claro (lo único claro) que los actos infames de la denuncia están prescritos y que no se me amontonen y circulen, que el que no esté contento con el lerele que marche a la Premier.


    ¿Los cantos racistas del derbi? “Estamos investigando”. ¿El muñeco kuklusklanesco de Vinicius colgado en un puente? “Estamos investigando”. ¿El Escándalo Negreira? “Está prescrito”. ¡Tebas Prescriptor! Otra criatura fabulosa del almario (baúl de almas) cultural hispánico. Y todo ante el más ruidoso silencio de todos los clubs, comenzando por el Madrid y siguiendo por el Atlético, cuyo ceo publicó un bando a lo Andrés Torrejón porque a Ceballos no le sacaron una segunda amarilla en el Bernabéu.


    ¿Debe el Madrid disputar las competiciones nacionales? A mi entender, sólo como preparación para las competiciones internacionales. “La Internacional soy yo”, dijo en sede parlamentaria María Corral (la directora del Sofidú, no la futbolista gallega de Cariño). No tiene sentido malgastar energía en Pamplona para amenizar la Liga de Tebas a tres días de jugarte la Champions en Liverpool. El parchís español de los nacionalismos ayudaría en la repartija: la dirigencia nacionalista del Barça mira a España como al extranjero, con lo cual su necesidad de internacionalismo queda colmada con ganar la Liga de Tebas, cuya gallina de los huevos de oro son los Clásicos, con el Madrid de comparsa. Cuantos más Clásicos, más dinero. El resto de partidos no dan ni para el bocadillo como el que en Pamplona le lanzaron a Rodrygo; un bocadillo mordido, como el de Carpanta, versión pobre de la cabeza de cochinillo que en Barcelona le tiraron a Figo.


    La situación ha vuelto a poner de moda a Mourinho (ahora deseado, según los ingleses, por el PSG), con su mítico discurso de los “purqués”. La justicia italiana acabó con el rumboso “Calcio”. La justicia americana acabó con el mito Lance Armstrong. La justicia española “está investigando”. También Cánovas vuelve a estar de moda con su “es español el que no puede ser otra cosa”. A este paso, con los futbolistas españoles que viajan a Inglaterra a jugar un partido podría ocurrir lo mismo que con los músicos soviéticos cuando tras la caída del Muro viajaban a Occidente para dar un concierto: de Moscú salía una orquesta y regresaba un cuarteto. Mucho tiene que querer Vinicius al Madrid para no aprovechar el viaje a Liverpool para asilarse en la Premier. Y Endrick que vaya poniéndose videos del ambientazo español cantado por los Píndaros del Relato del Mejor Equipo de la Historia, esos que en lenguas cultas llaman “Ausencio” a Asensio, “Limitao” a Militao o “Ficticius” a Vinicius (entre ellos, una dama de acrisoladas virtudes que entrevista mucho a Butragueño), para consumo de piperos del chisme. Parece que fue ayer cuando Mourinho estableció en mayo del año 13 su programa de medios:


    –Continúo pensando que la prensa fuera del avión del equipo es correcto, que la prensa fuera del centro de entrenamiento es correcto, que la prensa no decida quién juega es correcto, que yo no ponga a jugar a vuestros niños queridos es correcto


    La presión mediática para la renovación de los españoles del Madrid alcanza tintes patrióticos: “Nacho siempre cumple”, “Ceballos quédate” y “Ancelotti no tira de la cantera”, combinado con un “Suena Raúl” a contrarrestar con un “Suena Arbeloa”, todo para mantener en alerta al piperío caviloso, cuyo espacio deportivo se ve también invadido por la propaganda de guerra en los periódicos que nacieron para contar y cantar los goles.


    Prescrito el Escándalo Negreira, la explicación científica de la superioridad moral del Barcelona sobre el Madrid que podemos ofrecer al piperío es la de las “Herejías” de Pompeyo Gener, que dan para un tik tok de Tebas:


    –Su altitud (la de Madrid), sus alrededores desprovistos de vegetación, su falta de presión atmosférica, hacen que el aire sea pobre en oxígeno, especialmente ozonizado. Así la raza decae.


 



CAMAVINGA


    Con la grande polvareda perdimos a Don Beltrane, que en Pamplona fue Camavinga, veinte años, jugando de “5” como un mariscal, aunque en el Sadar te luzca jugar así lo mismo que en San Fermín torear de verdad ante las gradas del sol, con los mozos de espaldas al ruedo. A Camavinga le hicieron una entrada para destobillarlo, aunque Guti se apresuró a aclarar que se trataba de un planchazo “sin maldad”. Pero Camavinga se incorporó y redondeó un partido que invita a cambiar de sistema para el futuro, haciendo pareja con Aureliano en el esternón de la formación.

[Lunes, 20 de Febrero]

A propósito del wokismo. Glotonerías legislativas VII


 

Jorge S De Castro

El Único Paraíso Es El Fiscal
 

La ridícula paradoja del Estado revolucionario de Derecho reside en que cuanto más se aplique su legislación "woke" más se acerca a su final.


La “estatalución contra el modo de vida "fascista"

Como ya indiqué en un artículo de la serie, para que haya “víctimas woke” tiene que haber culpables, para que las primeras tengan derechos otros tienen que cargar con las obligaciones.

El responsable de las “víctima woke” es una categoría muy concreta: el hombre blanco que quiere defender a su familia, es propietario y paga al Estado más de lo que recibe del mismo. En su terminología, el culpable de sus desgracias es el “fascista” y su modo de vida.  

Si no hubiera “fascistas” no habría “víctimas woke”.

Precisamente por ello, la “solución final” consiste en la desaparición de los culpables que no se quieran convertir. Por eso insisto en afirmar que la "estatalución", la revolución del Estado es una estrategia de guerra civil.   

Ahora bien, la eliminación de los hombres, de las familias, de la propiedad y de los que financian al Estado ¿qué supondría?

No es difícil intuirlo: si los hombres desaparecen porque se convierten en “víctimas woke”, es decir, en mujeres, éstas tendrán que compartir sus baños con mujeres legales, pero con hombres biológicos; si las mujeres denuncian a sus parejas cada vez que riñan para convertirse en empoderadas “víctimas woke”, las familias serán destruidas; y si todos los ciudadanos reciben del Estado más de lo que aportan, la Hacienda pública colapsará.


El pueblo “no woke” salva al Estado “woke”


Espero que hayan entendido por qué al principio del artículo señalé que el contrasentido de nuestro Estado revolucionario de Derecho no es otro que cuanto más se usa su legislación más cerca está su colapso.

No obstante, la paradoja superior la encontramos en que es la masa inerte que se opone de mil formas espontáneas e inconscientes a la aplicación de la legislación woke, la que impide que el cataclismo se hubiera producido ayer.

Así, el hombre que elige seguir siendo culpable no usando la ley “trans” para convertirse en mujer, es el que impide la barbarie cotidiana; la mujer que renuncia a denunciar a su marido por una disputa doméstica para no convertirse en “víctima woke” utilizando la ley de “sólo sí es sí”, es la que salva a su familia y a sus hijos; y los ciudadanos que no dependen del Estado que los esquilma son los que hacen que, precisamente ese Estado, se perpetúe y siga expoliándoles.

En estas condiciones, cómo puede oponerse el pueblo "no woke" a su Estado "woke". 

Sólo nos queda la aceleración


Ya desarrollé en un artículo anterior los motivos por los que es inútil oponer una fuerza de choque al Estado revolucionario de Derecho.

No obstante, si resulta infructuoso neutralizarlo, ¿qué sentido tiene ni siquiera intentarlo cuando ya sabemos que cuanto más avanza la “estatalución” más se aproxima al abismo?

Por tanto, si frenarlo no es posible y además resulta contraproducente al ser el pueblo "no woke" el que salva a su Estado "woke", sólo queda una alternativa: acelerar.

Las leyes físicas vienen en nuestra ayuda para facilitar lo que quiero decir.

Aceleración es igual a incremento de velocidad en un intervalo de tiempo.

Aumentar la velocidad de ejecución de las políticas woke en un breve lapso de tiempo.

He ahí un auténtico programa revolucionario para una innovadora quinta columna enzimática.


twitter: @elunicparaiso 

Lunes, 27 de Febrero

 

Café cortado

domingo, 26 de febrero de 2023

De la Corrupción. Misma cosa


 MISMA COSA


Abc, 26 de Septiembre de 2001


Ignacio Ruiz Quintano

“Hagan otros la guerra; tú, Austria feliz, concierta matrimonios.» ¿Qué tal Nicole Kidman? Vuelve a ser soltera, ha hecho una película en España y, por cierto, desea vivir en Marruecos. Eso es aculturación. Lo dicen en la medina los vendedores de chilabas a la hora de regatear: «¡Eh! ¡Amigo! ¡Morocco...!  ¡Espagne...! ¡Misma  cosa!»

El regateo es la Bolsa de los pobres y, por supuesto, no hay un vendedor de chilabas que no goce con el regateo, aunque tampoco más de lo que suele hacerlo un hispanista. ¿Quién no se ha tropezado con un hispanista en la medina?

Los hispanistas acostumbran bajar a la medina para comprarse una mezquita-despertador y fumarse un Don Julián en el café de Goytisolo mientras comentan «el último artículo de Juan». En la medina, sin embargo, todos los hispanistas son Antonio: «¡Antonio! ¡Antonio! ¡Morocco...! ¡Espagne...! ¡Misma  cosa!» Y el Antonio de turno, que no se llama Antonio, pero que es hispanista, pica: «¡Disculpe, buen hombre! ¿Ha dicho usted Morocco… Espagne...? ¡Válgame Dios! Suerte tiene de que yo sea hispanista, pues me va a permitir ayudarlo a poner en orden sus conceptos. Cuando se dice “l’Espagne”, se dice “le Maroc”, pero  cuando se dice “Morocco”, se dice “Spain”. ¿De acuerdo?»  «¡Mil dirhams!», contesta el vendedor de chilabas. Y antes de que el hispanista advierta que la chilaba le hace tripa, el vendedor de chilabas ya ha puesto el ojo encima de otro Antonio.

Los vendedores de chilabas tienen  fama de pesados, pero tampoco lo son más que los hispanistas. Después de todo, vendedores de chilabas e hispanistas son la misma cosa: profesionales del pintoresquismo. La pesadez de los primeros en la medina se debe a la falta de publicidad; la de los segundos en El Escorial, a la sobra de la misma. Y si los vendedores de chilabas abandonan la medina, no es por carácter migratorio ni por espíritu aventurero de lectores de Vázquez Figueroa, como dicen nuestros gobernantes, sino por falta de comida: a cualquier gobierno le basta con un plato que ofrecer para convertir a un vendedor de chilabas migratorio en un ciudadano sedentario.

Pero, hoy, los gobernantes se deben a la clase media, y la clase media, menos gloriosa que la antigua aristocracia, no es menos injusta. Ya lo decía Castelar: «La clase media, que ha uncido a su carro los reyes, se alza con todo el poder...» Etcétera. Tenemos una clase media que, como su propia media indica, no es racista, sino clasista, incluso para la corrupción: «Somos incompatibles con la corrupción», tiene dicho por ahí ya no sé qué político. «Corrupción» es una palabra demasiado barroca para la clase media, que prefiere decir «frescura».

«Pues, anda, que menudo fresco nos ha salido don Fulano», es el clásico comentario de clase media. El fresco y el corrupto son la misma cosa, pero, mientras un fresco parece conservar su condición de caballero, un corrupto huele a pobre que tira para atrás, y es que, según la clase media, la frescura de un político, como la corrupción de una perdiz, debe ser exquisita para que sepa bien.

Pensando en lo de Nicole Kidman, lo que nos distancia de Marruecos no es su prensa, cuyos columnistas pueden  codearse con los nuestros, sino su clase media, que todavía no existe. Esta carencia lo hace socialmente terrible, pero culturalmente fascinante: atrae y repele al mismo tiempo. Por eso Nicole Kidman, que no es precisamente la media de la clase, sueña con vivir en Marruecos. ¿Qué? ¿Otra víctima  del prestigio  romántico de los países del Sur? Tal vez. «Una mezcla de Hollywood y la Biblia», le parecía Marruecos a Patton. En efecto, ahí está Mogador, con sus monumentos —erectos— a Orson Welles, sus dromedarios mellizos y sus bañistas en chador. Buen marisco y mejores deltas de venus navegados a la orilla del mar, viendo pasar al tiempo. O a Nicole Kidman, claro. ¿Se figuran a la Kidman en «mobylette», volviendo a casa, con un cordero en el manillar, al estilo magrebí? Bueno, aquí vamos a ver en octubre a más de trescientos hispanistas atarazar otros tantos lechazos para arreglar el español de la clase media, que es el de Valladolid. España... Marruecos...  ¡Misma cosa!



 

Vendedores de chilabas e hispanistas son la misma cosa: profesionales del pintoresquismo. La pesadez de los primeros en la medina se debe a la falta de publicidad; la de los segundos en El Escorial, a la sobra de la misma

Remembranzas trevijanistas XLIV



Martín-Miguel Rubio Esteban

Doctor en Filología Clásica
    

El verdadero paraíso para los rusos sería la Oblómovka, ese idílico sueño de Oblómov, tan maravillosamente descrito por Gonchárov, y que tan bien consigna los anhelos más profundos de un pueblo tierno y pacífico, que quiere vivir plácidamente, con alegría, despreocupado, siguiendo los eternos ciclos de la naturaleza, dejando que la vida fluya apacible como un río, un país mágico donde no existe el mal ni la inquietud, ni la tristeza, y en donde viven bellas muchachas, se come bien y nada cuesta la ropa. Un país así siempre gana las guerras, aunque muy despacio.

La mundivisión oficial de “lo políticamente correcto” se nos va imponiendo gracias a la policía de las costumbres y la policía del pensamiento que denunciase con penetrante inteligencia Trevijano. Gracias a un psoe podemizado España está viviendo una era victoriana en las costumbres. Volvemos a la dorada época de Sherlock Holmes, donde tanto nos excita la hipocresía y el sentido de la culpa. Pero como lo que no es lógico nunca llega a ser natural, se está imponiendo en nuestra sociedad de beatas irenes monteros una artificiosidad social que revela la mentira fundante de la nueva sociedad. Quizás esta nueva mundivisión casi universal nos pueda traer un nuevo arte y una nueva cultura. Pero tal vez sea aún un poco pronto para paladearlos.

Antonio García-Trevijano tenía una enorme admiración intelectual a la figura del gran Papa Benedicto XVI, y le llegó incluso a perturbar, hasta dolorosamente, su renuncia al Papado. Me llamó para preguntarme cuál era mi opinión sobre las posibles causas de su renuncia. A bote pronto yo le dije que como intelectual de raza, espíritu delicado y gran esteta, se sentía fracasado en sus inútiles intentos de culturización del clero y de reintroducción de la gran belleza litúrgica tradicional en la misa, con acompañamiento de órgano y tonos solemnes, que entonces –¡y hoy! estaba asaltada con cánticos de guitarra chocarrera e infumable. También había dispuesto que al menos una vez a la semana se celebrase la Santa Misa en latín para aquellos parroquianos que aún conservaban el gusto por la lengua de la Iglesia. Ninguna de estas medidas de estética y cultura se había cumplido, y que por ello el Santo Padre había entendido que con esta “basca”, “él” ya no tenía nada que hacer y que había arrojado la toalla. La opinión del maestro Trevijano, en cambio, era diferente. Me dijo que la visita que recientemente había hecho al campo de exterminio de Auschwitz, en Polonia, le había conmocionado tanto que su fina sensibilidad religiosa había entrado en crisis. La sordera y mudez de Dios ante el horror que sufrían los seres creados a imagen y semejanza suya lo bloquearon, y su decencia pastoral le obligó a dejar el más alto cargo de la Iglesia. Es difícil presenciar Auschwitz y pensar que en el hombre hay que buscar la justificación de Dios, si en Dios se busca la del hombre. La filosofía platónica y agustiniana había admitido, en su creacionismo, un plan (unas ideas) anterior a la realidad del mundo. Pero las ideas no existen ni antes, ni en, ni después de las cosas, sino “con” las cosas, y son engendradas únicamente en el acto de la vida y en la continua realización del mundo en el espíritu eterno. De todos modos yo recordaba algunas afirmaciones de Joseph Ratzinger de su Introducción al cristianismo: “Dios no aparece ni puede aparecer por mucho que se ensanche el campo visual. Dios es aquél que se queda esencialmente fuera de nuestro campo visual, por mucho que se extiendan los límites”.

De todos modo, algo muy grave ha tenido que ocurrir en el entorno del Papa para que se produzca este acontecimiento histórico.

Si bien Trevijano fue el primer pensador político español que contempló el ecologismo y el medio ambiente como una prioridad política en La alternativa democrática, tal como ya hemos visto en estas remembranzas, sin embargo, en sus últimos años criticó con dureza y visión profética aquellas éticas que desplazaban al hombre y a la humanidad del supremo objetivo político, y que injurian con sus delirios galácticos las viejas éticas antropocéntricas. En este sentido, y desde su ateísmo indeclinable, coincidió bastantes veces con la filosofía moral de Joseph Ratzinger. Tiene toda la lógica que los superdotados coincidan. En sus distintas esferas ambos representan referentes máximos de coherencia moral. Tanto la teología de Ratzinger como el pensamiento político de Trevijano se escriben en lenguajes performativos. Esto es, conjugar el verbo coincide con la acción del verbo, como “yo amo” o “yo represento”·.

El metropolita griego Stylianos Harkianakis recordaba que Platón, en el Timeo, hablaba del juicio irónico de un extranjero que afirmaba que los griegos son “aeì paídes”, niños siempre. Platón no veía en ese juicio un reproche, sino una alabanza de la manera de ser de los griegos: “Como quiera que sea, hay un hecho indiscutible: los griegos querían ser un pueblo de filósofos, y no de tecnócratas, es decir, eternos niños, que veían en el asombro la condición más elevada de la existencia. Sólo así puede explicarse el hecho significativo de que los griegos no hicieron uso práctico de sus innumerables hallazgos”. Y siguiendo así la interpretación de Stylianos Harkianakis podríamos decir que Ratzinger y García-Trevijano fueron “aeì paídes”, esto es, griegos de espíritu.

En su entrega por un ideal el papa Benedicto XVI y Antonio García-Trevijano murieron realizados plenamente. Porque sólo la persona que se expone al fuego, que reconoce en sí una llamada, una vocación, una idea que satisfacer, que asume una misión para el conjunto, llega a realizarse.

Ni aquel papa ni nuestro amigo jamás mercadearon con la verdad por el consenso o la integración social de ellos mismos. Siempre resistieron triunfalmente que la armonía del grupo se convirtiese en tiranía amable contra la verdad. Quien deja de lado la cuestión de la verdad y la declara innecesaria, amputa al hombre, le quita el núcleo de su dignidad humana.

De su sucesor argentino tuvo una opinión pésima, “le olía” a párroco de pueblo con mal carácter –y eso que era jesuita, consciente además de que nunca podría llegar a los tobillos a su predecesor. El estado actual de la teología es tal, que si fuéramos enemigos de la Iglesia Católica, lucharíamos a favor de la clase de religión en los colegios e institutos, ya que la aproximación de la Iglesia y su teología al mundo moderno se ha efectuado copiando lo peor de dicho mundo, lo que viene de la sociología, la psicología y la sexología.

[El Imparcial]

Domingo, 26 de Febrero

 

 

Tal alto

No sólo de pan vive el hombre

 DOMINGO, 26 DE FEBRERO

 

En aquel tiempo, Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu para ser tentado por el diablo. Y después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, al fin sintió hambre. El tentador se le acercó y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes».
Pero él le contestó:

-Está escrito: “No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”.

Entonces el diablo lo llevó a la ciudad santa, lo puso en el alero del templo y le dijo:
«Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: “Ha dado órdenes a sus ángeles acerca de ti y te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras”». Jesús le dijo:

-También está escrito: “No tentarás al Señor, tu Dios”.


De nuevo el diablo lo llevó a un monte altísimo y le mostró los
reinos del mundo y su gloria, y le dijo: «Todo esto te daré, si te postras y me adoras». Entonces le dijo Jesús:

-Vete, Satanás, porque está escrito: “Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto”.


Entonces lo dejó el diablo, y he aquí que se acercaron los ángeles y lo servían.


Mateo 4, 1-11

sábado, 25 de febrero de 2023

Sombras

 

Barras, príncipe de la corrupción europea


Ignacio Ruiz Quintano
 
Abc

    A España no la dobla la peste, sino la corrupción, única explicación de los estragos del virus chino.

    La corrupción hace en esta historia el papel que hacía el miedo en el cuento árabe del rey que condescendió a que la peste entrara a su ciudad para llevarse cuatro mil almas, con una condición: “Está bien. Pero sólo cuatro mil. De haber más muertos, te mato.” Desde una torre el rey iba contando los cadáveres, que excedieron en mucho la cifra convenida. Furioso, le reprochó haber matado a cuarenta mil. Antes de ser decapitada, la Peste aclaró: “Yo sólo me he llevado a cuatro mil, como prometí; a los demás, los mató el Miedo”.

    La oposición política (es una forma de hablar) se justifica con que hablará, pero cuando esto pase…

    –Cuando tú te hayas ido / Me envolverán las sombras
    
Una de las consecuencias del partidismo de Estado es la infantilización en la forma de percibir el poder. Engañan (y se engañan) quienes anuncian exigencia de responsabilidades “cuando esto pase”. La Historia los desmiente. Ahí está el Directorio de Barras a la salida del Terror (sustituido por la Corrupción) de Robespierre, o los locos años 20 en Europa a la salida de la Gran Guerra, o la Transición española a la salida del franquismo…
    
La diputación era procurada como una posición para llegar a la fortuna, no a la gloria –escribe Barras–. Las ideas morales cedían a las ideas materiales. El siglo era positivo: “La pobreza es una idiotez; la virtud, una torpeza; y todo principio, un simple expediente”…
    
“Cuando todo esto pase”, habrá un gran carnaval, que esto es el continente europeo, para que los supervivientes den salida a la alegría y a las ganas de vivir. Todos contra el diablo Robespierre y su cola viviente, que ahora es el virus chino. Y los jetáceos progres volverán a desplazar de las cortes, de los restaurantes y de las calles a los cursis pequeño-burgueses del “cuando esto pase”. La pasión del miedo a la muerte liberándose con su contraria, la del disfrute de la vida.
 

Glotonerías legislativas VI


 

Jorge S De Castro

El Único Paraíso Es El Fiscal 

A los amigos que esperan una revolución y aún no han leído mi anterior artículo siempre les contestó de la misma forma: ¿otra?

Ellos anhelan una revolución popular para hacer frente a la revolución estatal, pero se resisten a ver que el único actor político que queda es el Estado y que éste, periódicamente, revuelve la sociedad para aumentar su Poder fragmentando aún más cualquier organización intermedia (familia, empresas...)

El procedimiento que utiliza para lograrlo en regímenes de competencia electoral es el "juego del gallina" (gana el suicida, pierde el prudente) del que tanto me he ocupado en el blog.

La ley “trans”, la ley de “sólo sí es sí”, la ley de “bienestar animal”, ¿qué son sino una revolución desde arriba con el objeto de provocar una contienda civil de las “víctimas woke” contra el resto, que ni el mejor profesional de la insurrección pudo ni siquiera proyectar?

No obstante, a toda revolución le llega su Termidor, su fin, con independencia de lo que haga el pueblo.

Y a esta por la que transitamos le pasará exactamente igual.

Por tanto, el problema no es si terminará, sino cómo lo hará.



Analicemos las posibilidades de intervención popular en el desenlace de la rebelión del Estado.

Para ello, lo primero que debemos entender es que en las presentes circunstancias el único poder de un pueblo que asiste con asombro, pero con la palma de la mano extendida, al despliegue de una revuelta estatal es la reacción, la contrarrevolución.

Olvidémonos, pues, de cambio de régimen, de Cortes Constituyentes, de recuperar la libertad política…  

Ya comenté en el anterior artículo de la serie ("Glotonerías legislativas V") los motivos que convierten en una quimera el deseo de que el pueblo se alce, ni siquiera electoralmente, contra la mano que le da de comer.

Sin embargo, los ciudadanos sí retienen capacidades que les pueden permitir, sin necesidad de inmolarse, neutralizar la "robolución" de la oligarquía: acelerarla para anticipar Termidor, para adelantar su colapso.

En un artículo de mayo de 2015 titulado “Los Futuros Irresistibles” ya describía la situación que hoy vivimos, en la que concurre como clave de bóveda “la aquiescencia de las víctimas” a “un régimen de opinión pública favorable a la antropofagia”.

En el mismo post identificaba el problema que podría hacer fracasar la insurrección del Estado: las prisas de los políticos por culminarlo.

Es esta la causa por la que el PP de la Agenda 2030 solicita al PSOE una Gran Coalición no declarada con vistas a moderar el ritmo de la “estatalución” (efecto de la acción del Estado) porque determinados sectores de la oligarquía empiezan a entender que o se lentifica la demagogia o el plan descarrila.

Pues bien, si la revolución del Estado es inevitable y el único miedo de los políticos son los excesos que pueden terminar con la caída por el precipicio, la alternativa para el pueblo que quiere oponerse es sencilla: asistir al suicida.

A los ciudadanos sólo les queda reconocer al Estado soberano la libertad y el poder de suicidarse, pero también ostentan el derecho de facilitarle cuantos medios necesite para que su iniciativa tenga éxito despeñándose por el barranco de una vez por todas.

Es la manera menos mala de concluir la revolución con fines guerracivilistas que el Estado ha planteado al pueblo: que se cumplan los deseos estatales, esto es, que se consume su suicidio, que no tiene por qué ser el nuestro.

Mi propuesta no tiene nada de novedosa ya que fue esa estrategia la que impulsó el Gobierno Rajoy en 2017 para contrarrestar el “juego del gallina” de los independentistas catalanes, incentivando la fuga de las empresas de Cataluña para ayudar al suicidio del "pelotón chiflado" que dirigía la Generalitat.

En este artículo de octubre de aquel año lo expliqué.

Ahora, la forma de asistir al suicida la sirve en bandeja el propio Estado de Derecho con su legislación woke: unas derogaciones aceleradas serán suficientes para el triunfo de la reacción generadora.

Pero eso quedará para siguientes entregas.

twitter: @elunicparaiso

Sábado, 25 de Febrero

 

Amor, éste es el cuadro que faltó

viernes, 24 de febrero de 2023

Bloqueos


Elon Musk

 

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    El amo de Twitter, Elon Musk, en quien muchos sólo ven al poli bueno del Mal, ha eliminado todos los bloqueos de su cuenta (“I did delete all blocks from my account”), dando lugar a “una de las grandes fruiciones sentimentales españolas”, como Pemán, director de la Academia, definía la amnistía. Una amnistía tuitera.


Bloquear es rechazar. La izquierda latosa banalizó la palabra “bloqueo” con el tabarrón cubano, pero uno puede hacerse una idea de lo que siente Vinicius bloqueado en la banda por Maffeo, Raíllo y Alejo cuando se descubre bloqueado en el Twitter por Pons, Sémper y Roldán, tres “cacouacs” de la Gran Familia Liberalia del Diálogo, y además, por Margaritis Schinas, vicesecretario de la UE… ¡para “our European Way of Life”!, que consiste en vivir del contribuyente, es decir, ganarse muy bien su vida mandando muy mal en la mía.


“Cacouacs”, un guiño a las ranas, es como en los salones de la Pompadour las malas lenguas llamaban a los “philosophes” del diálogo, el “falso diálogo” de la teoría del disenso de Buela, que comienza con el consenso como petición de principio sobre la “parodia del otro como un igual”: un nominalismo nuevo, que simula arreglar la realidad con conversación.


Este consenso está vinculado a la idea de tolerancia liberal, que introduce la idea de disimulo en la política, pues la tolerancia, hoy, no es otra cosa que la disimulada demora en la negación del otro.


    El “periódico de las elites españolas”, valga el oxímoron, en la misma tribuna donde hoy “cacouaquea” el eximio Pérez Royo (un día habría que contar esta Guyana del periodismo español), publicaba en el 77 un artículo de belleza abisal sobre la amnistía remitido por Schmitt: la amnistía, decía ahí, es una de las formas primordiales de la Historia del Derecho, y en el sentido verdadero y auténtico de la palabra significa nada menos que la terminación de la guerra civil:


    –No es ni un indulto ni una limosna. Quien acepta la amnistía también tiene que darla, y quien concede amnistía tiene que saber que también la recibe. La amnistía es un acto mutuo de olvidar.


    La revolución de Cromwel, recuerda el jurista, se terminó, después de la vuelta del rey, en 1660, por una “ley de descarga y olvido” (indemnity and oblivian Act). Y anticipa el “Estado de Derecho” de los “cacouacs”: “También la legislación se convierte en medio de destrucción. Todo esto ya se proclamó hace años, con toda exactitud, por Lenin, el político más moderno y más consciente”.


    La amnistía del 77 se pensó para los gudaris vascongados de la “lucha por la democracia” (quedaban así al margen los pistoleros de Atocha), pues los otros estaban exentos por la de los “25 Años de Paz”. La amnistía tuitera de Musk enseña que todo bloqueo es iliberal, y si un liberalio te bloquea, es de justicia, dice un amigo, preguntarle: “Entonces, de tralará, ni hablamos ¿no?

 

[Viernes, 17 de Febrero] 

Viernes, 24 de Febrero

 

 

La Habana para un infante difunto

Felicidades a Ana

 



CLIC

jueves, 23 de febrero de 2023

Serial madridista


      

Francisco Javier Gómez Izquierdo


      Si usted se para a pensar sin apasionamiento y repasa los capítulos mas interesantes de la Champions quizás no le vengan a la sesera las últimas finales sino todas las eliminatorias de la última edición que disputó el Madrid. El formidable Mbappé con el PSG en octavos, la prórroga en cuartos ante el Chelsea, la increíble turbación del City al final de los 90 minutos en semifinales es lo que cautiva, y, como no podía ser de otro modo, lo que vende. Las remontadas, las prórrogas y si me apuran los penaltys son guiones golosos para las teles y tal cúmulo de atractivos en la más selecta competición parece que sólo los garantiza el Real Madrid. La línea argumental en Anfield continúa la extraordinaria serie a la que nos tiene acostumbrados el equipo de Ancelotti: Comienzo desastroso en defensa para dar pena y soltar la lengua. "...Alaba en el lateral izquierdo es una coladera", solté a mi doña, con el 2-0 y creo que con cierta razón. Al poco, genialidad de ese Vinicius ante el que agacharán las cervices más de nuevemil naciones y ¡cómo no! el cuerpo se puso jotero para digerir como merece lo que empezamos a sospechar tras repetir Alexander-Arnold las desaplicaciones de las que le venimos acusando aquí estos años. Centra muy bien, es cosa indudable, pero descoloca mucho a la defensa. ¡A mi parecer, claro está! La entrada de Nacho tras la lesión de Alaba taponó por contra la hemorragia madridista  y de pronto amainó el vendaval rojo y todo el campo fue ocupado por una orquesta blanquísima que incluso sonó al gusto de orejas hostiles. En fin, el Madrid y Vinicius en su línea, cabalgando.


     Italia quiere meter a tres de los suyos en cuartos y parece que el Nápoles tiene ya pie y medio gracias entre otros a Osimhen, un delantero centro de las trazas del poderoso Lukaku que parece que vuelve por do solía y sigue intimidando y goleando para el Inter. Los dos equipos de Milán acabaron 1-0 a favor y servidor cree que semejante resultado puede bastar porque ni Oporto ni Tottenham son el Madrid remontador. Bueno, el Tottenham tiene a Kane que puede hacer las veces de Benzemá.


      Seguimos en el fútbol porque no somos capaces de dejarlo. Leo que los amos del Manchester United piden a su entrenador Ten Hag que ponga esta noche a los reservas en la Europalí contra el Barcelona porque tal competición interesa menos que la Copa de Inglaterra. Exigen los propietarios la clasificación para la Champions y que el entrenador se deje de menudencias. El caso es que el otro día jugó gente rara en el Camp Nou pero como no sigo como antes las vicisitudes de cada club no le dí importancia. Además eso de los reservas suele ser arma sorpresiva pues como ya dejé apuntado el otro día con ocasión de que el Castilla viniera a Córdoba con los reservas, que a los meritorios los carga el diablo.
      Precisamente un Castilla de 1980 obligó a cambiar la Reglamentación Española de la Copa del Rey por plantarse en la final ante el equipo titular del Real Madrid, sus superiores por decirlo así. Antes se deshicieron del Athletic y de la Real Sociedad y llegaron incluso a eliminar al West Ham en la Recopa de Europa. Pocos recuerdan que a aquel Castilla de Agustín, Gallego, Pineda Espinosa, Cidón, Bernal, Casimiro con i... lo dirgía un entrenador que se llamaba como el Gaitu, mi compadre, Juan José García. Al pobre se lo llevó un infarto con tan sólo 41 años.

Corrupción

 Cepo

Ignacio Ruiz Quintano
 
Abc

    Las explicaciones oficiales a la corrupción son como aquel chiste del período posterior a la Gran Guerra que contaba Hannah Arendt. Al antisemita que dice que los judíos provocaron la guerra le replican: “Sí, los judíos y los ciclistas”. “¿Por qué los ciclistas?”, pregunta aquél. “¿Por qué los judíos?”, le responde el otro.

    –Si es que aquí roba toda la peña –me dice el taxista, que lleva el contador tapado con un banderín del Atleti.

    Como si la corrupción consistiera en robar.

    El robo es el género, y la corrupción, la especie.

    El robo es el delito, y la corrupción, el vicio (del sistema, pero vicio).

    Volviendo a Arendt, que hablaba de cosas más trágicas:

    –Al asimilar el delito y transformarlo en vicio, la sociedad niega toda responsabilidad y establece un mundo de fatalidades que enreda a los hombres.
    
Ella ve cómo la perversidad humana, aceptada por la sociedad, deja de ser un acto de la voluntad para convertirse en cualidad inherente y psicológica que el hombre no puede rechazar o elegir: le es impuesta desde fuera y le gobierna tan coactivamente como la droga al adicto.

    –Ladrón –le digo al taxista, que es como Zapatero y no quiere citas– es el que vende a su madre, y corrupto, el que, pudiendo venderla, la regala.
    
No lo ve.
    
Como mañana empieza San Isidro, le digo que el corrupto sería el toro (de lidia, que bien pocos vamos a ver en esta Feria), y el ladrón, el buey: es más fácil pasar de toro a buey que de buey a toro.

    –Lo que tienen que hacer todos es devolver el dinero –zanja la discusión.
    
Mala solución: si devuelven el dinero, otro lo cogerá. Así funciona el sistema. Mejor que obligar a devolverlo sería obligar a gastarlo, para que, al circular, salpique. “El tiburón se baña, pero salpica”, decía un político batistiano en Cuba. Para el contribuyente, que es el pobre, siempre habrá mayor reparación si Juan Lanzas confía su capitalito a los mercados que si Valderas reparte doscientos millones entre oenegés.
 

Jueves, 23 de Febrero

 


CRP'23

La cuajada de Esteban

miércoles, 22 de febrero de 2023

"Corrutos"





Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    Seis años a José Antonio Griñán (José Antonio por el Ausente, “llámame Pepe”, y Griñán por papá, oficial de Franco, el Profanado “por no separar los poderes”) a cuenta de los 680 millones de los parados, ¿son muchos o pocos años?
 
En 2010, sin salir de Andalucía, Diego J. cumplía a pulso condena de dos años y cuatro meses por intentar robar gallinas en una finca de Jaén.

    –Y digo yo que no creo que lo mío sea tan grave y podía usté apiadase de mis ñiños... y comusté tié que tener corazón le vi a disir una verdá... y es que las gallinas que íbamos a robal no eran gallinas, sino queran tres gallos de pelea
 
Nuestro único pensador político en un siglo advirtió que la idea de una corrupción institucional de la izquierda choca siempre con dos prejuicios: el que concede el monopolio de la ética práctica a los partidos con ideales y el que sitúa en las instituciones la ética teórica que los intelectuales atribuyen al Estado. Por eso “el periódico de las elites” explica la corrupción de los partidos socialistas “como en la Edad Media se explicaba el pecado de escándalo de los obispos”. Corrupción, en los partidos de intereses, no en los de ideales.

    Históricamente, según nuestro ensayista, la corrupción de la izquierda tuvo fuerza constituyente de nuevas formas de gobierno: Walpole en Inglaterra, Barras en Francia y Jackson en América. Aquí, en cambio, la forma de gobierno es constituyente de la corrupción. ¡De robar a los ricos para proveer a los pobres a robar a los parados para vivir con los ricos! Además están las pasiones: la colectiva de durar en el poder al precio que sea y la individual de enriquecerse del modo que sea. Las personas se pueden sustituir; los partidos, no. Para salvar el partido, “basta con culpar a personas indeseables, antes encumbradas”. El sistema proporcional garantiza la impunidad de los partidos, razón por la cual ninguno lo quiere cambiar.

    ¿Cómo combatir la corrupción? “Preveyéndola”, dijo Sánchez. Y todos corrieron a votarle.
 
 

Sobre la corrupción. Tablaos


El Cabrero


La corrupción ha generado una España posible, ideal, rupturista, del revés, fumada, lisérgica, como ese equipaje olímpico, que parece el resultado de frotarse los ojos y esperar lo que se ve con los ojos cerrados. El chándal de las chiribitas del surrealismo español

Hughes

Un alcalde gallego sembró su pueblo de tablaos. Había más que en Sevilla. La deshora gallega llena de zambras improbables. Al parecer, unos listos de allí aprovechaban que los tablaos pueden cerrar con horario de discoteca, porque el legislador aún respeta la juerga gitana y permite que chapen más tarde, para, según una sentencia judicial, “hacer la competencia desleal a las verdaderas discotecas”. Bares con licencia de tablaos, pero sin serlo porque -enorme simpleza administrativa- “no tenían tarima ni vestuario”. Y nada dice la sentencia del flamenco, ni de que allí no hubiera gitaneo alguno. ¿Serían tablaos si hubiera habido facas colgadas, ornato nazarí y una tarima?

¿Y si hubo un jumao que una sola vez se hubiera arrancado por peteneras? ¿Y si una gallega morena alguna vez movió los brazos faraónicamente? La soledad del flamenco, del flamenco fantasmal gallego, se ha despechado como corrupción, cuando si el tablao galaico dejó de ser tablao fue porque los gallegos no quisieron.

-Yo me tomo dos cervezas y me arranco por El Cabrero.

Pero si no te arrancas, el local con licencia de tablao será siempre un triste bar. El alcalde gallego hizo todo porque Galicia fuera cuna flamenca, juerga con duende, girón de brazos (¡Alcalde bibianesco y flamencólogo buscando lo gallego moro!) ¿No salimos por las noches a lugares que deberían tener su reverso de tablaos hirvientes de lutos ávidos, cobres viciosos y gitanas ciclones? Salir y que sola se fuera organizando la jarana del trasnoche, con morapio y guitarras y cuadro flamenco y que entonces el regente del local, previsor, pudiera exhibir su licencia de tablao, la gran licencia juerguista.

Pero se despacha con que no eran tablaos ni podían serlo jamás porque no tenían tarima. No, Señor juez, no eran tablaos porque allí no se arrancó nadie por bulerías, ni por sevillanas, ni zapateó nada.

Pero incluso si eso hubiera sido corrupción, qué maravillosa idea. En la corrupción verdadera, la que aspira a durar, siempre hay un pacto con la sociedad, con la realidad, sellado a través de la tapadera. La corrupción es la trastienda de algún negocio visible y esos negocios son una España ideal, como la España ilusoria que se proyectó cuando hubo dinero.

La corrupción ha generado una España posible, ideal, rupturista, del revés, fumada, lisérgica, como ese equipaje olímpico, que parece el resultado de frotarse los ojos y esperar lo que se ve con los ojos cerrados. El chándal de las chiribitas del surrealismo español.

En un país sin demasiado talento empresarial, no estamos para despreciar las iniciativas soñadoras de los corruptos. Las tapaderas de las corrupciones ¿Acaso no compra el dinero negro el sueño de las loterías? A veces, la corrupción es una variante del genio emprendedor, que en España coge extraños caminos. En las tapaderas hay mucha emprendeduría y en la corrupción ambiciosa la proposición, el sostenimiento falaz de algún negocio, alguna ocupación. Tan cerca de resultar o de no hacerlo como las otras.
 

 [Publicado el 26 de Julio de 2012]

La marmita del brujo


 

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    Lo que más se parece a la muerte, al decir de los grandes funebristas, es la serenidad, y serenamente, como las hojas rezagadas del invierno, se nos ha ido Amancio Amaro, el Amancio más universal hasta la irrupción de Amancio Ortega, su paisano.


    En el fútbol Amancio fue un burlador, como hoy Vinicius, o entre medias, Juan Gómez Juanito, y por eso a Amancio lo llamaban “Brujo”, que es mote bien bonito, y por eso su nombre frecuentaba las páginas de sucesos, que es un sino muy español. Alcancé a verlo en Burgos, en la primera alineación del Madrid que memoricé: García Remón, Touriño, Benito, Verdugo, Grosso, Zoco, Aguilar, Amancio, Santillana, Velázquez y Anzarda. Lo veíamos desde el terraplén del Fondo Sur en “El Plantío”, que era el de los niños y “soldados sin graduación”, pero las piernas de Aguilar ya lo habían desplazado al interior del campo, aunque con tendencia a la banda donde luego nos deslumbraría Juanito, que llegó a Burgos desahuciado por el Atlético, una vez que por burlador le habían partido una pierna.


    La burla, dicho por Santayana, nuestro primer filósofo, es la primera forma pueril del ingenio, razón por la cual estos genios burladores a quienes fascinan primero es a los niños. Santayana gozaba garrapateando epigramas burlones en los márgenes de sus autores más serios, que no dan patadas, pero Amancio lo hacía en los terrenos de los defensores más expeditivos. En la raya donde Vinicius, según la telebasura, monta una gestoría fiscal para provocar a sus marcadores calculándoles las cotizaciones y pensiones, Amancio ponía a calentar la marmita de sus brujerías. En Barcelona, durante un clásico jugado en 29 de febrero, que ya es tentar (provocar, dirían hoy) a la fortuna, lo despacharon para siete meses “porque no había otra forma de pararlo”, y diez años más tarde le vino la cornada de Fernández en Granada, que le dejó a Amancio un muslo como de Jaime Ostos, ataque sólo comparable a la patada de rucio con que Goicoechea trituró el tobillo de Maradona en Barcelona. Amancio, se quejaba luego Fernández, “no quiso hablar conmigo y no me perdonó nunca, pero yo no quise hacerle lo que le hice. De todos modos, era parte del juego”.


    A la muerte de Amancio (“la muerte que no es un muerto, sino unos cuantos detalles de la vida”) nos quedan su magia en la yerba (de su marmita, además de un deslumbrante fútbol burlón, salió la Quinta del Buitre, que fue la del buen gusto) y su elegancia en la calle: para evocarnos la figura del desaparecido Manolo Velázquez, Amancio Amaro apareció por el entrenamiento con corbata y un libro bajo el brazo. Descanse en paz.

Miércoles, 22 de Febrero

 

 

Así pasa la vida, como raro espejismo

martes, 21 de febrero de 2023

En la muerte de Amancio

Un once con demasiadas bajas:

Betancort (+) Calpe, De Felipe (+), Sanchís, Pirri, Zoco (+)

 José Luis, AMANCIO (+), Gosso (+), Velázquez (+) y Gento (+)

 El mas veterano de capitán



 

Francisco Javier Gómez Izquierdo


             Los que ya estábamos subidos para no bajar en ese tobogán de raíles infinitos que es el fútbol, del que supongo ya sólo nos apeará la flaca de la guadaña, le respetábamos y temíamos. Tenía el pelo corto pero era el estandarte del "Madrid yé-yé", un sintagma que nos llevaba a ciertas melenas como lacias y achoraladas de la época. Recuerdo una fotografía de jugadores del Real Madrid -Sanchís, Pirri, Velázquez, Amancio...- tocados con un pelucón carnavalero negro rodeando a Gento, el bisa, ganador de  las seis Copas de Europa que, para molestar, los envidiosos llamaban "en blanco y negro". Cuando el Burgos ascendió por primera vez en la 71/72 en El Plantío (2ªjornada) jugó Amancio con el 7 y el Real Madrid nos ganó 1/2 con goles de Santillana y Anzarda. Aquel día Rufino Requejo marcó el primer gol del Burgos en Primera. Poco después quedamos impactados por la corná que Amancio Amaro Varela sufrió en Los Cármenes -los Crímenes entre el gremio de delanteros españoles- y no tardando supimos en Burgos que el 7 de la camiseta blanca ya tenía heredero. No era otro que nuestro Juanito. El traspaso tuvo mucha historia y muchos dineros despistados.  Lo cierto es que Juanito ocuparía el ilustre 7 de Amancio, y una temporada después, nuestro García Navajas, el 5 de Benito, dos leyendas que se han ido en estos pestíferos años.


          De Amancio se recuerda sobre todo el birlibirloque (fué "el Brujo" antes que Quini) al que sometía a los laterales con los dos pies, sus goles que no fueron pocos para ser extremo y servidor su nombre completo que sonaba como un verso más coruñés que gallego, cosa que tendría que dar igual, pero creo que Amancio acabó siendo más madrileño que gallego. Eso sí, madrileño de La Coruña.


          Hay futbolistas a los que uno les coge cariño con los años. Sobre todo a los que permanecieron toda su vida fieles a un club. Ahora uno no se aclara por dónde paran los Soldado, Granero o Güiza, al que antier sacaron por la tele jugando en el Rota. Iríbar en el Atlhetic, Rexach en el Barça o Amancio en el Real Madrid son ejemplos de lo que ya no hay y en el caso de Amancio es de justicia señalar su devoción madridista pues no hemos de olvidar que cuando se metió a entrenar fue el artífice de aquel Castilla extraordinario de la Quinta del Buitre que tenía más tirón incluso que el primer equipo. Por lo que fuera no pudo conducir al Real Madrid cuando se le requirió y optó por no volver a entrenar y permanecer al lado del club que tanto quería.

 
     Amancio, presidente de honor de su Real Madrid, nos deja esa huella de los héroes futbolísticos a los que se saca en conversación cuando se comparan puestos y estilos. Servidor, subjetivo como todo aficionado, tiene predilección por el 7, su número y puesto en los campos de Pallafría, porque no sé si todos ustedes saben que cuando Amancio y su sucesor Juanito, el 7 era el extremo que se pegaba a la banda derecha.


       D.E.P., Amancio Amaro.

En el nombre del padre

 

Helipuerto para el 

Decreto de legalización del PCE

Sábado Santo, 1976

 

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    Podrido de silogismos producidos por sus Tanques de Pensamiento, el Régimen es tan feble que tiembla ante Ramón Tamames, que es su propio padre, el Founding Father, como temblarían en América si apareciera en pleno “speech” de la Ocasio un Alexander Hamilton, lector a los 17 años de Grotius, de Pufendorf, de Montesquieu, de Locke


    Tamames ha sido lector empedernido de Baroja, y lidiará en la Moción de Censura con un adoquín que sitúa en Soria la cuna de Machado, muy orgulloso de su adoquinazgo, que en eso consiste la “muerte del ignorante” (Barzun): todo el mundo es igual de sabio, de lo que se infiere la muerte de la autoridad. ¿Qué autoridad tiene un nonagenario en una sociedad amaestrada en el culto fascista a la juventud? Kant no se sintió autorizado a sentarse a escribir hasta cumplidos los 60 años, cuando en este Siglo de Oro que vivimos cualquier veinteañero firma al menos media docena de volúmenes.


    Rivera, aquel nadador centrista de traje italiano con hombreras que nunca lo leyó (“la verdad es que no he leído a Kant un título concreto”), negaba en su programa liberalio la ciudadanía a los nacidos antes de la Santa Transición o a quienes durmieran en una habitación con más de dos personas. Tamames, que en el 56 puso en jaque la Universidad con su manifiesto contra el franquismo en el club “Tiempo Nuevo” de Alcalá, 94, vivió su clandestinidad en una tinaja, como Diógenes, acondicionada en casa de Dominguín en Quismondo, un escondite como el de los chicos de Brian para escaquearse de los romanos en “La vida de Brian”. Allí debió de escribir su historia de la guerra civil sin alusiones al asesinato de Nin. ¡Disciplina comunista! En el 76, ya en Madrid, fue Umbral a entrevistarlo, y Tamames lo recibió con una foto de Marx, un montón de novelas de Baroja y un dibujo de Picasso dedicado (influencia Dominguín, seguramente).


    –La Ruptura democrática es un hecho –dijo, convencido.


    El resto es historia: Kissinger, Brandt, Carrillo hundido hasta las ingles en las moquetas de la Moncloa, el paquete de Ducados (“noblesse oblige!”) de Suárez, y donde decíamos Ruptura, decimos Reforma, más Ruido de Sables para justificar la traición a la Causa y tal y tal y tal, cumpliéndose las escrituras de los Polibios y Aristóteles: a una dictadura (administración y propaganda) le sucede una oligarquía (corrupción y propaganda); al poder de uno, el de varios; y entre bomberos, no pisarse la manguera.


    La “manguera” como Régimen (“la sociedad española no estaba preparada para otra cosa”, fue la justificación de Tamames en la TV del 91) es lo que Tamames vendría a pisar con la Moción de Censura. Es Misión Imposible, pero, por si acaso, los tetones del Consenso lapidan al Anciano, ignorando el artículo 50 (otro más) de la CE, que establece la obligación de los poderes públicos de atender y entretener a los viejos.

 

[Martes, 14 de Febrero]

Martes, 21 de Febrero

 

 

Mi espejo, más profundo que el orbe
Donde todos los cisnes se ahogaron

lunes, 20 de febrero de 2023

Carnaval en Cádiz

 


Los colores del parchís

Este 23 en la Nasa con "Los que se jartan despacio"

 

El Vera en Medicina

 

El Coro de Luis Rivero


Novias de la Ley Trans


"Amoscushá", el reproche que calla a lo hablaore

 

Francisco Javier Gómez Izquierdo


          Tantas son las particularidades de Cádiz que uno llega a la conclusión de que los gaditanos gozan de independencia sin darse importancia y quizás sin enterarse. Cualquier gaditano canta a sus piedras, a sus playas, a sus barrios desde el convencimiento, sí, sí, el absoluto convencimiento de que no hay nada igual ni mejor en el mundo. Los vientos de Levante y Poniente parecen sus musas y al llegar febrero a ellos dedican todo tipo de alegres oraciones y recuerdan a los tibios de entre los suyos, que también los hay, sus obligaciones para con sus profetas y dioses particulares por derramar tanta benignidad. No sé a ustedes, pero a servidor, lo que más me llama la atención es la cantidad de artistas ingeniosos que da esta tierra. Cualquier niño canta y canta bien, no hay rincón en la ciudad donde no falte una guitarra que te obligue a parar y ya por Carnaval asombra ver que todo Cádiz canta porque la naturaleza lo hizo así: coplero, ocurrente, agudo decidor pero sobre todo gracioso. Gracioso sin esfuerzo; ahí está el don divino.


      El concurso del Falla abarca chirigotas, coros, cuartetos y para los puristas carnavaleros, sobre todo las comparsas, de las que en ausencia del difunto Juan Carlos Aragón ha quedado como ayatolá incontestable, en versillos de Vera Luque, el gran Martínez Ares, "Don Antonio". Tal competencia tiene sus fanáticos, mi chico sin ir más lejos, pero para llegar a ese talibanismo hay que entender y saber mucho del Carnaval del Falla. Los legos como servidor disfrutamos en la calle con lo agudo de las inventivas de grupos de espontáneos -"callejeras" se les llama- a los que se hace corro y con los que no tienes más remedio que pasar un buen rato. Sí, esos buenos ratos que dicen, merece la pena. Así como los acérrimos del Falla hablan de Antonio Martín, el Subiela, el Selu o Juan Carlos al que veneran y del que hablan como si se conocieran de toda la vida, a los que nos gusta la calle se nos alegra el semblante cuando reconocemos "callejeras" de otros años que ya nos llamaron la atención y ayer mientras se preparaba una que siempre lleva los colores del parchís me nombraron "Fan honorífico" cuando les hice saber mi alegría por encontrarnos y poder escuchar sus afiladas rimas.


      De verdad, ¡otro mundo, Cádiz!