lunes, 27 de febrero de 2023

A propósito del wokismo. Glotonerías legislativas VII


 

Jorge S De Castro

El Único Paraíso Es El Fiscal
 

La ridícula paradoja del Estado revolucionario de Derecho reside en que cuanto más se aplique su legislación "woke" más se acerca a su final.


La “estatalución contra el modo de vida "fascista"

Como ya indiqué en un artículo de la serie, para que haya “víctimas woke” tiene que haber culpables, para que las primeras tengan derechos otros tienen que cargar con las obligaciones.

El responsable de las “víctima woke” es una categoría muy concreta: el hombre blanco que quiere defender a su familia, es propietario y paga al Estado más de lo que recibe del mismo. En su terminología, el culpable de sus desgracias es el “fascista” y su modo de vida.  

Si no hubiera “fascistas” no habría “víctimas woke”.

Precisamente por ello, la “solución final” consiste en la desaparición de los culpables que no se quieran convertir. Por eso insisto en afirmar que la "estatalución", la revolución del Estado es una estrategia de guerra civil.   

Ahora bien, la eliminación de los hombres, de las familias, de la propiedad y de los que financian al Estado ¿qué supondría?

No es difícil intuirlo: si los hombres desaparecen porque se convierten en “víctimas woke”, es decir, en mujeres, éstas tendrán que compartir sus baños con mujeres legales, pero con hombres biológicos; si las mujeres denuncian a sus parejas cada vez que riñan para convertirse en empoderadas “víctimas woke”, las familias serán destruidas; y si todos los ciudadanos reciben del Estado más de lo que aportan, la Hacienda pública colapsará.


El pueblo “no woke” salva al Estado “woke”


Espero que hayan entendido por qué al principio del artículo señalé que el contrasentido de nuestro Estado revolucionario de Derecho no es otro que cuanto más se usa su legislación más cerca está su colapso.

No obstante, la paradoja superior la encontramos en que es la masa inerte que se opone de mil formas espontáneas e inconscientes a la aplicación de la legislación woke, la que impide que el cataclismo se hubiera producido ayer.

Así, el hombre que elige seguir siendo culpable no usando la ley “trans” para convertirse en mujer, es el que impide la barbarie cotidiana; la mujer que renuncia a denunciar a su marido por una disputa doméstica para no convertirse en “víctima woke” utilizando la ley de “sólo sí es sí”, es la que salva a su familia y a sus hijos; y los ciudadanos que no dependen del Estado que los esquilma son los que hacen que, precisamente ese Estado, se perpetúe y siga expoliándoles.

En estas condiciones, cómo puede oponerse el pueblo "no woke" a su Estado "woke". 

Sólo nos queda la aceleración


Ya desarrollé en un artículo anterior los motivos por los que es inútil oponer una fuerza de choque al Estado revolucionario de Derecho.

No obstante, si resulta infructuoso neutralizarlo, ¿qué sentido tiene ni siquiera intentarlo cuando ya sabemos que cuanto más avanza la “estatalución” más se aproxima al abismo?

Por tanto, si frenarlo no es posible y además resulta contraproducente al ser el pueblo "no woke" el que salva a su Estado "woke", sólo queda una alternativa: acelerar.

Las leyes físicas vienen en nuestra ayuda para facilitar lo que quiero decir.

Aceleración es igual a incremento de velocidad en un intervalo de tiempo.

Aumentar la velocidad de ejecución de las políticas woke en un breve lapso de tiempo.

He ahí un auténtico programa revolucionario para una innovadora quinta columna enzimática.


twitter: @elunicparaiso