lunes, 13 de febrero de 2023

El cartel de la Liga

 

 El cartel

A Vinicius le gusta jugar con el contrario. Kempes


Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    La Liga de Tebas resumió su marketing y su glamour en un cartel de toros que el valencianista Paulista pintó el jueves en el Bernabéu con su patada de rucio a Vinicius. Ese cartel todavía no lo han conseguido los maestrantes de Sevilla, que compran cualquier cosa.


    Primero, el día del Atlético, fue el muñeco colgado en el puente, del que nunca más sabremos, que así es la costumbre en España. Luego, el día del Valencia, fue la patada de Paulista, salvajada que en el inglés diplomático de la Premier se diría “Kick Somebody Upstair”, es decir, “echarlo a patadas hacia arriba”. Y quedaba la confirmación en Mallorca, a la hora del almuerzo, para coger a los Maffeos y Raíllos con hambre de cuero, y donde Ancelotti, para no exponer a Vinicius, el futbolista favorito de sus nietos, debió haber jugado exclusivamente con Asensio, que es de la tierra, y cuya renovación sólo tendría una justificación: ser el Manolín Bueno de Vinicius.


    ¿Qué sentido tiene la Liga de Tebas para el Real Madrid? El fútbol español, que cada día se vuelve más aldeano (directivos, futbolistas, árbitros y aficionados), es un pulso falso entre Apalancadosy Renovables.


    Los Apalancados son los de Ese País Pequeñito de Ahí Arriba, en descripción de Guardiola, único entrenador al que no se le puede echar, dicho por Gattuso. A Guardiola lo echan mucho de la Champions, pero no hay manera de echarlo de un banquillo. “Pierde y, en vez de echarlo, le fichan a Haaland”, dijo Pochettino. Ancelotti no ve dónde está el problema: “A mí me han despedido de todas partes, y aquí estoy”. Es verdad que a Guardiola lo sacó del Mejor Equipo de la Historia el señor Mourinho, el Número Uno, pero ésa es otra historia que al Relato no le gusta contar.


    Los Renovables son este Real Madrid de la Post 14, víctima de una Trampa 22 diseñada por los competidores para arruinarle la temporada de Champions. En la novela de Joseph Heller, los pilotos de un escuadrón americano destinado en Italia en la segunda guerra mundial consideran su misión peligrosa y ridícula: para abandonarla, se requiere estar loco, pero si uno quisiera abandonarla no estaría realmente loco. En palabras del novelista:


    –Orr estaba loco y podían retirarlo del servicio; sólo debía solicitarlo. Y en cuanto lo hiciera, ya no estaría loco y tendría que cumplir más misiones. Orr estaba loco si cumplía más misiones y cuerdo si no las cumplía, pero si estaba cuerdo tenía que realizarlas. Si las realizaba estaba loco y no tendría que hacerlo; pero, si no quería, estaba cuerdo y tenía que hacerlo.


    Y ésta es la situación del Real Madrid en la tormenta de Clásicos urdidos por los que ordeñan el fútbol en España, una organización ridícula a base de marketing ridículo y glamour aún más ridículo. Los Apalancados pertenecen a un club de Europa League cuyo único modo de ser vistos en el mundo es desafiar en España al Rey de Champions en dos competiciones hoy absurdas para el Real Madrid, Liga y Copa, es decir, cuatro Clásicos, más el inevitable en la Copa Rubiales de Arabia.


    El Real podría declararse loco y evitar esos Clásicos, pero, si lo hiciera, ya no estaría loco, y tendría que jugar más Clásicos. El Real estaría loco si los jugara y cuerdo si no los jugara, pero si estaba cuerdo tenía que jugarlos. Si los jugaba estaba loco y no tendría que hacerlo; pero, si no quería, estaba cuerdo y tenía que hacerlo. ¿Qué hace el Real Madrid jugando un Clásico liguero a los tres días de pelearse por la Champions con el Liverpool? Sólo volver más bobo al piperío, que en el partido con el Valencia acabó pidiendo la renovación de Ceballos (pronto pedirán la de Hazard), un jugador que era fino, y por fino no lo querían, hasta que descubrió la importancia que para el Bernabéu tiene ser un jugador demagogo, con la proverbial demagogia del último Raúl, que corría inútilmente por balones imposibles para llevarse una ovación pipera.


    El “pégale, pegale” del vasco Aguirre es la versión mexicana del “pisalo, pisalo” del argentino Bilardo que triunfa en la Liga de Tebas. En Mallorca te espera, ¡a las dos de la tarde!, la cafrería animada por el agit-prop mediático, con Hernández Hernández al pito (Real Madrid 13 faltas - 5 amarillas. Mallorca 28 faltas - 4 amarillas), y como Homeros, los Martínez y los Morientes, haciendo de Hermanas Izquierdo en el bucle de Vinicius, mientras berrean como si fuera de Muriqui el autogol elíptico de Nacho. Autogolazo de Nacho, vicepanenkazo de Asensio y pelucón de autor de Mariano. Renovación para todos, pero que el equipo se baje de esta Liga (¡y de esta Copa!) ya, para poder destinar la segunda vuelta a entrenamientos para la Champions, la mitad de la cual se ganó ayer en Mallorca.





@VirtudesSanchez
La foto de la VERGÜENZA

LA PILLADA


    El periodismo de investigación calentó el Mallorca-Real Madrid con la “pillada” en el entrenamiento a un jugador blanco: “Le voy a decir dos cositas al Raíllo”. Raíllo es estrella mediática en la Liga de Tebas por sus apretones a Vinicius, a quien “nunca lo pondría como ejemplo a mi hijo”. Igual que se decía que los alemanes pasan el año acompañados de citas de Goethe, los españoles los pasamos acompañados de citas de Raíllo, que prefiere para su hijo un futuro como el de Modric o Benzemá. Kempes, a quien Videle le ganó un Mundial, sobre la patada de Paulista: “A Vinicius le gusta jugar con el contrario”.

[Lunes, 6 de Enero]