jueves, 20 de marzo de 2025

Montezuma


Claudio Valdés Kuri


Ignacio Ruiz Quintano

Abc Cultural


En Madrid sólo hay dos Reales: el Real de Florentino Pérez y el Real de Gerard Mortier. Pérez es un empresario de éxito. Mortier es un cursi de cojones, por emplear una palabra internacional (Capote la suelta en “A sangre fría”) que emocionará al lector de este folio como las operillas de Mortier emocionan a los pagafantas del Real.


Leo en una reseña periodística: “El público, más heterogéneo de lo habitual en el Real, no en vano las entradas costaban entre 30 y 70 euros, aplaudió entusiasmado.”


¿Y a qué aplaudía entusiasmado ese público heterogéneo? Pues a la gilipollez de “Montezuma”, que es una gilipollez alemana recuperada por el Calixto Bieito mexicano, un chico fresa llamado Claudio Valdés Kuri.


Claudio Valdés Kuri, Calixto Bieito y Gerard Mortier son pulgas del Presupuesto con la promesa de emocionar a la gente que acude al teatro. Vamos a ver, Claudio, Calixto y Gerard: ¿os gustan las emociones teatrales? Id a los toros. Id a ver a El Cid con seis victorinos en Bilbao. Pero lo de Cortés dando por retambufa a Montezuma, que es lo que el público heterogéneo del Real de Mortimer aplaudió entusiasmado, es una gilipollez, pues la teoría histórica del criollito Claudio Valdés sobre la Conquista no tiene más interés cultural que la teoría psicológica de la locutora Sara Carbonero sobre el egoísmo de Cristiano Ronaldo, o que la teoría sexual de Raúl del Pozo sobre la vena locaza de Cortés. Todo esto no es más, en resumidas cuentas, que ganas vestir pulgas.


-Como no hemos podido descubrir ningún nuevo continente, ni inventar el liberalismo o el comunismo, ni la producción en serie, no nos ha quedado más remedio para distinguirnos que sobresalir en el difícil arte de vestir pulgas -declara Octavio Paz en “El arte de vestir pulgas”.


Claudio Valdés y Gerard Mortier son dos vestidores de pulgas que nos cuestan como si vistieran a las Barbies de Zapatero.

Aportación a los voluntarios de la guerra liberalia por la salvación de Europa. "Apuntes de la p... mili". Avance por saltos




Los 80

Militaria
Los apuntes de la p... mili
 

Jueves, 20 de Marzo

 




Zapatito sin niño

miércoles, 19 de marzo de 2025

Montaigne



Ignacio Ruiz Quintano

Abc Cultural


Montaigne ya no es más que el nombre de una piñata mediática. Pero ¿cómo se pronuncia ese nombre? Lampedusa aclara que, en francés antiguo, la palabra “Montaigne” se pronunciaba, al principio, “Mentagne”, y luego, con la evolución ortográfica, “Montagne”. Montaigne se presentaría como “Montagne”, aunque hoy habría de hacerlo como “Montegne”. La prueba, dice Lampedusa, son los taxistas parisinos: pidámosles que nos lleven a la “avenue Montagne” o a la “avenue Montegne”, y a ver cuál de las dos direcciones entienden.


En su libro “¿Dónde se encuentra la sabiduría?”, Harold Bloom quiere ser original comparando a Montaigne con Freud. Con idéntico propósito de originalidad, Bloom compara en el mismo libro a Franco con Stalin y Mao, pero escribir que “el totalitario Platón establece en ‘Las Leyes’ el prototipo para Franco, Stalin o Mao” no pasa de ser una melonada indigna de un lector de Montaigne, maestro del “correlativo objetivo”.


Montaigne, antes que un ideólogo, es un estilista. ¿Acaso el propio Montaigne no es de la opinión de que morir por una idea es conceder excesivo valor lógico a las conjeturas? De las ideas de Montaigne afirma Lampedusa que, si hubieran sido expresadas por un “idéologue”, nadie las recordaría ya, pues “la única droga que embalsama por los siglos de los siglos la momia de las ideas es el estilo”. ¿“Estilo”, hemos dicho? ¿Y cómo se nos ocurre hablar de frailes, habiendo epidemia en Madrid?


“¿Qué sé?” (“Que sais-je?”), es la idea más famosa de Montaigne. ¿Y qué sabemos de Montaigne? Que fue escéptico y egoísta, aunque razonable. Alfonso Reyes lo pone como ejemplo de esa especie de desamor que acompaña siempre al egoísmo: “Su yo es centro atractivo de una sociedad de inteligencias.” Montaigne, que censura ácidamente la inconsistencia femenina para la amistad –no hay mujeres en Montaigne–, sólo amó a su padre y a su amigo Étienne de la Boétie, a quien perdió a los treinta años. Para protegerse de la melancolía acudió a la sabiduría, “inventando” el librepensamiento: descreyó de la fe del mismo modo que de la razón, y en esto, según la muy aguda observación lampedusiana, es superior a sus seguidores de la Ilustración, que sólo eran libres para ir por la izquierda.


¡Montaigne! Con treinta y ocho años, Montaigne lo deja todo para ir freudianamente en busca de su yo. Una de las famosas cinco firmas de Shakespeare se encuentra en un ejemplar de los “Essais”. Sainte-Beuve imaginó el funeral de Montaigne seguido de un cortejo formado por todos los escritores de Francia: del pasado y del porvenir. 

Aportación a los voluntarios de la guerra liberalia por la salvación de Europa. "Apuntes de la p... mili". Puesto de tirador



 Los 80

Militaria
Los apuntes de la p... mili


Miércoles, 19 de Marzo

 


Mantón de Manila

Festividad de San José


CR

Festividad de San José, patrón de la Iglesia universal, de los trabajadores y de la buena muerte.

Los atributos característicos de San José son la vara florida, que se cree es de almendro, suplantada muchas veces por la azucena o lirio, símbolo de pureza y castidad. A veces, la paloma del Espíritu Santo aparece sobre las flores de la vara. Este atributo de la vara se origina en los Evangelios Apócrifos, donde se relata que fueron convocados al templo un hombre de cada tribu de Israel para elegir esposo para laVirgen María. José fue por la tribu de Judá. Cada hombre debía llevar una vara, las que fueron dejadas sobre el altar. Cuando al día siguiente el sacerdote ingresó al Sancta Santorum, un ángel tomó la vara más pequeña, la de José y, según algunas versiones la vara floreció, y según otras la paloma del Espíritu Santo surgió de ella, señalando al elegido para desposar a la Virgen. Así se cumpliría lo narrado por Isaías: -

-Y saldrá una rama de la raíz de Jesse, y una flor saldrá de su raíz. (Is 11,1)

Los santos que más han propagado la devoción a San José son Vicente FerrerBernardino de SienaFrancisco de Sales y, por encima de todos, Teresa de Ávila, que fue curada por él de una terrible enfermedad que la tenía paralizada. La mística fundadora decía:

-Durante cuarenta años, cada año en la fiesta de San José le he pedido alguna gracia o favor especial, y no me ha fallado ni una sola vez. Yo les digo a los que me escuchan que hagan el ensayo de rezar con fe a este gran santo, y verán que grandes frutos van a conseguir.

Todos los conventos que fundó Santa Teresa tienen por patrono a San José.


Felicidades a Josefas y Josés en el día de su santo 

martes, 18 de marzo de 2025

El apagón europeo


Edward Grey

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


Los apagones son la señal de llegada del socialismo, última estación del liberalismo, aunque aquí vivimos entre orates que por dislexia han hecho el recorrido inverso y terminan papando moscas en el sanatorio del alienista doctor Esquerdo, cuyo patio es el funesto Estado de Partidos “que con tanto trabajo nos dimos todos”.


Lector: es mucho más triste un manicomio que un cementerio –avisó el Caballero Audaz.


La patocracia europea (consumación de la de la Urss descrita por Bukowski) nos ha envilecido a todos (doma social) con un tuit-regüeldo de la UE sobre las matanzas del nuevo gobierno sirio (el nuestro): “La Unión Europea condena enérgicamente los recientes ataques, aparentemente cometidos por elementos pro-Assad, contra las fuerzas del Gobierno provisional en las zonas costeras de Siria y toda violencia contra civiles”. Esta ignominia es un apagón moral que nos desacredita como especie.


¿Qué tenemos aquí, bárbaros o mandarines? En su brillante análisis del trumpismo rampante, Curtis Yarvin nos da una pista para distinguir a los de allá que vale para los de acá: “Cuando los bárbaros entran en la catedral, deambulan por la nave, rompen joyas de las cruces, se visten con los hábitos sagrados y asan una cabra en el altar mayor. Cuando los mandarines entran en la catedral, todos se convierten en cardenales y luego se concentran en reformar la misa y en conseguir que sus sobrinos obtengan prácticas de monaguillo”.


En el 15, Assad le parecía a Trump “mejor que los del otro lado”: “Parece que a Rusia le gusta Assad. Bueno, que ellos den esa pelea”. ¡La colusión rusa! Producto, al fin y al cabo, de la Guerra Fría, la UE, para vivir, necesitaba de un enemigo, y que ese enemigo fuera Rusia, para que de su defensa se ocupara el Amigo Americano. El pánico europeo a Trump no es a que nos ponga aranceles, sino a que nos quite el temor a Rusia y el chiringuito entero se venga abajo. De Metternich tenemos a Kaja, que es un Dexter con apagón intelectual que pide, entre risas, derrotar a Rusia “porque podrá ser partida en pequeños países”. De Sacarino para todo tenemos a Macron, que sale en TV a declarar la guerra a Rusia y todavía no ha recibido contestación, el hombre. Y de Tom Paine en Siria tenemos a Abu Mohamed, que ante la barbarie desatada contra los cristianos ha pedido a sus chacineros que se abstengan, no de las matanzas, sino de difundirlas por el móvil, es decir, un apagón informativo al estilo de nuestro pierrot Thierry Breton. Las firmas de las órdenes ejecutivas de Biden eran falsas, pero al rumano Georgescu le faltaba una firma en los papeles para ser presidente del país que quiere conquistar Rusia para acabar con las elecciones.


Las luces de Europa se apagan. ¡Sabe Dios cuándo volverán a encenderse! –comentó sir Edward Grey, titular del Foreing Office, la fatídica noche del 4 de agosto del 14 (la del suicidio de Europa), cuando expiró el ultimátum de Inglaterra a Alemania sobre Bélgica.


[Martes, 11 de Marzo] 

Aportación a los voluntarios de la guerra liberalia por la salvación de Europa. "Apuntes de la p... mili". Pelotón



Los 80

Militaria
Los apuntes de la p... mili
 

Martes, 18 de Marzo



La platanera 

lunes, 17 de marzo de 2025

El penoso juego del Burgos

Cordobeses y gijoneses bien avenidos


Horst Hrubesch


Francisco Javier Gómez Izquierdo


              El Mirandés perdió el primer puesto de la liga por un penalty que pitó el árbitro en el último minuto. Un penalty de los que aún no he entendido por qué no llama a consultas el VAR. A servidor le gusta que los penaltis y los fuera de juego sean señalados por el "trío arbitral", figura ésta ya fenecida (acabo de dejar al suegro en C. Real y su frase favorita va ya para cuarenta años es invariable cuando le preguntas por la salud: "estoy feneciendo"), sin que se le hayan hecho las honras fúnebres que merece. Ganaba el equipo burgalés 0-2 y en un tonto error defensivo que aprovechó el bendecido Víctor García, ¡zás!  1-2. Pasado el tiempo reglamentario, uno cree que en demasía, hubo un contacto -una personal del baloncesto- que sí, que se suele pitar en el centro del campo, pero que en tiempos de mis quintos tal que Terry Butcher o Horst Hrubesch esos contactos eran "pipí de gorrión", pero en la modernidad ¡¡¡pípípí!!!, penalty. Cierto es que teniendo en cuenta las modas en cuanto a sanciones, Víctor Parada, un lateral cedido por el Alavés y que salió a contener el limitado potencial del Eldense, tendría que haber sido más cuidadoso y haber repasado la impronta del arbitraje de la escuela almeriense, la del simpar Andújar Oliver del que el señor Sánchez Villalobos, árbitro con apellido de autoridad es dignísimo heredero. Al colegiado le pareció que fué codazo pues ¡nada! bien me parece, penalty. Lo que no me parece bien es que con otros equipos esa jugada se revise por el VAR y desdiga a la autoridad competente. Autoridad que no puede argumentar el demoledor concepto del "rabillo del ojo". ¿Rabillo del ojo? Otro fundamento arbitral fenecido.


      Eldense-Mirandés era partido que también jugaba el Burgos, pues es el equipo alicantino -cuarto candidado al descenso- el que no sólo el Burgos, sino también Málaga, Castellón, Albacete, Eibar... quieren ver cuánto más lejos mejor. El que está teniendo un acercamiento al Eldense que amenaza quiebra total es el Zaragoza, ciudad en la que los aficionados más redomados están que trinan y su trinar, además de peligroso, servidor cree que es perjudicial para los intereses "blanquillos". Los aficionados del Spórting también miran hacia Elda. A Córdoba llegaron con ánimo de escapar de los puestos bajeros. La Liga de Don Tebas organizó un encuentro-comida entre peñas gijonesas y cordobesas y servidor como directivo de una, estuvo en el asunto a petición de mi presidente. Los aficionados eran todos veteranos y reconozco que pasé un día muy agradable hablando de fútbol antiguo.

 

       "Pues tuvimos un argentino que no era futbolista. Era ciclista. Killer se llamaba". "No sabía que lo fuera, pero lo recuerdo, defensa bajito, pelirrojo, pecoso... Mario se llamaba. Mario Killer. Joer, era bueno, que luego estuvo en el Betis ¿no?"  Hablamos de Díaz Novoa, "...todo un señor", de García Cuervo, Jiménez, el Gaspar de ahora.. y no se de cuántos más en plan batallitas de vejetes. Por la noche, ambientazo y empate. Parecía que la victoria estaba hecha, pero la tradicional y aplaudida alegría cordobesa propició una llegada de Dotor al final y empate. Tierra de nadie para Córdoba y Spórting. Quizás la que ambos merecen.


      El juego del Burgos es penoso. Para servidor, horroroso, pero se va ganando. Eso sí, a los descendidos. El calendario puso al Cartagena y 0-1 en Cartagonova. Tres puntos que buenos son. El Eibar, por ejemplo, no pasó del empate en Ferrol donde uno cree que es obligatorio ganar. 

123 años


Julio Iglesias


Ignacio Ruiz Quintano

Abc


Cumpleaños del Real Madrid, que va ya por los 123. Un bebé, si tenemos en cuenta que en los Estados Unidos los becarios de Elon Musk han descubierto en las cuentas de la Seguridad Social miles de pensionistas de más de tres siglos de edad.


Tenemos un país bastante más sano de lo que creíamos –dijo Trump mirando a su secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr.


Del Real Madrid, en su cumpleaños, se ha acordado hasta Julio Iglesias: “Tu historia y la de Julio Iglesias estarán ligadas eternamente, habiendo formado parte de este club y siendo el primer artista en cantar en el Santiago Bernabéu”. Un lince del marketing podría organizar el último. ¿Qué entiende uno por “lince del marketing”? Pues ése que ha montado en la Milla de Bronce una tienda con paquetes “olvidados” de Amazon a quince euros el kilo: “Descubres qué hay después de comprarlo”. Luego ya te puede salir mal, un Jovic, un Hazard, o bien, un Joselu. El caso es que Julio Iglesias es el único artista suavón (“suaviter”, en jerga liberalia) que podría cantar en el Bernabéu sin molestar a los vecinos (pillines y pallines) de la Castellana, que han conseguido que los conciertos caigan sobre los vecinos de Las Rosas en el Civitas, el Estadio del Pueblo, al parecer, más rockeros. (“Nos invade la cochambre”, saludó en el 75 la prensa local el primer festival de rock en Burgos). Julio llenaría el estadio, susurraría en la oreja a “Ruido Bernabéu” y luego se abriría la cubierta para recibir el hongo atómico de Sajarov como traca final de la Europa muerta.


En las últimas semanas, el Madrid ha envejecido en la Liga y ha rejuvenecido en la Champions. Lo de la Liga tiene explicación: la terapia arbitral le ha costado nueve puntos en cuatro partidos, con sus ristras de expulsiones y lesiones. Y lo de la Champions también la tiene: el arbitraje es profesional, y la competición, al contrario que la Liga, proporciona proyección y gloria a los jugadores. La Liga, que entre todos han conseguido que dé grima verla, tendría que jugarla el segundo equipo para foguear canteranos y reservar a las estrellas para lo importante, que, según tenemos dicho, es, primero, la Copa de Europa, y después, la Copa del Mundo.


La diferencia entre Liga y Champions es la que hay entre los trencillas Munuera, el runflante fan Messi, y Turpin, que dirige con la mirada, como los móviles del futuro. El cateto de la gomina va por el césped leyendo los labios de los extranjeros para descubrir si dicen “fuck you” o “fuck off”, cosa que no logran aprender durante su estancia de estudiantes en Cork, y los tiene muy mosqueados. ¿“Fuck” a mí? ¿“Fuck”? “¡A que te meto un parte!...” Y así. Es la barbarie ibérica. Esa misma semana, en la Premier, Vardy, del Leicester, le soltó “fuck off” en la cara al árbitro, que permaneció impasible. El disparate como negocio en esta competición está en que se le priva durante dos jornadas de una de sus estrellas mundiales porque un trencilla acomplejado se da por ofendido con una expresión que no comprende, que es como si David O. Selznick hubiera apartado a Vivien Leigh, que tenía boca de hacha, del reparto de “Lo que el viento se llevó” por decirle “fuck off” en el set de rodaje a Victor Fleming.


El Real Madrid debe pasar normalmente la eliminatoria europea con el Atlético, y si no fuera así incurriría en un fracaso tremendo, de los que le cuestan el puesto a un entrenador, incluido Ancelotti, el más laureado, que sabe lo que hay. El piperío ronceril se lo piensa entre Zidane, el más astuto, y Alonso, el más empoderado (en Alemania se ha puesto a opinar de política y ha roto a woke, ahora que el wokismo lee a Carl von Clausewitz y quiere guerra). Luego está el mourinhismo, que, no nos engañemos, fueron cuatro, y entre ellos no está ninguno de los que ahora se declaran mourinhistas de toda la vida. Mourinho tuvo el valor de gritar “el rey va desnudo”, cuando el rey reinaba con el Relato más falso jamás escrito a través del cordón umbilical del oro. Y a lo mejor esos cuatro se merecerían a Mourinho.


[Sábado, 8 de Marzo] 

Lunes, 17 de Marzo

 


La escalera de Jacob

domingo, 16 de marzo de 2025

Hughes. Villarreal, 1-Real Madrid, 2. Gil Manzano no pita mano


@realmadrid

 

Hughes

Pura Golosina Deportiva


 
No habían pasado las 72 horas de rigor, estipuladas para el organismo, y el Madrid ya tenía que volver a jugar un interesantísimo partido de Liga.



Horas, además, amenizadas por la preocupante deriva rojiblanca. Hay quienes, sin haber dicho ni pío de Negreira, amenazan con ir al Constitucional, a Estrasburgo, a La Haya o a La Haiga... Los colchoneros son junto a los liberalios de azov y las feministas niegaviolaciones uno de los grupos poblacionales que más experimentan con la paciencia del prójimo.


Lo más interesante del Madrid inicial era la posición de Bellingham: más centrado; por encima de los pivotes en ataque, de pareja de Mbappé en la defensa.



El Villarreal empezó atacando, como era normal que hiciera. Courtois le sacó una a Ayoze y al minuto siguiente hubo córner y gol de Foyth, libre en el área pequeña. Hubo instante de duda VAR pero el árbitro hizo el saludo romano validando el 1-0.



Había una sensación de pasotismo, no ya en los futbolistas sino en el aficionado. Pereza, cansancio, relajación tras lo del Metropolitano. Se firmaba la no lesión, que no cayera nadie porque el madridismo ya está pintado de Champions Lí. Ya hemos empezado a calcular las cosas en función de los partidos de Cuartos. Todo nuestro ser es ya expectativa, tenemos las espadas en todo lo alto...



Pero el Madrid también se puso a jugar. Empató pronto con gol de Mbappé, tras un buen pase suyo a la derecha.



Al rato metió el segundo, otra vez tras haber organizado el ataque al borde del área, donde distribuía para luego entrar a rematar. Ese mando en plaza volvía a coincidir con la ausencia de Vinicius.



31 goles lleva Mbappé, media de Hugo, decimalmente cerca de Di Stéfano. Y sin embargo, a muchos madridistas no les convence. A unos no les gusta Vinicius, a otros no les gusta Mbappé... Si el madridismo está así con 15 Copas de Europa, ¿podemos criticar a los rojiblancos con lo que llevan sufrido?



Es muy cansina España. Cansa España. Lo evidente no es ya evidente. Todo es difícil: la claridad es laberíntica, la luz es lo peor que se puede recibir.



Fue otro partidazo de Camavinga, que está respondiendo a la lesión de Ceballos. A su verticalidad sumó seguridad con la pelota. Iba en piragua; superaba muy recto las líneas, impulsado por una corriente, en un trepidante equilibrio sólo suyo.



Con sus incansables movimientos pertrechaba un 4-4-2 serio. Bellingham, por delante, apoyaba a los dos medios. En cierto modo, el 4-2-3-1 ofensivo con Valverde y Camavinga. Un buen Madrid orientado al óptimo Madrid.



Valverde no sólo juega todos los días, además lo hace en más de una posición. Pasó a la banda detrás de Lucas.



El Villarreal empujó en la segunda parte pero el Madrid se afianzaba atrás y luego, con Vinicius ya en el campo, empezó a salir a la contra. Hubo una mano en el área rival que pudo ser penalti pero Gil Manzano no pita mano. Todas las manos son ahora naturales, manos muy naturales y muy incontrolables, como manos de Montoya, como manos de flamenca.



Luego hubo otras, pero... Gil Manzano no pita mano.



El Villarreal lo intentó aunque el Madrid se cerraba bien y en La Cerámica, un estadio que homenajea al amarillo, fue instalándose una quietud de parque, un silencio que parecía reacción traumática al espectáculo indescriptible del miércoles.



Valverde cojeaba de repente. Sonaron las alarmas. Nos sonó hasta el móvil. Todo hizo pipipí. Qué necesidad... Entró Güler por él, chupón, impertinente, puso nervioso a Mbappé, que había ido cediendo los mandos del ataque a Vinicius. Le costó, pero Vinicius empezó a carburar y sacó la amarilla a Foyth, y ahí se le fue abriendo el ataque. Va ahondando una grieta, como pinceladas sucesivas que al final pintan del lateral un Bacon desfigurado.



Hubo una ocasión de Ayoze, único susto, pero bien Courtois y, en general, serio y cumplidor el Madrid, mezcla de generosidad en el esfuerzo y administración de la pelota. ¿No es un equipo un matrimonio: defiende tú, padre, y administra tú, madre, o al contrario? Del partido se veía a la vez que estaba acabado y que aun había que correrlo.



Y corrieron todos sus partes alícuotas y acabaron derrengados como en otra prórroga.

Robleño, Castaño y Molina. Villaseca en el primer fragor del combate. Campos & Moore

 

PEPE CAMPOS



Plaza de toros de Villaseca de la Sagra (Toledo).
Sábado, 15 de marzo de 2025. Corrida de toros de distintas ganaderías a beneficio del proyecto «Inmunoterapia avanzada en el cáncer infantil de la Fundación Oncohematología Infantil del hospital Niño Jesús». Media entrada. Tarde fría en los idus de marzo.

Toros de Alcurrucén (1º y 2º), el primero, corretón, flojo, de poca fuerza, se defendió, descompuesto, cabeceó, salió destemplado de la suerte de varas, no sé entregó —los toros no deben entregarse—, se fue rajando, poca bravura, con el pitón izquierdo escobillado; el segundo, ofensivo de cuerna, con casta y empuje, bravo y noble, sin regalar embestidas; Ana Romero (3º), cinqueño, bello ejemplar, cárdeno, buido, flojo, se fue quedando sin recorrido; Rehuelga (4º), cinqueño, alto, ofensivo, sin entregarse, espera y se revuelve, fue rehuyendo la pelea; Pallarés (5º) bien presentado, con trapío, nervio y brío, enrazado, se le premió con la vuelta al ruedo; El Montecillo (6º), colorado, con morrillo y hondura, se fue quedando corto en las embestidas. Una corrida que dio juego. Desigualmente presentada.

Terna: Fernando Robleño, de Madrid, en su temporada de despedida, de azul marino y oro; palmas en sus dos toros; veinticinco años de alternativa. Damián Castaño, de Salamanca, de lila y oro, con cabos blancos; una oreja en cada uno de sus toros; doce años de alternativa. José Fernando Molina, de Albacete, de azul pavo real y oro, con cabos blancos; ovación y una oreja; dos años de alternativa. Los tres matadores fueron ovacionados a la finalización del paseíllo.

Suerte de varas. Picadores: Primer toro —Legionario hijo—, primera vara, trasera, rectifica y el toro sale suelto; segunda vara, en el morrillo, con metisaca, el toro sale suelto y destemplado. Segundo toro —Javier Martín—, primera, muy trasera, el toro sale al capote; segunda, detrás de la cruz, el toro sale obedeciendo al capote. Tercer toro —Agustín Moreno—, primera, marra y rectifica, el toro derriba y se encela, pierde las manos; segunda, vuelve a marrar, poco dominio del caballo, nueva entrada, en la cruz y el toro sale suelto. Cuarto toro —Israel de Pedro—, la primera, al relance, caída, el toro sale suelto; la segunda, trasera, rectifica, metisaca y el toro sale suelto; tercera, en la cruz, el toro se encela y sale al capote. Quinto toro —José Adrián Majada—, la primera, trasera, cogiéndole bien al toro, con metisaca, el toro empuja y sale suelto; segunda, en el morrillo, buena vara, el toro sale suelto. Sexto toro —Cristian Romero—, la primera, al relance, en la cruz, algo caída, el picador le mantiene la vara, sale al capote; la segunda, detrás de la cruz, le pega y el toro se repucha; el picador es aplaudido.


La apuesta de Villaseca de la Sagra por la corrida de ayer tarde merece los elogios de los aficionados. Sobre el papel y en el ruedo todos los toros manifestaron pelea y tuvieron su interés. Bravo nos pareció el segundo de la tarde, de Alcurrucén, y enrazado el quinto, de Pallarés. Por lo tanto, Damián Castaño tuvo el mejor lote. Aún así, también sus compañeros de terna pudieron tener su oportunidad en sus toros, porque todo consiste en saber adaptarse a las circunstancias con mayor o menor lucimiento en las lidias. Damián Castaño en sus dos actuaciones mostró momentos brillantes, sobre todo al torear al natural de frente, aún así no llegó a redondear su labor porque le faltó la demostración de dominio sobre sus astados. Fernando Robleño, exhibió oficio y formas pausadas, tal vez, ante dos enemigos ásperos, debió imprimir mayor intensidad a ambas tareas, pero estamos a comienzos de temporada y pensará que debe dar debido cumplimiento a este su ciclo del adiós definitivo. Por su parte, Molina —así anunciado ahora—, se expresó bajo la tesitura del temple, pues es de Albacete y posee este don, pero no llegó a acertar en la medida de las faenas, ni en las distancias en la última de ellas, en la que cerró la corrida. Fue una tarde de toros oportuna y entretenida.


Pareció como que en el ambiente estuvo presente el eco que va desprendiendo la película de Albert Serra, Tardes de soledad, por el mero hecho de que muchos aficionados hayan podido verla, a estas alturas del año. Nos dio la impresión que se escuchaba con mayor claridad la respiración de los astados, el sonido de los estribos, la penetración de las puyas, el clavado de las banderillas, el movimiento de los engaños y el resuello de los toreros. En Villaseca vivimos una corrida seria, y la gravedad de la primera batalla taurina que da inicio a la temporada. Así estaba planificado con la elección de los toros contratados y de los toreros que se anunciaron. Sabemos que existen y existirán este año otras batallas taurinas en distintas plazas de España, de menor compromiso, con una escenificación táurica cercana a lo vacuo, con planteamientos artísticos bajo la ley del esteticismo que hacen daño a la tauromaquia. Son los asuntos del arte y de la cultura que enredan al mundo de los toros y que lo llevan por el camino del desinterés, cuando la clave de esta fiesta mitológica está en la pelea a muerte que pueda desarrollar el toro bravo y la réplica, con exposición de sabiduría y trabajo, que debe plantearle el matador de toros cada una de las tardes que es contratado para reproducir este rito ancestral taurino en las distintas plazas del mundo. No queremos ponernos líricos, pero, a veces, viene bien recordar cuál es el meollo de toda esta cuestión de los toros. Manifestamos esto, a pesar de que ayer no asistimos a una corrida de desiderátum, sino a un encierro simplemente prometedor.


Al ser una corrida con toros de distintas ganaderías parecía que era importante el extremo de los encastes. Y lo era. Tres de los toros que salieron al ruedo de Villaseca pertenecían al encaste de Santa Coloma, del gusto de los aficionados cabales (los ejemplares de Ana Romero, Rehuelga y Pallarés), dos de los restantes toros (los de Alcurrucén) eran del encaste Núñez, que ya, incluso, se puede decir, es valorado, ante la procedencia mayoritaria de la sangre Domecq en los toros actuales de lidia (caso del sexto, de El Montecillo). Todo este atractivo de los orígenes de los encastes engrandece al mundo de los toros. La variedad, la diversidad y la diferencia. Estamos en un momento histórico que defiende la pluralidad —eso se nos dice— y en la ganadería brava será de vital importancia el mantenimiento de los distintos encastes, sobre todo de aquellos que han creado la leyenda dorada de la fiesta de los toros, y que pertenecen a las ganaderías, todavía existentes, como Miura, Partido de Resina, Saltillo, Palha o Conde de la Corte, y de otras renovadas como Baltasar Ibán, Victorino Martín, Dolores Aguirre, José Escolar o, actualmente, Fuente Ymbro. El comportamiento —el juego— de los toros de las ganaderías duras o de toros exigentes es el que lleva a la plaza a aficionados de diferente condición que se apasionan. Es un mundo que crea una cultura propia dentro de la tauromaquia, y que, recientemente, ha sido analizado por Rafael Cabrera Bonet en su libro, El toro de lidia y la dehesa (2025), obra que vivamente recomendamos y que acentúa o no la importancia de los orígenes de los distintos encastes.
Sin mayor dilación entramos en la crónica en sí de la corrida. Debemos comentar que
Fernando Robleño, a su primer toro que ya hemos reseñado como destemplado y corretón, quiso pararle con verónicas y una media en los medios. El toro de poca fuerza se dolió en banderillas y calamocheó en todo momento con la boca abierta. Inició la faena por bajo y en una primera tanda en redondo con suavidad. Los naturales fueron templados y largos, mientras el toro protestaba e intentaba tocarle la muleta. De nuevo con la derecha, el toro —curiosamente blando— le aprieta y le exige, ante lo cual Robleño exhibe despaciosidad en los tiempos, buenos muletazos, largos y templados, pero que no consiguen meter al astado en la faena que se le planteaba. Al volver a la izquierda el desacople aumentó. La misma descomposición que sufría el toro se trasladaba al trasteo del matador. Los pases por bajo finales, ante el toro rajado, no fueron limpios. Mató de dos pinchazos en la suerte natural, y una estocada corta en la contraria, más dos descabellos. En el cuarto, ante un astado más ofensivo y fragoso, al natural, le templa con buen pulso e imprime ritmo a su trasteo, si bien, al cambiar a la mano derecha la faena bajó —al no ser el pitón bueno del toro—; se podría decir que el desabrido animal se mostró renuente y neutralizó la pelea que Robleño quería imponerle. Lo mata de tres pinchazos, dos en la suerte contraria de pocas consecuencias, mientras que el último tuvo mayor efecto, en la suerte natural.


Damián Castaño, ante un inicio de temporada ambicioso debe repasar el concepto del necesario y fundamental dominio de los toros  y una mejor colocación de la espada. Mencionamos lo anterior pues está anunciado en la primera corrida de Madrid el próximo domingo —con toros de Adolfo Martín— y, más adelante, en abril, en solitario —ante toros de Dolores Aguirre— en San Agustín de Guadalix, en la Feria del Club Taurino Tres Puyazos. En su primer toro, de Alcurrucén, bravo, en postura algo envarada intentó cogerle el pulso y mientras completaba naturales de evidente calidad, y largura y temple, permitía que el toro le comiera el terreno y le impidiera el dominio sobre el mismo. Los naturales de frente fueron excelsos como remate de una labor que le faltó el verdadero sometimiento sobre el ejemplar de Alcurrucén. Puede que la búsqueda de la estética estuviera por encima de la necesaria largura y templanza que requiere una faena de dominio. Lo mató de una estocada caída en la suerte natural. En el quinto de la tarde toreó con la montera puesta, al estilo levantino de Esplá. Inició su trasteo de muleta de costado, de manera lucida, con ritmo y sabor. En los pases en redondo, sin rectificar terreno, ni perder pasos —mérito de la apuesta— quiere dominar al toro que le engancha el engaño. Con la izquierda, y con la mano baja, dibuja tres buenos pases, aunque se deja puntear la tela. Ahora con la derecha no se acopla. Y termina con los naturales de frente, lo más acabado de su tauromaquia. En el bagaje de Castaño, mucha verdad; en el debe, renuncia o intemperancia en el mando sobre el toro. Lo pasaporta de un pinchazo hondo tendido en la suerte natural y un descabello

 

.
Molina, como ya hemos mencionado, como buen torero albaceteño, pensamos que atesora el don del temple; en su contra, muchos defectos de la neo-tauromaquia, por demasiado metraje y excesivo encimismo. La primera de las deficiencias la mostró en el tercero de la tarde, el ejemplar de Ana Romero, al que trató con suavidad, logrando pases de mérito. El toro era muy blando y Molina lo intentó meter en la muleta, sin conseguir ligazón. Muchos pases de uno en uno. Demasiada prisa en los espacios de tiempo y en el ataque de las tandas. Lo mejor, al final, a pies juntos. Mucha faena, y excesiva mecánica. Le costó cuadrar al toro, al que mató de media estocada baja en la suerte contraria. En el último de la tarde, un toro castigado que llegó entero a la muleta y que presentó nobleza, por torearle muy en cercanías, no logró ni imponerle temple, ni ligazón. No cogió la distancia adecuada al astado que le protestó en todo momento. Lo mató de estocada delantera eficaz, perdiendo la muleta, de la que rodó el morlaco.

 

ANDREW MOORE

 







 

FIN

Moneo



Ignacio Ruiz Quintano

Abc Cultural


Tita, la baronesa, dice que Moneo, el arquitecto, arrancó todos los árboles del Thyssen para hacer un baño y que eso fue “una salvajada, un crimen” que la tuvo tres días llorando, pero Moneo ha contestado que él no sabe nada, y no es un hombre modesto.


Moneo es un arquitecto que hace casetas con ese oro cocido que en España es el ladrillo, con lo cual las casetas de Moneo son como los palacios de los cuentos, es decir, monadas de pan de oro. ¿Quién no ha oído hablar de la monada que es el baño del museo de Tita? Con razón su conservador, Guillermo Solana, puede decir que, hoy, lo más precioso de un museo no son sus obras de arte, sino sus visitantes.


Y no se pierdan ustedes el baño. ¡Es de Moneo!


En su “Historia de la conquista de Méjico” Solís cuenta que Moctezuma tenía prohibido que en los jardines que rodeaban a su palacio hubiera árboles de frutas ni plantas medicinales, por ser cosa grosera e indigna del jardín de un príncipe el adornarse con las plantas que reportan utilidades tan bajas y prácticas; quería que en sus jardines sólo hubiera flores, porque las flores llevan en sí la suprema aristocracia de la belleza inútil. ¿Cuál fue la mano que arrancó los útiles plátanos del jardín de Tita? No fue, desde luego, la mano de Moneo, cuya arquitectura carece del don de lo aristocrático: Moneo sería a la arquitectura lo que Arguiñano a la cocina (están en todas partes), del mismo modo que Frei Otto, cuyos edificios parten del principio morfológico de la espuma, sería Ferrán Adriá.


Aristocracia, plebe, espacio y tiempo. Los prejuicios culturales indican que el interés por el espacio es un rasgo conservador y antimoderno, mientras que el interés por el tiempo es progresista y emancipador. En la polémica del Paseo del Prado, al alcalde de Madrid sólo le interesan los metros cuadrados de las aceras, y a la baronesa levantisca, los años de los árboles solamente. A Gallardón le ocurre lo que a Ruano: su corazón es insobornable e inocentemente liberal, y el pueblo le es simpático en las aldeas y antipático en las ciudades, como la aristocracia le es simpática en su teoría y le suele fallar y defraudar en la práctica y el trato. Ahí está Tita, que no ha leído, la mujer, a Deleuze, el filósofo que, junto con el psicoanalista Guattari, escribió “Mille plateaux: capitalisme et schizophrénie” para, frente a la complejidad aristocrática del árbol, proclamar la superioridad progresista del rizoma, de complejidad francamente anarquizante. ¿Lioso? No tanto. Al final, si Gallardón quiere llevarse los árboles, es por que Tita –o, en su lugar, Solana, su segundo– no tenga que morir en el bosque por aquello que Cyrano de Bergerac llamó enfáticamente “el Penacho”.

Aportación a los voluntarios de la guerra liberalia por la salvación de Europa. "Apuntes de la p... mili". Alarma de aviación



Los 80

Militaria
Los apuntes de la p... mili
 

Domingo, 16 de Marzo

 


La flor de la canela

Éste es mi Hijo, el Elegido, escuchadlo

 DOMINGO, 16 DE MARZO


En aquel tiempo, tomó Jesús a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto del monte para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió y sus vestidos brillaban de resplandor. De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que, apareciendo con gloria, hablaban de su éxodo, que él iba a consumar en Jerusalén. Pedro y sus compañeros se caían de sueño, pero se espabilaron y vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. Mientras estos se alejaban de él, dijo Pedro a Jesús: «Maestro, ¡qué bueno es que estemos aquí! Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías». No sabía lo que decía. Todavía estaba diciendo esto, cuando llegó una nube que los cubrió con su sombra. Se llenaron de temor al entrar en la nube. Y una voz desde la nube decía: «Éste es mi Hijo, el Elegido, escuchadlo». Después de oírse la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por aquellos días, no contaron a nadie nada de lo que habían visto.


Lucas 9, 28b-36

sábado, 15 de marzo de 2025

Félix Rodríguez, de Poza de la Sal, y Alberto Martínez, de Villusto

 

Mausoleo de Félix Rodríguez de la Fuente

14 de Marzo. Nacimiento y muerte

 


 Alberto Martínez

 

Francisco Javier Gómez Izquierdo


          El Diario de Burgos del 15 de marzo de 1980 le dió por muerto. Alberto venía adormilado en el camión. Al enfilar la pequeña pendiente del puente inaugurado hacía poco entre Los Pisones y Mirabueno se ve que la nieve o los hielos traicionaron al conductor, ya contento de llegar a Burgos cargado de fruta de Valencia. Cayó el camión y el Diario puso que Alberto Martínez, acompañante del conductor, había fallecido al precipitarse el vehículo desde un puente que en verdad igual es viaducto por lo largo y alto.


        Alberto, de Villusto, uno de los fundadores de la cuadrilla, estuvo empleado desde párvulo en los Vadillos en una frutería con nombre de frutería, Frutas Rosario. Alberto conocía el origen de las naranjas, melones y melocotones con un simple vistazo y "la Rosario" confiaba a ciegas en su decencia y buen tino en los tratos con los mayoristas de Aragón, Valencia, Lérida... No era lo mismo ver el género y escoger, que te enviaran lo que igual luego no te cuadraba. O no se vendía.
      El caso es que ese 15 de marzo, mientras servidor escuchaba en la centralita de teléfonos del cuartel de Ingenieros de Loyola el triste suceso de Alaska donde el ilustre burgalés Félix Rodríguez de la Fuente al parecer había fallecido al estrellarse con una avioneta, varios amigos de la cuadrilla de Gamonal llamaron al cuartel a sabiendas que era servidor quien cogía las llamadas ("centinela eterno en la central", me nombró a dedo el Tecol. Ullíbarri tras extraña y curiosa peripecia en unas maniobras con un sargento y un teniente). "Alberto está en la UCI. No ha muerto como dice el Diario, pero está muy mal".  Es día inolvidable que Alberto guardaba en el recorte del Diario para sacarlo e invitar como si celebrara cumpleaños cada 15 de marzo. Hoy 45. ¡¡Ya han pasado 45 años!!  De broma decíamos que le había "espachao" San Pedro porque el cupo de burgaleses en el día ya estaba cerrado con "el amigo Félix".


      He hablado por teléfono con él esta mañana durante el paseo. Le pregunto por sus rodillas que las tiene hechas un Cristo. Dice que bien. Siempre dice bien porque nunca aprendió a quejarse. Sus horas, sus vinitos de la mañana y la tarde y a recogerse.  "No, el recorte ya no lo tengo. Se habrá perdido "poraieneso" ". Alberto a todo dice "poraieneso" y le entendemos a la primera.


     Nada, que me he acordado de Alberto y me ha dado por poner estas letras.

Cómo ser Yukio Mishima



Luis Landeira Caro


«Es mi escritor favorito», me dijo hace tiempo una joven japonesa cuando le menté a Mishima. Pero cuando pasamos a comentar sus libros, llegó la disonancia. Ella citó Sed de amor y Escuela de la carne, y yo El sol y el acero y Caballos desbocados. Ella habló de una especie de Antonio Gala nipón, y yo del último samurái. Ahí me di cuenta de que hay dos Mishimas: el homúnculo intelectual y el superhombre de la katana. Y uno no se entiende sin el otro.  


Yukio Mishima fue cineasta, actor, modelo, piloto, director de orquesta, militar y budoka, pero sobre todo escritor. Entre sus más de doscientas obras, treinta y cuatro novelas, cincuenta piezas teatrales, veinte ensayos, montones de cuentos y montañas de poemas. Pero de todos sus libros sólo se han publicado en España una treintena, y la mitad están descatalogados. Para más inri, la mayoría tienen traducciones que no parten del idioma original japonés, sino del inglés. Esto es un problema porque, aunque Mishima es un escritor del siglo XX, en muchos de sus textos perduran las características del estilo arcaico japonés de los siglos X y XII, dotado de una gran riqueza léxica.   


Pero, aunque no entendamos del todo a Mishima, su figura brilla tanto en la oscura cloaca de la Historia contemporánea que bastan unos reflejos para iluminarnos. No se trata de convertirnos en Mishima —pues, como dijo Kawabata, «un genio como él sólo aparece en la humanidad cada trescientos o cuatrocientos años»— sino de emularlo en lo que buenamente podamos. Para ello, destilaremos lo que de él sabemos en una serie de preceptos que nos facilitarán seguir sus pasos.   



Honra a tus antepasados


Para el liberalismo personalista, todo individuo es una célula independiente que apenas debe nada a sus ancestros. Pero en Japón la revolución individualista llegó muy tarde y nunca acabó de cuajar; la prueba es que siguen poniendo el apellido antes que el nombre.  


Mishima, cuyo verdadero nombre es 平岡 公威, es decir, Hiraoka (apellido de la identidad grupal) Kimitake (nombre individual) recibió de su señor padre, Hiraoka Azusa, la herencia genética de campesinos, funcionarios y samuráis; y por parte de su madre, Hashi Shizue, la impronta de un linaje de poetas y maestros confucianistas. De esta confluencia nació Kimitake, que trataría de hacer honor a su casta conjugando arte y acción.  


Durante sus primeros años, Mishima fue educado por su abuela paterna, que le inculcó la ética samurái. Pero en la adolescencia siempre obedeció a su padre, un germanófilo que le prohibió escribir y lo empujó a estudiar Leyes. Mishima trabajó un tiempo de funcionario, y cuando le comunicó a su padre su deseo de consagrarse a las letras, éste le espetó: «Vale, deja el trabajo y hazte novelista; pero asegúrate de que vas a ser el mejor del país». Y también en esto le hizo caso.


Fue su primer maestro, Shizuo Ito, quien recomendó al joven usar un seudónimo por respeto a su familia, ya que entonces el oficio literario no estaba muy bien visto. Y eligieron 三島 由紀夫 Mishima Yukio. El significado no puede ser más nipón: «Yukio» deriva de la palabra yuki, o sea, nieve, y «Mishima» es la ciudad desde la que mejor se ven las cumbres del monte Fuji.



Destruye tus debilidades


El profesor Toshitami Bojo recuerda al Mishima adolescente como «un chico callado, débil, pálido, con unos modales exquisitos, pero en cierto modo femeninos», que no sostenía la mirada de nadie y, más que hablar, susurraba. Esto chocaba con el espíritu de la Escuela de Nobles a la que asistía, donde se exaltaba la simpleza y la virilidad. Mishima se esforzaba por cultivar esas virtudes, pero no lo lograba y eso le quitaba el sueño. Parecía escuchar la máxima de Vivekananda que sostiene que «el único pecado es la debilidad». Una debilidad que llegó a ser vergonzante cuando fue llamado a filas y, aterrorizado por el perfume de la muerte, se aferró al error de un médico que le diagnosticó tuberculosis.


En 1946, cuando estudiaba en la Universidad Imperial de Tokio, Mishima salía todos los sábados junto a un grupo de jóvenes aristócratas, para bailar y beber en clubs nocturnos; pero, un mes antes de acabar la carrera, cortó de cuajo estas juergas. Fue su primer paso hacia la depuración: abandonar la vida social, el alcohol y la ebriedad. Dejó también de frecuentar eventos literarios, quizá porque los afeminados intelectuales le recordaban demasiado a sí mismo. Fue un primer paso, pero no bastó: «La mayoría de los escritores están perfectamente bien de la cabeza, y lo único que hacen es comportarse como si estuvieran locos; yo me comporto normalmente, pero estoy enfermo por dentro», reconoció.



Emprende un viaje iniciático


Del mismo modo que muchos occidentales viajan a Oriente en pos de sabiduría, Mishima hizo la ruta inversa para buscarse a sí mismo entre las ruinas de Occidente. En 1952 visitó Grecia, donde experimentó una auténtica metanoia. Contemplando el Templo de Zeus, la Acrópolis o el Partenón, sintió que belleza y ética eran una unidad; que crear una obra de arte hermosa y volverse hermoso uno mismo era algo éticamente idéntico.


Fruto de ese viaje, escribió El rumor del oleaje, una historia de amor desarrollada en el entorno arcádico y primitivo de una isla de pescadores. Además, empezó a nadar, a boxear y a levantar pesas para esculpir su cuerpo a imagen y semejanza de las estatuas griegas. Posteriormente, se inició en el kendo, un arte marcial con sable de bambú que le ayudó a localizar su raíz: «Los gritos de kendo son la voz del mismo Japón, enterrada muy dentro de mí».  


Tras un año de ejercicio físico, Mishima se curó de todos sus males, reorientando su escritura hacia el heroísmo trágico y su anatomía hacia una armonía helénica: «Un físico imponente y una musculatura escultural son imprescindibles para una muerte noble. Toda confrontación entre una carne débil y fofa y la muerte me parece ridículamente inapropiada».



Convierte tu vida en un poema


En 1958, Mishima se casó —en matrimonio concertado— con una joven que se comprometió a no molestarle mientras escribía, a dirigir su casa y a cuidar de los dos hijos que tendría con el escritor. De esta forma, Mishima podía concentrarse en convertir su vida en un poema.  


Desde la medianoche hasta el amanecer, escribía. Dedicaba un par de horas a redactar novelas comerciales, y el resto a incubar obras maestras como Confesiones de una máscara, El mar de la fertilidad o El pabellón de oro. Después, se acostaba.


Se levantaba a la una de la tarde y, tras un aseo rápido, desayunaba mientras leía la prensa y la correspondencia. Acto seguido, tomaba un baño de sol en el jardín. Después de comer, le enseñaba a su madre sus últimos textos. A media tarde daba un paseo hasta el dojo o el gimnasio, donde pasaba varias horas practicando kendo o culturismo.  


Concluía el día asistiendo a ensayos de obras teatrales, conferencias, reuniones con editores o rodajes de películas. Cenaba fuera y regresaba a casa sobre las once. Charlaba un rato con sus padres y, a eso de las doce, volvía a empuñar la estilográfica.


Mishima sólo interrumpía este rígido horario cuando recibía visitas. En 1968, el escritor francés Michel Random fue a entrevistarlo. Esperaba encontrarse un hogar tradicional japonés, y se quedó de piedra al ver el edificio unifamiliar estilo Costa Azul, el mobiliario occidental del siglo XVIII o la estatua de Apolo. Entonces preguntó: «¿Cómo explica usted que en su casa no haya nada japonés?» Y Mishima contestó: «Aquí, sólo lo invisible es japonés».



Sitúate por encima de ideologías


«Izquierda o derecha, soy proviolencia», afirmó Mishima en una conferencia ante estudiantes progres. Y aunque se le suele calificar de nacionalista de derecha con fuertes valores sintoístas, Mishima se desmarcó incluso de la derecha tradicional japonesa, que pecaba de proamericana.


Mishima afirmaba estar en contra de todo el sistema de la posguerra, y tachaba de «enemigos» al Gobierno y a los partidos socialista, comunista y liberal-democrático, que él consideraba una y la misma cosa. Para él, Japón se había convertido en un país «feo y materialista» donde reinaba la injusticia social. Su única ideología era restaurar la divinidad del Emperador y hacer a Japón grande otra vez. Y para ello los políticos no eran más que un obstáculo. Él sólo creía en la diosa Amaterasu, origen de un sistema imperial que debería renacer: «Nos oponemos firmemente a todas las ideologías que proponen ‘una mejor sociedad futura’, puesto que conjeturar una meta futura niega la madurez de nuestra cultura y la nobleza de nuestra tradición».



Defiende tu tradición


Para Mishima, el Trono de Japón no era una monarquía más. El Emperador no era divino como individuo, sino como descendiente de la diosa Amaterasu, fundadora de la Familia Imperial. Así, en la persona del Emperador estaban unidos religión y política, jefatura de Estado y sumo sacerdocio, y en esto enlazaba con los césares romanos, a quienes se les reconocían ascendencias divinas. Pero las presiones de los aliados obligaron al emperador Hiroito a renunciar a su propia divinidad, que era incompatible con la lógica del Estado moderno.  


Mishima reivindicaba Hinomaru, la bandera del sol en forma de disco rojo sangre, que fue adoptada como enseña de la nación en 1870 y, tras la Segunda Guerra Mundial, pasó a tener un matiz militarista e imperialista. Esta bandera fue inspirada por la Diosa del Sol, que desde su cueva iluminó la Tierra. El Hinomaru es, pues, el halo sagrado de la deidad progenitora de la estirpe del Primer Emperador. Según Mishima, esta bandera y la diosa Amatesaru son los símbolos primordiales, la fuente hacia la que debe revertir la revitalización de la Familia Imperial, y su objetivo vital más alto: «La misión que nos ha encomendado el Cielo es la de jugarnos la vida por nuestro Trono Imperial. Ahí es donde reside nuestra grandeza. Vamos a elevar el espíritu japonés, a barrer el comunismo, a corregir el capitalismo y a revisar la Constitución que nos impusieron como nación derrotada para humillarnos».



Monta tu propio ejército


Decía Spengler que «la espada vence al libro, porque la espada significa voluntad y el libro significa sólo pensamiento». Tras mucho insistir, a los 42 años Mishima fue aceptado de nuevo en el ejército, donde volvió a sentir el indescriptible placer de disparar un fusil. Recibió instrucción junto a imberbes veinteañeros a los que superaba en forma física, y abrazó sin titubeos la disciplina. Diana a las seis de la mañana, baño de agua fría, carrera de cuatro kilómetros… Mishima tenía la firme convicción de que «la belleza viril se ve exaltada por el autocontrol y la aceptación de las normas de comportamiento», y que la inmersión en el grupo militar permitía al hombre a trascender su individualidad a través del sufrimiento común. En cuanto acabó la instrucción, fundó su propio ejército: Tatenokai, la Sociedad del Escudo, cuyos objetivos eran la defensa de la patria y del Emperador, en respuesta a la Constitución de posguerra, por la cual «el pueblo japonés renuncia a la guerra como derecho soberano de la nación».


Mishima reclutó a los trescientos hombres de su ejército entre estudiantes tradicionalistas dispuestos a todo por la patria. Los soldados debían superar un entrenamiento de un mes, en el que se incluían pruebas físicas, espirituales y tácticas en el campo de batalla. Mishima se gastaba 20 millones de yenes anuales en financiar la Sociedad del Escudo, en cuyo manifiesto se advertía que «la batalla tiene que librarse una sola vez y ha de ser a muerte».



Muere como un guerrero


En el mundo moderno no existe la muerte heroica. Es más, apenas es posible ya tener una muerte digna. La mayor parte de la gente muere aterrorizada o dopada, abandonada en un asilo o más sola que la una, de viejas dolencias o virus modernos, tras una agonía hospitalaria entre tubos de goteo y sanitarios endiosados.


Frente a tanta molicie, Mishima aspiró a una bella muerte, que ensayó durante años. Es más, gran parte de su obra es un preludio de su final, desde el cuento Patriotismo (que narra el suicidio ritual de un militar y su esposa) hasta textos como Las voces de los muertos heroicos, El marino que perdió la gracia del mar o Danza, arte y rearme. Incluso en su corta carrera como actor, Mishima sólo aceptó interpretar a personajes que tuvieran una muerte violenta. Y en su testamento, pidió ser enterrado con una espada entre las manos que demostrara «que no morí como un literato, sino como un guerrero».


Mishima creía que cuando un hombre llega a los 40 años ya no tiene posibilidad de una muerte hermosa, sino que se irá marchitando poco a poco. No en vano, la longevidad generalizada es consecuencia del declive moderno: «La edad promedio de un hombre en la Edad de Bronce era dieciocho años; en la era romana, veintidós. El paraíso debe haber sido hermoso entonces. Hoy debe ser espantoso».


No obstante, Mishima se vio obligado a prolongar su vida hasta los 45 años para que le diera tiempo a terminar su última novela, La corrupción de un ángel, que entregó la mañana del 25 de noviembre de 1970. Poco después, él y otros cuatro miembros de la Sociedad del Escudo, impecablemente uniformados, irrumpieron en el despacho del jefe de la Fuerza de Defensa del Japón, a quien retuvieron a punta de espada, exigiendo que el Regimiento 32 se reuniera a escuchar un discurso que Mishima pronunciaría desde el balcón; en él, pidió a los soldados que se unieran a su contrarrevolución para erradicar la democracia que gangrenaba el alma de Japón. Pero los soldados se negaron, el golpe fracasó y Mishima se dispuso a morir.


El seppuku es un suicidio ritual por desentrañamiento que los antiguos samuráis realizaban para morir con honor. El samurái se clavaba en el lado izquierdo de su abdomen un arma corta de doble filo, realizaba un lento corte hacia la derecha, volvía al centro y terminaba con un corte vertical hasta el esternón, viendo los propios intestinos desparramándose sobre el suelo. En ese momento entraba en acción el kaishaku, un ayudante con gran dominio de la espada que se ocupaba de decapitar al suicida para evitar una agonía de horas. Según el código Bushidô, «mientras exista el seppuku, el Japón eterno vivirá».


Mishima no se hizo un seppuku demasiado limpio, pues sus cortes no fueron profundos ni certeros, pero siguió el rito a rajatabla. Como, tras varios intentos, su asistente no logró decapitarlo, cedió la espada a otro miembro de la Sociedad del Escudo, que hizo rodar por fin la cabeza de Mishima. Su última frase fue «Tenno Heika Banzai», tres violentas palabras que en la lengua de Cervantes se transmutan en cuatro: ¡Larga vida al Emperador!


Leer en La Gaceta de la Iberosfera