martes, 31 de julio de 2012

Soraya Sáenz de Santamaría

Soraya
Siempre la más... alta

Jorge Bustos
 
Querida Soraya. A poco que aprieta el calor, los españoles que todavía incurren en la provocación de conservar un trabajo comienzan a arrastrar los pies por su oficina rezongando: “¡Qué ganas ya de vacaciones! Este año sí que me las he ganado”. Pues bien. He decidido inaugurar contigo esta sección veraniega desde la que me propongo enjuiciar el merecimiento vacacional, la pertinencia en el asueto de 24 españoles señeros. Apelaré a razones morales, gramaticales, estéticas, nutricionales o directamente arbitrarias, siempre con severidad y un punto de confianzudo paternalismo erguido sobre la atalaya de una cínica jactancia no exenta de amor ni pedagogía, por lo que espero se me perdone con una sonrisa o se me acate con un gruñido.

Ya habrás visto por el cintillo superior tintadito de rojo que no considero que te merezcas descansar este agosto de ninguna de las maneras. No se trata del IVA ni de las homéricas vulneraciones del programa electoral. Hacer lo contrario de lo que se dijo es deber de un político responsable, más cuando lo que se prometió fue por ejemplo la descongelación de Walt Disney en la tribuna del Senado como medio de sugerir un alargamiento en la esperanza de vida de nuestros senadores. No me confundas, amiga mía, con esos sofistas de tertulia que señalan diligentemente cómo las cosas se hacen pedazos y saben todas las respuestas, pero no van a hacer nada al respecto. Tu Gobierno está fracasando, Soraya, pero yo nunca censuro el fracaso –la crisis, como la vida, chasquea a menudo la arrogancia de nuestra voluntad– y sólo soy implacable con la falta de esfuerzo. No hay madre en España que esté esforzándose como tú.

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Trastabilleo

Efe

Hughes

El Rey recibió ayer a Soledad Becerril, Defensora del Pueblo, y al ir a entrar al despacho, como ella no quiso hacerlo primero, vacilaron ambos y se amagaron cortésmente, como si fueran Özil fintando a Mascherano. Se produjo así un curioso trastabilleo, que se demoró más de lo normal porque no sólo era la duda de la cortesía, también la del protocolo. Y lo que pasó fue que Doña Soledad, creyéndose protocolaria, se fue a la Zarzuela sin saberse el protocolo, que consiste precisamente en que el Rey lo rompa. Quedándose la Defensora del Pueblo quietísima y muy súbdita, como si hubiera visto tres episodios de Juego de Tronos la noche anterior, parecía estar recordándole al propio Monarca su prioridad, pero Don Juan Carlos, seguro de su propia modernidad, insistía. No imponerse hubiera sido como el tartamudeo vacilante de Colin Firth. Al final, entró primero la Defensora del brazo gentil del Monarca y fueron dos órganos del Estado graciosamente prendidos, como si fueran a un baile de la rosa monegasco. Duda considerada de lo no ejecutivo, ternura de protocolo renovado. El rey entró detrás de la Defensora del Pueblo, pero la Ombudsman lo hizo de su brazo elegante, como en el vals suave de un Estado muriente de novela.

La Rojita

Roland Barthes explicando en la pizarra la ruina de la Rojita

Ignacio Ruiz Quintano
Abc

   Cayó la Rojita en Londres, pero esos piperos enchancletados que van por Madrid como Lord Moubaten por Delhi no se lo explican.

    Fue el chándal olímpico, y se lo voy a demostrar.

    La Rojita cayó en Londres, primero, por el nombre: no puedes deber el dinero que debe España y llamar a tu equipo de fútbol la Rojita. Y luego, por lo que, allá por 1955, Roland Barthes teorizó en “Las enfermedades de la indumentaria teatral”.
  
Barthes fue un “botiguer” de la lingüística: al principio la usó para vender marxismo, y después, alta costura.

    Ullán habló de un Barthes adicto al “gestus” social brechtiano de toda representación y estudioso del tipo de vestuario que destaca por sí solo en escena y que produce las tres hipertrofias que han matado a la Rojita.

    La primera: hipertrofia del verismo. La verdad del conjunto queda borrada por la exactitud de la parte, y el actor desaparece bajo el flash de sus botones y postizos.

    La segunda: hipertrofia del esteticismo. Barthes, que considera inquietante el hecho de aplaudir el vestuario (en Londres te quitan de las manos el chándal de la Rojita), descubre que la indumentaria no tiene por misión seducir la mirada, sino convencerla.

    Y la tercera: hipertrofia de la suntuosidad. Cuando un teatro se vulgariza, le vemos exagerar cada vez más el vestuario, que no tarda en convertirse en la atracción decisiva del espectáculo. (Ningún español se ha perdido en Londres vestido de olímpico).

    Milla y Lopetegui parecen progres de libro, y esta relectura barthiana les va a venir al pelo para explicar lo sucedido en Londres con la Generación Mejor Preparada de la Historia: la de los De Gea, Botía, Jordi Alba o Muniain.
  
Y quien habla de futbolistas habla de camareros.

The Fairy Ballet Carnival

Manolete

Estreno el 24 de agosto

El señuelo del remoto Cipango


Martes, 31 de julio

FUMIGACIÓN

-Todos los lunes, el practicante mayor efectuará la fumigación y desinfección del local, empleándose los ingredientes que prescriba el Oficial Médico del Regimiento.
REGIMIENTO DE PONTONEROS / INSTRUCCIONES PARA LAS NUEVAS LETRINAS, 1911

Ignacio Ruiz Quintano

lunes, 30 de julio de 2012

Novillada final (y desierta) en Madrid. Una capea de Molés

Apoteosis antitaurina en la primera plaza del mundo
Toros de carne y toreros que no torean, matadores que no matan, peones que no peonean...
Final de las novilladas de Molés en Madrid
Declarada desierta
Mas todo el daño ya está hecho
Expulsado el toro de la plaza, el siguiente es el espectador
A Las Ventas ya sólo les falta la tapa olímpica

Numina mundi, in primo bullfighting 
Toreros torean non, non occidere interfectores, pawns peonean non ... 
Finem iuvencas Moles in Madrid infelicis 
Sed omnes in damnum est factum 
Bulla expulerunt quadratas sequuntur spectator 
A Sales et carent solum summo Olympia

Si no hay toros, no son horas de salir de los toros
 Si non pugnat, ut nunquam de bubus

Último domingo de Julio
Ultimum Dominica in July

Las Erasmus
¿Es justo que este público juvenil y curioso se lleve la idea 
de que la tauromaquia es la charlotada dominical de Las Ventas?
In Erasmus
Est aequum hoc curiosus iuvenes audientibus et accipit idea
quod bullfighting est Sales charlotada Dominica?

La papela de Abella... una vez descubierta
In Abella papela ... semel inventa

Así (y con razón) tapaban la papela de Abella con los galafates de Garcigrande
Detrás del seto
Sic (et recte) obscuraverunt Abella papela cum galafates de Garcigrande
Post sepem

Aspecto de la Andanada del 9
 Aspectus verberare de IX

El presidente Muñoz y la veterinaria Flores que aprobaron las yuntas de bueyes 
que se echaron por ganado bravo en Las Ventas
Praeses Muñoz et veterinariaFlores qui probati iugum boum
quod posuit feris pecora in Sales

Molés marcando su estocada a la Fiesta
Talpas signans fixuram ad festum

 Madrid cultural
El pinrel de mi vecina
Matritum culturas
In pinrel proximum

Un pequeño Ronaldo que, visto lo visto, ya no cambiará el fútbol 
por los toros
Ronaldo paulo, et vidit vidisse, non mutat amet
tauri

 
Paseíllo
Juan Ortega, Juan Viriato, Juan Leal
Paseíllo
Juan Ortega, Juan Viriato, Juan Leal

Juan Ortega y Juan Viriato
Ortega es julianesco toreando y curresco matando
Viriato se lleva sustos hasta de los garcigrandes, el terrorífico encaste sólo al alcance 
de Julián (López, no Maestro) y José (Tomás, no Campuzano)
Juan Ortega et Juan Viriato
Ortega est julianesco bullfighting et occidere curresco
Viriato accipit terret etiam garcigrandes, in terribilis coeuntibus tantum available
Iulianus (Lopez, non elit) et Joseph (Thomas, non Campuzano)

Dos heroínas del 9 alto
Duo heroidas de IX princeps

Programa de mano
Playbill

Juan Leal
Quiere ser Castella y corre el riesgo de lograrlo
A los revistosos les gusta, ellos sabrán por qué
Sus julipiés para matar es lo mejor del toreo cómico en 2012
 Juan Leal
Volo esse Castellani et pericula faciendi
Ad revistosos sicut sunt cur
Eius julipiés interficere est optimum comici bullfighting in MMXII

La rubia, la birra y el toro
El de esa gorra fue el mayor trapío visto ayer en Las Ventas
 In flava, cervisia et taurus
In cap quod erat maxima denique species videtur heri in Sales

Juan Viriato
Ay, Juan Viriato

Caballero vestido a la nueva usanza madrileña hincando 
su rodillona desnuda y peluda en la espalda Lladró de nuestra heroían 
del 9 alto
Generosum indutus in novo more inclinaverunt Madrid
eius Rodillona nudus et pilosus in tergum nostri heroían Lladró
IX de princeps
 
El caballero de la tremenda rodilla se ha retirado, 
abatido por el muermo de la tauromaquia cultural en Casa Abella
Miles genu tanta sublatis
afflixit per glanders cultura bullfighting Abella Domus

Libres del hinojo del consuetudinario caballero, 
nuestras heroínas del 9 alto respiran aliviadas
 A communi faeniculi miles
nostri heroidas de IX princeps spirant relevabor

Don Gonzalo Rincón (padre del gran César) y su poderdante Viriato
Don Consalvus Rincón (pater magna Caesar) et principalis Viriato

El descastado buey de Viriato, como todos sus hermanos, pedía a gritos un campo de labor
"¡Mi reino por un arado!", suplicaba el garcigrande, bicho diseñado
 para las monerías del destoreo cultural
Bos Viriato abiectio, sicut omnes fratres, clamaverunt a labor castra
"Meum regnum aratro!" Petiit Garcigrande, bug disposuerat
ad elegantiam cultura destoreo

Merienda de julio
July Picnic

El capote erecto de Francisco Leal
Pallium erecta Francisco Leal

El pobre Viriato lo intentó (empezó en los medios, como su padrino Rincón),  pero sus bueyes querían tirar de una reja, no perseguir una muleta
Pauper conatus Viriato (coepi in in media eius Patrinus Anguli), sed voluit boves trahens sepem, non persequi crutch

Rafael Viotti, providencial, salvó a Viriato de una cogida feísima por la espalda
Rafael Viotti, providenter salvus Viriato de a irrumabo deformis in tergum

Y nos dieron las diez... y casi las once
Et dedit nobis decem ... et fere undecim

El careto de Hughes



Gracias a Maite Alfageme, mañana doy el careto (espero que no el cante) en la contra de Lagaceta junto a Jorge Bustos.

@hughes_hu

Muñecas rusas

Lo que nunca podremos tener los ingleses es ese maldito Real Madrid
Winston Churchill

Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    Si los españoles sacamos a Don Quijote, somos castizos. Si los ingleses sacan a James Bond, el Torrente de Su Graciosa Majestad, son renacentistas.
    
Son la civilización –me corrige con ímpetu jovezno Jorge Bustos, que podría ser mi hijo–. Inventaron el fútbol y no están en el euro.

    Le digo que yo no les perdono lo de Owen (el futbolista, no el socialista) y me contesta con liberalidad juvenil que él les disculpa hasta por el sufragio universal y por J. K. Rowling.
    
El espectáculo olímpico de Danny Boyle fue una mezcla del “Directísimo” de Íñigo y el “Aplauso” de Fradejas, sin un solo guiño a Lazarov, que era el bueno. Incluso su número extraordinario, la aparición de Daniel “Torrente” Craig con Isabel II, fue perfectamente imitado por nuestro Alejandro Blanco, doble castizo de Craig, presentando la Casa de España en Londres a nuestra Reina, que tuvo el valor de vestir ese uniforme olímpico adquirido por Blanco en Oportunidades Rusas, cuyo diseño de chándal para nuestros olímpicos parece inspirado en el chándal de los domingos de Gil en Valdeolivas.
    
En la inauguración de los Juegos, Boyle (el cinero, no el químico) partió de un error: pensar que el mundo surgió del Támesis, ¿y cómo tomarse en serio un río en cuyas aguas se bañó Gaspart tras ganarle una Copa a la Sampdoria de Attilio Lombardo?
    
Puesto a contar en tres horas la historia de Inglaterra, Boyle debió contarla entera, con Churchill diciendo lo que le dijo a Alfonso Paso después de un largo rato presumiendo de imperio:
    
Lo que nunca podremos tener los ingleses es ese maldito Real Madrid.
    
Si los ingleses tuvieran al Madrid, Mou estaría en Inglaterra, ajeno a los melones y los hispanistas (Gibson, Carlin, Robinson, The Times) que viven de inventar en España.

    ¿Y qué va a pasar en España?

    En cuestión de fichajes, poca cosa, pues Madrid y Barcelona están atados por el pudor del rescate. El Barça no puede gastar porque representa a Cataluña, que ha pedido el rescate a “Madrit”, y el Real tampoco puede gastar, porque representa a España, que está para pedir el rescate a Berlín.
    
España es una muñeca rusa con al menos diecisiete “matrioskas” en su barriga.
    
Ruso es el chándal de nuestros olímpicos y hasta en el Madrid juega ya un ruso, Cherysev, más español que Petrov, nuestro zar de Vallecas.

    Rusos, en fin, son nuestros queridos piperos, que ya tenemos dicho que la cosa de mondar pipas de girasol (las de calabaza suelen ser de prescripción facultativa para la próstata) sólo por matar el rato es un hábito que trajeron los rusos en el 36, cuando vinieron a España de parte de Stalin para defender, según la obligatoria versión oficial de nuestra socialdemocracia, la democracia burguesa (valga la redundancia, que diría María Escario) del Frente Popular.
    
Mas la duda que seguramente nos acompañe hasta la tumba: ¿cuál era la talla de los zapatos de abanderado de Gasol, que andaba como Tachenko, nuestro bendito ogro de juventud?


GENERACIÓN NINÍ
No vendemos a Kaká, ídolo (una vez desaparecido Zapatero) de la juventud Niní, la que ni estudia ni trabaja. Kaká, ni ataca ni defiende, y su innegable atractivo personal (la zancada elegante, que dicen los cronistas) no basta para que los plutócratas del fútbol saquen la Visa, que hasta Berlusconi se sabe el “Tuna Punk” de Manolo Kabezabolo: “Si ves a los punkis pasar, / no te enamores, tonta del haba…” Por muy elegante que sea la zancada de un punkarro. A Kaká (como a Sahin) lo mata la indolencia, que molesta mucho en la España del paro, donde todo el mundo paga por ver correr a otro.

Las Koplowitz de las ovejas

-De la granja a la mesa. Ése es el recorrido de los lechazos de un proyecto global que puso en marcha hace 10 años un joven empresario ribereño, Eduardo Abad, que a sus 36 años ha logrado acuñar el término de oviturismo: "Quiero, primero, que la gente conozca la ganadería, que venga a mi casa y pise mierda como piso yo todos los días, porque la gente viene a comer y les enseño todas las instalaciones para que conozcan cómo funciona una ganadería."

Lunes, 30 de julio

RETRETA Y DIANA

-A la hora de la retreta y antes de que se retire el vigilante, cerrará el volante de la llave de paso a los depósitos particulares, la que alimenta el aparato de oleadas y la de riego del urinario, volviendo a abrirlas en cuanto hayan de funcionar, a la diana.
REGIMIENTO DE PONTONEROS / INSTRUCCIONES PARA LAS NUEVAS LETRINAS, 1911

Ignacio Ruiz Quintano

domingo, 29 de julio de 2012

Victorinos en Santander. Para que nadie olvide que lo más importante de la Fiesta es el Toro

Toriles de Santander la tarde de los victorinos


 José Ramón Márquez

Por fin una corrida de toros en la Feria de Santiago de Santander. Después de los simulacros de los días precedentes tuvo que venir Victorino a Cuatro Caminos para volver a poner en claro la razón de ser de la Fiesta, para recordar que ésta es la Fiesta del toro, que no del torero, y así fue reivindicada una tarde más por los cárdenos de Albaserrada, esa capa cárdena que aquí, en la Montaña, trae el recuerdo de la capa de las Tudancas, el ganado más elegante que existe en el mundo después del de lidia.
 
Antes hay que decir, ahora que nos marean con la cubrición de Las Ventas que Dios confunda, que la Plaza de Cuatro Caminos y la Plaza de Toros de Sevilla (no se debe decir Maestranza, que eso es cosa de madrileños), son las dos Plazas mejor cuidadas del planeta de los toros. Produce envidia ver esta centenaria Plaza de Santander tan extremadamente pulcra, tan bonita y repintada, tan coqueta, al compararla con la inmundicia de Las Ventas, tan sucia y descuidada, aunque al parecer todo se solucionará con la cubierta, porque al no caer agua a la forja, ya no aparecerá nunca más el orín.
 
Victorino trajo a Santander una corrida seria y bien presentada. Cinco cárdenos y un negro entrepelado para Antonio Ferrera, Javier Castaño y Morenito de Aranda, toreros que no rehúyen anunciarse frente a los toros, a diferencia de los de días anteriores. Y remarquemos que los toros, sin demostrar la más mínima estupidez congénita, tampoco estaban pensando en meter el pitón a nadie. Demandaban simplemente respeto, que se les tratase con respeto, como cualquiera pediría. Que no se burlen de ellos, vamos. A Morenito le pasó, en una serie de naturales, que se olvidó del respeto y el toro se le echó encima lanzándole por los aires, sin herirle, por fortuna. A Ferrera con las banderillas, lo mismo, le trató sin respeto a su primero, Vencedor, número 124, y el toro le obligó a tomar el infamante olivo a toda mecha. Y a alguno de los peones, lo mismo.

Por contra los animales dieron sus embestidas, nunca tontas, a quien las quiso aprovechar. Por ejemplo a ese gran peón que es Luis Carlos Aranda, que se descaró con torería ante la franca embestida de Petrolero, número 112, dejando dos buenos pares de los que salió andando con majeza y chulería, o a David Adalid, que banderilleó con sobriedad a Pobrecillo, número 93, aunque luego en la brega del quinto no anduvo fino.

Y con los matadores, lo mismo.

Ferrera tuvo la ocasión de lucirse dejando dos grandes pares quebrando muy en corto por los terrenos de adentro, uno en cada toro, que hicieron olvidar sus olímpicos saltos al clavar en otros pares. Javier Castaño demostró, en su reaparición tras la cogida de Francia, que anda sobrado con los toros y que no hay ninguno que le venga grande. Para nuestra decepción le tocaron los dos toros menos fuertes del encierro, y bien que nos hubiese gustado más poder ver el mando de su muleta aplicado al tercero, el ya reseñado Petrolero, un toro precioso de tipo y hechuras que se arrancó al caballo de Tito Sandoval sin apenas dejarle tiempo más que para echar el palo y rectificar con rapidez un marronazo para sujetarle con decencia, sin ánimo de destruir al animal, con la vara puesta arriba. Pongámosle a Castaño, reiterando la sensación de suficiencia y poder que nace de su muleta, el sempiterno pero de los cites de perfil, de las lejanías y de lo que ayer le costó dejar, tímidamente, la pierna en su sitio.
 
Y también tuvo su momento Morenito, al final de la faena a su segundo, el del trompazo por naturales, Escriño, número 177, al que consiguió arrancarle algún muletazo con pureza, cuando se olvidó de codillear, dejó suelto el brazo y adoptó una postura menos envarada, más natural, menos cimbreante para entendernos, de la que usualmente adopta.

En resumen, una gran tarde de toros sólo oscurecida por el negligente uso de la espada de los tres coletas. No es que no se marcasen los tiempos, es que nada en la suerte suprema se hizo con arreglo a las normas del arte: la cosa de matar fue de suerte contraria o natural, ¡qué más da!, de brazo escayolado, de viaje de largo recorrido, de clavar donde se pueda y de soltar la muleta a la cara del toro para que se entretenga. Parece, sin embargo, que la única preocupación de muchos aficionados es que el hierro entre hasta dentro, de cualquier manera. Parece que se hubiese perdido el interés por la suerte fundamental.

***

Santander se consolida como gran feria del Norte y la Empresa debería sopesar con cuidado y con vistas al año próximo todo lo que ayer disfrutó la parroquia, cuando salieron toros a la arena, y todo lo que se aburrió el personal con el July y sus jatucos despitorrados. Ahora que Bilbao parece que toma un camino de retroceso respecto al toro, a lo mejor sería un buen momento para que Santander recogiese el cetro torista. Si ese modelo está funcionando en Francia ¿por qué no en la muy noble, siempre leal, decidida, siempre benéfica y excelentísima ciudad? Aunque a cambio haya que perderse a July.
 

Javier Castaño, el mejor torero

Petrolero, el mejor toro
(Como había vaticinado su amo)

Carteles de la Feria de Santiago

La gloria bendita de volver a los Cuatro Caminos

La entrada
(A ver cuántos de la Prensa pueden enseñar esto)

Abonados a verlas venir

Victorino Jr., Pepe Campos (¡llegado desde Taiwán!) y Márquez antes del festejo

Castaño entrando a la plaza

Hombres del Norte

Paseíllo
Javier Castaño, Morenito de Aranda, Antonio Ferrera

Primer victorino

La gaviota de Concha Espina

Vencedor en el caballo

Segundo victorino

Pobrecillo en el caballo

Magnífico David Adalid

La condición Albaserrada

Poderoso Castaño, que, aun con sus peros, aquí reseñados, barre con su escoba el escalafón
(¡Qué sabio es Juan Ruiz Palomares, El Patas!)

Victorino Sr. y Victorino Jr. bajo los hierros de Veragua y Miura

Tercer victorino

Morenito al tanteo

Petrolero en el caballo

Cuarto victorino

Jacarando caracoleado por Ferrera

Ferrera haciendo ferreradas antes de incorporarse para 
pegar un soberbio quiebro por los adentros

El carpintero de la Propiedad
(Los victorinos tienen la incómoda costumbre de rematar en tablas)

Quinto victorino

Las aguas

Caballo con Borceguí

Sexto victorino

La pluma que sentencia

Despedida de Javier Castaño

Cena (a escote) en Casa Calvo, de Puente San Miguel
Ensalada de bogavante, pargo a la plancha (probablemente el más fino del mundo) y lo que ustedes quieran