lunes, 6 de febrero de 2023

El muñeco español


 

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    El país que la política ha hecho invivible tiene a una estrella del fútbol, Vinicius, colgada en efigie de un puente, que es la imagen Ku Klux Klan que España ofrece al mundo amplificada por los “telepollas” (gran hallazgo de Cela) de la telebasura.


    –Es que Vinicius provoca.


    Vinicius es brasileño, veinteañero, religioso, burlador y bailón, alegría insoportable para una sociedad amargada y cafre, encabronada por la envidia del igualitarismo artificial, pero los “telepollas” quieren ver en él una especie de Indio Fernández, cuya “capacidad para provocar” tanto preocupaba a Juan Rulfo, que lo tenía por “hombre de reto”:


    –Se empeña en afilar a sus enemigos, y encantado con lo imposible quiere detener las aguas del río y obligarlas a devolverse.


    Espoleada por las protestas del extranjero, la Autoridad ha activado el protocolo del Captain Louis Renault en “Casablanca”, y procederá al arresto de los “sospechosos habituales”, que es el mismo que se activa para sucesos como el del “sacristán fallecido” en Algeciras: “caso aislado”, “la autoría es de un loco”, “hay que frenar el discurso de odio”… Como sea que llueve sobre mojado, Vinicius ha dicho sobre lo suyo que espera de las autoridades “un castigo de los culpables, no declaraciones oficiales”, pero es que Vinicius aún no se ha hecho a la idea de vivir en España. En Liverpool este futbolista viviría respetado como Dios, sin “boomers” como Pepito Reina, mítico gagman del Combinado Autonómico, que lo desafíen a vérselas en la calle (¡esos c…, con Rudiger!), lo cual haría que Endrick, negro y burlón como Vinicius, se replanteara su venida a la ciudad de los muñecos colgados donde la noticia del derbi es que no expulsaron a Ceballos, cuando el autor del gol de la fiesta fue Rodrygo. Vinicius también hizo el suyo, iniciando en el último minuto de la prórroga un slalom en su propio campo; a falta de épica en la jugada, los “telepollas” inventaron que Vinicius dedicó su baile a la afición forastera, que se encontraba en la otra esquina del estadio.


    –Lo del puente sólo era un muñeco y en el Bernabéu no expulsaron a Ceballos –justifican los redentoristas.


    Si la policía científica fue incapaz de identificar a un solo tenor racista en la montonera de videos cuando el derbi liguero en el Civitas, más difícil se le va a hacer localizar a los maleantes del linchamiento del muñeco.


    Ruano tiene contado aquí su hallazgo en los sótanos de unos grandes almacenes de una “Morgue” de maniquíes jubilados, unos revueltos con otros. El comerciante le dio a elegir. “¿De mujer?” “¡Hombre, claro!” Empezó a revolver hasta que dio con una muchacha casi entera; no le faltaba más que un pie.


    –Me la trajeron a casa. Envuelta en unos trapos, la llevé a Cuenca. Y la enterré en el jardín, con ternura y respeto. No pude cerrarle los ojos porque tenía una azul mirada fija, absorta; pero le puse un pañuelo en la cara para que no la hiriera la tierra.


    ¿Cómo se llega de la sensibilidad ruanesca con el muñeco del Sepu a la ruindad kukusklanesca con el muñeco de Valdebebas? Degenerando y por TV. El deporte, único escape de una sociedad servil, es la sentina de todas las frustraciones individuales. Para hacer de Vinicius un buen chivo expiatorio de los pecados de la comunidad (bastante primitiva, por cierto) primero hay que convertirlo en una suerte de Malcolm X, y de esto se encarga la TV, donde los “telepollas” juegan el papel de las feromonas que mueven a las langostas en las plagas.


    En lo estrictamente futbolístico, Vinicius no tiene la fortuna de Gavi, que según el locutor Martínez “tiene tanta intensidad en el campo y tanta intensidad cerebral (sic) que a veces no percibe los contactos”. Vinicius percibe los contactos… y se queja.


    –Esto es “furbo”: si regateas, te pegan.


    Además Vinicius conspira contra el Combinado Autonómico, pues es brasileño y le quita el puesto a Asensio, como conspiraba Mourinho trayendo a Modric antes que a Cazorlita o a De las Cuevas. Re-españolización del Real como pretexto: renovación de Nacho, Ceballos y Asensio, pero en París el gol lo empujó Vinicius, el del muñeco.


    Visto lo visto, en esta Copa diseñada para salvar la temporada culé, el Madrid debió entregar la cuchara en Cáceres y con los canteranos, para no verse obligado a arder en derbis y clásicos que le van a restar energía para su competición, que es la Champions. Los clásicos coperos sólo dan lustre publicitario al Barcelona, que sin ellos no saldría de los carteles para becerristas de la Europa League, amenizados, eso sí, por el nuevo “hit” de Xavi, “Que no se pare Gavi”, con música de Julio Iglesias: “Mañana por la mañana / Si no se rompe la noche / Haremos locura nuevas / Con el amor que nos sobre”…



Y la amarilla es... para Vinicius


TARJETA BLANCA


    En Portugal una mujer árbitro ha sido la primera en mostrar tarjetablanca en el fútbol. Su objeto es reconocer el fair-play de los protagonistas,y Catarina Branco tuvo a bien distinguir con ella a los médicos de los equiposcontendientes por su disposición a auxiliar a una persona desvanecida. Losmedios han saludado con regocijo la iniciativa para mejorar “el valor ético enel deporte”. La feminización del fútbol es imparable, y se cuentan los días quefaltan para que los equipos formen con, al menos, cinco mujeres de cuota. “Tarjetasblancas no ofenden”, contestó el ministro Calomarde al bofetón que le propinóla cuñada de Fernando VII.

 

[Lunes, 30 de Enero]