miércoles, 3 de agosto de 2022

Agustín de Foxá, el último de Filipinas


 

Agustín de Foxá


ABC AL PASO

El último de Filipinas

AGUSTÍN DE FOXÁ RECORRE EN AVIÓN TODA LA LENGUA ESPAÑOLA, EN CUYA GRAMÁTICA NO SE PONE EL SOL

 

Ignacio Ruiz Quintano
Decir Foxá es decir una noche en Balmoral (el ex bar de Hermosilla/Serrano, no el castillo de Aberdeenshire en Escocia) o una tertulia en Cuba (la suya), que inventó la sobremesa con cocotero (¡el árbol con cantimplora!), pues Foxá es la exuberancia del ingenio que se cierra todas las puertas con un golpe de conversación, que es su idea de cielo.
Es la idea que él ve en el padre Guepin, benedictino francés y abad mitrado de Silos, cuyo cielo es “un eterno paseo, por los jardines del Paraíso, haciendo ‘respetuosas objeciones’ al Ser Supremo: Señor, ¿para qué hicisteis a los microbios?”
Es la idea de felicidad jeffersoniana: ensanchar el círculo de amigos “en el Congreso” y sentarse con los más ilustres de sus “colegas”. Y es la idea socrática de paraíso en la “Apología”: ensanchar el círculo de amigos en el Hades y seguir con el “diálogo”.
¡Soy el último de Filipinas! –dice Foxá, herido de muerte, a Juan Ignacio Luca de Tena y Antonio D. Olano, que lo reciben en Barajas (“con un olor de parque dormido entre las ruedas”).
Foxá, que es diplomático, cultiva todos los géneros literarios, y su preferido es el periodismo, que tiene de poesía, dice, lo que tiene de efímero.

–He recorrido en avión toda la lengua española, y puedo asegurar que en nuestra gramática no se pone el sol.

Estiliza todo lo que toca, se trate del imperio americano, en cuya tierra se puede meter el arado hasta muy hondo sin encontrar una sola moneda antigua:

“A pesar de sus ‘shorts’, de su ‘base-ball’, de su cine y de sus piscinas, la púrpura ha caído sobre los hombros de los yanquis. Es glorioso, pero no es cómodo capitanear al Mundo. La gloria generalmente está reñida con la alegría. Norteamérica ha ganado el cetro, pero ha perdido la sonrisa”, termina “El peso de la púrpura”.

O se trate de la mujer nórdica:

 “El verano nórdico es el más hermoso del mundo… En un ‘parturi’ (peluquería) me afeitaron unas bellas carelianas (en el Norte todas las peluquerías son servidas por muchachas, y de una de ellas, en Estocolmo, salió Greta Garbo antes de entrar en el Olimpo de Hollywood). Hay también en Finlandia mujeres albañiles que suben al andamio. Las mujeres lo invaden todo. Ellas conducen el tranvía y arreglan la chimenea”…
De Ramón tiene dicho Ruano que todos sus aciertos de finura salen de un fondo gordo de agua gorda y vida gorda: “Es como un botijo que pare inesperadamente porcelanas de Sevres”.
Algo de eso hay en el anecdotario de Foxá, quien, después de todo, pertenece a la carrera diplomática. Cuando Martín Artajo, figura de Acción Católica, llega al Ministerio, un diplomático que vuelve de varios años en el extranjero dice a Foxá: “¿Qué hay de nuevo por esta casa? Cuando yo me fui, era ministro Serrano Súñer”.
Pues mira, chico –contesta Foxá (que viene de decir que la Falange es una hija adulterina de Marx e Isabel la Católica)–. La única diferencia es que, cuando tú te marchaste, al entrar en el despacho del ministro había que gritar “¡Arriba España!” y ahora decimos: “¡Ave María Purísima!”
 


“Y pensar que desnuda, azul, lasciva,
sobre mis huesos danzará la vida”