lunes, 17 de junio de 2019

Deportivo- Mallorca

Fede Cartabia

Francisco Javier Gómez Izquierdo

      Se ha de reconocer que el invento de las eliminatorias de la fase de ascenso a Primera ha sido todo un acierto que no sólo tiene soliviantados y a punto del infarto a los hinchas de los equipos involucrados sino también expectantes a los aficionados que estamos enganchados a este fútbol de plata cada vez más sospechoso. Vaya por delante que un servidor apostaba, nada más que el café y la tostada, que uno lleva tiempo “mosca” con negocios tan susceptibles de caer en perversas tentaciones, por el ascenso del Málaga. Mi inclinación se basaba en la plantilla, su calidad contrastada, la soltura que pareció traer Víctor y sobre todo por un Ontiveros al que se veía “pitoso” y con tino... pero en la fase de ascenso a Primera es proverbial la falta de toda lógica. El Córdoba en el 2014 subió siendo 7º (el Barça B no podía ascender) sin ganar un partido. Gracias a un gol, el 1-1, que puso este Raúl Bravo investigado a Ulises Dávila en El Insular y que hizo restregarse los ojos a toda España.
     
El Málaga creo que es mejor equipo que el Deportivo, pero ¡ay amigo! en estas citas no puede uno ni perdonar ni despistarse lo más mínimo. Para mí que el magnífico rumbo que llevaban los boquerones se torció por la repentina inseguridad de Munir (el gol de Chiesa ayer a Unai Simón hizo su daño en la Sub-21), uno de los mejores porteros de 2ª, que con estos dos partidos frena la notable cotización que iba a aliviar las arcas malaguistas. En vez de incorporarse a su selección se quedó para ayudar cuando quizás hubiera sido más rentable confiar la portería a Kieszek, el extraordinario cancerbero polaco acostumbrado a partidos decisivos en los que jugarse el ser o no ser. El caso es que Ontiveros intentó todo para que los fallos de Munir, más en Riazor que el estrepitoso de La Rosaleda,  se quedaran en anécdotas, pero cuando superas al portero rival y los postes y el larguero escupen lo fabricado para ser goles artesanales tan hermosos como valiosos, y coincide la tarde aciaga en jornada de fiesta, la frustración alcanza la categoría de morrocotuda.

     Martí, el entrenador del Deportivo, es un tipo listo. Fue un extraordinario mediocentro de los que equilibran a los equipos con oxígeno y paladas de tranquilidad. Más inteligente que técnico; serio y contundente a veces por demás, pero siempre con el beneplácito de entrenadores, compañeros y aficionados encantados todos con tenerlo de capitán en el equipo (Mallorca, Sevilla, Tenerife...) se las verá con el Mallorca de Vicente Moreno, salido del mismo empleo de mediocentro y con la misma categoría de gran capitán de aquel Xerez que en la década del 2000 montó una montaña rusa que subió de 2ªB a Primera y de Primera a la desaparición (no mentemos ruinas). La trayectoria como futbolista de Vicente Moreno quizás sea mas modesta que la de Martí, pero puede que le supere, personalmente no lo creo,  en la carrera de entrenador si consigue la extravagancia de alcanzar la Primera al año siguiente de dejar la 2ªB .
       
Ambos entrenadores saben de la importancia del puesto que ellos desempeñaron y los dos basan el equilibrio de sus equipos en las funciones trascendentales de dos medios imprescindibles en la 2ª. El 6 de toda la vida. Bergantiños por el Depor y Salva Sevilla por el Mallorca tienen sus años pero siempre están donde deben y llegan donde nadie los espera. A los dos hemos ponderado como merecen en Salmonetes...
     
Para los asuntos del gol los gallegos tienen mimbres, Carlos Fernández, Quique, Borja Valle, hasta Pedro... pero para mí que en la final a doble partido Martí tiene encomendadas a Fede Cartabia, tan genial como intermitente, dos o tres tareas en las que aplicarse hasta dejar el alma: diagonales, saques de falta, disparos desde fuera del área. Vicente Moreno lo tiene mas difícil aunque Lago Junior tiene capacidad para disgustar a todo Coruña. Otra cosa es que le dejen.