viernes, 21 de junio de 2019

El Dépor gana el primer asalto


Francisco Javier Gómez Izquierdo

      Fede Cartabia llegó al Valencia como heredero de Messi pero tamaña ilusión fue languideciendo entre los aficionados chés hasta querer perderlo de vista por sus desplantes, tozudez  e inconstancia a sabiendas que el “rosarino 2” tenía clase para dar y tomar. Tuvo oportunidades mil, jugó bastante y marcó goles. No había cumplido aún los 20 años y a mí particularmente me pareció que estábamos ante un fenómeno. No sé si a causa de su juvenil inconsciencia, la inestabilidad del banquillo levantino o vaya usted a saber por qué Fede Cartabia llegó cedido al Córdoba para que explotara en 1ª y a mí se me hicieron los ojos chiribitas. Pero en Córdoba como en Valencia entusiasmaba una tarde y  desesperaba otras diez. Consciente de sus evidentes evasiones me metía con las extrañas manos de pintura que se daba en el pelo, con sus gestos de niño sobrado, con su pose de manos en jarras mirando algo que no parecía ir con él... pero era bueno; muy bueno. Hizo goles extraordinarios (recuerdo uno de falta al Almería de auténtico superclase) por lo que cuando firmaba una obra de arte yo como que le indultaba y justificaba sus monerías con el achaque de sus 21 años. Del Córdoba volvió a ir cedido al Deportivo, luego creo que estuvo un año en un equipo portugués y volvió a La Coruña desvinculándose del Valencia. Fede Cartabia tiene 26 años, por lo que está aún en edad de sacar a relucir todo el oro futbolístico que esconde y lo probable es que lo haga en Primera, que es donde tendría que estar asentado desde que salió de Rosario como el “segundo Messi”.
     
Ayer, el propietario del once coruñés -aquí llevaba el prestigioso 10-, no sé si picado en su orgullo de artista incomprendido, regaló  una joya inolvidable para los aficionados en general y para los deportivistas en particular. ¡Qué golazo, madre mía! Es el gol de tal perfección que sólo es posible hacerlo con pies bendecidos por los dioses del fútbol, si los hay. ¿Recuerdan ustedes un gol de Maradona ante el Estrella Roja ya con el Nápoles? El “Pelusa” tenía menos ángulo pero la determinación y confianza de Cartabia yo diría que pareció  parecida. Centró también el extraño y definitivo 2-0 colado con suspense por Quique González. Confieso que me alegré y por supuesto sigo confiando en el pequeño argentino convencido de que puede ser decisivo en el total de la eliminatoria.
      
Al final de la primea parte y con 1-0 en el marcador se produjo un lance en el centro del campo que reafirma el sacrificado carácter y la entrega sin mezquindad de Alex Bergantiños, un centrocampista ejemplar de la casta de su entrenador actual J. L. Martí o de los que se sientan en el banquillo de su definitivo rival, el Mallorca, Vicente Moreno y Dani Pendín. Lo puse el otro día. Que era todo concentración, corazón y pundonor y me reconforta en tiempos de futbolistas sospechosos que después de haberle dado 70 puntos en la boca (me parecen muchos, pero la noticia dice que sí, que son 70) el tío diga que quiere jugar la vuelta en Mallorca. Creo que la jugada fue fortuita y que Pedraza, hijo del difunto Pedraza (peste ésta del cáncer), aquel defensa que falló uno de los cuatro penaltys errados ante Duckadam, el portero del Steaua de Bucarest en el que jugaba el gran Gavril Pelé Balint, no debió ser expulsado. Al jugador, al árbitro y a todo quisque nos desbordó la sangre y la aparente inconsciencia del valiente medio coruñés y hasta nos dio cierta angustia ver el susto del infractor -sí, con el pie por delante, pero no con intención de golpear en el rostro- y la aparente urgencia del exdeportivista Dani Rodríguez, el más exaltado supongo que por amistad de años, agachado junto al herido y que con gestos de alarma urgía asistencia médica. ¡70 puntos y el tío dice estar dispuesto a jugar en Son Moix!

     Las supuestas claves mallorquinas, Salva Sevilla y Lago Junior, empezaron con amenazas. Salva con dos faltas peligrosas y el marfileño que lleva pintado el pelo con colores de serpiente venenosa dio un picotazo que sembró la alarma en Riazor... pero Cartabia tenía la noche propicia y puso en ventaja a los gallegos.

      Las espadas están aún en lo alto. Unas mas que otras, la verdad.