viernes, 7 de junio de 2019

El gallinero


Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Nietzsche habló del rebaño, por cuya moral se caracteriza el mundo moderno. Hoy parece más apropiada la imagen del gallinero:
–Su primera característica es su rápida predisposición al miedo, al pánico ante todo aquello que se le parezca de lejos a un zorro.
La propuesta es del suicida Rolf Peter Sieferle, autor de “Finis Germania”, felizmente traducido ya al español, con prólogo (afinadísimo) de Alberto Buela, para quien Sieferle no se hubiera suicidado de haberlo conocido a él, “pues lo hubiera invitado a vivir en Argentina para saber lo que es vivir en ascuas”:
Que Dios, nuestro Señor, lo tenga en su gloria y le perdone el hecho de haberse sublevado contra Él, interfiriendo en sus planes. Porque otra cosa no es el suicidio.
“Finis Germania” (“Alemania ha quedado reducida a un mero término geoeconómico”) es el mayor puñado de sal sobre la herida de la “culpa alemana” (“culpables de una culpa que no pasará nunca”) desde “El canto creciente del macho cabrío” de Botho Strauss en los 90. “Los intelectuales –decía Strauss– son amables con el extranjero no por amor al extranjero, sino porque están furiosos contra lo nuestro y acogen con satisfacción todo aquello que lo destruye”.

En estos escritos (hallados en su ordenador, en orden de publicación, tras su suicidio), Sieferle “marcha por la selva” alemana de la culpa y del relativismo (“arma para volar cualquier bloque ideológico de evidencias obvias”), del sistema (“el mundo no occidental, sin embargo, se mueve en términos políticos”) y del socialdemocratismo (“su esencia estriba en que todo tipo de diferencias son insoportables”) en pos de “la construcción final, utópica e infantil de una colectividad burguesa mundial”, donde desaparecerá todo lo que actualmente nos es querido.

Al enemigo del proyecto de humanidad homogénea se le ha de vencer por medio de una identificación programática con el fascismo, el racismo y la derecha radical.
Queda el cinismo, pero sólo es “la soberbia del perdedor”.