Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Los paraísos artificiales se reducen en Madrid a unas “cerves” en la terracita, obviando la “burricie de la cebada” que ya vio venir Ramón en su Torreón. Es la burricie que nos hace decir que en Madrid todos son bienvenidos, aunque la Historia nos enseña que un Reagan no recibe el mismo trato que un Petro o una Hillary (“le pusieron ‘Hillary’ sus padres por la decepción de que no fuera varón”, dice Robert Mitchum a Deborah Kerr en “The Grass is Greener”), que nos visita en el 125 aniversario del "Maine".
La cuestión no es baladí, diría un liberalio de los 70. En un momento de depravación general como el de ahora, el Señor envió a Sodoma ángeles para investigar, y de lo que sucedió nos da John Boswell todos los puntos de vista: 1) los sodomitas tratan de violar a los ángeles y la ciudad es destruida; 2) la ciudad es destruida porque los sodomitas tratan de involucrar a los ángeles en relaciones homosexuales; 3) la ciudad es destruida por no tratar con hospitalidad a los ángeles, tesis que en el 55 impuso el pastor anglicano Derrick Sherwin Bailey.
Con la Otan pasa en España como con el fascismo, que, si no está prohibido, es obligatorio. En el 85 estaba prohibida, y Reagan, metamorfoseado en cruz gamada por Peridis, fue recibido con un “Madrid será tu Dallas”. Guerra, el estadista, se fue de viaje por no verlo, y Tierno, el viejo colaborador de los Cuadernos del Congreso por la Libertad de la Cultura sufragados por la CIA (firmaba Julián Andía, “seudónimo de un conocido intelectual español, que por residir en España no puede firmar sus ensayos”), sacó la burricie de la cebada: “Si Reagan no quiere a Madrid, Madrid tampoco se preocupa por Reagan”. Y le negaron la entrada al Congreso.
En el 23 la Otan es obligatoria, dejando para Vox el fascismo según Petro (“¡Es Alemania 1933!”), que mereció pasar revista a un escuadrón de municipales (“¡Caballero! ¡Caballero!”) y la Llave de Oro de Almeida el Enamorado, “un oro nefasto”, que diría Octavio Paz, teniendo en cuenta el alias de Petro, “el Cacas”, por su afición a “hacer de cuerpo” en el pozo de los secuestrados.
–Las metamorfosis del oro y el excremento, sus uniones y separaciones, constituyen la historia secreta de la sociedad moderna –escribe Paz–. Lutero recibe la revelación en la letrina, en el momento en que vacía el estómago. Las letrinas son el lugar infernal por definición.
Y del nefasto oro a la dama nefasta. En las presidenciales del 16, el “chance of winning” del NYT, “ese periódico católico patrocinado por judíos para chasquear a los protestantes”, era de 93 para Hillary y de 3 para Trump, pero Madonna no se fiaba y prometió una felación a quien votara por Hillary.
–¡Le gustan las misses! –acusaba, a gritos, Hillary a Trump en los debates, con su marido, el Bill de las becarias de Estado, presente en el plató.
En la capital de la colonia, Hillary es recibida como si fuera el Aquiles vestido de mujer de Rubens.
[Viernes, 9 de Junio]