jueves, 26 de diciembre de 2024

Por San Esteban

Mikel Chillida, de abrigo azul, en la salida de San Esteban


Iglesia de San Esteban. Castrillo de la Reina


Francisco Javier Gómez Izquierdo


   Ya no se lleva ser de pueblo-pueblo. De pueblo pequeño de Castilla. De pueblo en el que había escuela de chicos y escuela de chicas. Escuela a la que en invierno, además de pizarra y pizarrín, los escolares teníamos que llevar un leñito para la estufa. Veinticinco o treinta leños a los que el maestro pasaba escrupulosa lista porque el frío de la Demanda en los sesenta era soviético y no cabía opción al escaqueo.


   No. Ya no se nace ni se vive en pueblo chico. Las escuelas son centros para los cuatro mayores que quedan y los otros cuatro que vienen de vez en cuando. En verano y navidades se ve algo más de gente y en la escuela de chicos de mi pueblo que desde hace muchos años se llama "teleclub" las quintadas ya veteranas se juntan delante de un cordero a recordar peripecias.


    En mi pueblo, Castrillo de la Reina, los quintos era y es institución sagrada y por San Esteban, el patrón, eran y creo que siguen siendo los Jefes del Pueblo.


   26, San Esteban, 27, San Estebita y 28, los Inocentes. El último día pagaban los quintos la orquesta de baile con lo que recaudaban recorriendo las calles con un burro al que se echaba en sus alforjas las cosas de comer: chorizo, cecina, huevos, alubias.. y las pesetas y los duros en la talega del quinto que echaba el orujo y el moscatel al vecino. El día de los Inocentes las chicas sacaban a bailar a los chicos y de aquellos atrevimientos, madres había que murmuraban. Hoy sigue la costumbre pero los pareceres no son ni mucho menos los mismos.


    La institución de los quintos sigue funcionando con los nietos y nietas de los que lo fuimos en los 60, 70 y 80.  Los quintos de hogaño no saben nada de Mili, y mejor que no lo sepan. Son quintos tres o cuatro años si es menester y a mí me alegra tan excelente disposición porque se sigue sacando a San Esteban de procesión, bailándole de espaldas al ritmo jotero que marcan dulzainas, tambores y castañuelas.


    No estoy, porque servidor tiene obligaciones, pero me mandan fotos y me emociona ver al nieto de Eduardo Chillida, ilustre vecino nuestro que cumpliría el siglo en este 24, hablar del cariño que "sus aitonas" tenían por Castrillo en el pregón de nuestro patrón San Esteban. Después de mirar las fotos y los vídeos me he puesto a poner estas letras recordando a mis quintos con los que hace 15 días dimos cuenta en el Teleclub de dos corderos, como requiere el protocolo. Se acuerdan de uno y mandan lo que ven porque saben que me alegro.


  ¡¡Brindemos por San Esteban Protomártir!!