viernes, 6 de diciembre de 2024

El periodismo ciudadano


Curtis Yarvin

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


Arrecia la propaganda de guerra, y conviene cuidarse de lo que uno oye y lee en los medios encargados de distribuirla, razón por la cual arremeten contra las redes sociales (¡el “periodismo ciudadano”, lo llama Elon Musk, siempre por delante!), cuyos usuarios de a pie son los destinados al sacrificio en el frente. En América, la pelea entre periodismo lobista y periodismo ciudadano es a muerte:


El New York Times ganó el Pulitzer por dos años seguidos impulsando el engaño sobre Rusia, y todos ustedes, los “lemmings”, los siguieron hasta el abismo, quemando su credibilidad para siempre. Lo que leemos en X puede estar equivocado, pero sabemos que los medios tradicionales son simplemente perros falderos de los demócratas... ¡Así que X es el medio ahora! –resume James Woods, al que Musk tenía bloqueado en su X.


Para Musk, un lince para verlas venir, el periodismo ciudadano es el periodismo del futuro, que ya está aquí, se supone que en su X, “donde se puede escuchar a verdaderos expertos en cualquier campo en particular, y puedes escuchar la refutación”, lo que ha provocado una falsa estampida de viejas del visillo progresista que, a falta de vida propia, se dedican a roer en las ajenas para denunciar quién falta a misa.


En España, contra el periodismo ciudadano impulsamos el periodismo de Estado, a partir de que, según la leyenda, el mejor periodismo mundial se hizo aquí, durante el franquismo, en “Pueblo”, el diario del sindicato vertical. Hoy, y gracias a la Democracia Que Nos Dimos, sus estrellas son Inchaurrondo y Broncano: una quería ser Rachel Maddow y se ha convertido en Bill Maher: y el otro quería ser Bill Maher y se ha convertido en Joy Reid. Contra la guerra sólo está el periodismo ciudadano: todo el mundo puede recordar con “El cuaderno gris” de Pla lo bien que se vivió en España gracias a la neutralidad de Dato durante la guerra del 14, por no hablar del bar del Palace durante su continuación en el 40 gracias a la neutralidad de Franco.


Compañeros hay que ven en el periodismo ciudadano intrusismo, dado que el tuitero común carece de la póliza de la Complutense, donde, allá por el 78, un profesor de profesión militar que daba comunicación me quiso expedientar por atribuir en un examen la “democracia representativa” a un tal Hamilton, en vez de a su Suárez, el del aeropuerto. Que uno sepa, el último hamiltoniano respetable es Curtis Yarvin, único pensador vivo (por pensador y por vivo) que nos queda, y que acaba de publicar un ensayo sobre el poder que quita el hipo, sobre todo a Trump y a Must, que ahí tienen lo que pueden hacer y seguramente no harán, salvo milagro.


Los progresistas no creen en el sistema de gobierno estadounidense, sólo en el poder. Los conservadores no creen en el poder, sólo en el sistema de gobierno estadounidense. Por lo tanto, los progresistas siempre ganan y los conservadores siempre pierden.


Y aquí, que si Azúa zurra a Sánchez.


[Viernes, 29 de Noviembre]