Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Ruidajera en redes sociales porque el Centro del Cáncer, cuya directora ya evoca una entrañable figura del “Guernica”, sufraga “arte climático” con excursiones al Ártico, donde la noche, como el Presupuesto, no se acaba nunca. ¿Que qué tiene que ver el cáncer con el arte moderno? Pues lo mismo que con la democracia representativa, nada, y sin embargo no hay un solo político que, a falta de democracia política, como es el caso de España, no nos venda el arte de la democracia, que desde el 45, y por decisión de la CIA, es el expresionismo abstracto, con sede en el MOMA de Nueva York, a cuyo director, amigo suyo, acudió un día Manuel Blanco Tobío (a quien oí contar la anécdota en una cena de “Los Amigos de Julio Camba” en Casa Ciriaco) para poder visitar el Museo sin pasar por las colas del “Guernica”, entonces a la moda. “¿Pero qué espera ver esa gente?”, preguntó Tobío. “¡Ah! ¡El horror de aquel bombardeo, vergüenza de la Humanidad!”, le explicó el director.
–Y entonces, ¿qué guardan para Hiroshima?
Cáncer y arte climático. ¿Por qué no? A Roberto Matta, y esto son confidencias que hizo una noche en casa del pintor Bonifacio, le importaban tanto las líneas naturales que se hizo una reserva de líneas como, por ejemplo, los huevos del piojo…
–La gente no conoce los huevos del piojo, y hablo de los huevos, huevos, los que tiene el piojo entre las piernas. Y otras formas, como la enfermedad del hígado de una oveja…
Trevijano decía que los mundos marcados por la guerra fría y la posmodernidad no han tenido un artista plástico de genio ni un novelista o músico que los retrate. En su soberbio “Ateísmo estético, arte del siglo XX”, advierte: si es normal que personas inteligentes piensen y actúen como bobos en el terreno político; si millones de ciudadanos son incapaces de ver la falsedad de las ideas dominantes que legitiman los gobiernos; si los medios de comunicación educan a las masas en el mal gusto y la resignación, con mayor razón debe considerarse normal el hecho de que multitud de personas sensibles y de buen gusto, no perciban el fraude, o la artificialidad, del arte abstracto y experimental, dominante en el actual mercado de famas pictóricas.
–Personas cultas y sensibles, inmersas en el mundo del arte, y a las que respeto, me han reprochado mi crítica negativa al cubismo de Picasso, y sobre todo, mi falta de consideración a pinturas abstractas, tan consagradas en los museos y libros de arte como las de Mondrian, Malevich, Albers, Newman, Rothko, Reinhardt, Klein o Fontana.
Para Trevijano, el ataque metafísico a la posibilidad de arte plástico, motivado por razones ideológicas, ocurrió primero en Rusia, por artistas promotores del nuevo orden igualitario, y luego en Holanda, por la iconoclasia de un grupo de diseñadores y arquitectos calvinistas de ideología socialdemócrata, cuyo epítome, hoy, sería ese Rutte de la Otan que nos moviliza para la guerra atómica.
[Martes, 17 de Diciembre]