viernes, 13 de diciembre de 2024

En la muerte de José Antonio Naya

 

Francisco Javier Gómez Izquierdo

 
      Que un aficionado tenga acceso libre a todas las sesiones de entrenamiento de su club de fútbol es hoy un imposible porque entre otras cosas los entrenadores enloquecen si se sienten espiados, pero en 1974, en Burgos se podía, y allí en las gradas de El Plantío nos plantábamos el Gaitu y servidor a ver los métodos, modos y maneras de José Antonio Naya, gallego de La Coruña, un señor que se cabreaba, voceaba mucho y reñía desabridamente. Era un mandar a lo militar, a lo sargento chusquero -creo que por entonces era brigada-, cosa que nos sorprendía tras los dos años anteriores con suaves indicaciones de Román Galarraga al que algún jugador le llamaban "Malabraga" ignorando las dos esponjas aplicadísimas que no perdíamos detalle... y Eizaguirre, al que sustituyó Negrillo; éste gastaba severidad, la verdad, en la 73/74, temporada que vino Juanito.

 
    Lo revolucionario de Naya para nosotros, era el modo de ordenar que a veces daba miedo y sentíamos lástima cuando a un jugador le ponía el balón en los brazos y le mandaba correr a izquierda, derecha, atrás... y el equipo debía moverse disciplinadamente conforme lecciones explicadas. De  repente pitaba: "quietos", gritaba, y al instante bronca a Garrido que corría demasiado, a Vallejo por lentitud al procurar el fuera de juego, a Navarro que se despistaba...  Al "Tito Valdés, no. Al "Tito" Valdés lo mimaba porque lo había traído del Orense, donde se le recibía con loor de multitud. He hablado con jugadores de la época y ninguno lo quería. ¿Por qué? Creo que por su obsesión disciplinaria. A las diez y media recogidos. Hubo multas y escándalos varios que removieron la plantilla. Llegaba a la exageración de a los más fiesteros esperarlos en el portal de casa. No está claro por qué fue despedido al final de temporada, pero se supone.  
  Con el tiempo Naya diría que preparó un equipo para ascender y otro lo aprovechó... y servidor está con él. Al año siguiente lo subió Lucien Muller. De todos modos, la referencia más destacada de Naya en toda su carrera es la vuelta al Real Burgos para ascenderlo a Primera en la 89-90 otra vez con Martínez Laredo. No olvidaré una tarde a principios de temporada cuando "el Tronquito" Magdaleno hablaba de prepararse para sacar el título de preparador físico y José Antonio Naya en alta voz le decía: "Tronquito, no te preocupes que yo soy el número uno de mi promoción. Te enseñaré lo que debes aprender." Genio y figura.


    Naya entrenó a infinidad de clubes modestos y donde tuvo mimbres hizo cesto, tal que el Levante, y donde no, le cantaban "Naya canalla". A ninguno entrenó como al Burgos, al que subió a Primera; un Burgos balcanizado -el último año de Yugoslavia- con Juric , Barbaric y Karabeg (en Burgos ha habido siempre querencia por jugadores de aquella parte)... un portero idolatrado, "Miguel Bastón a la selección", y un delantero centro, Magdaleno, al que Naya entendió como nadie. Martínez Laredo volvió a despedir de manera injusta al gallego errante y no le permitió entrenar en Primera.


    No sé si procede, pero uno de los mayores atractivos en los entrenamientos era comentar con la esposa de Naya en la grada las decisiones de los entrenadores de entonces del Barça y Real Madrid. A Toshack le ponía de chúpame dómine. Entendíamos nosotros que hablaba la voz de Naya. Se dice que Serra Ferrer se lleva la palma en el vicio de pegar broncas, pero Naya no creo que quede muy atrás. Servidor ha defendido a Naya todo este medio siglo y en muchas ocasiones lo he señalado como referente, porque disfruté viéndolo entrenar y porque creo que era buen estratega. Es lo mismo que creo de Van Gaal, otro que tal...


   Al parecer vivía en Valencia -subió al Levante a Segunda-, donde ha fallecido a los 90 años.
    Otro referente que se me va. DEP
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