viernes, 14 de abril de 2023

El Anticristo


        

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    Anotación del 58 en el “Glossarium” schmittiano: “El ‘Dios ha muerto’ de Hegel es magia del Viernes Santo. En Heidegger es otra cosa. Donde más peligroso resulta es en Bonald (filósofo que “socializó la idea de Dios”): Dios ha muerto significa que está ausente.”


    El espíritu cristiano está fuera de la experiencia de una población que profesa pero no practica el cristianismo, fue, en los 60, la tesis de Alinsky, el agitador más inteligente de la izquierda radical americana, y lo ilustraba con una historia del NYT sobre un hombre que a sus cuarenta años se convirtió al catolicismo y decidió emular a san Francisco de Asís: sacó sus ahorros del Banco en billetes de cinco dólares para repartirlos en el distrito más pobre, que entonces era Bowery, en el bajo Manthattan. “Por favor, tome esto”, decía a cada necesitado.


    –Nuestro amigo fue arrestado cuarenta minutos después por un policía cristiano, llevado al hospital en una ambulancia cristiana y declarado desposeído de sus facultades mentales por un psiquiatra cristiano.


    Soloviev, amigo de Dostoyevski y enemigo de Tolstoi, murió en 1900, pero nos dejó una visión del Anticristo que parece el retrato resultante de todos los peces gordos del globalismo rampante: un Anticristo (“un impostor que se ha apropiado de la dignidad del Hijo de Dios”) disfrazado de filántropo sobre la falsificación del bien y el olvido de Cristo.


    –Fíjese sobre qué acontecimientos se baja el telón  de este drama histórico: ¡una guerra! –dice El General en la tertulia de Soloviev al término de la lectura de sobremesa por el El Señor Z. del “Relato del Anticristo”, o sea, “el fin de la historia”.


    Soloviev, que vio una Edad Media de la Iglesia latina, una Edad Moderna de la Iglesia protestante y una Edad futura de la Iglesia ortodoxa, ve en la impostura de su Anticristo no una empresa espiritual, sino la pura rapiña: un falso profeta taumaturgo que seduce a los hombres por medio de prodigios y mentiras al mismo tiempo y que, gracias a una fuerza maligna, consigue la condición exterior de monarca universal.


    –Las fuerzas históricas que reinan sobre la humanidad están destinadas a encontrarse y mezclarse antes de que sobre esa fiera que se automutila crezca una nueva cabeza, es decir, el poder universal del Anticristo, que el día de su manifestación definitiva “pronunciará palabras altas y sonantes” y revestirá con el brillante velo del bien y de la justicia el misterio de la absoluta iniquidad.


    El Anticristo de Soloviev vendría a ser una especie de ejecutivo con apariencia de Manuel Luque posmoderno, pero con la leviatanesca Agenda 2030 bajo el brazo, en vez del inofensivo bote de Colón que fascinara a Carlos Berlanga.


    Mostrar antes de que el tiempo haya llegado la máscara engañosa bajo la que se esconde el abismo del mal, se despide Soloviev, ha sido el intento supremo de mi escrito.

 

[Viernes Santo de 2023]