Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Por si llegamos a 2030, el Gran Vinipú
ha sancionado en Davos la dieta universal: un forraje de siete
vegetales a base de algas, champiñones, espinacas, fonio (digitaria
exilis), lentejas, moringa oleifera y okra o quimbombó.
De los eunucos felices del prozac a los eunucos felices de la Agenda 2030.
Feijóo
(el ilustrado, por favor) describió la dieta de nuestros pelantrines en
el XVIII: “Su alimento es un poco de pan negro acompañado o de algún
lacticinio o de alguna legumbre vil”.
–Contemple
cualquiera si no es más penosa la vida de los míseros labradores que la
de los delincuentes que la Justicia pone en las galeras.
La Agenda 2030 elimina los lacticinios para librarnos del error Gandhi,
que hizo el voto de no tomar leche, y una vez que la necesitó (el
médico le dijo que se moriría a menos que la tomase) hubo de recurrir a
la sofística: la palabra utilizada en su voto, le hizo ver su esposa, se
refería a la leche de vaca (macrogranja) o búfalo (tauromaquia), pero
no a la de cabra (sostenible en el aprisco). Gandhi consideró que su
muerte perjudicaba a su país y aceptó el sofisma de su esposa, aunque
con remordimientos (“la voluntad de vivir resultó más fuerte que el amor
a la verdad, y el recuerdo de esa ocasión aún me inflama, y pienso
constantemente en abandonar la leche de cabra”).
En cuanto a las legumbres, Pitágoras,
partidario de comer poco y sólo vegetales, desaconsejó las habas,
empleadas por los griegos para sortear a los jueces de su comunidad, y
alimento el más goloso para el toro de lidia encastado.
En apoyo de sus tesis, el Gran Vinipú tiene tras de sí en la Historia peces más gordos que los que le acompañaban en Davos: Juan de Dios Huarte, fundador de la psicofísica, cita a Galeno, para quien nada perjudica tanto al alma como estar en un cuerpo cargado de grasas y carne, y a Hipócrates, que recomienda la verdura a quien quiera ser sabio, que debe estar flaco y enjuto, en vez de cargado de carnes y pringue.
El “homo novus” es alfalfa asimilada.
[Publicado en Enero de 2022]