@Chuchi_Gaita
Hughes
¿Qué somos, leones o huevones? Somos los no populistas, ¡somos los impopulistas!
Con el populismo de los abuelos han hecho, pues, lo mismo que con el franquismo de los abuelos, meterlo debajo de una alfombra o en el falso fondo del armario. El chaqueterismo (antes se cambiaban de chaqueta, ahora se cambian también de pantalones y se ponen pitillos), el chaqueterismo llega hasta ese punto y el ejército de loros repite: no al populismo, no al populismo, no al populismo, cuando populista es lo único decente que se puede ser ahora mismo. «Somos del pueblo y vamos al pueblo» decían los jerarcas franquistas, algo que sus vástagos niegan con síncope en el meñique. ¡Hasta el yayo facha tenía más sustancia democrática!
El mecanismo es bien conocido: matan al padre aunque hereden el chalé, ocultan sus orígenes, transitan hacia donde bullen los chanchullos y el que se queda donde siempre estuvo se convierte en facha, radical y extremo, a la sombra silenciosa y perenne del más alargado ciprés. Así se hacen aquí las cosas, pero si era urgente y pertinente ser populista en 1976, frente a «viejos y nuevos caciques», qué no será necesario ahora, en 2023, ante los nuevos cacicazgos y tecnocacicazgos globales y continentales.
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