Tom Holland
Javier Bilbao
Hace apenas unos días el Secretario de Prensa de Defensa, John Kirby, lo expresó con rotundidad: «Los derechos LGTBQ+ son parte fundamental de nuestra política exterior». No es una declaración baladí (ni aislada, como veremos) teniendo en cuenta que habla en nombre de la potencia hegemónica de las últimas décadas, «el Godzilla del mundo unipolar», según la definición de Mearsheimer, un país que acumula él solo cerca del 40% del gasto militar mundial. ¿Por qué dice eso? ¿Qué consecuencias tiene en el escenario internacional que el ideario woke tenga detrás ese formidable impulso? Estamos acostumbrados a asociar progresismo con izquierda —de hecho algunos lo denominan «marxismo cultural»— y recordamos bien que ésta ha tenido tradicionalmente uno de sus ejes en el rechazo categórico al imperialismo yanqui (léase esto último con acento cubano y tono de arenga)… ¿Entonces ahora Estados Unidos difundiría marxismo por el mundo? Suena absurdo. ¿Y, por tanto, los partidos de izquierda en España y otros países, más afines a la bandera del arco iris que a la nacional, estarían alineados con Washington? Resulta un tanto desconcertante. Es como si a mitad del partido nos hubieran movido de sitio la portería y el árbitro fingiera que no ha pasado nada. A ver si logramos aclararnos un poco en las siguientes líneas, empezaremos remontándonos para ello unos siglos atrás.
Si hay algo que podemos tener claro en la vida es que las cosas no surgen de la nada. Lo novedoso suele ser una permutación de elementos previos, a menudo algo ya sobradamente conocido pero con otro ropaje. Así que tal como sostiene en esta interesantísima conversación el historiador Tom Holland «la Ilustración no fue una ruptura radical con lo que había pasado antes. No se encendió repentinamente la luz tras una Edad Media de oscuridad. Mi perspectiva es que la Ilustración es sólo otra repetición de una serie de convulsiones que han sacudido la civilización cristiana». Una herejía, otra más, que reformuló valores e ideas de una cosmovisión previamente existente.
Bajo ese prisma tiene entonces sentido decir...
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