TUCKER CARLSON
Discurso de apertura de la gala del 50º aniversario de la Fundación Heritage el viernes 21 de abril de 2023
Me encanta la música, gracias, sois muy amables. Me siento un poco mal vestido viendo a esta multitud de gente guapa y bien vestida. Acabo de llegar del trabajo, y si llevas un esmoquin en la tele se creen que estás en una gala benéfica, así que no quería que pensaran, ya saben, que estaban viendo un Teletón, así que perdonen mi apariencia, es increíble estar en una sala con mucha más gente de la que vive en mi ciudad. He estado en un ascensor durante tres años, así de rara se ha vuelto mi vida, así que está muy bien estar en una sala llena de gente agradable.
Y quiero darle las gracias, padre Scalia, donde quiera que esté, por su llamada a la oración. Por alguna razón, realmente me ha llegado. Sí, ha sido así, y de hecho le diré, ya que estamos nosotros solos y nadie nos está viendo, que eso me recordó que no rezo lo suficiente por el país y que debería hacerlo. Estoy enfadado, pero la respuesta es incluir al país en tu oración, así que gracias por recordárnoslo. De todos modos, gracias, sólo quiero empezar diciendo que estoy agradecido de estar aquí y quiero decirles por qué estoy aquí.
Hay dos razones específicas. La primera y más inmediata es que durante las pasadas elecciones de mitad de mandato de este otoño me equivoqué en casi todas mis predicciones. Normalmente no tomo partido en estas carreras electorales, porque qué sé yo, en realidad no me dedico a cubrir la información política y no estoy tan interesado, pero esta vez estaba tan enchufado y tan sensible que me convencí a mí mismo de que había una ola, de que se venía una liberación política, y se lo conté a nuestros telespectadores con todo lujo de detalles y les presenté a una serie de candidatos que posteriormente perdieron, como el nuevo gobernador de Nueva York o muchos otros, y fue tan humillante equivocarse tanto en público, equivocarse tan a menudo, no de vez en cuando, delante de otras personas, que pensé que tenía que tomarme un tiempo libre y pensar por qué me había equivocado tantísimo.
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La gente sigue siendo noble y decente hasta donde yo sé, todavía vivo aquí, nunca me iré, tenemos gente buena, pero tenemos gente terrible a los mandos, y no sólo de nuestro gobierno, sino de las instituciones en las que crecí: la Iglesia Episcopal, mi escuela secundaria, ya saben, podría seguir y seguir. Todas estas instituciones están dirigidas por gente débil, y es lo mismo que en un matrimonio: un marido débil produce una esposa enfadada, y líderes débiles producen un país enfadado, eso es verdad, y ver a alguien que no es un líder débil al timón de la Fundación Heritage sencillamente me emocionó, así que quería venir por esa razón.
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Nunca se aprecia la importancia de las cosas mientras te están pasando, no sabes realmente de qué trata la película hasta que termina, pero en el momento no nos dábamos cuenta del todo de dos cosas: una, que toda nuestra orientación política estaba basada en la guerra entre Estados Unidos y la Unión Soviética, la Guerra Fría, que en gran medida era una guerra, y absolutamente toda nuestra política, como aquellos de ustedes que tengan mi edad o más recordarán, giraba en torno a ese conflicto central.
Estábamos en conflicto con un país que era a la vez anti-mercados y anti-cristiano, y eso ponía claramente de relieve nuestras propias creencias y lo que sucedería cuando esa guerra terminase, cuando ya no existiera ese contraste tan claro. Esa es la primera cosa, y la segunda es que jamás podría haber supuesto durante la tercera semana de agosto de 1991, cuando fuimos testigos de la muerte del totalitarismo, que alguna vez llegaría aquí. Simplemente no podíamos imaginarlo; creíamos que las victorias eran permanentes, y por supuesto no lo son. Esa es la primera lección de la Historia, que nada es permanente excepto nuestra propia muerte y Dios, pero no lo entendíamos del todo bien...
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