De Torres
JOSÉ RAMÓN MÁRQUEZ
Segunda de Fuente Ymbro en Madrid, a quien correspondió el honor ganadero de abrir la temporada 2023 en Las Ventas con una novillada a la que no tuvimos el honor de asistir. En la temporada pasada nos debimos ver la camada entera de la ganadería de la divisa verde, y si no entera pues medio entera porque entre toros y novillos ya ni recordamos los que vimos de los pupilos del señor Gallardo, don Ricardo, y ya se ve que este año vamos por derroteros similares.
La verdad es que a la corrida que se trajeron hoy a Madrid no se le puede poner ni un pero en cuanto a presentación, porque daba gusto mirar a los seis galanes que se vinieron a la Monumental desde San José del Valle, donde estaban tan tranquilitos esperando su momento: Mimoso, Sacacuartos, Trasmallo, Patrullero, un segundo Sacacuartos e Ibicenco, números 16, 125, 45, 154, 165 y 152, dejaron en un magnífico lugar a su amo porque verdaderamente así se viene a Madrid. Corrida de cinco y cuatro años, para que se vea que el año pasado nos quedaron algunos de la camada por ver, pero que no íbamos a vernos privados de su contemplación, cuyo peso osciló entre los 528 y los 560 kilos de la báscula venteña, y aquí conviene recordar que el otro día hubo un novillo santacolomeño de Los Maños de 535, para que no se nos pase la cosa por alto y por si alguien quiere dedicarle al tema un minuto.
Respecto del ganado vaya desde aquí un saludo al señor Gallardo por el encierro tan interesante que ha enviado a Madrid, donde ha brillado la inteligencia de algunos toros, su disposición al caballo, sus exigencias y, derivado de eso, los lances diversos, el acosar a los banderilleros, el desarmar a los matadores, el no entregarse, en suma los problemas y dificultades que ha de poner el toro que se respeta a sí mismo, y junto a eso también ha puesto en Las Ventas al toro más repetidor, más embestidor, pero no esa embestida tontorrona y mecánica que vemos tan a menudo, sino la embestida viva y vibrante que sirve para dar importancia a lo que se le hace. Nos queda una duda y esta es si el ganadero estará verdaderamente feliz con la corrida de esta tarde en Madrid, porque si te compras ganado de Jandilla como base de tu ganadería, algo nos dice que lo que andas buscando en tus toros no es precisamente personalidad, ni dificultades, ni inteligencia, porque lo que quieres es ganado que sea de eso que le dicen del «toro artista» que tantísimas veces es simplemente el «toro autista». La cosa es que el ganado de Fuente Ymbro ha sido una de las causas principales de que el personal haya tenido la oportunidad de disfrutar de una entretenida tarde de toros.
Como es natural cuando vienen toros interesantes la tarde no podía ser para esas flores de invernadero que se enseñorean de la parte alta del escalafón: la otra pata de la ecuación para que la tarde se desarrollase con interés y emoción fueron los toreros, que en este caso eran Adrián de Torres, que venía en sustitución de Fandi, Juan Leal y Leo Valadez: Linares, París y Aguascalientes, como quien dice.
El primero de la tarde, Mimoso, le prodigó sus mimos al caballo en el que iba subido Juan Bernal, tomando una larga vara en la que a base de riñones levantó las manos del penco por dos veces, y si no llega a estar Bernal defendiendo la plaza se habrían ido al suelo los dos, porque el toro apretó lo suyo. En el quite de Adrián de Torres por chicuelinas el toro le zarandea como un pelele, le lanza violentamente por los aires y le busca en el suelo sin que, milagrosamente, haya sufrido cornada en contra de las trazas que tenía aquello. Curro Javier brega de manera exquisita al toro, con enorme clasicismo. Luego, tras un bonito inicio por estatuarios ayudados por alto, prosigue su labor en la que da la impresión de que el toro se ha ido enterando de la situación y de que en el combate va ganando a los puntos. El de Linares no se amilana ante las tarascadas y las rebañaduras del toro al final de los pases, pero el toro cada vez se va haciendo más dueño de la situación hasta que, finalmente, vuelve a echar mano a de Torres y a lanzarlo al aire, por segunda vez sin consecuencias cuando se queda destapado en un muletazo con la diestra. El matador alargó la faena más de lo necesario, porque todo el pescado estaba vendido y a los puntos ya había ganado el toro, pero dejó seña de su pundonor. Recibió un aviso y mató de estocada al encuentro dando una vuelta al ruedo tras poca petición. Su segundo, Patrullero, era otro tío que dejó en alto el pabellón de la divisa en cuanto a la cosa equina, arrancándose con distancia y vigor. Enorme par de banderillas de Curro Javier, con el toro apretando hacia tablas, en una difícil situación solucionada con valor, guapeza y mucha torería. El toro se puso reservón y ahí anduvo por segunda vez De Torres en otro nuevo trasteo de larga duración en el que puede decirse que el toro no le echó ni una mano de ayuda, aunque tampoco era su obligación hacerlo. Tragó lo suyo y oyó un aviso; pinchazo y nueva estocada al encuentro fue su cosecha con el acero. Se ignora cuál es la causa de que este torero hubiese quedado fuera de San Isidro.
Sorteó en primer lugar Juan Leal al primero de los Sacacuartos, que era otro tío, serio y con pocas ganas de hacer amigos, un precioso castaño al que pica por arriba y con soltura Vicente González en el primer puyazo y de forma más bajera en el segundo. Pretende Leal iniciar su faena de rodillas en los medios pero el toro no le atiende y se viene a lo mismo en el tercio entre el 10 y el 9. Recibe muchos enganchones y el toro se entera de lo de la muleta, así que no deja otra opción al francés que la de poner todos los huevos en la cesta del valor y del arrimón. Lo mata de un julipié de libro. En lo positivo, que no le tocaron aviso. En el particular día de la marmota de Juan Leal le tocó en segundo lugar el segundo Sacacuartos, otro toro serio y cuajado que toma dos puyazos recetados por el doctor Tito Sandoval, a los que acude con fuerza y cumple con suficiencia. De nuevo tenemos ahí a Juan Leal de rodillas iniciando la faena con pases cambiado por la espalda al toro, que viene disparado desde el burladero del 6. Luego vuelve a poner en marcha su tauromaquia de cercanías, susto e impavidez, planteamiento que no fue bien entendido por parte de la parroquia, que le comenzó a dar palmas de tango. Se quedó en la cara del toro al entrar a matar y recibió un fortísimo golpe. El toro tuvo una muerte honorable y el francés separó a su cuadrilla para que Sacacuartos mostrase a quien no lo supiera cómo mueren los toros de lidia.
La mejor parte de la tarde se la llevó Leo Valadez, el alcarreño de Aguascalientes, que sorteó a Trasmallo, el toro menos complicado del encierro. O acaso la falta de complicaciones del toro se deban al espléndido temple que demostró el mejicano con él, consiguiendo que no le enganchase la muleta por el pitón derecho ni una sola vez. Antes diremos que este ha sido el toro de peor nota en el caballo de los de toda la corrida y que dio ciertos síntomas de blandenguería de poca monta que hizo a algunos pegarle a Trasmallo media docena de silbidos. No llegó la sangre al río y Valadez planteó su trasteo basado en el temple, como ya se dijo, en el cite con el pico de la muleta, ese espantoso cite en V de ventaja, y en no dejarse ganar la partida. El hidrocálido se dejó la piel tratando de agradar, el toro colaboró a ese fin y en esa sucesión de pases ligados y templados tampoco le echaron cuentas de la colocación o del viaje del bicho, por más que en algún muletazo sí que plantease una posición de más autenticidad. En un derechazo el toro se para y él, suavemente, le toca con la muleta y retoma la embestida, para mostrar que su toreo no es fruto del atropellamiento y que está pensando en la cara del toro. Por el izquierdo el toro era otro y, aunque lo intentó, ahí no hubo manera. Con unas manoletinas de rodillas acaba su faena que se remata con estocada rinconera, cayendo el diestro en la cara del toro. Le piden la oreja y don Víctor Oliver accede. Nada que objetar. Era su segundo Ibicenco, pero no sabemos si de la Playa d’en Bossa, de Cala D’Hort o de Santa Inés. Lo que sabemos es que se arrancó como una fiera al caballo de Alberto Sandoval, que agarró un soberano puyazo que nos puso de pie y que en la parte de la muleta se quedó en nada, porque apenas si medio pasaba el bicho. No pudo redondear su triunfo de 1+1 y Puerta Grande, pero se fue de Las Ventas con su oreja que nadie le discutió y dejando cartel.
Y además, por si fuera poco, hemos tenido una tarde de capoteo como hace tiempo que no se veía, con los tres matadores entrando a quites y a réplicas. Ahí estuvieron Adrián de Torres con las chicuelinas a su primero a las que le responde Juan Leal por tafalleras. Luego chicuelinas de Valadez en el segundo, orticinas de Valadez en el tercero, gaoneras de Adrián de Torres en el cuarto, caleserinas de Valadez en el quinto replicadas por Leal con gaoneras y, en el sexto, zapopinas muy vibrantes de Valadez. Un festín.
Sacacuartos
ANDREW MOORE
LO DE DE TORRES
LO DE LEAL
LO DE VALADEZ
FIN