lunes, 8 de mayo de 2023

Novillada en Las Ventas. Viaje en el tiempo de ida y vuelta. Pepe Campos


Bonifacio


Pepe Campos

Plaza de toros de Las Ventas. Novillada. Domingo 7 de mayo de 2023. Menos de un cuarto de entrada.

Tres novillos de Casa de Los Toreros (1º, 2º, y 3º), procedencia Domecq. Boyantes y toreables. El tercero excelente para el torero y el toreo, fue picado con dureza; ovacionado en el arrastre. Y tres novillos de Montealto (4º, 5º y 6º), también, de procedencia Domecq, toreables.

Terna: Solalito, de Nimes, 22 años, de azul noche y oro, palmas y palmas con protestas. Niño de las Monjas, de Carlet (Valencia), 23 años, de rosa y oro, silencio y silencio. Luis Pasero, de Madrid, 27 años, azul cielo y oro, con cabos blancos, vuelta al ruedo protestada, y palmas con protestas. Solalito y Luis Pasero se presentaban en Madrid.

Después de la inmersión antropológica vivida en San Agustín de Guadalix, ayer domingo, por la mañana, en la corrida de Miguel Reta, que se fundamentó en un vívido viaje en el tiempo a aquel pasado lejano cuando se escribieron las primeras tauromaquias del toreo a pie (Pepe-Hillo y Paquiro) —y que consistió en indagar en cómo se pudo torear en aquellos tiempos, a través de un fructífero estudio de campo arqueológico— los aficionados que, por la tarde, acudimos a ver la novillada en Las Ventas, dentro de la programación regular de la empresa de Madrid, experimentamos un golpe severo de realidad. Un choque algo traumático. Fue como pasar de una vivencia sugerente de la época de Goya —con un toro indómito que no se entregaba nunca a ninguna lindeza lidiadora y con dos toreros hechos en lides épicas contemporáneas y conocedores de las claves de la reducción táurica—: a nuestra actualidad; donde el toro —ayer novillos— pone más ilusión que los toreros en ser toreado.


Para ese viaje en el túnel del tiempo, hubiera sido práctico llevarse la Tauromaquia o arte de torear de Pepe-Hillo e ir repasando, según avanzaba la corrida con toros los toros de Miguel Reta, situaciones, lances y suertes a medida que se sucedían. Como solución me he conformado con consultar la obra al llegar a casa por la noche. Allí abrí esta pequeña normativa y en el apartado «Alfabeto de las voces y expresiones de la Tauromaquia», acudí al término «embroque» y leí lo siguiente: «Es el contraste de ganar el Toro el mismo centro, y terreno del Diestro, teniéndolo por único solo objeto al tiempo de la cabezada, o cuando va siguiéndole el alcance sobre largo, y lo lleva en la cabeza». Pues bien, pensé que este centro y prolongación del pase con la muleta se lo vi hacer a Octavio Chacón, en dos de sus toros, al natural, ya que llevó la muleta con despaciosidad, según pasaba el toro por su jurisdicción, lo más lejos posible —mayor recorrido del pase—, en redondo, sin que el toro tocara con sus cuernos el paño, alargándole la embestida hasta producirse esa cabezada que se aproximaba y que había que eludir con la muleta «siguiéndole el alcance sobre largo» para rematar con limpieza la suerte. Y así, como ésta, pudimos comprobar sobre el terreno otras ricas enseñanzas de toreo clásico enjundioso. Un ensayo impagable.


Como contraste y ejemplo de la cruda realidad, pasemos al análisis de la novillada de Las Ventas, de toreo contemporáneo no clásico. Solalito, en su primero, toreó a la moderna, por fuera y despegado, como de trámite, rutinario. Mató a su primero, de pinchazo, estocada trasera, en la suerte contraria, y un descabello. En su segundo novillo, la misma versión, ligero, rápido y superficial. Mucho enganchón. Mató de un bajonazo en la suerte natural.

 

 Niño de las Monjas, en el segundo novillo de la tarde, toreó con el pico, despegado, deprisa, con superficialidad. Lo mató de cuatro pinchazos y estocada atravesada en la suerte contraria y recibió un aviso. En el quinto, intentó agradar, por fuera y despegado. Mató de pinchazo y estocada atravesada en la suerte natural, escuchó dos avisos. En la parte positiva decir que fue el único novillero que entró en quites.

 

 Luis Pasero, ante el mejor novillo del encierro, el tercero, no llegó a entender las cálidas embestidas del animal y lo toreó por fuera en muletazos largos llevando al astado prendido en el pico. Mató en la suerte natural de dos pinchazos bajos. En el último novillo las tandas fueron también largas, insulsas y con el pico. Lució muletón y una buena voz. Finiquitó al astado de una estocada baja en la suerte contraria.

 
En el ámbito de las cuadrillas, destacó la lidia de Rafael González en el tercero y la de José Manuel Mas en el sexto.