Ignacio Ruiz Quintano
Abc
No gastes en cazar una pieza más energías de las que te proporcione su alimento, y el Real Madrid se dejó ayer en la Copa del Rey las piernas que necesitará mañana en la Champions.
–Los del calendario, que se lo hagan mirar –llegó a decir Flóper, Copa en mano.
Todo indica que ya se lo han mirado y que este juego de fechas es para ellos lo apropiado. La España elegante de Rubiales (a ver qué homenaje le tienen preparado a Arsenio Iglesias, el Brujo de Arteijo) dispone de la Copa para bendecir al representante nacional en Europa, y considera que, tratándose del Madrid, con dos días de descanso (se puede dormir en el Ave) va que chuta. ¿No dice Guardiola que ocho de cada diez ingleses prefieren la Premier a la Champions? Bueno, pues nueve de cada diez españoles prefieren al City como campeón de Champions: es la gran conquista de la cultura autonómica, cuyos medios de comunicación, incluidos los estatales, como pudimos comprobar el sábado, están obsesionados con la reeducación de Vinicius, que posee la maravillosa capacidad de activar la barbarie ibérica.
En España, Vinicius juega como en el patio de una cárcel en cuya puerta podría leerse “el trabajo os hará libres” de Himmler o “el trabajo os hará hombres” del Ché y su 68, de quien proceden esos viejarras que en las duchas tratan de convencer a un muchacho de veinte años que se deje repasar el lomo sin rechistar. En el “As” que un día fue el de las chicas de Hebrero San Martín les han hecho una paralela con las tarjetas a Vinicius y al club y les sale a pagar, como si se las hubiera hecho el lechuzo Montoro del PP. Las que entran por las que salen, a quien ayudan los árbitros es al Madrid y bien poco que expulsan a Vinicius.
–¡A todos nos han pegado! –decía el sábado en el Tele-Ente el pobre Goicoechea, ex futbolista que en el Barcelona de Cruyff corría la banda derecha poniendo rodapiés con los ladrillos que le pasaba el Chapi, compañero también de Tele-Ente, que empleó sus dos horas convenciéndonos de que Vinicius “tiene que pulir los detalles”, mientras Rivero, en su papel de vieja del visillo de Estado, mezclaba “el problema de Vinicius” con anuncios comerciales de las series que los espectadores de la TV del Estado (que en España es el gobierno) podrán ver en fechas venideras, y en ese simultaneísmo surrealista se concentra el guirigay constitucional de España, que incluye el fútbol. (Entre todos le guindaron a Vinicius el trofeíllo de MVP, que ha terminado siendo un Pichichi para el goleador del partido).
¿Y mañana, que es lo importante? Mañana, la banda mediática que a Vinicius llama “Ficticius” va con el City “por Pep” (ahí incluimos a Valdano), que tantas metáforas les echó de comer hasta que Mourinho los corrió a cinchazos como Cristo a los mercaderes del Templo, aunque mis amigos colchoneros “torcerán” por el City “por Rodrigo, que es de la Casa” (?). Los partidarios de la justicia distributiva argumentan su preferencia inglesa con que el Madrid tiene catorce Orejonas, y el City, ninguna. Y los hay que para justificar su desapego de la causa nacional aducen que en el Madrid apenas juegan españoles, que es como si otros dijeran que en el City apenas juegan futbolistas de color.
–Nos vemos en la Final de Copa –dijo Ancelotti a Arrasate, entrenador del Osasuna, hace unos meses: y se vieron.
–¡No quiero volver a ver a Vinicius ni a Benzemá! –pataleaba un aficionado del City cuando el sorteo de Champions: y los verá mañana.
Después del Balón de Oro y del gatillazo del Mundial, Benzemá se pasó al teletrabajo, aunque es tan bueno que le da para ir tirando. Vinicius, en cambio, es un río de leones, que en una competición seria como la Champions y con un árbitro solvente (¡extranjero!) tiene todos los números para llevar al Madrid a la final de Estambul, la ciudad que le debe una Champions a Ancelotti, para compensarle por la que le distrajo el Liverpool de Benítez en 2005 levantándole un 0-3 en el descanso.
La Champions nos aleja de la barbarie ibérica como el sábado, en Sevilla, Vinicius se alejó del Chmy Ávila en una carrera alucinante que dejaba la impresión de que el extremo brasileño iba perdiendo tatuajes que en realidad constituían el cuerpo del agitador argentino, que, más fresco y todo, se abrió de piernas. Guardiola tiene a Haaland, pero Ancelotti tiene a Vinicius y las supersticiones: la última vez que el Real Madrid ganó dos Champions seguidas, su camiseta tenía cuello, el Balón de Oro estaba en sus filas y jugó la Final ante un club italiano.
JOAO Y LA ÉTICA
Al lado de mi casa hay una “banca ética”, sea eso lo que Dios quiera, y en los Ayuntamientos progresistas las colonias de gatos callejeros están sometidas a una “administración ética”, así que me ha llamado la atención el aviso de Lampard, entrenador del Chelsea, al jugador Joao Félix, que tras su paso por la Factoría Simeone presenta toda la pinta de tener todo el futuro por detrás. “Joao tiene un gran talento, pero le hace mucha falta encontrar una idea clara de cómo trabajamos sin balón. Ese talento es algo que tienes o no tienes, pero también necesitas una ética de trabajo”. Del Chelsea vino Hazard, un catedrático en ética laboral, que ya ha anunciado que el año que viene sigue.
[Lunes, 8 de Enero]