domingo, 7 de mayo de 2023

Segunda Feria del Aficionado. Desafío Dolores Aguirre / José Escolar. El Himalaya de esta temporada. Márquez & Moore


 

 JOSÉ RAMÓN MÁRQUEZ

 

Segunda Feria del Aficionado del Club Tres Puyazos, que nos propone esta vez un “desafío ganadero” entre Dolores Aguirre y Pepe Escolar. Vaya por delante, no se vayan a creer los de Las Ventas que les tenemos manía, que aquí no somos muy amantes de estos desafíos, como ya hemos dicho un montón de veces, que lo que nos gusta son las corridas enteritas con sus seis toros, y decimos esto lo primero porque es lo único negativo que saldrá de estas teclas respecto de la tarde que hemos vivido hoy en San Agustín de Guadalix, hoy Plaza Monumental de la afición que se coge un auto y se viene desde Valencia, desde las islas, desde Aragón, Madrid o Francia al reclamo del toro de lidia, tantas veces confundido con la mona.

El Demonio, en su perfecta obra de confusión, ha conseguido introducir entre nosotros unos animales deleznables, con aspecto que asemeja al del toro de lidia, que en realidad son como febles perros amaestrados que se entregan a los viciosos dictados de ciertos toreros obsesionados por poner posturas aflamencadas y chulescas ante ellos y practicar una suerte de danza hortera y afeminada, habiendo convencido a muchos de que esa danza giróvaga es el “arte”.

Frente a esa triste realidad, decadente y viciada, aquí tenemos en San Agustín de Guadalix la verdad inmutable del toro, el que consigo trae el respeto, en su mirada la incertidumbre y en sus modales el riesgo. ¿Bravo? ¿A quién le importa? Ya no queremos bravura, queremos casta que siembre de interrogantes cada lance, cada pase, y queremos hombres que con la mayor humildad se enfrenten a ellos y, si es posible, les venzan.


Sirva lo anterior para tratar de explicar, acaso de manera algo atropellada, que la tarde de toros de hoy en San Agustín de Guadalix es, con toda certeza, el Himalaya de esta temporada y que todo lo que nos queda de aquí hasta el 12 de octubre va a ser, con toda certeza, ya en bajada. La espléndida tarde de toros que nos han brindado los de Dolores Aguirre y los de Pepe Escolar, Joselillo, Damián Castaño, Ángel Sánchez, sus cuadrillas a pie, sus picadores, tan plena de lances, de situaciones cambiantes, de incertidumbres, de hermosos lances de la lidia hecha por los hombres que se enfrentan al desasosiego que producen los animales que infunden miedo con su seriedad, que petrifican con su mirada y que, si se les aplican las normas del arte, del arte de lidiar toros, acuden y, a veces, obedecen los dictados de las telas.

 
Y todo hecho sin prisas, dando tiempo a que ese corre-corre de puro trámite que es siempre la suerte de varas pueda expresarse y no haya prisas para que el picador dedique su tiempo a dejarse ver, a provocar la embestida del toro, a echar el palo y dosificar el castigo para dar lugar a otro cite. Y ahí, el humor cambiante del toro: el que se emplea, el que se duele, el que echa la cara arriba a ver si se quita el palo, el que mete la cabeza bajo el peto y empuja, y luego el que sale huyendo del castigo o el que se aquerencia junto al caballo y no hay capote que le haga salir de allí, el que no quiso pelea en la primera y va a más en la tercera vara… Todos los matices del mudable comportamiento de las reses ahí puestos bellamente de manifiesto.

 Donde cada día lo que se ve es un simulacro de carnicería y mientras los públicos andan siempre urgiendo al del castoreño para que abandone cuanto antes el ruedo, hoy salían los picadores entre ovaciones: Adrián Navarrete, Juan Antonio Aguado, Juan Francisco Peña y Tito Sandoval pueden dar fe del clamor que levantaron sus aplaudidas, emocionantes intervenciones, entre el respetable.


Y las cuadrillas, que ahí estuvieron Marco Galán y Curro Javier dando lecciones de brega efectiva e intachable, ni un enganchón, ni una brusquedad. Con los palos Rubén Sánchez y Juan Carlos Rey, y Antonio Molina torerísimo en un par de gran exposición con todas las ventajas del lado del Escolar que hizo sexto.


En cuanto a los matadores, que se enfrentan a esta seria corrida de toros de impecable presentación, resaltemos su disposición y su denuedo. Nos dicen que Ángel Sánchez venía a San Agustín con cero festejos desde la cogida del Adolfo en Madrid, en otoño del año pasado y en su segundo, de Escolar, ha dejado notas de su excelente aire con la mano izquierda, la de los biyetes de cuando no había tarjetas de crédito. Damián Castaño ha entendido mejor al de Dolores Aguirre sobreponiéndose a las incertidumbres que planteaba el toro en una faena a más en la que perdió el triunfo por la espada, y la voluntad de Joselillo, que no acertó con las teclas para dominar la complicada embestida del de Escolar: cuando le dejó la muleta en la cara ligó su mejor serie y los tendidos vibraron.


Guindoso, número 23; Clavijero, número 29 y Bilbatero, número 42 fueron los de Dolores Aguirre y Consejero, número 52; Caprichoso, número 57 y Andador, numero 55, de José Escolar fueron los toros de la tarde; de impecable presentación, como se dijo más arriba. Damos fe pública de que a ninguno de ellos habría sido posible cortarle el rabo.


El hecho de que en una pizarra situada en el exterior de la Plaza en la que estaban escritas las señas de los toros se hayan preocupado de poner las tildes en las letras mayúsculas escritas con tiza explica fehacientemente la cuidada organización de esta sensacional tarde de toros. El hecho de que unos letreros avisen de que no hay pases de favor y de que todos los que están en la Plaza han pagado su entrada, apunta en la dirección óptima.

 


 

ANDREW MOORE

 












FIN