miércoles, 21 de junio de 2017

Napoleón

San Agustín


Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Cuando parecía que Europa se hundía, la Providencia nos envía a Macron, el Napoleón de la Abstención (¡rondando el 60!), como diría Hughes.

Europa es el nombre oficial de la Unión Europea, el casino del bar de oficiales que montó el ejército de ocupación para tener ocupados a los pendencieros europeos. Hoy lo regenta frau Merkel y su relaciones públicas es Macron, que quiere que vuelva Inglaterra.
La otra vez que se perdió Inglaterra, en Europa mandaba San Gregorio, quien envió a recuperar las islas a San Agustín. Ahora manda frau Merkel, y envía a recuperar las islas a Macron, en cuya esposa, Brigitte, los socialdemócratas del aluvión macronita creen ver a Santa Mónica, madre del Doctor de la Gracia.

La socialdemocracia –dice John Grayha sido reemplazada por una oligarquía de los ricos como parte del precio de la paz.
La abstención macroniana la describió Gray hace diez años: la industrialización, que nace en Inglaterra, se hace global y alumbra a la clase obrera; en su nueva fase, la industrialización convierte en superflua a esa clase (y a las demás); cada vez son más las personas económicamente innecesarias; en palabras de Moravec, “casi todos los seres humanos trabajaremos para divertir a otros seres humanos”; la vida burguesa se basaba en la carrera profesional, casi desaparecida; como religión, queda la fe (superficial) en el futuro; sólo los ricos están a cubierto; la plebe vive al día: la clase media es un lujo que el capitalismo ya no se puede permitir; el Estado del bienestar fue un subproducto de la guerra; el igualitarismo de posguerra fue la secuela de la movilización de masas; pero la las guerras ya no las libran  reclutas obligatorios y se ha relajado la presión para mantener la cohesión social.
Los ricos pasan la vida sin contacto con el resto de la sociedad. Y mientras no amenacen a los ricos, a los pobres también se los puede dejar que hagan lo que quieran.
Y lo que hacen, los muy “enfoirés”, es que no votan Macron. Ni nada.