lunes, 31 de agosto de 2020

El crash de Messi


Presidente Coolidge


Ignacio Ruiz Quintano

Abc

El crac o crash de Messi es como el crac o crash del 29, pero en serio (en el sentido que en España se tiene de la seriedad), que bien dice Santayana que la seriedad abrumadora está siempre fuera de lugar en los asuntos humanos.

Que el incauto lector –aclara el filósofo– no crea que hablo así a la ligera; fue Platón quien, en su solemne vejez, lo dijo. Añadió que nuestra ignominiosa condición nos obliga a ser, con todo, terriblemente serios a menudo.

Todos sabemos (porque a todos nos han colocado alguna vez una acción) que el índice bursátil no depende de la economía, como creemos los legos, sino de la psicología, como nos esconden los expertos. Un pobre enganchado al diario gubernamental siempre estará persuadido de vivir mejor que, por ejemplo, un rico que lea el Eclesiastés. “Los ríos corren hacia el mar y el mar no se llena. / No hay nada nuevo bajo el  sol.”

Galbraith resume la psicología del crac del 29 en la imagen de un enorme terremoto financiero  seguido de una espectacular ola de suicidios.

En realidad —sostiene estadísticamente— no hubo ninguno.

Mas en seguida prendió el rumor de que los empleados de los hoteles preguntaban a sus huéspedes si querían habitación para dormir o para tirarse por la ventana, y, naturalmente, el mito hizo fortuna. La explicación es psicológica: “A pesar de una halagadora suposición en contra, el pueblo se acomoda de buen grado a aceptar el poder”, pero “se vuelve duro y desconsiderado con quienes, habiendo tenido poder, lo perdieron o fueron destruidos”.

¿Se dispararán los suicidios porque Messi se vaya? Los culés dicen que sí, que muchos se quitarán del abono, que para ellos es como quitarse de la vida, pero luego pasa como con los mamarrachos de Hollywood que prometieron marchar al exilio, si ganaba Trump, y cuatro años más tarde ahí están todos, los mamarrachos y Trump, tan ternes.

El crac del 29 arranca de diciembre de 1928, cuando el presidente Coolidge, en su discurso sobre el estado de la Unión, se marca un Sánchez y declara que “nunca tuvo ante sí una perspectiva tan favorable como la que se nos ofrece en los actuales momentos...” Es Navidad y todo cotiza al alza, incluida una compañía “para la importación de un Lote de Asnos Machos de España”. Como en la España del Consenso, no había sitio en América para los catastrofistas, que fueron apaleados como saboteadores de la “American way of life” (nuestro “Salimos más fuertes”). Pero a los pocos meses, el presidente Hoover se veía en el trance de dirigir lo que Galbraith describe como uno de los más antiguos, importantes y, desgraciadamente, menos comprendidos ritos de la vida americana: “Me refiero al rito de las reuniones, el cual se celebra, no para realizar alguna actividad, sino para no realizar ninguna en absoluto. El hecho de que no se haga nada en una reunión dedicada a no hacer nada no es normalmente causa grave de embarazo por parte de los reunidos. Las reuniones improductivas de la Casa Blanca daban una sensación de que estaba haciéndose algo verdaderamente impresionante”. Y este tipo de reuniones fue el instrumento perfecto para hacer frente al crac del 29.

Es bien sabido que los hombres se han estafado unos a otros en muchas ocasiones –resume Galbraith–. El otoño de 1929 contempló por vez primera el inusitado espectáculo de unos hombres estafándose a sí mismos.

La tragicomedia española es la tragicomedia de Messi, mera caricatura de la tragicomedia del 29. En la época de la filfa, que es la actual,  Messi, el Potele rosarino, ha sido otro producto de la industria catalana del “disseny”, como aquel “Cobi” de Mariscal que venía a ser una copia del perro “Tres Pelos” de Mihura. De haber caído en el Real Madrid de Zidane, Messi hubiera acabado en el coro de San Ildefonso de Valdebebas, cantando el “Ah Ho” de los enanitos con Brahim, Vinicius, Kubo y demás promesas, a la sombra de Isco y Lucas Vázquez, con lo que la prensa de penique no hubiera tenido la ocasión de hablar del Mejor Futbolista de la Historia. Fue la unión Messi-Guardiola lo que hizo posible la mejor ocurrencia de Mourinho:

Cada vez que juego contra Guardiola termino con diez hombres. Debe de ser una especie de regla de la Uefa.




TRUCO Y TRATO

Dos décadas de literatura (malísima, por cierto, incluida la de la escuela de Valdano) en los medios sobre la posesión (encarnada en España por el fútbol limpiaparabrisas del Barcelona) no han aclarado ni la milésima parte de lo que viene a aclararnos un folio colgado por los abogados de unos okupas en un portal: “La morada, según su Definición Jurídica, se constituye cuando un domicilio es el sitio donde una persona vive y desarrolla su espacio de intimidad. A partir de ese momento la persona ‘tiene la posesión del inmueble’. Y el allanamiento de morada protege precisamente la posesión, no la propiedad”. La posesión es truco, y la propiedad, trato. Por eso en la Liga española el Barça de Guardiola tiene en propiedad el récord de posesión, mientras que el récord de goles está en posesión del Madrid de Mourinho. 

La entrevista del Caballero Audaz a Carmen Ruiz Moragas

 


Carmen Ruiz Moragas














Carmen Ruiz Moragas

Lunes, 31 de Agosto

 


La rentrée

domingo, 30 de agosto de 2020

Juanchu Letón


ABC, 24 de Enero de 2001

 

Ignacio Ruiz Quintano

 La vasca y la bovina son, según las tertulias, las dos  cuestiones que hoy quitan el sueño al Juan Español, que siempre puede ver reforzada su impresión con aquella gilipollez borgiana de que, al margen de la historia, los vascos no han hecho otra cosa que ordeñar vacas. Suponiendo que un español contemporáneo se cuestione algo, y puesto que los nombres han de ser comprendidos en función de las ideas que designan, mejor que de un Juan Español sería hablar de un Juanchu Letón.

Es curioso hacer notar que en la mayoría de los idiomas europeos «Juanito» y «Juan» son sinónimos de gente inútil o imbécil, puede leerse en uno de esos pies inverosímiles con que don Luis Astrana Marín ilustraba sus áticas traducciones de Shakespeare: «Así, los italianos dicen “Gianni”,  y de aquí “Zani”, por mentecato. En castellano tenemos el “Juan Lanas” y el “Bobo Juan”, que los franceses llamarían un “Jeanniais”. En Alemania usan del “Hans  Wurst”. En inglés, calificar a alguno de “John” o de “Jack” no es hacerle ningún  favor,  y en Francia  dicen  de un  simple: “C’est un. Jean-Jean”.»

Mejor, pues, Juanchu Letón. No sé qué relación guardará aquella observación con el hecho de que todo el  mundo vuelva la cabeza cada vez que alguien grita «¡Idiota!» en medio de la calle, pero está visto que a la gente le gusta poner caras a los nombres. Y «Juan Español» nos suena a cocido de Cervantes —el concurso—, con organillo y chotis «a izquierdas». «Juan Chuletón», a madrileño de Arniches, con botijo y mondadientes. En cambio, «Juanchu Letón», aunque nos suene a nomenclátor de Mourlane Michelena, conlleva el doble sentido de la teoría popperiana del cubo y el embudo, acaso la  más asequible de cuantas se despachan para explicar nuestro entorno intelectual. Tenemos, según eso, un embudo, que es el fundamento de nuestros sistemas de enseñanza, por el que se nos echa un saber consistente en respuestas sin preguntas cuando somos pequeños. Y cuando somos mayores tenemos un cubo, que es nuestra cabeza, con una tapa llena de agujeros a través de los cuales se infiltra la información procedente del mundo que ahora mismo, y para el español de a pie, parece reducirse únicamente a dos cuestiones, la vasca y la bovina, como si todo el universo cupiera, ¡ca, vaca!, en un  paisaje de Echevarría.

Un Juanchu Letón es, pues, un español medio elevado al cubo, esto es, a la desolación de vivir en un país donde sólo se habla de vascos, gentes que tienen la mala suerte de no encontrar problemas para sus soluciones, y de vacas, criaturas que han venido a dar la razón a los locos ingleses que sostenían que descubrir un problema no es menos admirable que descubrir una solución. (¿Cuánto hace que Moratín se admiraba de ver los carteles de las comedias puestos sobre las piernas de vaca en las  carnicerías de Londres?) El hombre, animal racional, alimenta a la vaca, animal vegetariano, con polvos de carne. «Las vacas enloquecen y caen muertas. ¡Es la  enfermedad del porvenir!», gritaba, regocijado, Arrabal, merendando en París con  Kundera. «La locura, como un doctor, dictando su ley a la destreza», hacía desear a Shakespeare el reposo de la  muerte.  Uno, menos trágico, prefiere el  reposo del cine, pero ya se anuncia la última de Vicente Aranda, que va de Juana la Loca. ¿Adónde huir?

Al principio, Io, convertida en vaca y perseguida por el tábano  de Juno, huyó a Egipto y se convirtió en Isis, que se identificó con la sabiduría. Al final, perseguida por el prión, se identifica con la locura, y parece refugiarse en España. Es natural. Después de todo, un prión sólo es una hipótesis. Yo lo concibo como un pobre microbio, y, como decían los clásicos, para un pobre microbio que quiera vivir tranquilamente el mejor país es España: «Fuera de España todo se vuelve hablar de libertad; pero si existe algún país donde un pobre microbio puede hacer lo que quiera, ese país es éste. Aquí se siente uno amparado por las leyes y las costumbres.» Pero, por cambiar de  conversación, diremos que mañana llega a Barcelona la exposición de la Colección Prinzhorn.


Luis Astrana Marín

Para un pobre microbio que quiera vivir tranquilamente el mejor país es España: «Fuera de España todo se vuelve hablar de libertad; pero si existe algún país donde un pobre microbio puede hacer lo que quiera, ese país es éste. Aquí se siente uno amparado por las leyes y las costumbres.»

Domingo, 30 de Agosto



Tarde de toros
 

 

"Quítate de mi vista, Satanás"

 DOMINGO, 30 DE AGOSTO

En aquel tiempo, empezó Jesús a explicar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día. Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo: «¡No lo permita Dios, Señor! Eso no puede pasarte.» Jesús se volvió y dijo a Pedro:

-Quítate de mi vista, Satanás, que me haces tropezar; tú piensas corno los hombres, no como Dios.

Entonces dijo Jesús a sus discípulos:

-El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Si uno quiere salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí la encontrará. ¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? ¿O qué podrá dar para recobrarla? Porque el Hijo del hombre vendrá entre sus ángeles, con la gloria de su Padre, y entonces pagará a cada uno según su conducta.

Mateo 16,21-27


sábado, 29 de agosto de 2020

Guillermo Luca de Tena, el último Gatopardo

 

Guillermo Luca de Tena, por Palacios


ABC AL PASO

El último Gatopardo

GUILLERMO LUCA DE TENA HIPOTECA HASTA EL COCHE PARA INCORPORAR ABC A LA TRANSICIÓN


Ignacio Ruiz Quintano

En el 63, Ruano envía a “Blanco y Negro” una carta (en telegrama de hotel) a Guillermo Luca de Tena que bendice literariamente a un director:




“Querido Guillermo: No tienes ni idea de cómo te agradezco tu carta. Has roto, con tu generosidad afectiva, una de las consignas secretas de la Casa, al menos en lo que a mí se refiere.

”Aun queriéndome y dándome pruebas de su aprecio, nunca se me ha escrito para decirme que algo les parecía bien. Se me ha dicho de palabra alguna vez, pero ponerme dos líneas, como tú has hecho, jamás. Y tal vez no calculas el bien que esto hace, lo que estimula, a lo que me obliga.

”Recibe uno centenares de cartas de lectores y, sobre todo, de lectoras (creo que uno como todos). Pero no es lo mismo. Cuando se pone en algunos artículos toda el alma y en juego todo el pequeño talento que se tiene, el premio es precisamente ése que tú con generosidad juvenil me das ahora.
”Desde que cambié contigo las primeras palabras me encontré ligado a ti por una simpatía urgente.

”Sería capaz de intentar escribir un artículo diario que leyeses sólo tú.

”Gracias de todo corazón por tu carta. Un abrazo bien fuerte de tu nuevo y viejo amigo, César González-Ruano.


La época de Blanco y Negro

¿Qué voy a decir de GLT, el otro gran director que en el 78 recoge mi botella en el océano y me tira el cabo que me mete en el oficio?

Una calle perdida de Long Island City, frente a Manhattan, alberga una oficina en cuya pared hay tres grandes fotografías enmarcadas. La de la izquierda lleva la siguiente leyenda: “Torcuato Luca de Tena, fundador de ABC, de Madrid”. La del centro dice: “Juan Ignacio Luca de Tena, fundador de ABC de Sevilla”. La de la derecha dice: “Torcuato Luca de Tena, fundador de ABC de las Américas” –arranca el reportaje de Cambio16, en el 75, sobre la crisis del ABC.
Don Torcuato se impone en la Restauración. Juan Ignacio se defiende como león en la República y la Dictadura. GLT se incorpora a la Transición, con el hándicap de los dos años perdidos (Cebrián y el Opus), que no son dos años cualesquiera. Muere Franco y el público corre a ser progre como en las rebajas de Harrods. Salas pide licencia para su “Diario 16”, pero las licencias las da Fraga, fundador de “El País”, que se reserva la “pole”: arrasa el caladero de “demócratas de toda la vida” (¡el periódico del Estado “que le cabe a Fraga en la cabeza”!) y deja a Salas de cantamañanas de las tardes. ABC, liberal en la Restauración, la República y la Dictadura, se vuelve reaccionario y meapilas. Para salvarlo, GLT hipoteca hasta el coche y recurre a la receta que nunca falla: volver a los principios fundacionales.
“Me gustaría incorporar toda clase de opiniones serias y responsables sin más limitaciones que el respeto a los temas permanentes que han informado siempre la línea de conducta de esta Casa”, escribe en el 77 a Pedro Rodríguez.
Es el último Gatopardo del periodismo.
Nosotros hemos sido los Gatopardos, los Leones...
Y lo más importante (para quienes hemos vivido en otros barrios): es la única Casa que siempre pagó al día.


Guillermo Luca de Tena con su padre Juan Ignacio

Sábado, 29 de Agosto

 


Más cornás da la Luna

Felicidades a Juan Lamarca

 

Aranjuez

viernes, 28 de agosto de 2020

Camilo José Cela, el último clásico

 

 


ABC AL PASO

El último clásico

CAMILO JOSÉ CELA, O LO QUE REVIENTAN LOS ESCRITORES QUE ESCRIBEN DEMASIADO BIEN


Ignacio Ruiz Quintano

Camilo José Cela, nuestro último clásico (lo de después, todo es folletín y plagio), dice proceder de Baroja, pero a Baroja siempre lo imagina uno vestido, con boina y bufanda, mientras que Cela sólo se me aparece corito de panza en las atardecidas laborales de Fontanar, Guadalajara (allí sacamos adelante el encargo de una biografía idiota, en el sentido griego, del Nobel), o en las siestas cigarreras de Chinchón.

Desengáñese usted, Umbral –dice Umbral que le dijo Ruano: todo el que lleva boina es un hijo de p
Quizás sea eso lo que a Cela lo atrae de Baroja, la boina, pues en casa el vasco viste, según Ruano, poco menos que de mendigo: lleva unos trajes rotos que parecen arrancados de mala manera a un muerto.

Este Cela está bien, pero tiene poca cuerda –le dice Baroja a Umbral en esa casa.
En realidad lo que revienta de Cela es lo que Sánchez Mazas solía decirle a Cañabate: “Cada vez me revientan más los escritores que escriben demasiado bien”. En el periódico, donde los demás ponen escayola, él pone piedra.
Baroja, su Baroja, le niega un prólogo para Pascual Duarte porque “hombre, no quiero que me lleven a la cárcel, usted debe hacerse cargo”.

Cela, en efecto, escribe demasiado bien. En el 81 Gecé se chiva al presidente de la Alianza Popular de la calle Silva, 23: “Mi querido Fraga: tengo ganas de hacer un artículo sobre tu ‘Maura’, pero mis colaboraciones en ABC y ‘Ya’ se dilatan para dejar paso a desconocidos o insulsos”:

¡Y publican a Cela, responsable del Cervantes televisivo!
(Aclaración: “Supongo que estarás desesperado [Fraga] con la TVE, cuyo mayor crimen ha sido el liquidar a Cervantes como español y católico haciéndole judío, erasmista y famoso por Europa contra España”.)


Andando la Alcarria

Un periodista argentino pide a Cela su opinión de la Inquisición. Cela: “La crueldades de la Inquisición han sido ampliamente superadas por el canibalismo”. Periodista: “¿Qué me dice usted de las crueldades de Pizarro?” Cela: “¿Qué nacionalidad tiene usted?” Periodista: “Soy argentino de origen alemán”. Cela: “¿Esto me lo pregunta usted como argentino o como alemán?” Periodista: “Como argentino de origen alemán”. Cela: “Opino que Pizarro fue menos cruel que Hitler y menos estúpido que Perón”. Periodista: “Yo no soy peronista”. Cela: “Lo celebro. Citaba a Perón sólo como un personaje conocido en Argentina”.
Durante el repaso de la Constitución en el Senado, Cela da cabezadas. “¿Está usted dormido?”, pregunta mosén Xirinacs. “Monseñor, no estoy dormido, estoy durmiendo”. Y el mosén: “Es lo mismo, ¿no?” Y el escritor: “No, monseñor, son cosas distintas. No es lo mismo estar dormido que estar durmiendo, de la misma manera que no es lo mismo estar jodido que estar jodiendo”.
Lo último que sé de Cela es que tuvo una novia en La Coruña a quien dedicó un poema que ella ha leído toda su vida, diariamente, a modo de oración. Enrique de Aguinaga posee el poema y el permiso para contar la historia. Su muerte inspira la última gran portada cultural de ABC, obra de Catalina Luca de Tena.


Última gran portada cultural de Abc

Viernes, 28 de Agosto

 


Make America Great Again

jueves, 27 de agosto de 2020

Pedro Rodríguez, el estilo Transición

 

Pedro Rodríguez


ABC AL PASO

El estilo Transición

PEDRO RODRÍGUEZ, "DESPEDIDO" POR AUGURAR DIEZ AÑOS DE FELIPISMO, QUE DURÓ CATORCE


Ignacio Ruiz Quintano

Pedro Rodríguez es el estilo Santa Transición, que parece que diciéndolo todo no dijera nada, o que no diciendo nada lo dijera todo. Son los 70. Pilar Urbano imita en su “Hilo directo” a Rodríguez, pero no tiene gracia, o a mí no me la hace. (Además, él me incluye en su lista dominical de lo “in”, lo más parecido a triunfar, cuando empiezas; ella, en cambio, me “levanta” un viaje que me he apañado con Punset, ministro-Harpo de Suárez para Europa).

Entre Pedro Rodríguez y Pilar Urbano

ABC, 23 de Abril de 1983

El estilo transicionero es el columnismo de “suspense” en el café. Alfonso Reyes lo clava: “¡Hola!” “¡Hola!” “¿Y qué?” “Pues ná”. “¿Y aquello?” “¡Toma! Pues aquello”…

Así durante horas. No se define nada. Precisar, duele.

Es el estilo de un pueblo que se ha pasado la Historia mirando de reojo al Poder, del que sólo caen collejas.

Pedro Rodríguez es la rueda a seguir. En la dirección de ABC, Guillermo Luca de Tena debe rehacer lo deshecho en dos años de Cebrián (José Luis), y acomete su fichaje en el otoño del 78. El periodista resume sus “aspiraciones”:

Me ha detenido siempre ante la máquina de escribir como un pudor insalvable, Guillermo, de traducir mis ilusiones a pesetas, o de ponerle precio a una puerta como la de ABC por la que cualquier profesional entra con la montera en la mano… Con ese pudor presente, te hago una relación de mi situación actual: “Arriba”, como subdirector, x pesetas mensuales, tres pagas extraordinarias, seguros, pluses, todo eso, ya sabes; en “Gaceta Ilustrada”, x pesetas por crónica semanal; x también semanales en la “Hoja”, y x en “Interviú”. Tú sabes, director, la gratitud con que yo acogería una fórmula que me permitiera, sin tirar a mi familia por la ventana, trabajar en vuestra casa, y muy especialmente, contigo.

Abc, 15 de Mayo de 1983

La relación se rompe (¡casi a lo Orwell!) la víspera de Santiago de 1984, con carta de renuncia de Pedro Rodríguez al director, Ansón:

“En mi ‘Papeleta’ habitual del domingo se incluía, dentro de un contexto irónico, esta frase: ‘Que Estos Chicos se quedan, lo que yo te diga. Que nos dan la ‘Prodigiosa Década’, je, verás’. El día siguiente, en la misma página, se publicaba la siguiente opinión del periódico, con la firma convenida de ‘Ovidio’: ‘Los más conspicuos comentaristas, reverentes del Poder, sea el que sea, prontos al obsequio, venga de donde viniere, aseguran desde las tribunas de oposición que el socialismo va a quedarse diez años en La Moncloa. Hay que dejarles. Hay que permitirles que hagan su juego, viejo juego, siempre que no creen una excesiva confusión para mostrar lo que es un periódico pluralista’. Me pellizco y no estoy soñando”.

¿Pedro Rodríguez, “reverente del poder”? Le recuerda que, de presidente de la Asociación de la Prensa, lo perseguía “para que no me metiera más con los ministros de UCD”, donde Abril Martorell (el “Don Fernando el Caótico” de Campmany) pedía cabezas.

Y se va.

Muere en diciembre de 1984. “Estos Chicos” [los socialistas] no duraron diez años. Duraron catorce.

Pedro Rodríguez

Jueves, 27 de Agosto

 


Aquellos toros

miércoles, 26 de agosto de 2020

Emilio Romero, el azúcar de Bergson

Emilio Romero, por Juan Palacios


ABC AL PASO

El azúcar de Bergson

EMILIO ROMERO: “SI LE GUSTA ESCRIBIR, LO SUYO ES EL ABC, UN PERIÓDICO-INSTITUCIÓN”


Ignacio Ruiz Quintano

Abulense, como Juan de la Cruz, Teresa de Jesús, Santayana o Luis Calvo Andaluz (“¡ni Luis ni Calvo ni Andaluz!”), Emilio Romero, el Gallo de Arévalo, nombrado por Sánchez Bella (a sugerencia de López Rodó) director de la Escuela Oficial de Periodismo, es quien, en el 71, lleva el periodismo a la Universidad, con la ayuda de Ansón y la oposición del almirante Carrero, que teme “llevar más agitadores” a la Universidad. Carrero le recuerda a Romero un artículo pintando a Ansón de “caballo en cacharrería”, y Romero lo tranquiliza:

Es verdad, pero ahora me he preocupado de quitar los cacharros.

En el invierno del 78, con la perspectiva de otro año en blanco (poner copas en Ibiza en verano para pagarte un invierno de Facultad en Madrid), y por ver si lo del periodismo tiene salida, escribe uno a los periódicos donde quisiera escribir, y responden todos, incluido Emilio Romero (el gallo del periodismo, al que le roncan los cojones, atendiendo un SOS de estudiante sin más recomendación que un hambre calagurritana, ¡los 70!). Dirige el “Informaciones” de la calle de San Roque (mi primera Redacción, de visita) y me invita a filete con patatas con servicio en su casa, no sé si por Hurtado de Mendoza (mi primer almuerzo periodístico). A esa edad impresiona el “usteo” (nada de tuteo falangista, que se impondrá luego, con el felipismo): me cuenta que este “Informaciones” es un embarque sin rumbo, y se trata de elegir un destino que encaje con lo mío.

¿Así que tiene usted una carta del ABC?

Sí, señor.

Pues, si le gusta escribir, lo suyo (lo mío) es el ABC. Un periódico-institución. La República no pudo con él. Caerá con la Iglesia y el Ejército.


La carta

Cuando, en los 50, el Régimen destituye de la dirección de ABC a Torcuato Luca de Tena por el “caso Beria” (una información cuyas galeradas van y vienen con el ciclista del periódico a la Censura donde los censores se han ido a dormir sin dar el visto bueno a la noticia de Beria, el ex jefe de la policía soviética, fugado de Rusia y escondido en España a la espera de saltar a América), Romero, que dirige “Pueblo”, se solidariza con su colega, y va a la calle.

Hay que esperar siempre a que se deshaga el azúcar –es un requiebro-fetiche de Romero, que cita a Bergson.
Una leyenda urbana dice que en el suarismo los periodistas triscan libres por las verdes praderas de Aleluya: es cierto en el lado de los “rojos” (lenguaje de la época), no en el de los “azules”, testigos incómodos del pasado, que es la víspera, de los “demócratas de toda la vida”. A finales del 75, el comportamiento de Suárez, “personaje que viene de todas partes”, es, dice Romero, “de mandón provinciano y providencial: su tratamiento contra articulistas abiertos era el de la suspensión de la columna o el cese”.

–Suárez me tenía más miedo a mí que a Carrillo, y era natural. Carrillo conocía su biografía; yo, su biopsia.
Del sombrero del franquismo sale la paloma de la democracia y Emilio Romero empieza a escribir en el ABC de Guillermo Luca de Tena, “primero con el seudónimo de Fouché, para no alarmar, y después con mi nombre”. Pero…



El gallo de Arévalo y Suárez
Tragicomedia de España, Emilio Romero

Miércoles, 26 de Agosto

 


Qué tiempo tan feliz

martes, 25 de agosto de 2020

Antonio Mingote, la lealtad del genio

 

Antonio Mingote


ABC AL PASO

La lealtad del genio

ANTONIO MINGOTE, LOS PUNTOS SOBRE LAS IES CON LOS MEJORES MODALES


Ignacio Ruiz Quintano

Hasta la aparición de Mingote, para el lector (¡el verdadero dueño de un periódico!) hay tres acontecimientos que nunca fallan: el escándalo en el Congreso, el crimen pasional y la cogida de un torero, a los que de pronto se une “la viñeta de Mingote” en ABC. Todo lo demás es cencerrada.

El periodismo viene a ser una cencerrada sin ton ni son que acaba en sonsonete. Cañabate cuenta que un vendedor de “El Cencerro”, periódico anticlerical, pregonaba con un cencerro que hacía sonar mientras gritaba: “¡Contra los frailes, que comen y no trabajan!” Alguien le dijo: “Y usted qué, ¿en qué trabaja?” Y el vendedor se explicó: “¡Yo no trabajo, pero tampoco como!” Y le arreó con el cencerro en la cabeza.

En el periodismo sólo vale la pena caer para firmar un “Pedro Páramo” de Rulfo o un “Hombre solo” de Mingote.

Hombre solo

Mingote representa una lealtad superior, espiritual (desconocida en periodismo), con ABC y los Luca de Tena, la clase de lealtad descrita por Alain como “una libre y dichosa promesa a sí mismo, que cambia una simpatía natural, por encima de edades, pasiones, rivalidades, intereses y azares, en un acuerdo inalterable”. Rechaza grandes ofertas, gesto que no le perdonarán nunca.

En 1975, asume la dirección de ABC José Luis Cebrián, miembro del Opus Dei (“esa aventura estrictamente particular”, según la revista “Ecclesia”). A los becarios del 79 nos cuentan que Cebrián, cuyo San Juan o discípulo más amado es Pedro José Ramírez, corregía con tipex los escotes de las actrices setenteras en las fotos del Archivo. Y choca con Mingote, que en febrero del 76 le escribe una carta con toda la fuerza “fundante” de ABC:

“Querido José Luis: Después de la muerte de Franco no he vuelto a hacer ningún chiste sobre esos personajes [inmovilistas, Gundisalvo] que simbolizan para mí una época acabada. Los hago sobre los que hostigan al Gobierno actual. Y me sorprende que a esa Casa de ABC le alarmen unos chistes con los que pretendo ayudar a un Gobierno que es el primero del Rey. No comprendo bien cómo esos reaccionarios […] pueden influir en esa Casa que, por definición, ha de estar al lado del Rey y no de quienes ponen en peligro el trono […] Estos buenos modales que yo aspiro a tener me impiden, por ejemplo, hacer chistes sobre la oposición de la izquierda, que ni decide ni gobierna. Y si hacer chistes sobre los que no han podido levantar cabeza durante cuarenta años me parecía una cobardía, darles ahora en el cogote cuando empiezan a asomarlo a duras penas me parecería innoble […] Pero yo ya soy viejo para aprender, querido José Luis, de modo que voy a seguir haciendo lo que he hecho hasta ahora, y aceptaré con mansedumbre cristiana, hasta donde yo sea capaz, que me rechaces los dibujos que consideres rechazables.”

“Querido Antonio: Actúa como siempre, con naturalidad, y no le des más vueltas al asunto. José Luis”

Mingote pasa por la vida, ruanescamente, “con un corazón en zapatillas”, que nunca sabe o quiere hacer ruido al andar.


Antonio Mingote

Jan Palach

 ABC





Pacheta, el Hombre del Niqui Azul


"Se lo dedico a los que me quieren.
 Ellos saben lo que les quiero"


Francisco Javier Gómez Izquierdo

A la misma hora que el Bayern campeonaba en Lisboa, en Gerona se jugaban el ascenso, la champions de los pobres, el club de la ciudad y el de un pueblo grande, el Elche, con más historia futbolística el pueblo que la capital. 

     Tenía un servidor mucho interés en que los ilicitanos vivieran una noche inolvidable por las penurias hermanas que padecían y padecemos y que tanta solidaridad levantan entre iguales. 

    Como el Córdoba cuando ascendió siendo séptimo -el Barca B no podía disputar play off-, el Elche ha estado en un sinvivir hasta resolverse el affaire Fuenlabrada con un disparate pitado desde Madrid que fue fabricando la caprichosa Fortuna aliada con ladrillos del VAR. La expulsión del gerundense Stuani a instancias del artefacto en la noche decisiva despejó el futuro a tipos que viven el mismo fútbol que un servidor. Tipos como Nino, un caballero con 40 años que además de consagrar la respetabilidad de un vestuario, hace goles artesanales como los ha hecho toda su vida; Fidel Chaves, al que siempre he reconocido aquí en Salmonetes... y que nunca debió marchar de Córdoba ¡Que gol,  el de la gloria, fabricó el onubense con su zocata prodigiosa! Gonzalo Verdú, el otro capitán, después de Nino, una roca a la que tampoco se la quiso limar a pesar de su ductilidad durante su estancia blanquiverde... pero sobre todos Pacheta, mi paisano. Pelendón de Salas de los Infantes que fue a las mismas discotecas que un servidor diez años más tarde: el Abeto en Salas y el Pikas en Quintanar. Pelendón que es leyenda y ejemplo en el Numancia, club de la tribu, más que en el Burgos donde empezó y yo creo que no jugó nada. Ni él, ni su hermano Pacheta II. Se pusieron el mote de la familia porque el apellido Rojo ya tenía su primero y su segundo.

   Pacheta cae bien nada más mirarlo y por allí donde ha ido ha dejado el terreno bien abonado: Oviedo, Barcelona, Cartagena, Soria es su casa... Hasta en Polonia le recuerdan con cariño por el año que anduvo por allí.

  Al Elche lo cogió hace dos temporadas en 2aB. Sin dinero lo ha puesto en Primera. Imagino que los aficionados del club franquiverde donde dicen que hay más "güevos" que palmeras, tendrán ya a Pacheta entre los más pistonudos de entre los suyos: Marcial, Esteban Asensi, Rubén Cano, Heredia... y exigirán a los nuevos e inquietantes propietarios que se les quite de la cabeza traer de míster a Maradona como prometieron, y se queden con Pacheta, "el hombre del polo azul", como le llaman ahora los de las teles.

   Su doña, que es de Quintanar, en el colegio de sus niños en Soria y en todos los pueblos de la Demanda decimos al polo, "niqui".

Martes, 25 de Agosto

 


The crooner

lunes, 24 de agosto de 2020

Enhorabuena al Bayern

 




Francisco Javier Gómez Izquierdo

Todos creemos saber que el fútbol es deporte/espectáculo de conjunto, pero sólo los entrenadores lo tienen presente a todas horas. El presidente de un club, el periodismo que alecciona al aficionado e incluso usted y yo que nos las damos de "enteraos, por haber pasado veinte años en los juveniles" esperamos la inspiración fulminante del pelotero artista, driblador y por tanto, ganador.
  
Anoche, la final de una champions en un mundo de película de miedo nos quiso negar el artisteo de los excelentes: Messi, Cristiano, Mbappé..., e incluso el vedettismo de Neymar, ese mozo que goza de todas las bendiciones pero que a mí siempre me ha parecido que embarulla y desconcierta a sus propios compañeros, y nos devolvió aquellas sanas lecturas futbolísticas que uno hacía viendo, por ejemplo, los comienzos en 2ªB del Albacete de Benito Floro. ¡Qué buen equipo! Decíamos. ¡Qué bien puesto y que bien coordinado!, cursileábamos. 
   
Anoche -yo quería que ganara el Bayern- me volvió a incomodar la adelantada defensa alemana pero a la vez daba gusto ver su confianza y aplicación en la presión. Creo, con perdón, que la colocación muniquesa daba ventaja a un PSG de velocistas: Neymar, Di María y Mbappé, pero no se supo o no se pudo poner balones espalderos para que corrieran las liebres parisinas. 
   
El Bayern es mejor equipo que el PSG. Mucho mejor equipo. Es el mejor equipo de Europa y por eso merece la champions. La final nos deja un nombre: Coman. Criatura despreciada en su día por el club perdedor, a la búsqueda siempre de delanteros glamurosos.
   
Yo diría que también Neuer, aún el mejor portero del mundo, con permiso de Oblak... y Tiago, que anoche estuvo tan práctico como artista. ¿Ven? No podemos aparcar las individualidades, pero ninguna como la de Neymar, esclavo de un egocentrismo que le desequilibra un año sí y otro también.
  Enhorabuena al Bayern y a mi chico, que anda en las sevillas lidiando pestes.