sábado, 21 de junio de 2025

Tourneur


Ignacio Ruiz Quintano

Abc


Cuando Tourneur dirigió “La comedia de los horrores” estaba prefigurando, sin saberlo, al régimen de progreso español. Es imposible no asociar –culturalmente– a Zapatero con Vincent Price. O a Pepiño Blanco con Peter Lorre. O a la Pajín con la Jameson. Otra cosa es el gato “Rhubarb”... En cuanto a Boris Karloff, ¿qué diremos? Me sale una docena de personajes que encajarían en su papel como un guante. Y es que el funebrismo zapateril se nos come vivos: aborto, eutanasia, zombis, tumbas...


¿Qué tiene la derecha contra los hijos que buscan a sus padres? –se pregunta retóricamente el ministro Rubalcaba (¡cráneo privilegiado!) en un juego puesto en marcha por el ministro Bermejo cuando, en una arenga para rodaballos, dijo: “Nuestros padres lucharon contra ellos (la derecha) y ahora nos toca a nosotros.”


El gato “Rhubarb”, que adornaba los créditos de la película de Tourneur, subraya caligráficamente las ocurrencias de estos dos mármoles del hispanismo político que viven por y para nuestra literatura, si entendemos por literatura nuestra ese ramo de la psicología que ha llevado a la novelista Grandes a confesar:


Si yo no hubiera leído a Marsé, yo nunca habría llegado a escribir. En sus páginas aprendí a colocar bien los adjetivos.


Ni que decir tiene que Marsé acaba de llevarse el Cervantes.


¿Que qué tiene la derecha contra los hijos que buscan a sus padres? Sabemos que “la derecha” de la cita ministerial es, según el canario cuervo –“negro pastel rojo mosaico” para el vulgo–, la del partido de los asesinos de Lorca. Pero ¿y “los hijos”? ¿Serán los hijos de Marey? Pero ¿y “los padres”? ¿Serán los padres de Lasa y Zabala?


¡Usurpación! ¡Usurpación! –grita un académico blandiendo un artículo de fondo.


¡Desenterremos a Federico! –grita un hispanista blandiendo una escudilla de aluminio.


¿Pero no tiene dicho Celaya que Federico era amigo de José Antonio, con quien cenaba todos los viernes?


¡Jesús, José y María! –se escandaliza el autoexiliado García, poeta de la sensualidad nazarí (no confundir con la aznarí, que ésa corresponde al ex pobre Gamoneda, gavorito de Zapatero y... Aznar.)


Desde luego, este “¡Jesús, José y María!” constituye un solecismo ideológico. Es lo malo de haber matado a Dios: que, al final, van a entregar todos su espíritu con el nombre de Franco en la boca.