miércoles, 11 de junio de 2025

Feminario

Julio Romero de Torres

Autorretrato


Ignacio Ruiz Quintano

Abc Cultural


El feminario es una especie de falansterio de Fourier, pero en Córdoba y sin Fourier, que era caballero, y en el feminario cordobés sólo hay sitio para una especie de “bachelor girls” que se niegan a aceptar el yugo masculino.


La “bachelor girl” vive en la calle, porque es una mujer independiente, y la casa es la prisión de las mujeres que no son independientes. En la casa de la “bachelor girl”, la cama está sustituida por un sofá, decía Julio Camba, que estudió mucho en Londres a las “bachelor girls”, a las que el hombre les parecía una superstición mediterránea.


¿Qué pinta una “bachelor girl” en Córdoba?


Julio Romero confesó a Ruano que lo más difícil era el desnudo, refiriéndose a “La salida del baño”, y luego, comentando que en América no le pedían otra cosa que desnudos, riéndose, “junto a la chavala modelo que nos alegró la velada”, dijo:


¡Aunque les salen caras, no se hacen viejas!


En Córdoba, el régimen de progreso las mantiene jóvenes sin necesidad de pintura. En un programa de TV titulado “Spain... in the road” sale en la Mezquita el crítico gastronómico del “New York Times” diciendo que desde allí los reyes españoles dirigían el Imperio. Y bajo la consigna “los derechos de las mujeres son derechos humanos”, las “bachelors girls” cordobesas invitaron el otro día a la ministra Bibiana Aído (Hipatia de Gades) para que les despejara una duda: “¿Es correcto decir ‘seras humanas’ para referirnos a mujeres?” A lo que Bibiana (Hipatia, al fin y al cabo) respondió con la pena de que no se le hubiera ocurrido a ella: “¡Naturalmente que es correcto!”


Gramática, glamour, magia... Córdoba la senequista, la romana y la “sera humana”. La justicia poética quiere que unas “bachelor girls” de feminario salven al español del machismo de Montilla, que lo prohíbe en Cataluña, y de Gala, que lo escribe en Castilla.


Los andaluces no sostenemos pruritos idiomáticos o dialectales que también pudiéramos mantener con sólo aplicar a la expresión ortográfica las peculiaridades fonéticas del habla meridional.


Eso decían, pedantones y afrancesados como monjes cluniacenses, los redactores del Preámbulo del Estatuto Andaluz de los 70. El feminario de las “seras humanas” acabó con el cuento.


Steiner:


Muchos de nosotros, considerados cultos, ya no podemos descomponer gramaticalmente una oración corriente y, menos aún, analizar las funciones de las partes del habla que fueron una vez del acervo escolar corriente.