miércoles, 18 de junio de 2025

Tamayo



Ignacio Ruiz Quintano

Abc Cultural


Este Tamayo no es aquel granadino soso y ceceante cuya presencia, según Ruano, no prometía fijaciones en la ausencia: “Tamayo, pequeño moro granadino, va a Marruecos. La compañía representa en Tánger. Él come en los zocos los dátiles de su propio espectro...”


El Tamayo de Ruano era un hombre de teatro que había querido ser sacerdote, y de ahí su “vago aire de seminarista que padece del estómago”, mientras que nuestro Tamayo es un ex cura de la parte de Palencia que pasa por ser el teólogo de guardia del mundillo del progreso... ¿Progreso, hemos dicho?


A lo negro, maestro.


La idea de Tamayo es que, llegados a este punto, no hay que decir “progreso”, sino que hay que decir “islam”. 


Mi hermano el Islam –puntualiza el teólogo de Palencia.


En palabras de Ratzinger, la teología se basa en la premisa aceptada de que el objeto de la fe, es decir, su fundamento, es la misma razón. Por eso Ratzinger hace suya la tesis de Martín Kriele según la cual la teología cristiana, si se aplica correctamente, debe ser considerada como un valor de la Ilustración.


La estructura social del islam es teocrática; por lo tanto, monista y no dualista. El dualismo, condición previa de la libertad, presupone a la vez la lógica cristiana.


Pero Tamayo, como Rodrigo de Triana, que se hizo mahometano cuando Colón le birló la recompensa por haber gritado “¡Tierra!”, cree que el futuro pasa por la teocracia.


En “Cultura, identidad y política”, recoge Ernest Gellner algunas citas del “Librillo Verde” de Jomeini. De índole higiénica: “En el momento de evacuar, uno no debe ponerse en cuclillas frente al sol o la luna, a menos que tenga cubiertos los órganos genitales. Se recomienda mantener la cabeza cubierta durante la evacuación y mantener el peso del cuerpo sostenido por el pie izquierdo.” De índole política: “Hoy vemos que los judíos –¡quiera Dios aniquilarlos!– manipulan las ediciones del Alcorán publicadas en sus zonas ocupadas. Debemos protestar, debemos hacer comprender a todo el mundo que esos judíos están empeñados en la destrucción del islam y en el establecimiento de un gobierno judío universal.” Y de índole sindical: “No está estrictamente prohibido que los musulmanes trabajen en una empresa dirigida por un musulmán que también emplea a judíos, siempre que el trabajo no sirva a Israel de alguna manera. Con todo eso, es vergonzoso trabajar bajo las órdenes de un capataz judío.”