Ignacio Ruiz Quintano
Abc Cultural
A Savater no le gusta Sarkozy, cuyas “propuestas neointegristas” amenazan a “la admirable Francia”, es decir, a la pobre Ségolène, sirena madurita de la intelectualidad.
A los fichajes de Glucksmann, Bruckner y Finkelkraut por el campo de Sarkozy, Ségolène ha respondido, pitas, pitas, pitas, con los ciento cincuenta intelectuales de Carmen Romero, que a codazos han suscrito un manifiesto alimentario, “Antes de que sea demasiado tarde”, pidiendo, a cambio de la pitanza, el voto para la pobre Ségolène, sola contra el poder financiero y el desorden mundial que representa Sarkozy, martillo de volterianos chisposos como Savater o Esteso, también Fernando. (El Voltaire serio murió pidiendo un cura.)
Simone de Beauvoir se sintió mujer y artista un día que se encontró un cigarrón en su jardín. ¡Y qué cigarrón! Ya puede Ségolène sentirse mujer e intelectual con ese manifiesto de los ciento cincuenta intelectuales –escritores, historiadores y, por supuesto, cómicos– y hacer con él lo que Simone hizo con su cigarrón: apretarlo en su mano y negarse a decir lo que guardaba. Es fama que a Simone le quisieron abrir los dedos, pero ella huyó con su cigarrón –¡su secreto!– por el pinar y el monte, horas y horas. Aquel día, señores, Simone se sintió mujer y escritora, femenina e importante, porque tenía algo para ella sola. Como Ségolène.
El cigarrón de Ségolène es el tabarrón de ciento cincuenta “abajofirmantes” franceses que piden –“Antes de que sea demasiado tarde”– como alemanes cantando.
–¿Por qué me humillas con tu generosidad?
He ahí la pregunta –extraída de un proverbial intríngulis árabe– que ningún intelectual le ha planteado nunca a su partido. El partido, por lo demás, cada vez es más generoso y el intelectual cada vez hace menos preguntas.
–En La Habana ha estado el propio Saramago, después de aquellas declaraciones que hizo y que fueron tan amargas –declara el ministro de Cultura cubano–. Sin embargo, estuvo aquí y saludó a Fidel.
Al parecer, Saramago había dejado caer que algunos fusilamientos de Fidel podrían ser algo exagerados, lo cual amargó mucho, más que a los fusilados, que no pudieron oírlo, a Fidel. Ahora ha vuelto a España, donde Chaves, el hombre que tiene por cabeza el escudo del Barça, lo ha nombrado “Hijo Predilecto de Andalucía” por ver si con sus discursos echa a los americanos de Rota y pueden volver a vivir todos de las almadrabas del duque de Medinaceli, adonde iban los pelantrines de la región “por atún y a ver al duque”.
–Isabel la Católica fue una asesina –canta, estridente, el bardo de Brazatortas, posado en el brocal.
Y vuelve, ídolo de Sarkozy, José Tomás.

