miércoles, 25 de junio de 2025

Lámparas


Dante


Ignacio Ruiz Quintano

Abc Cultural


La gran poesía, nos dice Steiner, está animada por ritos de reconocimiento: Dante reconoce el timbre de la voz de Brunetto Latini en el humo fantasmal como nosotros reconocemos la inteligencia de José-Miguel Ullán en la caligrafía de sus “Lámparas” –desde luego, maravillosas–, que es el título del libro editado por el Círculo de Bellas Artes.


La caligrafía del dibujo tiene algo más primitivo y libertino, menos domesticado que aquello que articula la escritura –explica el propio Ullán en su única nota a pie de página–. Sus límites son más ambiguos. Y la ambigüedad, tomada ésta como movimiento de doble percepción y no como un escape o componenda, sigue siendo un buen instrumento de resistencia.


De la filosofía ya tienen dicho los filósofos que no es más que una forma organizada de resistencia contra la reflexión en torno a la monstruosidad del ser.


¡Ahí es nada: la monstruosidad del ser!


En el “Paraíso” –volvemos a Steiner–, Dante habla de una flecha que llega al blanco antes de que la música del arco haya cesado: “El ‘vibrato’ persiste dentro de nosotros después del sonido. Quizá esa duración sea lo máximo que podamos acercarnos a la insinuación especulativa de que hay valores y energías en la persona humana –y ‘per-sonare’ significa un ‘sonar’, un ‘decir a través’– que trascienden la muerte.”


Lo que Steiner quiere decir es que la poesía, el arte y la música nos ponen en contacto muy directo con aquello que no es nuestro en el ser.


Las preguntas “¿qué es la poesía, la música, el arte?”, “¿cómo pueden no ser?” o “¿cómo actúan sobre nosotros y cómo interpretamos su acción?” son, en última instancia, preguntas teológicas.


Mas en las intuiciones especulativas de lo estético, aclara, los movimientos del espíritu no son los de una flecha, sino los de la espiral, ascendente y retrógrada al mismo tiempo, como la escalera de la biblioteca de Montaigne.


De la escalera de la biblioteca de Ullán han salido estas “Lámparas” que se fueron iluminando mientras el poeta trataba de escribir el prólogo a la antología de María Zambrano, “Esencia y hermosura”...


–...a lo largo de más de diez años, al compás que le es propio a un ciclotímico crónico.


(Como restos de tantas batallas de la luz contra la oscuridad, los filamentos de estas “Lámparas” serán expuestos, a modo de anticipo de los incendios de San Juan, en la Fundación César Manrique a partir del 17, en Lanzarote.)