Intento de soneto al estilo que de la Italia nos trajo Juan Boscán Almogávar. Trató de enfrentarse, la bien conocida torpeza del autor, a la perruna lidia del endiablado endecasílabo: sin acento en la sílaba sexta, no se carga la suerte en la faena sonetil. Lidia que bien parangonarse pudiera con la de los recientes “Victorinos”, tan ponderados en mentideros, plazuelas y corralejas de esta vecindad. Soneto de homenaje y reconocimiento al noble y sufrido latero que, con heroica constancia, ofrece incansable el frescor líquido desde su nevera portátil en el ardiente y exigente tendido 7 de Las Ventas del Espíritu Santo, junto al arroyo Abroñigal, escenario perpetuo de la taurina fiesta para gloria y alivio de sedientos aficionados, curtidos en calor y exigencias, y en desdoro de aquellos impenitentes sedientos que, desde la comodidad de sus localidades, ignoran la humildad de tan importante servicio prestado durante los días de toros, sol y fervor taurino. Compúsose en esta Villa y Corte, a diez del mes de junio de MMXXV, Anno Domini, reinando SM Don Felipe Sexto QDG. (Tanto Monta, Monta Tanto nuestra rendida pleitesía como la también tributada a la refrescante cerveza fría).
SONETO
Oh templo ardiente, coso venteño,
Donde el calor aprieta sin clemencia,
El latero, portador de fría esencia,
Brinda alivio con gesto tan risueño.
En tu tendido 7, aquel pequeño
Nevero, héroe humilde en su presencia,
Combate la calor con diligencia,
Entre los “sabios” que fruncen el ceño.
Pasa ligero entre gorras sombrías,
Su voz refresca más que la bebida,
Y apaga sed de afán y de porfías.
¡Oh latero de estirpe bendecida,
Con tu cerveza fresca das alegría,
Honor de nuestra plaza tan querida!
NaNa

