jueves, 12 de noviembre de 2020

Pintadas



La lucha de Burgos contra los vándalos

Córdoba
 

Francisco Javier Gómez Izquierdo

  Detuvieron ayer a una bandada de vándalos de las que se dedica a pintorrear vagones de los trenes y me vino inmediatamente la descorazonadora sensación que me invade cada vez que voy a Burgos y contemplo las paredes de la ciudad, sucísimas de gigantescos garabatos que pretenden ser firmas de artistas. Son motivo de conversación en mis paseos con mi hermano y el Gaitu el aspecto desaseado y decadente que va quedando, sobre todo los barrios de Gamonal y Capiscol, tras el paso de estas cuadrillitas de cazadores nocturnos obsesionadas con emborronar lo que creen lienzos antes que lo haga otro guarro de su misma especie en una rivalidad que al parecer tiene sus códigos y todo, pues respetan la pintada del otro y buscan territorio expedito donde alardear entre iguales.
       

Como los trenes son los lugares preferidos para su “arte”, allá que van como en junta de guerrilleros para que sepamos el nombre de guerra del más vistoso sin importarles los dineros que supone adecentar de nuevo los vagones. Sus colorines plateados en muros que encauzan ríos, en los puentes, autovías..., quedan para siempre a la intemperie, pues limpiarlos sería gasto perdido ya que de inmediato volvería la cerril criatura a repetir su hazaña.


     Lo que enciende al ciudadano que paga impuestos es la tozudez en pintar las paredes del bloque, las puertas de cochera, las persianas de las tiendas, los contenedores, con letrerones repulsivos. Perdida toda batalla contra semejante chusma, irresponsables por menores o si mayores de dieciocho, insolventes para pagar multas, en Gamonal se optó por encargar a unos pocos aspirantes a artistas de verdad que pintaran antes que se percataran los vándalos de su persiana nueva del bar, su pared inmaculada, el portón del almacén... imágenes que no enfadaran y ya puestos que incluso hicieran detenerse al paseante ante lo que no es desvarío permitir. El barrio de San Cristóbal está completamente decorado con las etapas del camino de Santiago, hay bares que cierran con vistosas persianas y paredes que llaman poderosamente la atención como si en Burgos proliferaran Banskys  para desterrar el mal gusto de delincuentes como los detenidos ayer.
     

En Córdoba también se asientan nidadas malsanas que en la noche buscan paredes vírgenes. Nidadas bastante menos activas pero tan dañinas como las norteñas. La otra mañana, al pasar por la muralla del Marrubial que data del siglo XI y que ha costado lo suyo mantener en pie, una firma gigantesca en azul y rosa rebuznaba gozosa ante “el jardín de los poetas” y ante nuestros ojos con la consiguiente indignación de los paseantes atónitos por tanta desfachatez e ignorancia. Dice el Ayuntamiento que ha ido ya a la Fiscalía para buscar al firmante y pague los gastos de la limpieza como si no supiéramos que de los excesos de estas criaturas tienen las leyes mucha consideración.

 
     ¡Que tiempos éstos tan asquerosos!