El rencuentro
Maradona, López y Carrizo en Argentinos Juniors
Francisco Javier Gómez Izquierdo
En un verano de hace unos cuantos años y no sé a cuento de qué, salió en el Diario de Burgos una pequeña historia sobre la posibilidad que hubo en 1977 de que Maradona fichara por el Burgos. Me pareció curiosa pero no le di demasiada credibilidad y eso que por entonces estuve tentado de contactar con el señor Minguella por saber lo que había de cierto en el artículo. Ayer el Diario de Burgos volvió a recordar el asunto y al parecer, el señor Minguella ha contado estos días con ocasión de la muerte del héroe cómo lo conoció.
El señor Minguella fue uno de los primeros representantes en España y el europeo que mejor conocía el fútbol argentino y especialmente sus futbolistas. Los clubes le hacían encargos fiándose de su discreción y buen tino cuando apuntaba. El Burgos, que en aquellos tiempos hacía de la necesidad virtud, no podía permitirse fallar en un fichaje y el presidente Quintano (acababa de marchar Martínez Laredo con Juanito a Madrid) mandó a Buenos Aires al secretario técnico, Luis Ortega, a la busca de un extremo en compañía del señor Minguella. Éste tenía uno en la agenda ideal para el Burgos, Jorge Orlando López, que jugaba en Argentinos Juniors y que significó un completo acierto su contratación. En el traspaso posterior al Sevilla triplicó el precio pagado. López, también "cebollita" y pequeñito jugador, asistió al crecimiento del "pelusa" con el que se encontraría ya idolatrado en los Barcelona/Sevilla.
Era 1977 y cuando los dos enviados miraban el partido de Argentinos Juniors para certificar la calidad del "Zurdo López" sacaron a jugar a Maradona y el señor Minguella se quedó prendado del talento que desprendía aquel muchacho cabezón y melenudo. "Éste para el Barça" dice que se dijo en el momento. Al parecer firmó una especie de acuerdo por 7 millones de pesetas, pero Núñez, presidente del Barça, le pareció arriesgado tanto dinero por un mozalbete. El secretario técnico del Burgos, impresionado también como Minguella, y conocedor de la negativa culé en el fichaje, pidió al presidente del Burgos que se atreviera a hacerlo y que no se iba arrepentir. Quintano, que no tenía la visión ni sabía de fútbol como don José Luis Preciado, el Santiago Bernabéu del Burgos, aplazó la compra "un año o dos hasta ver cómo evoluciona el muchacho porque aún es demasiado joven".
Ya saben ustedes lo que significaba un año en la vida de Maradona y lo que tuvo que pelear Minguella para retomar la negociación que tan sencilla le resultó en los días que buscaba un extremo para el Burgos.
Sepa el que esto leyere que mi devoción por Maradona ha sido casi fanática. Sólo de pensar que el sustituto de Juanito en las tardes de El Plantío pudo ser Maradona, haciendo "collera" con Viteri y recibiendo de Sergio Kresic se me pone "la gallina de piel", como diría otro de los grandes.