El espíritu de Juanito sea con conostros
Francisco Javier Gómez Izquierdo
Mientras Madrid y Barcelona, más Madrid que Barcelona, se preparan este fin de semana para festejar por todo lo alto el título de Liga, un servidor, metamorfoseado bifronte por el discurrir de los años en distintas geografías, encomienda a su Burgos y su Córdoba a todos los santos y en particular a San Hugo de Grenoble, aquel virtuoso corazón que puso casa a San Bruno, el fundador cartujo que no nos quita ojo cuando los burgaleses vamos de visita a la Cartuja. A San Hugo se le veía en un cuadro a la entrada -ya no sé por dónde andará- y un guía conocido mío lo presentaba a las visitas como el patrón de los futbolistas por su “diabólica” inclinación de muchacho a dar patadas a las balas de hierba y paja.
¿Que ha pasado a nuestro Burgos? ¿Cómo podemos estar corriendo el peligro de hundirnos en Tercera División? ¡¡¡En tercera división por deméritos y no por decretazo administrativo!!! Un equipo que supo ganar al R. Madrid y al Barcelona y al que una cuadrilla que se junta ¡en Boiro!, un concejo de Pontevedra, lo mandó con cinco chicharros a las puertas del abismo. Estamos hablando de los play out de permanencia de 2ªB. De una promoción que juegan los quintos por la cola de los cuatro grupos del fútbol de bronce para no descender. Nos la jugamos contra el Linares, ¡el Linares!, en una primera oportunidad que espero no desaprovechemos y que si puedo y me cuadra el horario de la mina espero ver su desenlace en el partido de vuelta de Linarejos. Este domingo se juega el de ida en el viejo Plantío donde aún permanece el legendario cartel de Gometero: “De enero a enero, cafés Gometero”, que ha visto pasar durante 53 años el fútbol que más me ha conmovido. Cuando el Burgos ha bajado a Sevilla, principios de los 90, o a Córdoba, un año en Segunda, me encuentro con Mauro Benito, hijo de Evagrio el peluquero, tan majarón como un servidor en asuntos balompédicos que compartimos en el Diego Porcelos. Es Mauro maestro en Linares, ya va para treinta años, y si mi presencia no está muy segura en tierras jiennenses la del amigo va a ser imprescindible para enjugar las lágrimas de los aficionados jóvenes. Y por supuesto las del gran Piné, a quien Dios guarde muchos años.
Me voy esta tarde a Cádiz. Mejor dicho a Barbate. Me voy con el presidente de mi peña, única autoridad que reconozco, a ver ganar al Córdoba en Carranza mañana a las nueve de la noche. En prevención de un posible disgusto en el terreno de juego nos hemos preparado una ruta gastronómica por la zona en tiempo de atunes por ser disciplina a la que tenemos inclinación y que hasta la fecha no nos ha regalado ni la más mínima contrariedad. No tenemos pensado volver hasta que pasen cuatro días y hayamos digerido de modo conveniente las buenas o malas sensaciones que nos aguardan. No. No estamos preparados para volver a jugar contra el Portuense o el Martos.
Ya ven, nos sacrificaremos mientras otros en Madrid, creo que va a ser en Madrid, cantan alirones. ¡Ah! También nos perdemos el comienzo de la Feria en Córdoba capital, con sus rebujitos y sevillanas. Esperemos que tanta renunciación tenga recompensa a final de temporada.
Lágrimas burgalesas en Boiro
La legendaria tribuna que mejor admiró las diabluras del 7