Hilaire Belloc
Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Un general de cuatro estrellas, Jack Keane, paracaidista en Vietnam, comandante de la 101 y diseñador de “la oleada” en Iraq, viendo ayer la pose de los “feckless leaders” europeos de la Otan en Bruselas, dijo:
–No son serios. La mayoría de ellos carece de voluntad moral y nacional para defender a su propio pueblo.
Son palabras que hoy suscribiría Hilaire Belloc, profeta en 1912 del Estado del Bienestar que él llamo “Estado Servil”, es decir, la granja socialdemócrata.
–El Estado Capitalista engendra una teoría colectivista que, al aplicarse, produce algo completamente distinto del colectivismo, a saber: el Estado Servil.
Chesterton, a quien Belloc llevó al catolicismo, dice que su amigo adelantó “una teoría económica tan original que muy pocos entienden aún en qué consiste”.
Belloc anuncia una sociedad de dos clases: la primera, económica y políticamente libre, en posesión de los medios de producción; la segunda, sin libertad económica ni política, pero con las necesidades vitales aseguradas (bienestar). Resuelta así la inestabilidad capitalista, los hombres aceptarán ese orden de cosas, “y daré a tal sociedad estable el nombre de Estado Servil”.
–El pasado inmemorial de Europa es un pasado servil.
Belloc vio en la tendencia al Estado Servil un “retroceso a nuestro paganismo originario”, y con ello nos dirige a otro gran ensayo, “Europa y la Fe” (1919), con ideas luminosas sobre la deificación europea del Estado y la adoración al Ejecutivo.
–Esto me gobierna; por lo tanto lo adoraré y haré todo lo que me diga.
Cree que “la apostasía de Gran Bretaña” (¡qué buena pista para el burdo agit-prop contra el Brexit que padecemos!) es el hecho más trascendental en mil años: la Reforma fue la reacción contra “la unidad, la disciplina y la claridad de pensamiento” de Europa,
–Estos ricos cuya avaricia traicionó a Europa no tenían excusa. Hicieron todo eso como si su objetivo fuera la transformación religiosa. Pero su verdadero fin era el dinero.