Los tipógrafos no se han podido acostumbrar a mi fuerte "i" latina, y he aquí por qué he tenido que aceptar su bella "y" griega, mi querido y admirado Ramón [Gómez de la Serna]. ¿Bella? Sí, pero un poco tímida, como que tiene la forma de un corazón abierto. La "i" latina, además, parece un hombre, la griega se abre de piernas y se acuesta patas arriba. ¿Quiere usted más? Pero esto me ha salido "greguería". Qué quiere usted, amigo mío, yo también las he comido como la rana de su mesa.
Alberto Guillén