José Ramón Márquez
¡Toc, toc! ¡Lezanaaaaa! ¿Estás por ahí, Lezana? Que sepas que aún no se nos ha olvidado la que nos preparaste en Bilbao en las Corridillas Cabo Furriel que nos echaste en el verano. ¿Qué te crees? El tiempo pasa, pero la memoria permanece, Lezana. Mira, al menos en una cosa acertabas. Cuando echaste el mastodonte aquel que no recuerdo si era del Tajo o de la Reina o del Tajo de la Reina o del Arroyo de la Reina, vamos, aquel buey que echó media hora en acabar de sacar su voluminosa anatomía de los chiqueros, ya estabas con el ojo avizor (¡menudos somos los de Bilbao!) de que le hacías el favor al nuevo becario del Canal Plus o como diablos se llame ahora la televisión ésa donde salen el Doctor Zaius y sus pelotas. Bueno, pues enhorabuena por tu vista, tío, que las ves venir. El año que viene, si no te han echado antes, además del Tajo tendrás dos Arroyos en Vista Alegre, uno en el tendido y otro en la negra arena, que el Tajo cuando nace es también Arroyo.
Y me ha venido tu nombre a la memoria, Lezana, porque así a lo tonto, me he enterado de que no estabas tú muy de acuerdo, más bien en contra para entendernos, de que se ajustase la corrida de El Cid con los Victorinos de hace dos años, que luego todo se sabe, pillastre. Y claro, me da la impresión cada vez más que de lo que tú sabes de verdad, perillán, es del bacalao al pilpil (¿dónde el mejor de Bilbao?) y del Tajo y los Villagodios, dentro y fuera de la Plaza.
¿Y no será acaso tu mansa mano, Lezana, la que anda detrás de la gala del Pasmo de Galapagar ésa de la que se habla en los corrillos? Gala benéfica (como somos los españoles según la Constitución de Cádiz) y a beneficio de inventario. Seguro que las reticencias que ponías a un tío con una señora corrida no las pones ahora ante el simulacro de Cuvillos y diosecillos pétreos que se está urdiendo para profanar la arena negra. Claro que sí, machote. Hay que echarle una mano al Pasmo, que a fin de cuentas el de Galapagar es torero local, tanto como Gardeazábal o Cocherito, porque bien es sabido que los bilbaínos nacemos donde nos da la gana.
¡Toc, toc! ¡Lezanaaaaa! ¿Estás por ahí, Lezana? Que sepas que aún no se nos ha olvidado la que nos preparaste en Bilbao en las Corridillas Cabo Furriel que nos echaste en el verano. ¿Qué te crees? El tiempo pasa, pero la memoria permanece, Lezana. Mira, al menos en una cosa acertabas. Cuando echaste el mastodonte aquel que no recuerdo si era del Tajo o de la Reina o del Tajo de la Reina o del Arroyo de la Reina, vamos, aquel buey que echó media hora en acabar de sacar su voluminosa anatomía de los chiqueros, ya estabas con el ojo avizor (¡menudos somos los de Bilbao!) de que le hacías el favor al nuevo becario del Canal Plus o como diablos se llame ahora la televisión ésa donde salen el Doctor Zaius y sus pelotas. Bueno, pues enhorabuena por tu vista, tío, que las ves venir. El año que viene, si no te han echado antes, además del Tajo tendrás dos Arroyos en Vista Alegre, uno en el tendido y otro en la negra arena, que el Tajo cuando nace es también Arroyo.
Y me ha venido tu nombre a la memoria, Lezana, porque así a lo tonto, me he enterado de que no estabas tú muy de acuerdo, más bien en contra para entendernos, de que se ajustase la corrida de El Cid con los Victorinos de hace dos años, que luego todo se sabe, pillastre. Y claro, me da la impresión cada vez más que de lo que tú sabes de verdad, perillán, es del bacalao al pilpil (¿dónde el mejor de Bilbao?) y del Tajo y los Villagodios, dentro y fuera de la Plaza.
¿Y no será acaso tu mansa mano, Lezana, la que anda detrás de la gala del Pasmo de Galapagar ésa de la que se habla en los corrillos? Gala benéfica (como somos los españoles según la Constitución de Cádiz) y a beneficio de inventario. Seguro que las reticencias que ponías a un tío con una señora corrida no las pones ahora ante el simulacro de Cuvillos y diosecillos pétreos que se está urdiendo para profanar la arena negra. Claro que sí, machote. Hay que echarle una mano al Pasmo, que a fin de cuentas el de Galapagar es torero local, tanto como Gardeazábal o Cocherito, porque bien es sabido que los bilbaínos nacemos donde nos da la gana.