AMOR AL FÚTBOL
Todo el ruido y la furia shakesperianos (contados, no por uno, sino por miles de idiotas) alrededor del Barça-Madrid de esta noche en el Camp Nou no se acerca siquiera a la emoción de niño de Burgos que me regaló este equipo de fútbol en el terraplén del Fondo Sur de El Plantío, el de los niños "y militares sin graduación".
Un ejército marcha sobre mi infancia: Bilbao, cuando uno todo lo que quería era ser portero del Burgos... Aramburuzabala, trabalenguas de piernas y de manos (corría por la banda izquierda cogiéndose las mangas)... Astorga, capitán honrado, cazurro y diestro, que pondría un mesón... Raúl, el baluarte con el "5", el de las patadas... Alcorta, discreto y táctico... Ederra, el portento arrebatado al Osasuna... Arráiz, el extremo-galgo... Olalde, toque y vaso de vino en un 124 Sport... Mendiolea, un Kaká con R8TS amarillo que le permitía pelear las chicas en el baile a los cadetes de las Milicias Aéreas Universitarias... Requejo, el crack de Herrera de Pisuerga, que acabaría en el Málaga, generoso en autógrafos y consejos... Angelín, el extremo corto que sería el más largo la tarde de los cinco goles a Iríbar... Ahora que los veo, me parece que todos ellos tuvieran mil años, pero es que la niñez, como las edades prehistóricas, que diría Foxá, se cuenta por milenios.
En las máquinas de los bares, Simon y Garfunkel barrían con Bridge Over Troubled Water.
Todo el ruido y la furia shakesperianos (contados, no por uno, sino por miles de idiotas) alrededor del Barça-Madrid de esta noche en el Camp Nou no se acerca siquiera a la emoción de niño de Burgos que me regaló este equipo de fútbol en el terraplén del Fondo Sur de El Plantío, el de los niños "y militares sin graduación".
Un ejército marcha sobre mi infancia: Bilbao, cuando uno todo lo que quería era ser portero del Burgos... Aramburuzabala, trabalenguas de piernas y de manos (corría por la banda izquierda cogiéndose las mangas)... Astorga, capitán honrado, cazurro y diestro, que pondría un mesón... Raúl, el baluarte con el "5", el de las patadas... Alcorta, discreto y táctico... Ederra, el portento arrebatado al Osasuna... Arráiz, el extremo-galgo... Olalde, toque y vaso de vino en un 124 Sport... Mendiolea, un Kaká con R8TS amarillo que le permitía pelear las chicas en el baile a los cadetes de las Milicias Aéreas Universitarias... Requejo, el crack de Herrera de Pisuerga, que acabaría en el Málaga, generoso en autógrafos y consejos... Angelín, el extremo corto que sería el más largo la tarde de los cinco goles a Iríbar... Ahora que los veo, me parece que todos ellos tuvieran mil años, pero es que la niñez, como las edades prehistóricas, que diría Foxá, se cuenta por milenios.
En las máquinas de los bares, Simon y Garfunkel barrían con Bridge Over Troubled Water.