TOREAR AL NATURAL
El toro bravo, cuando está íntegro, es el animal más hermoso de la Creación. Por eso no hay arte supremo como el toreo al natural.
El toro bravo, cuando está íntegro, es el animal más hermoso de la Creación. Por eso no hay arte supremo como el toreo al natural.
Dice Foxá:
Torear al natural -con la izquierda- es esto. Colgar una cortina gris y que alguien diga: éste es el palacio de Polonia. Y que nazca La vida es sueño. Colocar a un hombre y una mujer sobre una escena desnuda y que nos saquen del alma toda una constelación de lágrimas, unos geráneos de sonrisas, un frío polar de tragedia que nos hiele la médula. Esto es torear. Lo demás es tocamentos de pitones, tocar el testuz, ponerse de rodillas delante del toril, banderillear en el estribo. Toreo de plazas sin palcos...
Y por eso, en fin, uno se hizo seguidor de El Cid, que es el único torero que torea al natural los toros más duros de todas las dehesas. Ayer reapareció en Lima, Perú, sin suerte, en la Feria de Nuestro Señor de los Milagros, después de dos meses de sanatorio que le han servido, dice, para darse cuenta de que "aquí no hay nadie imprescindible".
Si acaso, si de torear al natural hablamos, él.
Ignacio Ruiz Quintano
Torear al natural -con la izquierda- es esto. Colgar una cortina gris y que alguien diga: éste es el palacio de Polonia. Y que nazca La vida es sueño. Colocar a un hombre y una mujer sobre una escena desnuda y que nos saquen del alma toda una constelación de lágrimas, unos geráneos de sonrisas, un frío polar de tragedia que nos hiele la médula. Esto es torear. Lo demás es tocamentos de pitones, tocar el testuz, ponerse de rodillas delante del toril, banderillear en el estribo. Toreo de plazas sin palcos...
Y por eso, en fin, uno se hizo seguidor de El Cid, que es el único torero que torea al natural los toros más duros de todas las dehesas. Ayer reapareció en Lima, Perú, sin suerte, en la Feria de Nuestro Señor de los Milagros, después de dos meses de sanatorio que le han servido, dice, para darse cuenta de que "aquí no hay nadie imprescindible".
Si acaso, si de torear al natural hablamos, él.
Ignacio Ruiz Quintano