F. J. Gómez Izquierdo
Uno, que, como decía un cantante, se junta con toda clase de delincuentes, escuchó explicar a un tipo el método para promocionar futbolistas de corta edad brasileños, argentinos y uruguayos. Para los demás países también vale, pero no es lo mismo ser futbolista brasileño que salvadoreño, y eso que como el Mágico no ha habido tres en el mundo. En los 80 y 90, unos cuantos hampones enredaron y enredan mucho y bien a presidentes que creían y creen "saberlo todo del fútbol"...
El tipo en cuestión era y es argentino y hablaba de socios españoles y uruguayos... Para empezar el negocio era preciso crear sociedad con un periodista de fama en el país (pongamos Brasil). Este periodista empieza a poner por las nubes a un (pongamos lateral izquierdo de 19 o 20 años) y presiona al seleccionador desde su "docta tribuna" para que cuente con él, al menos en un partido amistoso (pongamos un Brasil-Panamá). A veces se llegaba a tratar -palabras de mi conocido delincuente- la lista de jugadores para los partidos amistosos con incentivos para el seleccionador. Sobre todo cuando no había tanta selección sub 19, 20 y 21. Ahora el truco está en colocar en la selección sub X a tu representado. Si se gestiona con habilidad, pueden convocarse cinco o seis de los que no van a tocar balón... pero ya son internacionales. Si seguimos con el ejemplo del lateral izquierdo brasileño, podemos llegar a Vitor, un negrito que anda por Grecia y al que colocaron en el Real Madrid al grito de atención de la prensa: "¡Le ha quitado el puesto a Roberto Carlos!" No tengo motivos para pensar que Vitor estuviera en los negocios que explicaba nuestro amigo argentino, pero la charla del negocio la trajo el golazo que acababa de marcar un argentino del Betis en la tele de un bar de mi barrio hará ya unos diez años, a quien, al parecer, habían colado con el artificio de haber sido dos veces internacional. Fue llegar a España - el Betis no fue su primer equipo- y no volvió a ser internacional.
Hoy, leyendo en el Marca las quejas del representante de Gago, me he acordado de mi amigo delincuente, de Vitor, del golazo de aquél del Betis que vino en el lote con un extremo derecho... y de Vicente del Bosque, cuando le preguntaron hace tres años por las virtudes de De la Red: ".. a veces es difícil dejar en el banquillo a un jugador que vale quince millones de euros". Por entonces ya no entrenaba, y se notaba que él nunca hubiera pagado por un Gago... Yo, tampoco.
Uno, que, como decía un cantante, se junta con toda clase de delincuentes, escuchó explicar a un tipo el método para promocionar futbolistas de corta edad brasileños, argentinos y uruguayos. Para los demás países también vale, pero no es lo mismo ser futbolista brasileño que salvadoreño, y eso que como el Mágico no ha habido tres en el mundo. En los 80 y 90, unos cuantos hampones enredaron y enredan mucho y bien a presidentes que creían y creen "saberlo todo del fútbol"...
El tipo en cuestión era y es argentino y hablaba de socios españoles y uruguayos... Para empezar el negocio era preciso crear sociedad con un periodista de fama en el país (pongamos Brasil). Este periodista empieza a poner por las nubes a un (pongamos lateral izquierdo de 19 o 20 años) y presiona al seleccionador desde su "docta tribuna" para que cuente con él, al menos en un partido amistoso (pongamos un Brasil-Panamá). A veces se llegaba a tratar -palabras de mi conocido delincuente- la lista de jugadores para los partidos amistosos con incentivos para el seleccionador. Sobre todo cuando no había tanta selección sub 19, 20 y 21. Ahora el truco está en colocar en la selección sub X a tu representado. Si se gestiona con habilidad, pueden convocarse cinco o seis de los que no van a tocar balón... pero ya son internacionales. Si seguimos con el ejemplo del lateral izquierdo brasileño, podemos llegar a Vitor, un negrito que anda por Grecia y al que colocaron en el Real Madrid al grito de atención de la prensa: "¡Le ha quitado el puesto a Roberto Carlos!" No tengo motivos para pensar que Vitor estuviera en los negocios que explicaba nuestro amigo argentino, pero la charla del negocio la trajo el golazo que acababa de marcar un argentino del Betis en la tele de un bar de mi barrio hará ya unos diez años, a quien, al parecer, habían colado con el artificio de haber sido dos veces internacional. Fue llegar a España - el Betis no fue su primer equipo- y no volvió a ser internacional.
Hoy, leyendo en el Marca las quejas del representante de Gago, me he acordado de mi amigo delincuente, de Vitor, del golazo de aquél del Betis que vino en el lote con un extremo derecho... y de Vicente del Bosque, cuando le preguntaron hace tres años por las virtudes de De la Red: ".. a veces es difícil dejar en el banquillo a un jugador que vale quince millones de euros". Por entonces ya no entrenaba, y se notaba que él nunca hubiera pagado por un Gago... Yo, tampoco.